REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

¿Y AHORA QUÉ?

 

 

 

Gervasio Portilla | 09.12.2023


 

 

 

Casi nadie pedirá perdón, las investigaciones independientes ocultadas por los grandes medios, los políticos no saben, no quieren contestar como se ve en la UE, pero la verdad se abre paso y por mucho que se quiera ocultar, las medias verdades o las mentiras, acaban descubriéndose.

Recoge el prestigioso digital THE OBJETIF, que la Comisión Europea, ha reconocido que hasta el 30 de septiembre de este año 2023, han fallecido en Europa 11.977 personas de forma “espontánea” tras recibir la vacuna contra el coronavirus.

Según la citada información, lo ha confirmado una respuesta oficial rubricada por la Comisaria de Sanidad de la UE, Stelia Kyriakides, en contestación a una pregunta.

Son datos de Eurovigilance, base de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) que recoge los presuntos efectos secundarios de medicamentos notificados por pacientes y profesionales de la UE.

El eurodiputado de Croacia Ivan Vilibor, había preguntado a la Comisión el pasado 29 de agosto, cuantas personas habían fallecido a causa de efectos secundarios, desde que comenzó la administración de las vacunas COVID.

En una respuesta del pasado 6 de septiembre, la Comisión respondió al eurodiputado croata, lo que señala la base de datos de la EMA. ”11.977 informes espontáneos de sospechas de efectos secundarios con desenlace fatal, sobre todas la vacunas COVID autorizadas”.

Teniendo en cuenta que según un estudio realizado por la Universidad de Harvard, sólo se reportan un 1 por ciento de las reacciones adversas de las vacunas, la cifra sería sensiblemente mayor.

En cualquier caso, el dato de por si es escalofriante, y debiera de servir para que los Tribunales de los diferentes países y de la propia UE, realicen investigaciones sólidas para pedir responsabilidades penales.

Es evidente, que sea mentido, se ha engañado, a sabiendas o no, causando dolor y muerte y haciendo sufrir a muchas personas que perdieron sus derechos al negarse a vacunarse y fueron tratados de manera lamentable, como “apestados”.

Me acuerdo de aquel político que decía que había que vacunar “por lo civil o lo militar”, ya se que no lo decía con mala intención, en cualquier caso debiera de pedir perdón y decir que fue mal informado como tantos otros que actuaron de manera “totalitaria”.

Al final, los políticos y la ciencia, tengo la sensación, que en algunos casos, fueron utilizados y engañados como “marionetas”, por intereses lejanos y difíciles de conocer.

Desde los confinamientos, a los que se oponían científicos independientes (DECLARACIÓN DE GREAT BARRINGHTON,) hasta la presión ilegal de vacunación, vulnerándose derechos fundamentales de la propia persona, reconocidos en Tratados Internacionales.

En realidad, sabemos muy poco, sólo sabemos, que a la sociedad se la está privando del derecho a saber una información verdadera al respecto.

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista