Oído Cocina

AL SILLÍN DE LA BICI

 

Miguel del Río | 24.09.2017


 

 

La pedaleo o la dejo una larga temporada en reposo, pero me considero un antiguo aficionado a la bicicleta, que jamás presto a nadie porque es de uso individual exclusivo. Empiezo así mi artículo de hoy porque en esta vida, hasta para montar en bicicleta, y no me refiero a quitar los ruedines de seguridad, hay que saber comportarse. Algo que sucede una vez, no tiene recorrido para escribir sobre ello; algo que ocurre dos veces, tampoco; pero cuando ves de continuo la desproporcionada velocidad a la que van determinados usuarios de la bici por los carriles públicos correspondientes, es para denunciarlo abiertamente. Lejos de lo que se pueda pensar, para nada me refiero a chavales jóvenes montados en una de estas modernas y rápidas bicicletas. ¡Nooo! Es que encima acostumbro a ver a gente entrada en edad y subida al sillín de una bici, a una marcha que parece que les persigue un toro de lidia.

Carriles bici y peatonales suelen ser un mismo todo, y un caminante no puede estar mirando continuamente a su alrededor, por si tiene que esquivar a una de estas bicicletas supersónicas. Para coger semejantes velocidades están los velódromos, como el de Anoeta, el más famoso de España, aunque el nombre oficial es Velódromo Antonio Elorza. De esto sí que se habla y se comenta en la calle, por lo que tiene de irracional este mal comportamiento cívico. Soy un convencido de que no hace falta poner reglas para todo, porque las normas de convivencia se deben dar y aprender en la escuela. Sé que no es así, por eso luego pasa lo que pasa.

Por lo pronto, no vendría nada mal colocar alguna que otra señal en los circuitos (los nuevos las tienen pero los viejos no tienen indicaciones), recordando tres cuestiones básicas. Primera: La preferencia total del peatón. Segunda: Que se disfruta más del aire y las vistas pedaleando a 20 kilómetros hora que a 40. Y tercero: Que los semáforos en rojo están para frenar y pararse, en vez de seguir camino a todo gas. Cito finalmente lo de gas, porque hay ocasiones en que me parece estar viendo toda una competición, toda una carrera, todo un desmán, ¡vamos!

 

Miguel del Río