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Servicio diario | - |
11
de junio de 2006
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Santa Sede
La familia es análoga a la Comunión trinitaria, recuerda el
Papa
El Papa invita a los fieles de Roma y peregrinos a las
celebraciones de Corpus Christi
La Santa Sede nombra nuevo asistente eclesiástico de «Caritas
Internationalis»
Mundo
Valencia: Sacerdotes, vida religiosa y monjas de clausura
recibirán al Papa en la Catedral
Más cerca la beatificación de 188 mártires japoneses del siglo
XVII
La asignatura de religión en las escuelas, en entredicho en
Bolivia
«Aica», la agencia informativa de la Iglesia en Argentina,
cumple 50 años
Entrevista
Confidencias del cardenal Sepe tras cinco años al frente del
dicasterio misionero
La pastoral de la belleza hace misionera la clausura
Intervención del Papa en el Angelus
Benedicto XVI: Dios «no es soledad infinita, sino comunión de
luz y amor»
Nuevos movimientos
Servicios de la Renovación Carismática Católica
«Sígueme», Grupo Laical de Promoción Humano-Cristiana.
Documentación
Latinoamérica: Migración, refugio, desplazamiento interno y
trata de personas
Encuentro de Benedicto XVI con un millón de jóvenes en Polonia
Santa Sede
La familia es análoga a la Comunión
trinitaria, recuerda el Papa
En su intervención en el Ángelus de este domingo, solemnidad de la Santísima
Trinidad
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
La familia está llamada a ser una «comunidad de amor y de vida» como la de la
Santísima Trinidad, cuya imagen refleja, recordó este domingo Benedicto XVI.
Ante decenas de miles de peregrinos, antes de rezar el Ángelus, el Papa se
detuvo en una de las analogías «del inefable misterio de Dios Uno y Trino que
los creyentes tienen capacidad de entrever»: la familia.
«Ella está llamada a ser una comunidad de amor y de vida, en la cual las
diversidades deben concurrir a formar una “parábola de comunión”», recordó el
Santo Padre.
Así concretó el Papa la esencia de la Comunión trinitaria misma, en la que se
centró este domingo en que la Iglesia celebra la solemnidad de la Santísima
Trinidad, profundizando en un tema clave de su pontificado, plasmado en su
primera encíclica
«Deus Caritas est».
Con la guía del Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer «la intimidad de
Dios mismo, descubriendo que Él no es soledad infinita, sino comunión de luz y
amor, vida donada y recibida en un eterno diálogo entre el Padre y el Hijo en el
Espíritu Santo – Amante, Amado y Amor», recordó citando en estas últimas
palabras a San Agustín.
«Nadie puede ver a Dios, pero Él mismo se ha dado a conocer de forma que, con el
apóstol Juan, podemos afirmar: “Dios es amor”, “nosotros hemos conocido el amor
que Dios nos tiene y hemos creído en él”», constató.
Y recordando la promesa del propio Jesús --«Si alguno me ama guardará mi
Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn
14,23)--, Benedicto XVI recalcó que encontrar a Cristo y entrar en amistad con
Él significa acoger «la misma Comunión trinitaria en la propia alma».
«Todo el universo, para quien tiene fe, habla de Dios Uno y Trino» --reconoció a
continuación--; «todos los seres están ordenados según un dinamismo armónico que
podemos analógicamente llamar “amor”».
Pero «sólo en la persona humana, libre y racional, este dinamismo se hace
espiritual, se convierte en amor responsable, como respuesta a Dios y al prójimo
en un don sincero de sí», puntualizó.
Y es «en este amor» donde «el ser humano encuentra su verdad y su felicidad»,
manifestó el Santo Padre.
Para «progresar en el amor» y hacer de la vida «un canto de alabanza» a la
Trinidad, invitó finalmente a confiar en la ayuda de la Virgen María («obra
maestra de la Santísima Trinidad, entre todas las criaturas»), en cuyo corazón
«humilde y lleno de fe Dios se preparó una digna morada, para llevar a
cumplimiento su misterio de salvación».
ZS06061102
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El Papa invita a los fieles de Roma y
peregrinos a las celebraciones de Corpus Christi
Que él mismo presidirá
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI invita a los fieles de Roma y a los peregrinos «a participar en
gran número» en las celebraciones del Corpus Christi, que expresarán el próximo
jueves «la fe y el amor de la comunidad cristiana por su Señor presente en la
Eucaristía».
En cuanto concluyó el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano,
este domingo, el obispo de Roma lanzó esta convocatoria y recordó los actos
litúrgicos de la próxima solemnidad eucarística, y que él mismo los presidirá.
Será a las 19.00 horas del 15 de junio, en el Sagrado de Basílica romana de San
Juan de Letrán, la Santa Misa celebrada por Benedicto XVI.
Al término de la Eucaristía «acompañaremos solemnemente al Santísimo Sacramento
por la Via Merulana hasta la Plaza de Santa María la Mayor, donde impartiré la
Bendición eucarística», dijo ante decenas de miles de peregrinos.
La procesión es tradicional en Roma (como en muchísimas partes del mundo) en la
Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice informa de que la
procesión comenzará con los Scouts, seguidos de confraternidades y sodalicios,
asociaciones eucarísticas, niños que acaban de hacer la primera comunión y
monaguillos, los caballeros del Santo Sepulcro, religiosas, religiosos,
sacerdotes, párrocos, capellanes y prelados de Su Santidad, obispos, arzobispos,
cardenales.
Los seminaristas, fieles de parroquias y miembros de asociaciones y movimientos
eclesiales seguirán al Santísimo Sacramento.
Los dos días previos a la celebración, en la Basílica de Santa María la Mayor
habrá cuarenta horas de adoración eucarística ininterrumpidas, anuncia el
Vicariato de Roma.
ZS06061103
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La Santa Sede nombra nuevo asistente
eclesiástico de «Caritas Internationalis»
El padre Hubert-Andrzej Matusiewicz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de
Dios
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
La Santa Sede ha nombrado al padre Hubert-Andrzej Matusiewicz O.H. nuevo
asistente eclesiástico de «Caritas Internationalis» (CI), la confederación
mundial de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio
social.
Miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (o «Fatebenefratelli»), el
sacerdote --ordenado en 1981-- es licenciado en Microbiología y Teología. Ha
sido subdirector de «Caritas Polonia».
CI y el Consejo Pontificio «Cor Unum» --el brazo de la caridad del Papa-- han
dado la bienvenida al nuevo asistente eclesiástico de la confederación, a la vez
que han agradecido a monseñor Nelson Viola toda su dedicación durante años de
«valiosos servicios» en el desempeño de esta función.
Denis Viénot, presidente de CI, dio las gracias también al citado dicasterio por
asistir a la ceremonia de toma de posesión del cargo, recoge una nota de la
Confederación mundial de «Caritas» del pasado 1 de junio.
«La presencia de representantes de “Cor Unum” es natural entre nosotros. Les
agradezco que manifiesten de este modo nuestra presencia en el servicio, en una
de las acciones de la Iglesia, el servicio de la caridad, una “tarea de toda la
comunidad eclesial”, como escribe el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica»
(Deus
Caritas est, n. 20).
El presidente del Pontificio Consejo «Cor Unum», el arzobispo Paul Josef Cordes,
estuvo presente para dar las gracias a monseñor Viola de parte de la Santa Sede,
que nombra al asistente eclesiástico de CI, y dar la bienvenida al padre
Matusiewicz.
Monseñor Viola recibió en nombre del Santo Padre el título honorario de
Protonotario Apostólico.
En nombre de la Confederación, Viénot dio una cálida bienvenida al sacerdote
polaco, cuya pasada experiencia al servicio de «Caritas» en su país será un
valioso instrumento para desempeñar su nueva función como asistente eclesiástico
de CI.
«Me alegro de comprobar que la persona que sucederá a monseñor Viola es un
hombre que conoce “Caritas” desde dentro, que ha vivido la conmovedora
experiencia de la resurrección de las Iglesias y las “Caritas” en la Europa del
Este», dijo el presidente de CI al nuevo asistente eclesial.
«Caritas Internationalis» trabaja en la construcción de un mundo mejor para los
pobres y oprimidos en más de doscientos países y territorios.
Desarrolla su labor sin tener en cuenta credo, raza o condición de sus
beneficiarios. Se trata de una de las redes humanitarias más amplias de todo el
mundo.
La misión de «Caritas» se arraiga en la Doctrina Social de la Iglesia,
centrándose en la dignidad de la persona humana. El trabajo de «Caritas» por los
pobres manifiesta el amor de Dios por todo lo creado.
Más información en www.caritas.org .
ZS06061105
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Mundo
Valencia: Sacerdotes, vida religiosa y
monjas de clausura recibirán al Papa en la Catedral
A su llegada a la ciudad española, por el V Encuentro Mundial de las Familias
VALENCIA, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Todos los sacerdotes de Valencia, monjas de clausura y religiosos y religiosas
recibirán a Benedicto XVI el próximo 8 de julio en la Catedral de la
archidiócesis española.
A ella llegará el Papa desde el aeropuerto de Manises en su primera jornada en
Valencia. Su viaje a la ciudad española será los días 8 y 9 de julio para
presidir los actos finales del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF).
Los más de 800 sacerdotes de Valencia recibirán al Santo Padre en la Catedral,
según anunció el jueves el arzobispo local, monseñor Agustín García-Gasco.
También estarán presentes las monjas de clausura de los monasterios valencianos
y una representación de los religiosos y religiosas presentes en la diócesis.
Igualmente todos los obispos de la Conferencia Episcopal Española recibirán al
Papa en la capilla del Santo Cáliz de la Última Cena, situada también en la
Catedral. El Pontífice venerará unos instantes la reliquia que será colocada
sobre su altar, confirma una nota de la organización del EMF.
Benedicto XVI, quien después visitará la Basílica de Nuestra Señora de los
Desamparados y orará ante la patrona de los valencianos, presidirá esa misma
fecha, a mediodía, en la plaza de la Virgen, el rezo del Ángelus con
seminaristas de toda España y sus familias.
Monseñor García-Gasco hizo públicos estos anuncios ante más de 400 sacerdotes
diocesanos de Valencia al término de la Misa que presidió en el Seminario
Metropolitano de Moncada con motivo de la festividad de Cristo, Sumo y Eterno
Sacerdote.
La celebración de la festividad de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, que se
conmemora en toda España, fue promovida por el que fue también titular de la
diócesis de Valencia entre 1969 y 1978, monseñor José María García Lahiguera
(1903-1989), actualmente en proceso de beatificación.
Más información del EMF e inscripciones en la web plurilingüe:
www.wmf2006.org
ZS06061106
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Más cerca la beatificación de 188
mártires japoneses del siglo XVII
CIUDAD DEL VATICANO/TOKIO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
La Congregación vaticana para las Causas de los Santos ha dado recientemente su
aprobación a la causa de beatificación de 188 mártires japoneses del siglo XVII.
Así lo confirmado una nota difundida por la Conferencia Episcopal de Japón (www.cbcj.catholic.jp).
De acuerdo con el secretario de la comisión episcopal encargada de la causa, el
jesuita Fuyuki Hirabayashi, la ceremonia de beatificación podría tener lugar a
partir de mayo de 2007.
El presidente del episcopado japonés, monseñor Jun-ichi Nomura --obispo de
Nagoya--, y monseñor Francis Xavier Osamu Mizobe, S.D.B. --obispo de Takamatsu--
(al frente de la comisión especial para la beatificaciones), visitaron las
dependencias vaticanas con el padre Hirabayashi en enero y presentaron una
petición firmada por todos los miembros de la Conferencia Episcopal.
El cardenal Peter Seiichi Shirayanagi --arzobispo emérito de Tokio-- también
presentó una petición similar a Benedicto XVI en persona.
De acuerdo con el episcopado japonés, aún se debe fijar la fecha de la reunión
vaticana para la aprobación final de la petición, pero el obispo Mizobe ha
expresado que es prácticamente seguro que todo siga adelante. El próximo paso
será la firma papal y la promulgación del decreto de beatificación.
El prelado programó presentar en la Asamblea de junio de la Conferencia
Episcopal japonesa el establecimiento de un comité especial para preparar la
ceremonia de beatificación.
Éste «será un acontecimiento extraordinario para la Iglesia en Japón»
--considera el dicasterio misionero a través de «Fides» en una nota del pasado
miércoles--; «la beatificación de Petro Kassui Kibe y de otros 187 mártires
japoneses» del siglo XVII «llevará entusiasmo, inmenso gozo y consuelo
espiritual al pequeño rebaño de fieles católicos en el país del Sol Naciente».
Entre los mártires de Japón ya están reconocidos Pablo Miki y sus compañeros;
Grazia Hosawaka, Ludivico Ibaragi, Michael Kozaki y Takayam Ukon.
La población de Japón se eleva a unos 127 millones de habitantes. La comunidad
católica supera el millón de fieles (más de la mitad de otras nacionalidades).
ZS06061104
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La asignatura de religión en las
escuelas, en entredicho en Bolivia
LA PAZ/COCHABAMBA, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
El proyecto de Ley de Educación Boliviana «Avelino Siñani», que plantea
convertir los Institutos Normales Superiores (INS) en universidades pedagógicas
en las que los maestros obtendrán el grado de licenciatura, propone una
educación «laica».
Según la información de la que se hace eco la archidiócesis de Cochabamba, el
citado planteamiento está contenido en el documento elaborado por la Comisión
Nacional de la Nueva Ley de Educación Boliviana, integrada por 22 instituciones
públicas y privadas
A partir de la aprobación de la nueva Ley Educativa, la materia de religión
especialmente católica ya no será obligatoria.
El punto 10 de los fines de la nueva política educativa indica «desarrollar una
educación laica que respete a las creencias, la espiritualidad de las naciones
indígenas y originarias y de la nación boliviana como base del derecho
individual y comunitario».
El ministro de Educación, Félix Patzi, señaló al respecto: «La educación será
laica; con énfasis, ya no será católica. La materia de religión ya no será
obligatoria, sino opcional. Habrá historia de las religiones: indígena, árabes o
católica».
Este cambio representa un viraje en la educación y a los acuerdos
Iglesia-Estado, dice la información de la archidiócesis de Cochabamba.
La filosofía de la nueva ley se basa en la educación comunitaria, que tiene
cuatro fundamentos: la educación productiva, la ciencia y la tecnología, la
educación descolonizadora y la formación inter-intracultural y plurilingüe.
Este proyecto será analizado en el Congreso Nacional de la Educación, que se
celebrará entre el 10 y el 15 de julio en Sucre, y contará con la participación
de unos 600 representantes de diferentes organizaciones vinculadas a la
Educación.
El arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari Capellari, SDB --vocal de la
Comisión Episcopal de Educación--, refiriéndose el jueves a las posibles
reformas en la educación boliviana, manifestó que los padres de familia son los
principales y primeros responsables de la educación de sus hijos, por tanto
tienen el derecho de elegir el tipo de educación que quieren.
Señaló que el Estado y las instituciones de la sociedad civil pueden contribuir,
en un ambiente democrático, a que la ciudadanía elija el mejor modelo educativo
para formar personas integras y críticas.
Respecto a la enseñanza religiosa en el sistema educativo boliviano, el prelado
manifestó que actualmente hay una postura que plantea una educación laica, que
respete creencias, espiritualidades del mundo andino, de grupos sociales y de la
nación boliviana.
«Este es un principio importantísimo, el respecto a las creencias; por lo tanto,
no tenemos que tener miedo de que se quite la religión católica de la educación,
porque el respeto de las creencias implica respetar la creencia católica de una
mayoría de los bolivianos», remarcó.
Constató que «en un contexto democrático y de gran participación social,
actualmente son los padres de familia los primeros en valorar y sostener las
escuelas y colegios administrados por la Iglesia católica».
«No hay duda --añadió-- de que en esas unidades educativas hay una gran riqueza
y experiencias que vienen de la mística de la Iglesia de servir a la comunidad y
sobre todo a las clases más necesitadas».
«La Iglesia tiene una vocación por la enseñanza, porque es madre y maestra de
los pueblos», afirmó; y aclaró que las instituciones educativas de la Iglesia
católica seguirán trabajando en su misión de formar personas íntegras, con la
colaboración de la comunidad boliviana, según recoge la archidióceis de
Cochabamba.
ZS06061108
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«Aica», la agencia informativa de la
Iglesia en Argentina, cumple 50 años
BUENOS AIRES, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Se cumplen este domingo 50 años de la fundación, por el episcopado argentino, de
la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).
Con este motivo, el presidente de la Conferencia Episcopal del país, el cardenal
Jorge Mario Bergoglio, ha enviado un mensaje al director de AICA, Miguel Woites.
En él recuerda que ocho años antes de que el Concilio Vaticano II instara a los
episcopados del mundo a tomar conciencia de la necesidad de los medios de
comunicación social, AICA ya comenzaba a recorrer ese camino que la convirtió en
obligado punto de referencia para conocer acontecimientos de la Iglesia en el
país.
«Estos 50 años han sido para AICA, como para nuestra patria y nuestra Iglesia,
un tiempo de enormes desafíos», constata el arzobispo de Buenos Aires, según
cita la agencia.
«Ha sido necesario un gran tesón y mucha creatividad para llevar adelante una
tarea difícil y exigente», reconoce.
Prosigue el mensaje al director de AICA: «Ustedes han sabido integrar en su
tarea el respeto por la verdad y la urgencia de las noticias. De esta manera,
han ganado un lugar en la historia del periodismo argentino y se han convertido
en una agencia de noticias que fue pionera en América latina».
«Hoy --continúa el mensaje episcopal--, como decimos los obispos argentinos en
“Navega Mar Adentro”, “No estamos sólo en una época de cambios, sino ante un
cambio de época que compromete seriamente la identidad de nuestra nación”».
«Los medios de comunicación han adquirido una dimensión que hace cincuenta años
sólo podíamos vislumbrar --admite--. Esto hace más actual y desafiante que nunca
la tarea de los que quieren ser fieles al Evangelio en el mundo de la
comunicación. A AICA le corresponderá integrarse, una vez más, a este esfuerzo».
Para ello exhorta a cuantos trabajan en la agencia a «seguir siendo fieles a las
enseñanzas de la Iglesia, nutriéndose de la novedad del Evangelio y confiando en
la maternal protección» de la Virgen, «nuestra Madre del Cielo».
El texto del purpurado, fechado el 7 de junio («Día del Periodista»), concluye
con la felicitación al director y a «todas las personas que trabajan en la
agencia».
Más información en www.aica.org .
ZS06061109
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Entrevista
Confidencias del cardenal Sepe tras
cinco años al frente del dicasterio misionero
A cuyo término ha sido nombrado arzobispo de Nápoles
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Al término de cinco años al frente del dicasterio misionero, el Papa nombró
recientemente al cardenal Crescenzio Sepe arzobispo de Nápoles (Zenit,
22 mayo 2006).
El purpurado italiano abre el corazón y hace balance de estos años de labor en
esta entrevista del organismo informativo «Fides», de la que publicamos amplios
pasajes.
--Eminencia, hace cinco años, usted cruzaba el umbral del Palacio Propaganda
Fide, nombrado prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
por el Santo Padre Juan Pablo II. ¿Qué sentimientos había en su corazón?
--Cardenal Sepe: Llegué a Propaganda Fide tras la experiencia entusiasmante del
Gran Jubileo del Año 2000, que vio congregarse en Roma, alrededor del Santo
Padre, a millones de peregrinos provenientes de todas partes del mundo, tras un
largo camino de preparación que se desarrolló contemporáneamente, y sobre los
mismos temas, en todas las Iglesias locales. Fue un periodo intenso e
irrepetible, caracterizado por un gran trabajo de enorme alcance espiritual y
también de un compromiso cotidiano junto a Juan Pablo II, que me puso en
condiciones de profundizar aún más en la maravillosa riqueza de la Iglesia
católica, universal, variada y multiforme en sus realidades, pero única y
granítica en su fundamento, Jesucristo. El Jubileo, por lo demás, tenía como
motivo fundamental la celebración del bimilenario del nacimiento de Jesucristo,
el Enviado del Padre para traer al mundo la Salvación; por lo tanto, todos los
acontecimientos giraban en torno a la persona y al mensaje de Nuestro Señor.
Si durante el Jubileo acogimos a cuantos venían a Roma desde los rincones más
lejanos del mundo, en Propagnda Fide la perspectiva se invertía: desde aquí era
necesario mirar al mundo, a los dos tercios de la humanidad que no han recibido
aún la Buena Nueva. Como he recordado en varias ocasiones, mi llegada al
Dicasterio Misionero realizaba de alguna manera una antigua aspiración: cuando,
todavía estudiante, sentía en mi corazón el deseo ardiente de hacerme misionero.
Ni puedo olvidar que en mi diócesis de origen, Aversa, nació el Beato Padre
Paolo Manna, fundador de la Pontificia Unión Misionera y del Seminario del PIME
de Ducenta. Tras un recorrido lleno de cambios durante mi vida sacerdotal,
siempre marcado por la total disponibilidad al Señor, en Propaganda Fide he
recibido la gracia de sumergirme completamente en el mundo de las misiones.
--Y hoy, tras cinco años...
--Cardenal Sepe: Como he comentado a mis colaboradores, agradezco profundamente
al Señor por esta experiencia que me ha enriquecido tanto y que me ha permitido
participar vivamente en los problemas y realidades de pueblos y culturas, con
frecuencia lejanos geográficamente de nosotros, pero que hoy, en este mundo
globalizado, se hacen cada vez más cercanos. En estos cinco años he aprendido
mucho, he recibido mucho y he podido experimentar la extraordinaria vivacidad de
la misión, con sus dolores, sus sufrimientos, pero también con sus alegrías.
Considero una gracia del Señor haber podido tocar con la mano la realidad de
algunas comunidades cristianas como, por ejemplo, la de Mongolia, en la que el
Evangelio vuelve a ser anunciado tras un largo periodo de silencio, y de haberla
acompañado en los primeros pasos de esta nueva vida. ¿Cómo olvidar las
prometedoras aperturas de la Iglesia en Vietnam, donde pude realizar una visita
pastoral considerada «histórica» por aquella nación, visitando las tres regiones
eclesiásticas del país, encontrándome con los obispos, sacerdotes, religiosos,
religiosas, seminaristas...? Presidí la inauguración de la nueva diócesis de Ba
Ria y la toma de posesión del primer obispo, teniendo además la alegría de
celebrar la ordenación sacerdotal de 57 diáconos vietnamitas ante una multitud
enorme que, conmovida y feliz, abarrotaba no sólo la Catedral sino también la
plaza y las calles adyacentes. Son testimonios de que la Iglesia de Vietnam está
viviendo una página importantes de su historia, una página de alegría y
esperanza para el futuro. Muy interesantes han sido también las visitas a Kuwait
y a la Península Arábiga, donde tuve la alegría de consagrar obispos a dos
Vicarios Apostólicos. La experiencia de estas comunidades católicas, que viven
una situación particularmente difícil y delicada, me ha hecho experimentar la
presencia del Señor que exhorta a su pequeño rebaño a no tener miedo, porque Él
está con nosotros hasta el fin del mundo.
Mi visita a Sudán me ha llevado a sumergirme en una situación extremadamente
compleja desde el punto de vista religioso, social y económico. El resultado de
la larga guerra civil es gravoso y hace sentir todavía sus influjos: guerrilla,
violencia, vandalismo... Sin contar con la destrucción de las estructuras,
enfermedades, pobreza extrema. Incluso entre las filas de la Iglesia hay
numerosos sacerdotes y religiosos que han sufrido traumas profundos a causa de
la guerra civil. La visita a un campo de refugiados en Darfur fue la etapa más
dolorosa y angustiosa del viaje. Hasta en medio de tanto dolor, he podido
constatar la alegría de la comunidad católica, el entusiasmo y la firmeza de la
propia fe, que son amparo también en aquel territorio particularmente difícil.
Otra nación africana a la que acudí para consolidar el proceso de paz que
empieza a moverse tras más de treinta años de guerra es Angola. En la Catedral
de Luanda, junto a todos los obispos de Angola, di gracias al Señor por el don
de la paz, que puso fin al atroz flagelo de la guerra y a la dramática lucha
fraticida de los hijos de esta tierra. Dramática herencia de este largo periodo
son, también aquí, los campos de prófugos, que visité para llevar una palabra de
consuelo y confianza en el futuro.
Momentos de alegría y de fiesta fueron los que viví junto a la comunidad
católica de Benin, donde presidí las celebraciones conclusivas del Congreso
Eucarístico nacional, en noviembre de 2002, o mi visita a Uganda, por el
Centenario de la fe en la archidiócesis de Mbarara.
Inolvidable y entusiasmante, con todo su calor latinoamericano, fue la
celebración del Segundo Congreso Misionero Americano, en noviembre de 2003, el
primer gran acontecimiento misionero del nuevo milenio. Vi una Iglesia, aquella
de América, que ha donado sin reservas todo lo que posee, desde su pequeñez,
desde su pobreza, desde su martirio, a la misión de Jesucristo, para ir a todos
los pueblos y todas las culturas a anunciar el Evangelio.
En Albania pude celebrar el décimo aniversario de la visita de Juan Pablo II,
acontecida el 25 de abril de 1993, asistiendo también en aquella tierra, tras la
larga noche de la persecución, a un nuevo despertar de la fe, marcado por la
esperanza pero también por las pruebas y dificultades para los católicos y para
la consolidación de las comunidades.
Y en México, en Azerbaiján, en la India, Tailandia, Camboya, Laos, Myanmar,
Taiwán... Aún con todas mis limitaciones y debilidades, he tratado de seguir el
espíritu de San Pablo, consolando a cuantos están en el dolor, alegrándome con
quien está alegre, compartiendo anhelos y preocupaciones, resultados logrados o
metas por alcanzar. Son muchos los rostros y las situaciones que se amontonan en
mi mente y que cada día presento al Señor durante la Santa Misa. Ciertamente la
obra misionera no es fácil, no son pocos los problemas y desafíos, antiguos y
nuevos, que se presentan delante. Tenemos sin embargo una certeza: el Señor, que
nos llama a una misión tan alta, nos concede con seguridad los medios para
realizarla.
--Entonces, ¿qué se lleva consigo?
--Cardenal Sepe: Llevo conmigo la abnegación heroica de tantos misioneros y
misioneras que viven en situaciones de gran sacrificio, pero están siempre
contentos de poder anunciar al Señor y de gastarse hasta el último respiro por
esta causa. Llevo conmigo la sangre derramada por decenas de obispos,
sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, asesinados en todo el mundo sólo
por ser cristianos, porque en nombre de su fe se oponían a todo lo que es
contrario al Evangelio y a la dignidad de la persona humana. Y guardo todavía en
mi corazón la alegría de tantas comunidades cristianas, nacidas en el
sufrimiento, en la opresión, en la pobreza, que sin embargo han conservado la fe
incluso en tiempos de persecución, y hoy miran con una firme esperanza su
futuro, que es el futuro de toda la Iglesia.
Cómo olvidar después a tantos jóvenes que se preparan al sacerdocio o a la vida
religiosa en tierras de misión, el fruto más bello nacido del sacrificio de los
misioneros que han dado la vida por implantar la Iglesia allí donde no había
resonado jamás el nombre de Jesucristo. Y también el «nuevo» compromiso
misionero de tantos laicos, de movimientos, de nuevas comunidades, de familias
enteras, que dejan todo para responder al mandato del Señor. En una palabra,
llevo conmigo la convicción de que la Iglesia está viva, aunque afronta
tribulaciones y opresiones; que ser cristiano es hermoso y es fuente de alegría,
aún en medio de tantas dificultades, y que el Señor continua todavía hoy
caminando al lado del hombre.
Por desgracia, muchos de los territorios llamados «de misión» presentan
situaciones gravísimas que usted ha visto con sus propios ojos: guerras
interminables, violencias, enfermedades, pobreza extrema, corrupción,
discriminación...
Como el Cirineo del Evangelio, llamado a ayudar al Señor a llevar la cruz,
durante mis viajes pastorales he podido conocer estas situaciones y he tratado
de inclinarme para ayudar a tantos hermanos que, en todas las latitudes, llevan
su cruz, con frecuencia pesada, a veces incluso abrumadora. Mi presencia en
tantos contextos de dolor ha querido mostrar la solidaridad de la Iglesia, que
aún en las más trágicas circunstancias continúa predicando el Evangelio del
amor, de la justicia y de la paz. He tenido la posibilidad de exhortar a las
autoridades interesadas y a todas las personas de buena voluntad para que
intervengan y pongan en práctica acciones decisivas para detener todas estas
situaciones. He llevado consuelo y reconocimiento a cuantos trabajan por
aliviar, en la medida de lo posible, los sufrimientos de tanta gente,
sufrimiento que nunca es un fin en sí mismo. Para quien tiene el don de la fe,
tras las tinieblas del Calvario llega el alba de la Resurrección. Les he animado
en este camino, he compartido sus angustias y les he invitado a cultivar la
esperanza que no defrauda, porque viene de Dios.
--Si tuviese que indicar una prioridad que haya marcado su experiencia de
prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ¿cuál
escogería?
--Cardenal Sepe: En estos años he insistido mucho en la necesidad de cuidar la
formación, a todos los niveles. De manera particular pienso en los seminarios
para los obispos, que han reunido en Roma durante algunas semanas a los
ordinarios de los territorios de misión, sobre todo los nombrados más
recientemente, que han escuchado una serie de lecciones sobre aspectos
fundamentales de su ministerio en relación con los territorios en los que
trabajan. Hemos tenido como relatores a los prefectos de los Dicasterios
vaticanos y otras personalidades de altísimo nivel, con los que los obispos han
podido entablar un diálogo franco y constructivo. Con el Master en Managment
para el Desarrollo hemos inaugurado una nueva vía de ayudas para África, que
quiere superar el viejo concepto de asistencialismo: un grupo de jóvenes
provenientes de 17 naciones africanas, indicados por los presidentes de las
Conferencias Episcopales de los varios países del continente, está siguiendo los
cursos de este Master, promovido por nuestra Congregación, por la Universidad
Católica de Milán y por la Pontificia Universidad Urbaniana. De esta manera, una
vez que regresen a su patria, habrán recibido la formación necesaria para
contribuir al futuro desarrollo económico y social de sus naciones.
El último gran trabajo ha sido el Congreso sobre el 40º Aniversario del Decreto
Conciliar «Ad Gentes», en colaboración con la Pontificia Universidad Urbaniana,
que ha reafirmado la actualidad del mandato misionero, al tiempo que ha
identificado nuevos caminos para la misión en el tercer milenio. Estos son los
grandes compromisos de los últimos años que me vienen a la mente, pero es casi
imposible citar la red innumerable de otras actividades menores, pero no menos
importantes, como visitas pastorales, encuentros y congresos misioneros, cursos
de formación y animación misionera...
[Texto íntegro disponible en
www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=8183&lan=spa].
ZS06061110
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La pastoral de la belleza hace
misionera la clausura
Entrevista a sor Maria Gloria Riva
ROMA, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
«Los artistas y los santos son aquellos que ven donde nadie logra ver. Ven el
mundo a través de una mirada de bondad y misericordia. Esta mirada tiene un
nombre muy sencillo: se llama oración», afirma sor Maria Gloria Riva.
Con estas pocas palabras la religiosa de clausura de las adoratrices perpetuas
del Santísimo Sacramento explica a Zenit el mensaje central de su último libro
en italiano, recientemente presentado en Monza (Italia): «Frammenti di Bellezza
- La preghiera nell’Arte e nella vita di Madre Maria Maddalena dell’Incarnazione»
(«Fragmentos de Belleza - La oración en el Arte y en la vida de Madre María
Magdalena de la Encarnación»), de la editorial San Pablo.
De acuerdo con la religiosa, la atención y el estudio del arte clásico pueden
ser instrumento de evangelización y la belleza, la búsqueda de la verdad y la
justicia pueden hacer misionera la clausura.
--¿Cuál es el nexo que une a artistas y santos a la hora de ver y leer la fe?
--Sor Maria Gloria: Chaim Potok ofrece en una de sus novelas una imagen
sugestiva para definir el ver de Dios. Afirma que mientras que el hombre ve el
mundo fragmentado, porque ve entre un parpadeo y otro, Dios ve el mundo íntegro
porque Él es el único que ve durante los parpadeos. Los santos y los artistas
han sabido ver durante los parpadeos; por esto en sus fragmentos, es decir en su
vida y sus obras, resplandece la belleza de un mundo íntegro.
El ver de la fe une a santos y artistas y es ver «el ya» en el «todavía no».
Giotto expresa este «ver de la fe» en un fresco de la Capilla de los Scrovegni
(comentado también en mi libro
«Frammenti di bellezza»). Al describir el encuentro entre el Resucitado y la
Magdalena, pinta curiosamente a Jesús al borde del fresco, como si quisiera
remarcar su «otra» presencia, su ser «ya» con el Padre, aún estando «todavía»
aquí entre nosotros. El ver de la fe ayuda a ir más allá del límite para ver la
luz de un «ya» donde impera la oscuridad del «todavía no».
--¿Quién es sor María Magdalena de la Encarnación y cuál es su vínculo con la
oración y el arte, objeto de su investigación?
--Sor Maria Gloria: La madre María Magdalena hizo de este «ver de la fe» un
carisma. La mirada de la fe fue fundamental para ella, también para la época en
la que vivió. Ella, citando el prefacio de Navidad, afirmaba que, con la
encarnación, una nueva luz de la divina belleza apareció ante nuestras mentes y
por tanto ahora nos es posible, gracias a la mirada de la fe, ver en lo visible
lo invisible de Dios. En lo visible del sacramento nos es posible contemplar un
rayo de la divina belleza.
La madre María Magdalena de la Encarnación nació en un tiempo de transición,
como el nuestro. Entre finales de 1700 y principios de 1800; el «Antiguo
Régimen», aunque con innegables valores, manifestaba su fin, mientras que el
surgir de la nueva economía, de la modernidad, sucedía dentro de un panorama
oscurecido por nubes amenazadoras. Ella, joven novicia, recibió de Dios una
misión sencilla y radical al mismo tiempo, tímida y absoluta a la vez: ir a la
raíz de la fe para recuperar todo. Plantar una semilla en la tierra de la
Iglesia, para hacer que todo volviera a florecer. Esta raíz es la Eucaristía.
Esta semilla es la oración de adoración.
El padre Andrea Martini, escultor franciscano, que llenó el mundo de oración y
belleza mediante sus obras, describió así el espíritu y la personalidad de la
madre María Magdalena de la Encarnación: un perfil bellísimo, aerodinámico,
donde el bronce aparece ligerísimo y la figura de la madre se yergue desde la
base despegando hacia el cielo como en vuelo.
El rostro y un brazo están vueltos hacia el Señor. Justo como la Magdalena de
Giotto, toda inclinada hacia el «Rabbuni». Esta inclinación revela la actitud
principal de la madre María Magdalena: estar con su Señor por todos y con todos.
Y es este «con todos» lo que sorprende y llena de significado el gesto del otro
brazo en el bronce de Martini. El brazo izquierdo está vuelto hacia la gente,
hacia los fieles e infieles, los santos y los pecadores, los cristianos y los
adeptos de otras religiones. Todos debían estar allí, con ella, para reencontrar
en la adoración a la Eucaristía las raíces de la existencia.
--Frente a las amenazas del terrorismo y la crisis moral que afecta a gran
parte del mundo occidental, se nota una gran demanda de vuelta a los clásicos y
a las raíces cristianas. Cada vez más personas buscan lo bello, lo justo y lo
verdadero, bases del humanismo cristiano. En su opinión, ¿es posible desarrollar
una pastoral de la belleza que una fe y arte y que dé forma y fundamento a estas
demandas?
--Sor Maria Gloria: Es indispensable volver a dominar nuestro patrimonio
artístico que nos rodea. El artista, también el más laico y especialmente el
artista que produce arte religioso, saca su inspiración de un patrimonio de fe
que le envuelve y le supera. Ejemplo típico podría ser Salvador Dalí, quien en
un periodo de su vida estuvo sinceramente atraído por la mística y produjo
algunas crucifixiones sugerentes. Una de éstas es examinada en mi libro. Se
trata del «Corpus hypercubus» del Museo Metropolitano de Nueva York.
Cristo está sobre la cruz bellísimo y sin barba, como una estatua griega. Su
cuerpo tenso por el sufrimiento no muestra sin embargo signos de sufrir. Cristo
está fijado a la cruz no mediante clavos sino por la fuerza del amor. Su
desnudez purísima contrasta con los suntuosos vestidos de la mujer que permanece
estática en contemplación bajo la cruz. Él, con la desnudez de su inocencia ha
revestido de gracia a toda la humanidad. Él, con la fuerza de su amor, ha
llenado de sentido nuestro sufrimiento, con demasiada frecuencia fruto del odio
y de la injusticia.
Así, también el extravagante e histriónico Dalí, bajo la presión del impacto
provocado por el estallido de la bomba atómica en Hiroshima, mojó su pincel en
la sabiduría de los místicos cristianos, como su gran compatriota san Juan de la
Cruz. Y, aún en una producción tal vez desacralizadora, ha podido transmitirnos
algunas obras de altísimo valor religioso y humano.
Por tanto, no sólo es posible sino necesario. Es un deber roturar la enorme
producción también de artistas y pensadores laicos para desenterrar aquellos
valores eternos mediados por la gran tradición judeocristiana.
--El aumento de las vocaciones a las órdenes monásticas de clausura, ¿es
quizá una señal de una nueva primavera para la Iglesia? ¿Cuáles son las formas
misioneras que también las órdenes de clausura podrían desarrollar?
--Sor Maria Gloria: Las vocaciones en la Iglesia responden siempre a una
necesidad que sufre el mundo y la misma Iglesia. Hoy, indudablemente, se ha
producido, al menos en Europa, una notable pérdida del sentido religioso.
Nuestras ciudades caóticas y las costumbres hacia las que empujan a los jóvenes
los medios de comunicación, están llenas de ruido. El pluralismo ideológico
vaciado de valores ha llevado gradualmente al relativismo, por lo que se nota
cada vez con más fuerza la necesidad de absoluto, de silencio, de encontrar a
Dios. Quien por gracia realiza este encuentro no puede dejar de notar el deseo
de hacer de ello el estatus de la propia vida. ¿De qué le sirve al hombre ganar
todo el mundo si se pierde a sí mismo?
Las numerosas llamadas a la vida contemplativa son una invitación al hombre
postmoderno a no perderse a sí mismo, en nombre de una economía o de una
malentendida libertad o, peor, en nombre de una presunta emancipación. La
veracidad de esta afirmación está en el hecho de que son cada vez más numerosos
los laicos que, aún habiendo recibido una vocación diferente, permaneciendo en
el mundo, a menudo con encargos importantes en la sociedad, advierten el deseo
de encontrar espacios de silencio y soledad para poder afrontar luego, con más
lucidez, los desafíos y sus compromisos. Por eso muchas veces llaman a las
puertas de los monasterios, de las abadías y de aquellos conventos que se abren
a alguna forma de hospitalidad.
La misión de los monasterios se inscribe justo aquí, no ciertamente en perder la
propia identidad para salir al encuentro de un mundo que manifiesta cada vez más
necesidades y malestares, sino en abrir a este mundo algún espacio de
interioridad, comunicar algo de la propia experiencia de Dios, en resumen, para
decirlo con santo Tomás, «contemplata aliis tradere»: hacer partícipes a los
otros de las cosas contempladas.
Esto puede darse a varios niveles y de varias formas. Mediante la acogida,
jornadas enteras de retiro o en momentos de oración, u ofreciendo, mediante una
presencia discreta, pero cualificada, en los medios de comunicación, «otra»
lectura de la realidad. Uno de los papeles más profundos del contemplativo es el
de aprender a leer la historia con los ojos de Dios. Esta «otra» lectura, en mi
caso no sólo de la historia de una santa, sino del arte, es lo que ofrezco en mi
libro y en diversos artículos publicados en el sitio
CulturaCattolica.it
.
Nuestra especial experiencia monástica, que se consuma no por casualidad en el
corazón de las ciudades, nos lleva a ofrecer a los laicos la posibilidad de
detenerse en adoración y experimentar en su vida que, fijando la mirada en
aquella raíz de la Iglesia que es la Eucaristía, el relativismo puede vencerse y
los valores cristianos pueden volver a brillar en la vida, ofreciendo respuestas
a los desafíos éticos u otros que hoy la sociedad plantea continuamente.
El alcance misionero de esta acogida ha sido tal que ha nacido un grupo de
laicos asociados a nuestro carisma, los adoradores misioneros de la Unidad.
También su sitio www.beth-or.org es, para
nosotros claustrales, un instrumento para contribuir a la educación del pueblo
en la fe, la oración y la belleza de la misión.
ZS06061107
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Intervención del Papa en el Angelus
Benedicto XVI: Dios «no es soledad
infinita, sino comunión de luz y amor»
Intervención en el Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI este domingo antes y después
de rezar la oración mariana del Ángelus junto a decenas de miles de fieles y
peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
* * *
¡Queridos hermanos y hermanas!
En este domingo que sigue a Pentecostés celebramos la solemnidad de la Santísima
Trinidad. Gracias al Espíritu Santo, que ayuda a comprender las palabras de
Jesús y guía hacia la verdad completa (Jn 14,26; 16,13), los creyentes
pueden conocer, por así decirlo, la intimidad de Dios mismo, descubriendo que Él
no es soledad infinita, sino comunión de luz y amor, vida donada y recibida en
un eterno diálogo entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo – Amante, Amado
y Amor, por recordar a San Agustín. De esta manera, nadie puede ver a Dios, pero
Él mismo se ha dado a conocer de forma que, con el apóstol Juan, podemos
afirmar: «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16), «nosotros hemos conocido el amor
que Dios nos tiene y hemos creído en él» (Deus
Caritas est, 1; 1 Jn 4,16). Quien encuentra a Cristo y entra con Él
en una relación de amistad, acoge la misma Comunión trinitaria en la propia
alma, según la promesa de Jesús a los discípulos: «Si alguno me ama guardará mi
Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn
14,23).
Todo el universo, para quien tiene fe, habla de Dios Uno y Trino. Desde los
espacios interestelares hasta las partículas microscópicas, todo lo que existe
remite a un Ser que se comunica en la multiplicidad y variedad de los elementos,
como en una inmensa sinfonía. Todos los seres están ordenados según un dinamismo
armónico que podemos analógicamente llamar «amor». Pero sólo en la persona
humana, libre y racional, este dinamismo se hace espiritual, se convierte en
amor responsable, como respuesta a Dios y al prójimo en un don sincero de sí. En
este amor el ser humano encuentra su verdad y su felicidad. Entre las diversas
analogías del inefable misterio de Dios Uno y Trino que los creyentes tienen
capacidad de entrever, desearía citar la de la familia. Ella está llamada a ser
una comunidad de amor y de vida, en la cual las diversidades deben concurrir a
formar una «parábola de comunión».
Obra maestra de la Santísima Trinidad, entre todas las criaturas, es la Virgen
María: en su corazón humilde y lleno de fe Dios se preparó una digna morada,
para llevar a cumplimiento su misterio de salvación. El Amor divino halló en
Ella correspondencia perfecta y en su seno el Hijo Unigénito se hizo hombre. Con
confianza filial dirijámonos a María, para que, con su ayuda, podamos progresar
en el amor y hacer de nuestra vida un canto de alabanza al Padre por medio del
Hijo en el Espíritu Santo.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit. El Santo Padre saludó
a continuación a los peregrinos en seis idiomas. Estas fueron sus palabras en
español:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, especialmente a los
fieles de las parroquias: Nuestra Señora de Sonsoles, de Madrid; Nuestra Señora
de la Soledad, de Torrejón de Ardoz; Santa Joaquina Vedruna, de Barcelona; a los
alumnos del Colegio Sant Josep, de Reus, y a los miembros de la Obra de la
Iglesia. Que el amor de Dios, manifestado en el misterio de la Santísima
Trinidad, os impulse a dar en todo momento un testimonio coherente de caridad.
¡Feliz domingo!
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06061101
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Nuevos movimientos
Servicios de la Renovación Carismática
Católica
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos--
de los Servicios de la Renovación Carismática Católica Internacional.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: SERVICIOS A LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
INTERNACIONAL
SIGLA: ICCRS (International Catholic Charismatic Renewal Services)
FUNDACIÓN: 1978
HISTORIA: Los orígenes de ICCRS se remontan a 1970 cuando, en Ann Arbor (Michigan/USA),
en la Universidad de Notre-Dame, empezó a funcionar un Centro internacional de
comunicaciones (ICO) encargado de mantener contactos entre los distintos grupos
de oración nacidos de la experiencia personal de Pentecostés conocida como
“nueva efusión del Espíritu”o “bautismo en el Espíritu” y para ofrecer
información sobre el nuevo movimiento. En 1973 el ICO inició la publicación
anual de un Directory of Catholic Prayer Groups, una especie de
directorio de los grupos de oración existentes. En 1977 una consulta, que reunió
a 110 personas representantes de 60 países, decidió crear un Comité
internacional encargado de la supervisión del trabajo realizado en el Centro. En
1978 fue constituido el ICCRO (International Catholic Charismatic Renewal
Offices) con sede en Bruselas, Bélgica. Está formado por nueve miembros
procedentes de Europa, Asia, Norteamérica, Sudamérica y Oceanía y el entonces
arzobispo de Malines-Bruxelles, el cardenal Leo Suenens, en calidad de Asistente
espiritual. Con la intención de reforzar las relaciones con la Santa Sede, en
1980 el ICCRO transfirió sus oficinas a Roma. Una vez adoptada la denominación
actual, el 14 de septiembre de 1993 el International Catholic Charismatic
Renewal Services fue reconocido por el Consejo Pontificio para los Laicos
como organismo de Derecho Pontificio, cuya finalidad es la promoción de la
Renovación Carismática Católica, hoy presente en 220 países.
IDENTIDAD: El ICCRS es la principal estructura de coordinación y de servicio de
la Renovación Carismática Católica. Cumple su misión de promoción de la
Renovación en el mundo, alimentando en los miembros el compromiso de fidelidad a
la Iglesia católica, tanto a nivel individual como de grupo; haciendo de centro
de unidad, comunicación y colaboración entre los grupos de oración y las
comunidades presentes en los distintos continentes; sosteniendo económicamente
los centros de la Renovación en los países en vías de desarrollo además de las
iniciativas locales y encuentros nacionales e internacionales de jóvenes;
organizando congresos y conferencias mundiales para los Líderes de la
Renovación.
ESTRUCTURA: Órgano directivo del ICCRS es el Consejo, constituido por un
Presidente, un Vicepresidente y doce consejeros representativos de las distintas
realidades de la Renovación Carismática Católica y de las zonas geográficas en
las que está presente. Para realizar sus funciones, el consejo está acompañado
de un Obispo, en calidad de Asistente espiritual (Episcopal Adviser). La
actuación de las decisiones del Consejo está confiada a una Oficina,
guiada por un Director ejecutivo, encargado de la administración, que actúa bajo
la supervisión del Presidente y en base a las orientaciones dadas.
DIFUSIÓN: El ICCRS está en contacto con realidades carismáticas presentes en 165
países distribuidos del siguiente modo: África (44), Asia (27), Europa (42),
Norteamérica (27), Oceanía (11), Sudamérica (14).
PUBLICACIONES: Noticiario ICCRS, bimestral en italiano, francés, inglés,
portugués, español y alemán.
PÁGINA WEB: http://www.iccrs.org
SEDE CENTRAL: ICCRS
Palazzo della Cancelleria
00120 Ciudad del Vaticano
Tel. [+39]06.69887538 / 06.69887565 - Fax 06.69887530
E-mail: info@iccrs.org
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06061120
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«Sígueme», Grupo Laical de Promoción
Humano-Cristiana.
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles» --editado por el Consejo Pontificio para los Laicos--
de «Sígueme», Grupo Laical de Promoción Humano-Cristiana.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: “SÍGUEME” GRUPO LAICAL DE PROMOCIÓN HUMANO-CRISTIANA
DENOMINACIÓN HABITUAL: “Sígueme”
FUNDACIÓN: 1965
HISTORIA: La fase pre-fundacional de “Sígueme” se remonta a inicios de los años
sesenta y se desarrolla en dos ciudades: Módena y Roma, en Italia. En Módena, un
consistente grupo de jóvenes y de adultos desea vivir un cristianismo radical en
diálogo con el estilo y la necesidad de los tiempos modernos. En Roma, después
del encuentro con Paola Majocchi, actual Presidente, con el padre Anastasio
Gutiérrez, claretiano y jurista (1911-1998), tomó forma la idea de una
asociación laical nueva, en sintonía con las orientaciones del Concilio Vaticano
II. En 1965 monseñor Abele Conigli, Obispo de Sansepolcro (Arezzo, Italia),
concedió la aprobación canónica a “Sígueme” como Pía Unión. Fiel a su estructura
y carisma, “Sígueme” camina con los tiempos en un proceso de profundización de
la propia identidad, que le exigió cambiar cinco veces sus estatutos conservando
el patrimonio institucional. Extendiéndose desde 1967 a otras diócesis
italianas, la Asociación se difundió gradualmente en el mundo. El 19 de marzo de
1984 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de
“Sígueme” Grupo Laical de Promoción Humano-Cristiana como asociación
internacional de fieles de derecho pontificio.
IDENTIDAD: “Sígueme” es una asociación laical fundada sobre el seguimiento de
Cristo que se propone la plena realización humana y cristiana de la persona, a
través de una adecuada formación y la búsqueda del propio puesto en la
construcción del Reino, sobre la base de las potencialidades de cada uno y
respondiendo a las necesidades del mundo, para vivir ya desde ahora la plena
felicidad de los hijos de Dios. Para conseguir sus objetivos se privilegian la
vida de fe, con oración diaria personal y comunitaria, las relaciones
interpersonales maduras en Cristo, en un clima de familia; la presencia laical
cristiana en todos los sectores profesionales y sociales; la formación a una
libertad responsable; la colaboración en obras centradas en la persona. El
itinerario formativo que propone a los miembros quiere llevar a la persona a una
plena madurez en Cristo, tanto en el ámbito profesional como en el ámbito
comunitario, sirviéndose de la Sagrada Escritura y de la teología para la vida
espiritual y apostólica. “Sígueme” no se cierra a ningún ámbito de servicio.
Actualmente su acción se concreta en el compromiso de formación humana y
cristiana, en la asistencia a ancianos y discapacitados, en el apoyo a la
familia, en la acogida de jóvenes madres solteras y en la cooperación
internacional.
ESTRUCTURA: “Sígueme” está articulado en cuatro formas de pertenencia:
miembros comprometidos, que viven el celibato organizados en comunidades
masculinas y femeninas, y que constituyen el centro animador; miembros
afiliados, que viven el celibato individualmente; miembros agregados,
individuos y familias; voluntarios, que comparten el espíritu de la
Asociación y colaboran en sus actividades. Sin alterar su carácter laical,
“Sígueme” también admite a sacerdotes con la función, en algunos casos, de
asegurar una orientación doctrinal y eclesial de la Asociación así como la
formación de los laicos como está expresada en el Vaticano II. La fidelidad al
Evangelio y a los consejos evangélicos se funda en un compromiso personal, que
no prevé votos sino una opción consciente y radical por Cristo, madurada en lo
concreto de la vida cotidiana. En el clima de auto-responsabilidad y promoción
de la persona característico de “Sígueme”, la autoridad desarrolla una acción
subsidiaria de coordinación. El Consejo central anima y evalúa las
iniciativas personales, acogiéndolas y unificándolas en una visión más
universal. El gobierno está asistido por un Consejo superior de garantía
estatutaria, por el Consejo para los asuntos económicos y por el
Consejo de educación y cultura.
DIFUSIÓN: “Sígueme” cuenta con unos 800 miembros y está presente en 11 países
distribuidos del siguiente modo: África (3), Europa (3), Norteamérica (1),
Sudamérica (4).
OBRAS: En Italia “Sígueme” ha dado vida a una casa familia y a un centro
cultural para ancianos; a una empresa en el sector agrícola; a los centros
Orizzonti nuovi y Solidart (talleres artesanales, exposiciones y ferias para
la recogida de fondos, organizaciones de campos de trabajo y formación a la
mundialidad); al centro PAD (adopción a distancia de iniciativas de
desarrollo en tres países africanos); a un centro juvenil; a centros de acogida;
al centro Familia y vida para la formación de agentes familiares, la
formación de los padres, la educación a la sexualidad, el apoyo a núcleos
familiares en dificultad; a un centro de espiritualidad y encuentros. Por
iniciativa de “Sígueme” han nacido además la asociación para la cooperación
internacional y la educación al voluntariado Granito de paz, en España;
un centro sanitario, de nutrición y de asistencia a las madres que van a dar a
luz, como también un proyecto de desarrollo agrícola en la República Democrática
del Congo; una casa de acogida para niños en dificultad en Camerún; un centro de
asistencia en los campos de refugiados de la guerra, en Burundi.
PUBLICACIONES: SI VIS, revista bimestral; Seguimi News, revista
cuatrimestral.
PÁGINA WEB http://www.grupposeguimi.org
SEDE CENTRAL “Seguimi” Gruppo Laico di Promozione Umano-Cristiana
Via Clemente III, 29
I - 00167 Roma (Italia)
Tel. e Fax [+39]06.6277806
E-mail: seguimi.sede@iol.it
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ZS06061121
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Documentación
Latinoamérica: Migración, refugio,
desplazamiento interno y trata de personas
II Encuentro Continental – Documento Final
BOGOTÁ, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el Documento Final del II Encuentro Continental de Migración,
refugio, desplazamiento interno y trata de personas.
Promovida en Bogotá (Colombia) por la Sección de Movilidad Humana del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM, www.celam.org),
la reunión ha contado con la presencia del arzobispo Agostino Marchetto,
secretario del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes e
Itinerantes.
* * *
II ENCUENTRO CONTINENTAL
MIGRACION, REFUGIO, DESPLAZAMIENTO INTERNO Y TRATA DE PERSONAS
“Hacia una Iglesia Peregrina y Misionera”
BOGOTÁ. D.C., 30 DE MAYO A 02 DE JUNIO DE 2006
DOCUMENTO FINAL
Reunidos en el II Encuentro Continental de Migración, Refugio y Desplazamientos
y con la presencia del Arzobispo Secretario del Consejo Pontificio para la
Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, con el objetivo de aportar nuestra
contribución a la construcción de una Iglesia peregrina y misionera, hemos
compartido, una vez más, los dolores y alegrías de nuestros hermanos y hermanas
migrantes, refugiados y desplazados, dispersos en este mundo que de ancho se
volvió pequeño y de ajeno se está haciendo cada vez más nuestro. Compartimos
logros, lecciones aprendidas, fortalezas y debilidades, desde la experiencia del
compromiso pastoral y con una metodología de trabajo grupal, llegamos a las
siguientes conclusiones:
CONTEXTO
La adopción del modelo económico neoliberal y de políticas de ajuste estructural
para adaptarse al contexto globalizado, incrementa la pobreza e inequidad
social. Esto genera e intensifica en varias regiones y ciudades de nuestro
continente, una cultura de emigración hacia otros países de la región y
principalmente hacia Estados Unidos y Europa en búsqueda de nuevas expectativas
y oportunidades de vida.
Por otro lado, el fantasma del terrorismo internacional, acentúa en los propios
países el endurecimiento de los controles para el ingreso de las personas que
quieren o son forzadas a migrar. Actualmente, en los Estados Unidos, país de
destino de migrantes latinoamericanos y caribeños, se preparan proyectos de ley
que priorizan exageradamente la seguridad nacional, criminalizan a los migrantes
y militarizan las fronteras entre países. Legislación que no abre caminos justos
y viables hacia la residencia permanente y ciudadanía, sino que expulsaría a
millones de inmigrantes, impidiendo la reunificación familiar y trayendo consigo
la amenaza de un continente más pobre y dividido.
Adicionalmente, la expansión del conflicto colombiano y su agravamiento, tiene
repercusiones en las regiones fronterizas, generando un movimiento permanente y
silencioso de solicitantes de refugio y refugiados, hacia países vecinos,
particularmente Ecuador, Panamá, Venezuela y Costa Rica, y en una alta migración
colombiana fuera de América Latina. Al mismo tiempo, los Estados receptores
viven sus propias crisis internas y la mayoría tienen limitados recursos para
acoger a las víctimas del conflicto colombiano, así como hondas preocupaciones
desde la perspectiva de la seguridad interna.
Otro elemento que causa preocupación, es que en América Latina y el Caribe, hay
un creciente aumento de un sector vulnerable de la población que son víctimas de
Trata: cada año miles de personas, la mayoría mujeres y niños, son engañadas,
vendidas, coaccionadas o sometidas de alguna manera a situaciones de explotación
de las cuales no pueden escapar. Constituyen la mercancía de una industria
mundial que mueve miles de millones de dólares y que está dominada por grupos de
delincuentes explotadores muy bien organizados que operan con impunidad.
Por otro lado, es importante señalar los significativos aportes económicos,
culturales, religiosos y políticos, que la comunidad migrante brinda al
desarrollo de las comunidades de origen y destino.
Frente a esta realidad, los participantes de este II Encuentro Continental
identificamos algunos problemas, que piden respuestas pastorales y que
presentamos a continuación:
Migración:
• La pobreza estructural y la falta de acceso a una vida más digna, que sigue
incrementando las migraciones internacionales e internas
• La desintegración familiar en los países de origen y de destino de los
migrantes.
• La situación de irregularidad:
a) debida a legislaciones restrictivas, el aumento en los controles fronterizos,
los altos costos para la regularización migratoria y la concepción del migrante
como criminal.
b) que impide el acceso a la ciudadanía y a sus consecuentes derechos y deja a
los migrantes en condiciones de vulnerabilidad, discriminación y explotación.
• La debilidad en la articulación de la pastoral a nivel regional, entre las
Iglesias de origen, tránsito y destino de los migrantes.
Refugio y Desplazamiento:
• La falta de voluntad de los gobiernos en la aplicación coherente de políticas
públicas, armonizadas a los instrumentos internacionales de protección a los
refugiados y a los desplazados internos y al Plan de Acción de México .
• La situación de irregularidad en que viven los solicitantes de refugio
rechazados y los muchos que ni siquiera se presentan a solicitarlo.
• La discriminación y xenofobia que sufren las personas en situación de refugio.
• La violencia, especialmente el conflicto armado en Colombia.
• La debilidad en la articulación entre las Comisiones Nacionales de Pastoral de
Movilidad Humana, en el tratamiento a las personas en situación de refugio y
desplazamiento.
Trata de personas:
• Poco conocimiento de la temática y de las organizaciones que trabajan a favor
de las víctimas de trata de personas.
• La falta de políticas públicas y programas para prevenir la trata de personas
y proteger a las víctimas.
• La criminalización de las víctimas de trata de personas y la falta de
intervención para punir los tratantes.
• El incremento en el reclutamiento de niños, adolescentes y personas en
situación de pobreza para la explotación laboral, sexual y el turismo sexual, y
crecientes amenazas que sufren las víctimas de trata de personas y sus
familiares por parte de las redes de tratantes.
IGLESIA Y MIGRACIONES
La Iglesia tiene una sintonía especial con las personas involucradas en el
fenómeno migratorio ya que existe una especie de connaturalidad entre ella misma
y la movilidad humana. Ella se define como “Iglesia Peregrina”, se identifica
con el propio caminar de la humanidad. La Iglesia no puede estacionarse, Iglesia
y migrantes deben ser solidarios en su búsqueda de “cielos nuevos y tierra
nueva”.
La Iglesia, peregrina, es cercana a la condición de los migrantes, refugiados,
desplazados y víctimas de trata de personas y llamada a comprender sus
problemas, a apoyar sus justas reivindicaciones y, a defender su causa en los
diversos contextos: sea en el interior de cada país, en forma de promover leyes
que favorezcan la vida de los migrantes y su inserción en la sociedad, sea a
nivel mundial, urgiendo el enfrentamiento de las causas que provocan las olas
migratorias y producen la situación en que viven los migrantes.
Un aspecto muy fecundo del fenómeno migratorio es su dimensión religiosa que
acaba siendo, en realidad, símbolo de su densidad humana y consistencia ética.
Es muy significativo el paradigma migratorio, como experiencia religiosa de
significado universal, que la Biblia transmite. Así la condición de migrante del
pueblo de Dios se hace constitutiva de su identidad y de su misión histórica.
En la medida en que la humanidad hace de la tierra un lugar de disputa y, de sus
bienes, una ambición de acumular, ella se vuelve mezquina, de dimensiones
estrechas, que no le convienen ni la realizan.
Recordemos que a la luz de la fe “No tenemos aquí ciudad permanente, sino que
buscamos la patria futura” (Hb. 13, 14): “Amen al inmigrante, porque también
ustedes fueron inmigrantes en Egipto” (Dt. 10, 19). “Practicad la hospitalidad”
(Rom. 12, 13), recomendaba San Pablo a los cristianos de Roma.
La experiencia de Jesús identificándose con su patria, pero traspasando todas
las fronteras geográficas de Israel, todas las fronteras raciales y religiosas,
derribando todos los prejuicios nos indica que la “pastoral de movilidad humana”
consistirá siempre en extender las fronteras del corazón y de la mente,
derrumbando los prejuicios que aprisionan a las personas y, mostrando cómo la
presencia del “otro” es una preciosa oportunidad para darnos cuenta de nuestras
propias limitaciones y descubrir la belleza de la fraternidad, en la libertad de
la relación respetuosa y acogedora del “otro”.
La experiencia religiosa acaba confirmando que las migraciones no son un
fenómeno secundario, periférico, accidental y desprovisto de sentido humano, al
contrario, son constitutivas de la historia y señalan hacia la vocación más
profunda de la propia humanidad.
LOGROS Y AVANCES
En los últimos años, el trabajo realizado por la Iglesia, ha generado
significativos logros y avances entre los que se pueden señalar:
Migración:
• Cooperación y coordinación, gracias también al Pontificio Consejo para la
Pastoral de los Emigrante e Itinerantes, entre algunas Comisiones Diocesanas y
Nacionales de Pastoral de Movilidad Humana-PMH de origen, tránsito y destino de
los migrantes, principalmente en las Diócesis fronterizas.
• Incidencia política articulada entre las organizaciones de migrantes,
organizaciones de la sociedad civil, organismos gubernamentales e
internacionales e Iglesias.
• Promoción de la religiosidad popular, como un elemento de integración,
identidad y solidaridad entre los migrantes.
• La Pastoral de la Movilidad Humana y las redes que ha establecido, a nivel
nacional e internacional, con las instituciones que trabajan por las
migraciones, y con otras pastorales específicas.
• Casas y Centros de apoyo a los migrantes a lo largo y ancho del continente.
• La formación de agentes de pastoral de la Movilidad Humana y de sacerdotes
para que puedan intervenir pastoralmente frente al fenómeno migratorio.
Refugio y Desplazamiento:
• Acogida, asistencia humanitaria y capacitación a personas en situación de
refugio y en situación de desplazamiento.
• Red de coordinación interinstitucional:
a) a nivel eclesial nacional y fronteriza; y,
b) con organizaciones de la sociedad civil e instituciones.
• Formación y Sensibilización de la sociedad civil y de gobierno.
• Incidencia Política en normativa protectiva acorde a los instrumentos
internacionales.
Trata de personas:
• Acogida a víctimas de trata de personas y remite a organizaciones
especializadas.
• Iniciativas incipientes de sensibilización y atención a las víctimas de la
trata de personas, coordinadas con otras instituciones.
• La creciente toma de conciencia y sensibilización sobre el fenómeno de la
trata de personas y el trabajo de intervención concreta junto a las mujeres y
las jóvenes más vulnerables, y los niños y niñas en situación de explotación.
LÍNEAS DE ACCIÓN PASTORAL
El alcance del problema tiene también una magnitud continental. La voz profética
de la Iglesia se manifiesta en los países de la región, para incentivar la
solidaridad y la construcción de una tierra generosa en acogida, pan, paz y
dignidad.
En ese sentido los participantes de este II Encuentro Continental se han
planteado las siguientes líneas de acción a implementarse en los próximos tres
años:
Migrantes:
• Que las Comisiones Nacionales de PMH promuevan un programa de acompañamiento
pastoral a los familiares de migrantes en coordinación con otras pastorales,
especialmente con la pastoral familiar, la catequesis familiar, la pastoral de
la educación y la pastoral juvenil, e incidir ante los gobiernos para que
consideren la reunificación familiar como un derecho de las familias migrantes.
• Que las Comisiones Nacionales de PMH fortalezcan el trabajo de información y
atención integral a los migrantes especialmente a los que se encuentran en
situación irregular, y de incidencia en la definición e implementación de
políticas y leyes migratorias menos restrictivas y en la atención consular a los
migrantes irregulares.
• Que el CELAM, a través de la Sección de Movilidad Humana, promueva y apoye en
coordinación con el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e
Itinerantes, la articulación de la Pastoral de la Movilidad Humana entre las
Comisiones Nacionales y las Conferencias Episcopales de los países de origen,
tránsito y destino de los migrantes, a través de encuentros o reuniones
binacionales y/o regionales de los obispos encargados del tema de migración y
sus comisiones de trabajo.
• Retomar, en nuestros países, como Iglesia latinoamericana, el tema de la
pobreza estructural; de las políticas económicas vigentes; del libre comercio
regional como causas, entre otras, de la migración, incidiendo en los gobiernos
para que promuevan soluciones concretas a éstas causas.
Refugiados y desplazados:
• Realizar acciones de incidencia política con los gobiernos para que:
a) promuevan políticas dirigidas a concretar el Plan de Acción de México,
b) armonicen la normativa nacional con los instrumentos internacionales, y
c) apliquen los instrumentos internacionales de acuerdo con el espíritu
humanitario con que fueron creados y garanticen los derechos de las personas,
incluido el acceso al debido proceso.
• Sensibilizar a las autoridades eclesiales, a las pastorales y movimientos de
la Iglesia y la sociedad en general, a fin de que asuman el espíritu de acogida
y solidaridad propios del Evangelio.
• Fortalecer la articulación entre Conferencias Episcopales en el tratamiento a
las personas en situación de refugio y desplazamiento, teniendo en cuenta el
aspecto ecuménico e interreligioso.
• Apoyar las iniciativas de construcción de paz de la Iglesia en Colombia.
Trata de personas:
• Formar y capacitar a los agentes de pastoral e informar a la sociedad sobre la
trata de personas y sus consecuencias.
• Promover y coordinar acciones de prevención a la trata de personas y de
atención a las víctimas, en conjunto con las comunidades eclesiales, las
congregaciones religiosas y otras instancias de Iglesia, organizaciones de la
sociedad civil y organismos gubernamentales e internacionales.
Conclusión
Como punto de partida, es indispensable tener presente los referentes éticos.
Son ellos los que deben guiar los pasos concretos de las implicaciones que las
migraciones suscitan, en el ámbito de las relaciones humanas, del encuentro
cultural y de las relaciones políticas, económicas, sociales y religiosas. A la
luz de los valores éticos es posible moverse con seguridad en el proceso humano,
que las migraciones siempre estimulan.
El fenómeno de las migraciones es portador de un significado trascendente para
la familia humana. Por esto, es preciso abordarlo en la perspectiva amplia de la
cual se reviste. Él no puede ser encuadrado en los límites de la pugna de
intereses estrechos entre países o sistemas políticos y económicos.
Es parte de la misión de la Iglesia aportar criterios de solidaridad, mostrando
valores humanos y cristianos que amplían los horizontes de las soluciones que
necesitan ser encontradas para los problemas concretos que las migraciones
enfrentan en nuestro tiempo.
La Iglesia es llamada a ejercer la misión de “Buen Samaritano”, socorriendo al
migrante que busca sobrevivir en otro país, pero ayudando también a quienes
acogen al migrante. Ella necesita servir de fiadora, garantizando que esta
acogida mutua haga avanzar a la humanidad en la realización de su destino de
familia humana, que recorre en este mundo el camino que lleva al Reino de Dios
donde no habrá más fronteras y, donde la comunión será plena y definitiva.
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Encuentro de Benedicto XVI con un
millón de jóvenes en Polonia
Saludo íntegro
CRACOVIA, domingo, 11 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos las palabras que dirigió el Papa a un millón de jóvenes con los que
se reunió en el parque Blonie, en Cracovia, el sábado 27 de mayo pasado, durante
su viaje apostólico a Polonia, patria de Juan Pablo II. Benedicto XVI describió
aquella experiencia como «bellísima» (Zenit,
31 mayo 2006).
* * *
VIAJE APOSTÓLICO
DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A POLONIA
SALUDO DEL SANTO PADRE
ENCUENTRO CON LOS JÓVENES
Cracovia-Błonie, sábado 27 de mayo de 2006
Queridos jóvenes amigos:
¡Os doy mi cordial bienvenida! Vuestra presencia me alegra. Doy gracias al Señor
por este encuentro con el calor de vuestra cordialidad. Sabemos que "donde están
dos o tres reunidos en el nombre de Jesús, él está en medio de ellos" (cf. Mt
18, 20). ¡Pero vosotros sois hoy aquí muchos más! Por esto os doy las gracias a
cada uno de vosotros. Así pues, Jesús está aquí con nosotros. Está presente
entre los jóvenes de la tierra polaca, para hablar con ellos de una casa que no
se desplomará jamás, porque está edificada sobre roca. Es la palabra evangélica
que acabamos de escuchar (cf. Mt 7, 24-27).
Amigos míos, en el corazón de cada hombre existe el deseo de una casa. En un
corazón joven existe con mayor razón el gran anhelo de una casa propia, que sea
sólida, a la que no sólo se pueda volver con alegría, sino también en la que se
pueda acoger con alegría a todo huésped que llegue. Es la nostalgia de una casa
en la que el pan de cada día sea el amor, el perdón, la necesidad de
comprensión, en la que la verdad sea la fuente de la que brota la paz del
corazón.
Es la nostalgia de una casa de la que se pueda estar orgulloso, de la que no se
deba avergonzar y por cuya destrucción jamás se deba llorar. Esta nostalgia no
es más que el deseo de una vida plena, feliz, realizada. No tengáis miedo de
este deseo. No lo evitéis. No os desaniméis a la vista de las casas que se han
desplomado, de los deseos que no se han realizado, de las nostalgias que se han
disipado. Dios Creador, que infunde en un corazón joven el inmenso deseo de
felicidad, no lo abandona después en la ardua construcción de la casa que se
llama vida.
Amigos míos, se impone una pregunta: "¿Cómo construir esta casa?". Es una
pregunta que seguramente ya os habéis planteado muchas veces en vuestro corazón
y que volveréis a plantearos muchas veces. Es una pregunta que es preciso
hacerse a sí mismos no solamente una vez. Cada día debe estar ante los ojos del
corazón: ¿cómo construir la casa llamada vida? Jesús, cuyas palabras hemos
escuchado en el pasaje del evangelio según san Mateo, nos exhorta a construir
sobre roca. En efecto, solamente así la casa no se desplomará.
Pero ¿qué quiere decir construir la casa sobre roca? Construir sobre roca quiere
decir ante todo: construir sobre Cristo y con Cristo. Jesús dice: "Así pues,
todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el
hombre prudente que construyó su casa sobre roca" (Mt 7, 24). Aquí no se trata
de palabras vacías, dichas por una persona cualquiera, sino de las palabras de
Jesús. No se trata de escuchar a una persona cualquiera, sino de escuchar a
Jesús. No se trata de cumplir cualquier cosa, sino de cumplir las palabras de
Jesús.
Construir sobre Cristo y con Cristo significa construir sobre un fundamento que
se llama amor crucificado. Quiere decir construir con Alguien que, conociéndonos
mejor que nosotros mismos, nos dice: "Eres precioso a mis ojos, ...eres
estimado, y yo te amo" (Is 43, 4). Quiere decir construir con Alguien que
siempre es fiel, aunque nosotros fallemos en la fidelidad, porque él no puede
negarse a sí mismo (cf. 2 Tm 2, 13). Quiere decir construir con Alguien que se
inclina constantemente sobre el corazón herido del hombre, y dice: "Yo no te
condeno. Vete, y en adelante no peques más" (cf. Jn 8, 11). Quiere decir
construir con Alguien que desde lo alto de la cruz extiende los brazos para
repetir por toda la eternidad: "Yo doy mi vida por ti, hombre, porque te amo".
Por último, construir sobre Cristo quiere decir fundar sobre su voluntad todos
nuestros deseos, expectativas, sueños, ambiciones, y todos nuestros proyectos.
Significa decirse a sí mismo, a la propia familia, a los amigos y al mundo
entero y, sobre todo, a Cristo: "Señor, en la vida no quiero hacer nada contra
ti, porque tú sabes lo que es mejor para mí. Sólo tú tienes palabras de vida
eterna" (cf. Jn 6, 68). Amigos míos, no tengáis miedo de apostar por Cristo.
Tened nostalgia de Cristo, como fundamento de la vida. Encended en vosotros el
deseo de construir vuestra vida con él y por él. Porque no puede perder quien lo
apuesta todo por el amor crucificado del Verbo encarnado.
Construir sobre roca significa construir sobre Cristo y con Cristo, que es la
roca. En la primera carta a los Corintios san Pablo, hablando del camino del
pueblo elegido a través del desierto, explica que todos "bebieron... de la roca
espiritual que los acompañaba; y la roca era Cristo" (1 Co 10, 4). Ciertamente,
los padres del pueblo elegido no sabían que esa roca era Cristo. No eran
conscientes de que los acompañaba Aquel que, cuando llegaría la plenitud de los
tiempos, se encarnaría, asumiendo un cuerpo humano. No necesitaban comprender
que apagaría su sed el Manantial mismo de la vida, capaz de ofrecer el agua viva
para saciar la sed de todo corazón. Sin embargo, bebieron de esta roca
espiritual que es Cristo, porque sentían nostalgia del agua de la vida, la
necesitaban.
Mientras caminamos por las sendas de la vida, a veces quizá no somos conscientes
de la presencia de Jesús. Pero precisamente esta presencia viva y fiel, la
presencia en la obra de la creación, la presencia en la palabra de Dios y en la
Eucaristía, en la comunidad de los creyentes y en todo hombre redimido por la
preciosa sangre de Cristo, esta presencia es la fuente inagotable de la fuerza
humana. Jesús de Nazaret, Dios que se hizo hombre, está a nuestro lado en los
momentos felices y en las adversidades, y desea esta relación, que es en
realidad el fundamento de la auténtica humanidad. En el Apocalipsis leemos estas
significativas palabras: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" (Ap 3,
20).
Amigos míos, ¿qué quiere decir construir sobre roca? Construir sobre roca
significa también construir sobre Alguien che fue rechazado. San Pedro habla a
sus fieles de Cristo como de una "piedra viva, desechada por los hombres, pero
elegida, preciosa ante Dios" (1 P 2, 4). El hecho innegable de la elección de
Jesús por parte de Dios no esconde el misterio del mal, a causa del cual el
hombre es capaz de rechazar a Aquel que lo ha amado hasta el extremo. Este
rechazo de Jesús por parte de los hombres, mencionado por san Pedro, se prolonga
en la historia de la humanidad y llega también a nuestros días.
No se necesita una gran agudeza para descubrir las múltiples manifestaciones del
rechazo de Jesús, incluso donde Dios nos ha concedido crecer. Muchas veces Jesús
es ignorado, es escarnecido, es proclamado rey del pasado, pero no del hoy y
mucho menos del mañana; es arrumbado en el armario de cuestiones y de personas
de las que no se debería hablar en voz alta y en público. Si en la construcción
de la casa de vuestra vida os encontráis con los que desprecian el fundamento
sobre el que estáis construyendo, no os desaniméis. Una fe fuerte debe superar
las pruebas. Una fe viva debe crecer siempre. Nuestra fe en Jesucristo, para
seguir siendo tal, debe confrontarse a menudo con la falta de fe de los demás.
Queridos amigos, ¿qué quiere decir construir sobre roca? Construir sobre roca
quiere decir ser conscientes de que habrá contrariedades. Cristo dice: "Cayó la
lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra
aquella casa..." (Mt 7, 25). Estos fenómenos naturales no sólo son la imagen de
las múltiples contrariedades de la condición humana; normalmente también son
previsibles. Cristo no promete que sobre una casa en construcción no caerá jamás
un aguacero; no promete que una ola violenta no derribará lo que para nosotros
es más querido; no promete que vientos impetuosos no arrastrarán lo que hemos
construido a veces a costa de enormes sacrificios. Cristo no sólo comprende la
aspiración del hombre a una casa duradera, sino que también es plenamente
consciente de todo lo que puede arruinar la felicidad del hombre. Por eso, no
debéis sorprenderos de que surjan contrariedades, cualesquiera que sean. No os
desaniméis a causa de ellas. Un edificio construido sobre roca no queda exento
de la acción de las fuerzas de la naturaleza, inscritas en el misterio del
hombre. Haber construido sobre roca significa tener la certeza de que en los
momentos difíciles existe una fuerza segura en la que se puede confiar.
Amigos míos, permitidme que insista: ¿qué quiere decir construir sobre roca?
Quiere decir construir con sabiduría. Con razón Jesús compara a quienes oyen sus
palabras y las ponen en práctica con un hombre sabio que ha construido su casa
sobre roca. En efecto, es insensato construir sobre arena cuando se puede hacer
sobre roca, teniendo así una casa capaz de resistir a cualquier tormenta. Es
insensato construir la casa sobre un terreno que no ofrece garantías de resistir
en los momentos más difíciles. Tal vez sea más fácil fundar nuestra vida sobre
las arenas movedizas de nuestra visión del mundo, construir nuestro futuro lejos
de la palabra de Jesús, y a veces incluso contra ella. Sin embargo, es evidente
que quien construye de este modo no es prudente, porque quiere convencerse a sí
mismo y a los demás de que en su vida no se desatará ninguna tormenta, de que
ninguna ola se estrellará contra su casa. Ser sabio significa tener en cuenta
que la solidez de la casa depende de la elección del fundamento. No tengáis
miedo de ser sabios; es decir, no tengáis miedo de construir sobre roca.
Amigos míos, una vez más: ¿qué quiere decir construir sobre roca? Construir
sobre roca quiere decir también construir sobre Pedro y con Pedro, pues a él el
Señor le dijo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Si Cristo, la
Roca, la piedra viva y preciosa, llama a su Apóstol piedra, significa que quiere
que Pedro, y con él toda la Iglesia, sean signo visible del único Salvador y
Señor.
Ciertamente aquí, en Cracovia, la ciudad predilecta de mi predecesor Juan Pablo
II, a nadie sorprenden las palabras acerca de construir con Pedro y sobre Pedro.
Por eso os digo: no tengáis miedo de construir vuestra vida en la Iglesia y con
la Iglesia. Sentíos orgullosos del amor a Pedro y a la Iglesia a él encomendada.
No os dejéis engañar por quienes quieren contraponer a Cristo y a la Iglesia.
Sólo hay una roca sobre la cual vale la pena construir la casa. Esta roca es
Cristo. Sólo hay una piedra sobre la cual vale la pena apoyarlo todo. Esta
piedra es aquel a quien Cristo dijo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 18). Vosotros, los jóvenes, habéis conocido bien
al Pedro de nuestro tiempo. Por eso, no olvidéis que ni aquel Pedro que está
observando nuestro encuentro desde la ventana de Dios Padre, ni este Pedro que
ahora está delante de vosotros, ni ningún Pedro sucesivo estará nunca contra
vosotros, ni contra la construcción de una casa duradera sobre roca. Al
contrario, con su corazón y con sus manos os ayudará a construir la vida sobre
Cristo y con Cristo.
Queridos amigos, meditando en las palabras de Cristo sobre la roca como
fundamento adecuado para la casa, no podemos menos de notar que la última
palabra es una palabra de esperanza. Jesús dice que, a pesar de la furia de los
elementos, la casa no se desplomó, porque estaba fundada sobre roca. Con estas
palabras nos infunde una extraordinaria confianza en la fuerza del fundamento,
la fe que no teme ser desmentida porque está confirmada por la muerte y
resurrección de Cristo. Esta es la fe que, años después, confesará san Pedro en
su carta: "He aquí que coloco en Sión una piedra angular, elegida, preciosa, y
el que crea en ella no será confundido" (1 P 2, 6). Ciertamente "no será
confundido...".
Queridos jóvenes amigos, el miedo al fracaso a veces puede frenar incluso los
sueños más hermosos. Puede paralizar la voluntad e impedir creer que pueda
existir una casa construida sobre roca. Puede persuadir de que la nostalgia de
la casa es solamente un deseo juvenil y no un proyecto de vida. Como Jesús,
decid a este miedo: "¡No puede caer una casa fundada sobre roca!". Como san
Pedro, decid a la tentación de la duda: "Quien cree en Cristo, no será
confundido". Sed testigos de la esperanza, de la esperanza que no teme construir
la casa de la propia vida, porque sabe bien que puede apoyarse en el fundamento
que le impedirá caer: Jesucristo, nuestro Señor.
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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