Colaboraciones

 

Rodney Stark y la idea de los «Tiempos Oscuros»

 

 

 

23 noviembre, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

 

Rodney Stark derriba en «The Victory of Reason: How Christianity Led to Freedom, Capitalism, and Western Success» (Random House) (La victoria de la razón: cómo el cristianismo llevó a la libertad, al capitalismo y al éxito de Occidente) la idea de los «Tiempos Oscuros». Mucho antes de que tuvieran lugar el renacimiento y la ilustración, la ciencia y la tecnología europeas habían superado con mucho al resto del mundo. La idea de que la época medieval fue un periodo de estancamiento «es una caricatura creada por los intelectuales del siglo XVIII, antirreligiosos y amargamente anticatólicos», escribe Stark.

Fue en estos siglos cuando se desarrollaron la energía del agua y el viento de forma extensa, permitiendo avances enormes en la manufactura de bienes. Y los notables avances de la tecnología agrícola aumentaron los campos de cultivo que permitieron alimentar las ciudades.

Lejos de oponerse a tales avances técnicos, el cristianismo les dio la bienvenida y los promovió. Por el contrario, tanto el Imperio otomano como China se opusieron a la construcción de relojes mecánicos, por ejemplo. Tampoco la actividad económica tuvo que esperar al protestantismo para prosperar, afirma Stark. Las órdenes monásticas crearon una suerte de protocapitalismo.

Estimulados por los aumentos de productividad debidos a los avances tecnológicos, los monasterios desviaron la tendencia a una economía de subsistencia hacia un sistema de especialización y comercio. A su vez, esto facilitó el aumento de la economía de moneda, como opuesta al trueque, y la creación del crédito y el préstamo de dinero.

Los monasterios también desarrollaron la ética del trabajo y el aprecio por el valor del esfuerzo económico, mucho antes de la llegada del protestantismo.

Además, los teólogos cristianos (es decir, católicos) redefinieron ideas relacionadas con la carga de intereses y los precios justos de los bienes, elementos esenciales para el desarrollo del capitalismo. Stark también dedica amplio espacio a subrayar el desarrollo del capitalismo en las ciudades estado italianas, que estimularon economías prósperas siglos antes de la reforma.

Aunque las condiciones para el desarrollo del capitalismo han existido en algunos países, en ocasiones faltaba el elemento esencial de la libertad, impidiendo así el progreso económico. La libertad, sostiene Stark, es una victoria de la razón y fue apoyada por los teólogos cristianos que durante mucho tiempo teorizaron sobre la naturaleza de la igualdad y los derechos individuales. De hecho, el trabajo de los teóricos políticos seculares de tiempos posteriores, como John Locke, suelen basarse en ideas desarrolladas por eruditos de la Iglesia.

El cristiano en general enseña el valor del individuo y pone de relieve la importancia de la responsabilidad personal en las decisiones morales. Unido a esto está el concepto de voluntad libre. Esto era un cambio radical con respecto al pasado, algo evidente, por ejemplo, en la literatura. Stark sugiere comparar las tragedias griegas, donde los personajes son cautivos del destino, con Shakespeare, donde los protagonistas son claramente responsables de sus acciones.

Stark sostiene además que el nacimiento de la democracia en Europa occidental debe sus orígenes, no a la filosofía griega recuperada, sino a los ideales cristianos. El mundo clásico proporcionó ejemplos de democracia, pero estos no se arraigaban en asumir la igual de todos los ciudadanos. Los ideales enseñados en el Nuevo Testamento, sin embargo, pusieron la base para afirmar la igualdad fundamental de todas las personas.

Los derechos de propiedad, otra condición previa vital para el capitalismo, también deben sus orígenes al cristianismo. Tanto la Biblia como los teólogos más importantes defienden la propiedad privada. Tomás de Aquino sostenía que el poseer propiedades es inherente a la naturaleza humana.

La enseñanza cristiana también contribuyó mucho al concepto de separación entre la Iglesia y el Estado, y a la limitación de los poderes del soberano sobre los ciudadanos. Estos dos factores permitieron a Occidente evitar un punto muerto del sistema político que condujera al uso arbitrario e ilimitado de la autoridad política, que obstaculiza el desarrollo de una economía moderna.

Stark no reclama originalidad alguna por sus ideas. Precisa que historiadores eminentes como Henri Pirenne y Fernand Braudel establecieron hace mucho que los hechos históricos contradicen la noción de que la ética protestante del trabajo fue la fuerza que estuvo detrás del capitalismo.

Luego, en 1925, el conocido filósofo y matemático Alfred North Whitehead declaró que la ciencia surgió en Europa debido a la fe en la posibilidad de la ciencia, a su vez derivada de la teología medieval. Con todo, estas verdades se han visto oscurecidas por los mitos populares, afirma Stark.

Al concluir, Stark se pregunta si el cristianismo es irrelevante para la modernidad, ahora que la ciencia y el capitalismo se han establecido tan firmemente. Pero, se apresura a cuestionar, ¿si el cristianismo fuera irrelevante cómo podemos explicar su rápida expansión en muchos países?

Stark observa que en África están creciendo las denominaciones cristianas y, en muchas partes del mundo, las iglesias protestantes están convirtiendo a gran número de personas, o quizá de forma más precisa, cristianizando a muchos que previamente no habían practicado su religión. El cristianismo también está creciendo en China, a pesar de la oposición del gobierno.

«Para muchos no europeos, hacerse cristiano es intrínseco a ser moderno», afirma Stark. Razón y fe, al parecer, no están destinadas a oponerse.

 

Stark responde a varias preguntas planteadas por Carl E. Olson, editor de Catholic World Repor, en una entrevista:

- «Cuando empecé mis investigaciones “todos”, incluidos católicos de primera línea, creían que la Iglesia era una de las fuentes principales del antisemitismo. Fue más tarde, cuando trabajaba con material sobre las persecuciones medievales a los judíos, cuando descubrí el papel eficaz que tuvo la Iglesia para oponerse y suprimir dichas persecuciones. Esta verdad es narrada por cronistas judíos medievales y, por lo tanto, sin duda alguna es cierta. ¿Por qué tantos “intelectuales”, muchos de los cuales son excatólicos, siguen aceptando la idea de que el Papa Pío XII fue “el Papa de Hitler” cuando claramente es una mentira despiadada? Sólo puede ser por odio a la Iglesia. Recuérdese que son judíos famosos los que defienden al Papa».

 

- «Voltaire y sus compañeros crearon la ficción de los Años Oscuros para poder reivindicar que fueron ellos los que hicieron emerger la Ilustración». Como cualquier historiador competente (e incluso ahora las enciclopedias) defiende, «no hubo tales Años Oscuros. Al contrario, fue durante esos siglos cuando Europa hizo el gran salto cultural y tecnológico que la situó a la cabeza del resto del mundo».

 

- «Los “filósofos” de la denominada “Ilustración” no tuvieron ningún papel en el desarrollo de la ciencia, pues los grandes progresos científicos de la época se deben en su mayoría a hombre muy religiosos, muchos de ellos pertenecientes al clero católico».

 

- «Puedo asegurar que las Cruzadas fueron guerras legítimas de defensa y que la Inquisición no fue sangrienta. Pero no puedo explicar por qué la gran cantidad de investigaciones llevadas a cabo para apoyar estas correcciones no han tenido impacto entre los intelectualoides».

 

Rodney Stark ha escrito unos cuarenta libros sobre una amplia variedad de temas, incluyendo un cierto número sobre la historia del cristianismo, el monoteísmo, el cristianismo en China y las raíces de la modernidad. Tras empezar como reportero en un periódico y pasar un cierto tiempo en el ejército, Stark obtuvo el doctorado por la Universidad de Berkeley (California), en la que trabajó como investigador en el Survey Research Center y en el Center for the Study of Law and Society. Más tarde fue profesor de Sociología y Religión Comparada en la Universidad de Washington. Desde 2004 trabaja en la Baylor University. Stark ha sido presidente de la Society for the Scientific Study of Religion y de la Association for the Sociology of Religion, y ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su eminente trabajo. Educado como luterano, se ha identificado como agnóstico, pero se autodenomina «cristiano independiente».