REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

INTOLERABLE

 

 

Gervasio Portilla | 01.10.2018


 

 

La paralización de las obras de los espigones de La Magdalena, es todo un despropósito.

Parece increíble, que por la oposición de unos pocos, muy pocos, se pueda querer paralizar un buen proyecto, realizado después de grandes estudios de ingeniería y después de venir reclamándolo durante décadas.

En el fondo, se trata de paralizar algo que no fue pensado por los que ahora gobiernan, cuando también en una época lo reclamaban.

No soy jurista, pero debieran de presentarse reclamaciones judiciales por mala utilización de fondos públicos, no se puede parar una obra por capricho.

El proyecto de los espigones como los Tribunales han dictaminado, fue ejecutado con todas las condiciones y garantías legales.

Por otro lado, el dinero de los ciudadanos no puede ser motivo de capricho de unos pocos y alguien debiera preocuparse de que la frivolidad de una decisión de paralización, impida la ejecución de un buen proyecto.

La sociedad civil debiera de movilizarse y expresar la opinión real.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista