Oído Cocina

 

RAFA NADAL Y LOS VALORES DE TODOS

 

 

Miguel del Río | 16.06.2018


 

 

Lo que entendemos por transmisión de lo que consideramos valores esenciales, como la democracia o la libertad de pensar y de opinar, se hace mejor a través de los buenos ejemplos. El deporte vende hoy más con polémica, pero hay que reconocerle también la labor de concienciación permanente que lleva a cabo entre los más jóvenes. Nuestros deportistas ganan, aunque seguidamente expresan que nada se alcanza sin trabajo, constancia y un comportamiento honrado en el que sepamos diferenciar siempre lo ético de lo que no lo es, como las trampas. Parece sencillo escribirlo, por eso de que nuestro país tiene aún mucha labor por delante, respecto a los comportamientos a asumir tras haber traspasado la línea de lo moral, y uno de ellos es la dimisión.

El tenista español Rafa Nadal sabe ganar en la pista y también en las salas de prensa en las que contesta a todas las preguntas que se le hacen con las tres eses: sencillez, sensatez y solidaridad. Lo mismo manifiesta que le gustaría que en su país hubiera ahora unas elecciones generales, que asume las críticas de otros, señalando que tiene muy claro que no puede gustar a todo el mundo. Tampoco tiene problema en aplaudir lo mismo a quien le gana que al que pierde ante su juego incontestable.

Porque pueden y sus gestas también se lo permiten, nuestros deportistas deben opinar cuando quieran sobre lo que pasa en su país, y pensar diferente como hacen Rafa Nadal o Pau Gasol. Esto es entender y asumir perfectamente lo que conlleva vivir en democracia, y desear lo mismo para muchos países y ciudadanos que lamentablemente no pueden disfrutar de derechos esenciales como son la libertad, la igualdad o la justicia.

Creo que en España pecamos en muchas ocasiones de falta de tolerancia. Enseguida salimos a descalificar o hacer daño a la persona que se ha expresado libremente sobre un tema determinado. Lo que siempre hay que rechazar es el insulto, la amenaza o la persecución, máxime si se lleva a efecto, como pasa hoy en día, a través del Twitter o Facebook. Pero si se opina educadamente sobre lo que sea, nadie podemos erigirnos en inquisición particular contra la manera de pensar de una determinada persona, sea famosa o no. El tensita Rafael Nadal es para mi gusto impecable a la hora de hablar de muchos asuntos que nos preocupan a todos y, lo que es más importante, lo hace desde el respeto, la educación y la congruencia. Son otros tres valores que vienen muy bien para que jóvenes y no tan jóvenes los imiten de sus referentes políticos, sociales, deportivos y económicos.

 

Miguel del Río