EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

09.07.2017


XIV Domingo del Tiempo Ordinario (A)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (11, 25-30)

En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo:

̶  «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Si, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor


COMENTARIO:

El Evangelio de este Décimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, nos muestra que sólo Jesús puede manifestar el verdadero rostro del Padre, este rostro que se esconde a los sabios y se proyecta a los pequeños y sencillos.

Los sabios, eran las clases privilegiadas de la casa de Israel, los expertos en materia religiosa, los fuertes en riqueza y poder, en definitiva, aquellos que con su actitud creen saber todo y tener derecho a todo.

Sin embargo, los pequeños y humildes, son aquellos que se abren con sinceridad al mensaje evangélico, porque no están cegados por espejismos e idolatrías que llevan a la cerrazón y a la dureza de corazón.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.