REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

EL MUNDO AL REVÉS

 

 

 

Gervasio Portilla | 04.07.2022


 

 

 

Aquel que discrepe a la realidad virtual que vive el Gobierno del señor Sánchez, puede ser acusado de “conspiranoico” o de “negacionista”, esta palabra que sirvió para deslegitimar durante la pandemia a quien discrepaba y que por cierto el tiempo acabó dando la razón a los discrepantes, aunque no se la reconozcan.

Que el señor Rodríguez Zapatero, diga que el Gobierno esta teniendo una magnifica gestión, es normal, porque el ex presidente que dejó España al borde del rescate tiene una percepción de la realidad, digna de una tesis doctoral.

Los ciudadanos, parece, nos equivocamos en la percepción de la realidad y la única posible es la que dicta el Gobierno del señor Sánchez.

Instalar una visión paralela de la vida y del mundo, es un intento no sólo del señor Sánchez y su Gobierno. sino del globalismo en general, que ve fracasado su modelo, porque cada vez más gente, se está dando cuenta de que dicho modelo sólo lleva a la miseria y la desigualdad y al enriquecimiento de unos pocos.

Recientemente el señor Tézanos, en una entrevista venía a decir algo así como que la mentira no tiene importancia y que todos mentimos.

Con esta premisa, es obvio que socialmente vayamos al desastre, porque la realidad siempre acaba imponiéndose, es verdad que, a veces, demasiado tarde.

Es curioso como Rodríguez Zapatero da consejos, que me supongo meditará en su chalet con vistas incomparables de Lanzarote, es obvio que es diferente ver las cosas desde ese lugar, que desde la caja de un supermercado, cuando uno no tiene dinero para pagar o tiene que suspender, siete días de descanso en un sencillo apartamento de nuestra costa.

Nuestros políticos, digo casi todos, están jugando, en España y en el resto de Europa, con fuego, y puede llegar un momento en que se les pidan cuentas de repente, de tanta mentira, tanta parafernalia y tanto jugar con nuestra libertad y bienestar.

La apuesta de los políticos, en general, por la mentira es un “boomerang”, al tiempo.

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista