REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN
MAGNÍFICO ARTÍCULO
Gervasio Portilla | 19.03.2021
Magnifico articulo del DR. Luis de Benito sobre la misericordia. Es la reflexión de un ser humano llenos de bondad, que tanto necesitamos.
Sed de venganza
Cuando el mundo empieza a despertar de su opresión, surge el deseo de revancha. Si nos han tenido engañados (una sonrisa para el famoso «emosido engañado») no faltan quienes claman venganza contra los opresores. Es el sino de la historia pendular. Estamos en un punto de inflexión y con el brotar de la primavera algunos empiezan a cuestionar si las cifras de lo vivido en el último año han sido suficientes para generar este estado de alarma permanente. Ya no se debate siquiera sobre si las cifras son ciertas o no, o cuál es el número exacto… porque incluso dando por válidos los datos oficiales, esto ha sido una tomadura de pelo.
Los medios de comunicación ya van desmarcándose poco a poco de la política de sembrar el miedo. Los colegios de médicos van pronunciándose a instancias de los miembros de sus comisiones deontológicas, acaso los médicos «más sensibles» de las corporaciones colegiales frente a los atropellos de los derechos de los médicos y de los pacientes. Porque, como decíamos hace unos días, basta ya de tanta tontería.
En este punto del despertar aparece de nuevo ese deseo humano de «dar caña» devolver con la misma saña la penuria de los últimos meses. Que los que la han hecho la paguen, decimos como máximo exponente de la justicia. Yo nunca he reivindicado justicia, porque la humana deja mucho que desear y la divina se acerca más a la misericordia. La justicia, ese sentimiento que lleva a «dar a cada uno lo suyo», siempre deja indeterminado «qué es lo suyo, lo de cada uno». No me toca a mí, por fortuna, impartirla, pero sí quiero hacer una observación. Si la justicia surge del rencor, del revanchismo, volveremos a una sociedad como la que nos está dominando, regida por el odio. Mi estrategia de sonreír y saludar no tiene absolutamente nada que ver con desear fervientemente que se castigue a los culpables. Quien siga el canal con deseos de que «dé caña» se ha equivocado de medio. El odio no se supera con odio, estaríamos en la misma línea aunque en dirección contraria.
Anoche en mi canal de YouTube hice un experimento de ir tensando la cuerda. Se trataba de ver si el hombre está superando a la máquina. La censura de YouTube se había dejado en manos de unas máquinas que, en función de determinados algoritmos, te quita el vídeo o no. Y esto lo hace en unos minutos, toma la decisión rápidamente. Lo hizo la semana pasada y… en pocas horas y sin mediar ni apelación ni respuesta, el programa se repuso. Anoche empleé unos criterios que a una máquina le hubiese bastado para censurar el vídeo… y no lo hizo. Interpreto que alguien paró la máquina, alguien que piensa, un ser humano que escucha y entiende. A lo mejor cambiaron los algoritmos, quizás surja más tarde la censura, incluso mientras edito esta entrada, alguien esté retirando el vídeo de anoche… Pero será alguien, no algo, quizás el ser humano empieza a enfrentarse a la máquina, a los algoritmos. YouTube también necesita redención. ¿Que nos podemos ir a otras plataformas? Pues también, pero quizá la fuerza de los grupos coherentes y respetuosos empieza a ser tenida en cuenta por las personas. Misericordia quiero y no sacrificio, que viene la Semana Santa y Jesús vino a llamar a pecadores, no a los justos. Arrepentidos nos quiere el Señor. Se trata de dar una opción para que los agentes del miedo entonen el mea culpa. Y eso con la mirada puesta en nuevos experimentos.
Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista