REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN
QUERER SER COMO DIOS
Gervasio Portilla | 26.02.2018
Los cristianos y todas personas de bien que piensen en el futuro de la humanidad y defiendan la ley natural, debemos ponernos en marcha y hacer frente con razones, que las tenemos y con una actitud de rechazo frontal contra lo que persigue en el fondo la llamada ideología de género.
La ideología de género es en realidad una rebelión del ser humano contra su condición de tal.
Es algo así, como si el hombre de hoy pretendiera incluso librarse de las exigencias de su propio cuerpo y de su condición real y se considera un ser que puede construirse a sí mismo; un pequeño Dios.
El Papa Benedicto XVI, en su libro “La Sal de la tierra”, dice que no se quiere admitir que la naturaleza tenga algo que decir, es mejor para esta ideología que el hombre pueda modelarse a su gusto.
En el fondo, se disimula una especie de insurrección del ser humano contra los límites que lleva consigo como ser biológico, en definitiva no se acepta ser criatura.
Es muy curioso y muy grave lo que ocurre en la sociedad actual.
Por un lado, se lucha por preservar la naturaleza en un motivo noble y necesario; sin embargo en la ideología de género, se actúa de forma totalmente incoherente y contraria.
Lo más grave de todo, es lo que se esconde detrás.
Al no existir la dualidad hombre y mujer como seres de la creación, entonces tampoco existe la célula básica que es la familia.
Sin duda alguna, la ideología de género pretendiéndolo o no, lleva a la sociedad a su autodestrucción.
La ideología de género nada tiene que ver con la defensa de derechos del hombre y de la mujer y de sus tendencias sexuales o no, sino de una manipulación de la naturaleza y de la sociedad, en un intento de querer ser como Dios, lo que obviamente nunca se conseguirá, pero si causará daños irreparables en la sociedad.
Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista