REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN
VERGÜENZA Y ASCO
Gervasio Portilla | 04.08.2023
Aunque ha pasado bastante desapercibido para casi todos los medios, (algunos encima se dedicaron a justificar los fallecimientos, lo que les califica como seres humanos), se ha presentado el Informe de Farmacovigilancia de Vacunas contra Covid-19 que realiza la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.
España, ha registrado hasta el mes de Diciembre de 2022, un total de 500 muertes y 84.650 reacciones adversas, lo que correspondería a 76 notificaciones por cada 100.000 dosis administradas, 14.003 de ellas graves.
Dando por buenos estos datos, cuestión muy discutible porque un número muy importante de fallecimientos no son investigados, hay expertos que dicen, que sólo se notifican el dos por ciento, luego los fallecidos serían muchísimos más, la pregunta se la debieran hacer a los familiares de los fallecidos, que han perdido a sus seres queridos, a los que se les decía, por la mañana, por la tarde y por la noche que la vacuna era segura y se les mentía diciendo que al estar vacunados no contagiaban a sus seres queridos.
Dando por buenos los datos de 84.650 reacciones adversas, algunas parece que para siempre, me pregunto si no hay que pedir responsabilidades criminales, a los que coaccionaban a la vacunación.
Más grave aún, fue la persecución social y moral sufrida, por aquellas personas que por una información distinta, por miedo o por hacer uso de su libertad, no quisieron vacunarse.
Me pregunto, si alguien en este país pide perdón de haber informado mal o de haber sido engañado, me refiero a políticos y periodistas.
En Estados Unidos, en el Congreso, se está investigando “a fondo” sobre esta enfermedad, las vacunas, los responsables y allí comparecen personajes de la política de la medicina y de la farmacia.
Que decir de la supresión de derechos Constitucionales, sufrida en España de manera innecesaria e ilegal, como habían advertido más de cien científicos a través de la declaración de Great Barringhton, en la que indicaban que los encierros eran contraproducentes.
Un episodio de desinformación y mentira, que no se quiere investigar, ni en la procedencia de la enfermedad, ni en unas vacunas experimentales, que quisieron algunos hacerlas obligatorias, en contra de los tratados internacionales.
Algunos no tienen vergüenza, cuando justifican las muertes de 500 personas como un mal menor, como si fueran cobayas humanas, que asco de personas, porque esas personas fueron a vacunarse, porque querían ser unos buenos ciudadanos y les decían que no corrían riesgo alguno.
Impotencia y asco.
La sociedad que quiere vivir en la mentira, acaba desintegrándose.
Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista