Fe y Obras

¿Cómo es posible defender el aborto?

 

 

15.10.2015 | por Eleuterio Fernández Guzmán


La noticia, su titular, dice lo siguiente:

“Hillary Clinton sale en defensa de los crímenes de Planned Parenthood y su financiación pública.”

Así dicho, así de simple, parece exactamente lo que es: algo que se puede no ya dejar de compartir sino, simplemente, ser capaz de entender.

Esto, además, causa una gran desazón en el alma de quien sea mínimamente humano y tenga de su especie una consideración, aunque sea, ínfimamente buena y gozosa.

El caso es que sabemos que la empresa que cita quien  pretende presentarse a ocupar la silla de la Casa Blanca de Estados Unidos de América no se dedica a nada santo sino, simple y llanamente, a promocionar y practicar el aborto.

¿Es posible que algo de eso pueda darse dentro del género humano?

Resulta que es posible que dentro del género humano haya quien negocie, quien haga negocio y gane mucho dinero con la muerte del prójimo más indefenso. No es que se mate a quien haya cometido un horrible crimen y se le aplique la ley vigente (aun tampoco estando de acuerdo con esto) sino que se procede, concienzudamente, a acabar con la vida de quien no ha hecho nada (ni malo ni bueno) porque aun no ha visto la luz del día.

Esto parece, es, un comportamiento aberrante. Lo es porque no tiene sentido alguno abortar, matar, a quien nada ha hecho, siquiera, para merecer eso; porque se aplica un derecho inexistente de la madre que lleva en su seno un ser humano “distinto” a ella y, por tanto, no se trata de ella misma sino de un “otro”; porque, en fin, se actúa de forma absolutamente inhumana.

Sí, es posible defender el aborto. Eso hace, por ejemplo, la señora que se presenta presidenta de EEUU. Pero también lo hacen, entre nosotros, aquellos que permiten que el aborto siga siendo algo permitido legalmente y se siga perpetrando tan terrible asesinato. Tales personas, aunque a lo mejor anden pensando otra cosa, no son más que cómplices de asesinato porque asesinar es matar a alguien de forma alevosa y sin posible defensa de quien es asesinado. ¿Es otra cosa el aborto?

En realidad, hay que tener el corazón negro y de piedra muy dura para ser capaz, sin inmutarse, de decir que la mujer tiene “derecho” a matar a un ser humano. Y es que el nasciturus es un ser humano. Tal es así que hasta se le reconocen derechos hereditarios.

El caso es que luego, tras esto, sólo tiene que llegar el derecho a matar a un enfermo que “sufre”.

¡Ah! ¿Qué eso ya ha pasado?

Es que el ser humano siempre acaba demostrando que no sólo nace en pecado sino que es capaz de escalar las más altas cotas de desequilibrio pecaminoso y se supera a sí mismo en depravación. Y esto, por otra parte, sólo tiene una solución: el juicio de Dios.

Por cierto, a más de uno, cuando se encuentre ante el Tribunal del Creador se va a dar cuenta de muchas cosas. Ya será tarde. Ahora aun están a tiempo.

No será que no está todo escrito.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net