Oído Cocina

 

PENSIONES

 

 

Miguel del Río | 21.01.2018


 

 

Si hay algo urgente de lo que tienen que hablar y ponerse de acuerdo los partidos políticos es de dónde hay que sacar el dinero para garantizar las pensiones de los españoles. El Pacto de Toledo es un termino nacido en 1995. Se refiere a la aprobación por el Congreso de los Diputados de medidas que entonces eran necesarias, para reforzar el sistema de seguridad social encargado de pagar las pensiones. Desde aquel año del siglo pasado ha llovido mucho, y en 2007 la tormenta financiera fue perfecta, y nos topamos con una crisis económica que, para peor, lo ha cambiado todo.

No voy a entrar en las propuestas individuales que se hacen desde las diferentes formaciones políticas, porque lo que se necesita es un nuevo pacto de Estado que reciba primeramente todas las ideas, y acuerde seguidamente, desde el total consenso, los cambios que necesita acometer el actual sistema español de pensiones. Ya no quedan euros en la conocida popularmente como hucha de las pensiones, que, de manera oficial, es un Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Quizás pueda ser necesario que nuevos agentes económicos privados participen y aporten a este fondo, aunque el asunto es de un calado suficientemente importante, para que el dialogo político sea fluido para encarrilar este tema de trascendencia total.

El momento actual por el que atraviesa el país está centrando la mirada política en otros aspectos que todos conocemos (Cataluña), aunque personalmente no albergo duda alguna de que las pensiones deberían ser el asunto prioritario a trabajar, con la intención de llegar a acuerdos que generen un nuevo periodo de prosperidad para la famosa y vacía hucha. Durante los últimos años nos hemos hecho eco de la disminución del dinero apartado para las pensiones, y el cambio de rumbo debe venir por el anuncio de que se regresa a una senda de ingresos, ahorro, y captación de nuevos capitales que pasen a engrosar una cifra económica importante (y estable) para concepto tan importante en la tranquilidad futura de nuestras vidas.

 

Miguel del Río