REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN
UN CATERING QUE DEBIERA AVERGONZAR
Gervasio Portilla | 02.05.2024
En un país, en el que según el INE, ha aumentado el índice de pobreza, situándose en el 26,5 por ciento de la población, cinco décimas más que en el año 2.022; nuestros gobernantes no reparan en gastos superfluos e innecesarios, en lo que es realmente una falta de respeto a los ciudadanos muy lamentable.
A finales del pasado año, el Gobierno de España, aprobó el contrato de catering para los llamados aviones de Estado, que utilizan las autoridades, en concreto los Falcón y los Airbus 310.
Es lógico que esto aviones tengan un servicio de catering para poder satisfacer de manera lógica a sus pasajeros; sin embargo, lo que debiera de ser algo sencillo y suficiente, se ha convertido en un insulto al sentido común y sobre todo a la decencia y al respeto a los ciudadanos que pagan sus impuestos, con mucho sacrificio.
Los gastos de este servicio de catering, han pasado de los 80.000 euros antes de la moción de censura a Mariano Rajoy a los 200.000 euros actuales.
Los Whiskys que se sirven tienen que de las mejores marcas como Chivas, Johnny Walker etiqueta negra, los rones tienen que ser de las marcas Matusalém, Brugal y Cacique Añejo; los Vodka deben de ser Absolut y la ginebra, Bombay Saphire.
Las viandas, también de extraordinario nivel: jamón pata negra, anchoas del Cantábrico y surtidos ibéricos, repletos de lomo, salchichón y chorizo.
Me pregunto, que necesidad tiene un catering de tener tantas bebidas alcohólicas, cuando con tener, cerveza, un vino decente crianza de Rioja o de Ribera y agua mineral es más que suficiente.
Los ciudadanos, pagamos a nuestros políticos para que resuelvan problemas y gobiernen lo mejor posible y no para que degusten bebidas alcohólicas muy caras e innecesarias en viajes de trabajo.
A la persona o personas, que ordenaron adquirir estos lujos, se les debiera “caer la cara de vergüenza”, cuando en España tenemos tantas necesidades, cuando la mayoría de los ciudadanos llegan a fin de mes con dificultades o cuando nuestra deuda pública no hace más que aumentar.
Realmente, todo ello es un ejemplo claro de política “progresista”, de progreso para el que disfruta de estas viandas y licores. Hay que tener mucho “cuajo”.
Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista