Fe y Obras

¡Qué pena que pase esto!

 

 

12.03.2015 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Seguramente alguno va a decir de esto que voy a escribir no ver las cosas de forma positiva o, como poco, demostración de ser algo cenizo. Sin embargo, no se puede callar una verdad que es terrible por ser verdad y por ser terrible.

El caso es que, como es más que sabido, el Papa Francisco ha lanzado una idea que, lógicamente, ha sido recogida por el mundo católico con el consabido alborozo.

Decimos que el Papa Francisco ha propuesto, para el próximo sábado 14 de marzo del año en curso 2015 una denominada “Jornada 24 horas para el Señor”.

En realidad, lo que pretende el Santo Padre es algo loable porque quiere que se dedique tal día a la Adoración Eucarística y a la celebración del Sacramento de la Penitencia.

Pues bien, esto muestra, sin embargo, lo malo de la cosa. Vamos, cómo está esto, nuestra fe, lo que creemos y celebramos.

Resulta penoso, lo tenemos que decir, pues, con pena, que se tenga que recordar lo que ha de ser ordinario en el comportamiento de un católico. Y es que adorar a Nuestro Señor Jesucristo no debería ser celebrado como se celebra, por ejemplo, algún día de esos que, en un momento determinado, se recuerda: el hambre que hay en el mundo, el cáncer…

Queremos decir que resulta triste que el Santo Padre (atinando, por cierto, en lo que quiere hacer con eso) nos recuerde que el Santísimo ha de ser adorado y que, por lo menos, en tal día acudamos a los templos católicos a presentarnos ante Jesucristo Sacramentado y recordarle que no nos hemos olvidado de Él. Y es una pena porque muestra que, en efecto, no solemos hacerlo.

El Santo Padre quiere, con tal iniciativa, incidir en lo que nos falta y, entonces, que no nos olvidemos de lo verdaderamente importante: adorar a Dios hecho hombre es deber principal y grave de todo hijo de Dios y, lo decimos como lo pensamos, de todo católico que se precie de serlo.

Por eso decimos que es una pena que eso se nos tenga que recordar y, aún reconociendo que se nos puede llamar de todo, no podemos callar esto porque, de hacerlo, serían las piedras las que hablaran.

Bueno. De todas formas no podemos dejar de recomendar que, al menos el próximo día 14 de marzo, muy cercana la celebración del día del Padre adoptivo de Jesús, san José, acudamos a la presencia sacramentada de Cristo para decirle que lo amamos, que lo necesitamos y que nos perdone por ser tan olvidadizos con tan santa presencia. Que nos perdone.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net