Colaboraciones
¿Una escuela sin religión?
28 noviembre, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez
Se ha difundido la falacia de que una escuela verdaderamente integradora, igualitaria e intercultural, una escuela para todos, es una escuela sin diferencias. Y una escuela sin diferencias es una escuela sin religión.
«Bien sabemos que la enseñanza de la religión en las escuelas es ante todo un derecho de los propios padres. Lo religioso tiene para muchos ciudadanos una dimensión personal, representa un interés que va más allá del estrecho marco de la vida doméstica y de la conciencia individual, puesto que es un elemento esencial del conjunto de la vida, que afecta a todas sus dimensiones y se manifiesta a través de ellas, por supuesto también socialmente.
»La educación es un derecho propio de los padres, dentro de su responsabilidad irrenunciable sobre el tipo de formación que quieren para sus hijos», afirma la profesora Mª Helena Vales-Villamarín Navarro.
«La asignatura de Religión proporciona conocimientos indispensables sobre la historia de Europa y el mundo entero después de Jesucristo, no podemos prescindir de la religión que produjo una nueva civilización. ¿Cómo podremos estudiar Arte prescindiendo del motivo que inspiró toda la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco? No podemos renunciar a la evidencia del sentido trascendente del hombre desde sus primeras manifestaciones artísticas, desde el principio de los tiempos.
»¿Cómo podremos entender a los grandes literatos, a los grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? ¿Podemos ignorar la religión al estudiar Filosofía, Moral o Derecho?
»No podemos condenar a la ignorancia a nuestros jóvenes puesto que la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana.
»La enseñanza religiosa y moral transmite conocimientos razonables y necesarios para poder comprender nuestra cultura y hace posible que la cultura no solo sea comprendida, sino también críticamente asimilada.
»Esta enseñanza es especialmente necesaria por desarrollar la capacidad trascendente y dar respuesta al sentido último de la vida. Es esencial en el desarrollo integral de todas las capacidades del alumno», sostiene Mª Helena Vales-Villamarín Navarro.
En palabras de Mª Helena Vales-Villamarín Navarro: «No podemos aceptar que la tarea educativa de humanizar al hombre sea una mera socialización».