Oído Cocina

VUELTA A LOS PROPÓSITOS

 

Miguel del Río | 13.01.2017


 

Por eso de estar a en los inicios de un nuevo año, somos fieles a los propósitos que nos marcamos para cambiar a mejor en aquello que consideramos que vamos de mal en peor. El peso y la dieta, insistir con el inglés, regresar a unos estudios anteriormente abandonados o llenar los e-mails de empresas e instituciones de solicitudes de un trabajo para lo que se acompaña el currículum correspondiente, están entre estos objetivos que nos marcamos. La intención no basta si no va acompañada de voluntad y tesón firme. Hace tiempo que ya no fijo el rumbo tras la toma de las doce uvas de Nochevieja.

He visto casos y cosas durante estos años de durísima crisis que me han hecho inclinarme a estar contento como estoy y gozar de salud. La amistad, las relaciones de pareja o cuidarse más o menos son reflejos de cada persona concreta, y me temo que los propósitos de enmienda tienen mas que ver con el marketing que también acompaña a la Navidad que con hacer realidad lo que es soñar despierto.

A primeros de año se repiten los mismos anuncios por televisión. Que si coleccionables, que si cursos de inglés, que si tratamientos contra la calvicie y, por descontado, todo tipo de productos farmacéuticos milagrosos para dejar de fumar y quitar esos kilos que sobran. La publicidad nos tiene cogido el tranquillo, pero también nos va la marcha de ser tan predecibles en los deseos que pedimos al aire en cada final de año de cara al entrante. No sé muy bien cómo explicar la diferencia entre ser fiel a uno mismo a cambiar cada doce meses, siempre y cuando se tenga también clara la diferencia entre ser buena o mala persona. En este último caso siempre es bueno el cambio, por lo que lleva aparejado de sufrimiento de inocentes frente a los actos de barbarie que tanto daño nos hacen en la actualidad. Nunca es bastante para rechazar la xenofobia, el racismo, la violencia machista, el terrorismo, las agresiones contra los niños y los mensajes populistas y tan peligrosos que vuelven a calar en Europa. Luchar contra cualquiera de estas lacras debería estar presente en la agenda para el nuevo año de todo gobierno, cualquier ciudad y cualquier barrio, porque sin una convivencia en paz, lo demás parece superfluo.

 

Miguel del Río