Fe y Obras

Corazón, Sagrado, de Jesús

 

 

31.05.2013 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Cuando, cada mes de junio, llega a nuestras vidas el recuerdo del Corazón de Jesús porque la Iglesia católica celebra de una manera especial, bajo el título merecido de Sagrado, durante el sexto mes del año, el que lo es del Hijo de Dios, debemos reconocer algo que es muy importante o que, al menos, debería ser muy importante en nuestras espirituales vidas de católicos.

No se trata sólo de una acertada expresión (que lo es) sino que ha de significar, para los que nos consideramos discípulos de Jesús, algo más. Es más, no reconocer en el Sagrado Corazón de Jesús, una voz que nos llama a obrar es no saber qué significa.

Entonces, ¿Qué podemos entender que es el Corazón de Jesús, Sagrado, para nosotros?

Respondiendo con franqueza (si así lo hacemos) algo de lo que debería suponer para nosotros el amor que debemos al Sagrado Corazón de Jesús.

Amor

El amor es la ley suprema del Reino de Dios. Por eso, cuando alguna persona acepta el Corazón de Jesús como algo propio no puede, por menos, que hacer, de aquella una pauta que determine su forma de ser y actuar.

El Amor ha de suponer mucho más que una expresión de bondad. Ha de suponer, por ejemplo, comprensión hacia el otro, manifestación de acercamiento a quien necesita no sentirse abandonado en una sociedad que, como la que nos ha tocado vivir, olvida enseguida a quienes no les es favorable la circunstancia por la que pasan.

Pero también significa ejercitar no siete sino setenta veces siete (en feliz expresión de Jesucristo) el perdón que, muchas veces, nosotros imploramos por nuestras diversas culpas con las que nos forjamos una cruz hecha, exactamente, a nuestra medida.

Renuncia

Pero el Corazón de Jesús exige, también, renunciar a lo que, muchas veces, tenemos como bueno y mejor cuando, en el mejor de los casos, no es más que la expresión de un proceder mundano y muy alejado de lo que Dios ha de querer para su descendencia.

Jesús renunció a su propia vida de hombre por cumplir la voluntad de Dios; renunció a una existencia terrena porque estaba en la seguridad de ser útil al Plan de Dios para su creación; renunció desde su corazón porque era lo que el mismo le pedía... y era sagrado.

Entrega

El sentido de la expresión “dar la vida por los amigos” y el significado de que es lo mejor que cualquiera puede hacer en la vida es, por decirlo así, la más acertada forma de dar a entender lo que es entregarse por los demás.

Como corresponde a un corazón que se da porque quiere hacerlo, quien se entrega al Corazón de Jesús no tiene por más importante su vida que la de los demás ni puede tener límite en darse.

Misericordia

Tener “entrañas de misericordia”  que es como se le llama a las de Dios en el Antiguo Testamento no puede ser, sino, otra cosa que la puesta en práctica  de todo lo hasta aquí dicho. De tal forma, el Sagrado Corazón de Jesús bien podremos decir que ha sido comprendido por el nuestro.

Y, también... cruz.

Pero no es poco cierto que el Corazón de Jesús también es cruz porque en ella padeció por nosotros. Si nos ganó la salvación eterna no hay que entender de tal realidad espiritual que todo lo que nos rodea esté exento de problemas y de circunstancias tristes.

También es cruz porque nosotros la escogemos como compañera de viaje. Otra cosa sería no hacer lo que Jesús nos dijera acerca de que debíamos tomar nuestra cruz y seguirlo.

Consagrar nuestro corazón al suyo supone o, mejor, tiene consecuencias que no podemos tener por poco importantes porque quien dice "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré" sabe que, sin duda acudiremos pero que también actuaremos en consecuencia con lo que eso supone.

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net