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VIAJE A LAMPEDUSA, CORAZÓN QUE LATE

 

Gervasio Portilla | 08.07.2013


Cuanta sensibilidad, cuanto sentimiento y corazón solicito, ha mostrado el Santo Padre, el Papa Francisco, con su visita a a la isla de Lampedusa, territorio italiano a pocos kilómetros de la costa africana, donde llegan diariamente mareas humanas de inmigrantes ante la indiferencia de la sociedad occidental.

Lo mismo que sucede en el estrecho, en Algeciras, en La Línea, en Almeria.

Como pecadores debemos reconocer; que miramos hacia otro lado ante este escándalo social. Nos engañamos diciendo cosas que nos justifiquen, pero nuestro corazón nos dice que no; que estamos obrando mal.

La sociedad europea en su conjunto, debiera de reaccionar ante la injusticia y buscar formulas que ayuden a esos países de África a salir del subdesarrollo, para que no tengan que emigrar.

El Papa, la Iglesia de Lampedusa, esta con los que sufren, con los más débiles y eso nos interpela a todos. Si; como ha dicho el Papa Francisco, hemos caído en la globalización de la indiferencia, hemos olvidado el llanto por los demás.

Mientras, algunos seguirán pendientes de que si la liturgia debe de ser de esta u otra manera, si fulanito y menganito hace esto o lo otro, sin darse cuenta que lo importante de nuestra fe es el amor al prójimo y la salvación de la almas y no muchas normas y signos exteriores que muchas veces nos separan del pueblo fiel porque no las entiende.

Los cristianos de hoy; debemos de preocuparnos de lo fundamental, ya habrá tiempo para lo accesorio.

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista