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Servicio diario -
16 de mayo de 2006


Santa Sede
Tres criterios de Benedicto XVI para las causas de canonización
El Papa alienta a los médicos cristianos a defender la vida de los más indefensos
Europa no puede ser simplemente un gran mercado, reconoce el Papa
El obispo Wuerl de Pittsburgh sustituye al cardenal McCarrick como arzobispo de Washington
Benedicto XVI se encontrará en Auschwitz con ex prisioneros
El Papa designa nuevo obispo para la diócesis de Salto (Uruguay)
Habla la religiosa que afirma haber sido curada de Parkinson por intercesión de Juan Pablo II

Mundo
Caballeros de Malta; caballeros de verdad, no inventados
La militarización de la frontera entre México y Estados Unidos no es la solución
Encuentro de pastoral indígena y teología india del Cono Sur americano
«España y la Iglesia católica», nuevo libro del cardenal Rouco

Entrevista
La estrategia del portavoz vaticano al microscopio

Nuevos movimientos
Conferencia Internacional Católica del Guidismo
Cooperadores Amigonianos
Cooperadores del Opus Dei

Documentación
Carta del Papa sobre los procesos de las causas de los santos

 




 


Santa Sede



Tres criterios de Benedicto XVI para las causas de canonización
Participación diocesana, milagro «físico», martirio por «odio a la fe»

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 15 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha tomado papel y pluma para subrayar la necesidad de la participación de los obispos en las causas de canonización y repasar los procedimientos que deben seguirse en las mismas.

La misiva repasa, además, algunos de los pasos decisivos de estos procesos canónicos, como el milagro, atribuido a la intercesión del siervo de Dios, o las condiciones para que se reconozca un martirio.

El mensaje ha sido dirigido por el Santo Padre al cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, con motivo de la asamblea plenaria que tuvo este dicasterio vaticano a finales de abril.

Investigación diocesana
La carta del Papa anuncia, ante todo, que la Congregación vaticana está redactando una «Instrucción para el desarrollo de la investigación diocesana en las causas de los santos».

Se trata de un documento que se dirigirá principalmente a los obispos diocesanos «para salvaguardar la seriedad de las investigaciones que se llevan a cabo en los procesos diocesanos sobre las virtudes de los siervos de Dios, sobre los casos de martirio afirmado o sobre los eventuales milagros».

En particular, la carta del Papa constata: «es evidente que no se podrá iniciar una causa de beatificación y canonización si no se ha comprobado la fama de santidad, aunque se trate de personas que se distinguieron por su coherencia evangélica y por particulares méritos eclesiales y sociales».

La insistencia del Papa en una mayor participación de los obispos en estas causas continúa con las indicaciones que Juan Pablo II ya había dado en 1983, en la constitución apostólica Divinus perfectionis Magister, en la que establecía las normas para las causas de los santos.

«De acuerdo con estas indicaciones --añade el Papa Benedicto XVI--, una vez elegido a la Cátedra de Pedro, he cumplido de buen grado este deseo generalizado de que en la modalidad de las celebraciones se subraye más la diferencia sustancial entre la beatificación y la canonización, y que en los ritos de beatificación se implique más visiblemente a las Iglesias particulares, quedando claro que sólo al Romano Pontífice le compete conceder el culto a un siervo de Dios».

El milagro
En segundo lugar, el Papa analiza en su misiva la cuestión del milagro atribuido a la intercesión de un siervo de Dios que es requerido para su beatificación (a no ser que sea mártir) y, en todo caso, para su canonización.

«Además de asegurarnos de que el siervo de Dios vive en el cielo en comunión con Dios, los milagros constituyen la confirmación divina del juicio expresado por la autoridad eclesiástica sobre su vida virtuosa», explica el Papa.

En este sentido, afirma que «hay que tener presente claramente que la práctica ininterrumpida de la Iglesia establece la necesidad de un milagro físico, pues no basta un milagro moral».

El martirio
El tercer punto de la carta se concentra sobre los criterios que han de seguirse para el reconocimiento de los mártires, personas que «dan la vida, derramando la sangre, libre y conscientemente, en un acto supremo de caridad, para testimoniar su fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia».

«Aunque el motivo que impulsa al martirio sigue siendo el mismo y tiene en Cristo su fuente y modelo --constata--, han cambiado los contextos culturales del martirio y las estrategias por parte del perseguidor, que cada vez trata de manifestar de modo menos explícito su aversión a la fe cristiana o a un comportamiento relacionado con las virtudes cristianas, pero que simula diferentes razones, por ejemplo, de naturaleza política o social».

En este contexto, el Papa afirma que «es necesario recoger pruebas irrefutables sobre la disponibilidad al martirio, como derramamiento de la sangre, y sobre su aceptación por parte de la víctima, pero también es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque siempre de modo moralmente cierto, el odio a la fe del perseguidor».

«Si falta este elemento, no existirá un verdadero martirio según la doctrina teológica y jurídica perenne de la Iglesia», subraya.
ZS06051602

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El Papa alienta a los médicos cristianos a defender la vida de los más indefensos
Mensaje al Congreso Mundial de la Federación de Asociaciones Médicas Católicas

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha enviado un mensaje a los médicos cristianos del mundo para alentarles a defender la vida de las personas más indefensas, en particular, la de los niños no nacidos, la de los ancianos y la de los enfermos terminales.

La exhortación forma parte de la carta que, en nombre del Papa, envío el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, al Congreso Mundial de la Federación de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), que se ha celebrado del 11 al 14 de mayo en Barcelona (www.fiamcbarcelona2006.org).

El lema de ese encuentro ha sido «Los médicos católicos y el desafío de la pobreza en la era de la globalización».

Dirigiéndose los mil participantes en el encuentro de Barcelona y a los 40.000 médicos asociados a la FIAMC en el mundo, el mensaje les invita «a tomar conciencia de la relación íntima entre el cuidado de la salud y la promoción de la persona humana, evitando aquella visión ambigua, reductiva o incluso ideológica de la salud que no tiene en cuenta todos los aspectos de la persona en su armónica y recíproca unidad».

«En efecto --aclara--, la altísima dignidad de la persona humana implica la responsabilidad grave de velar por la salud y el cuidado, sobre todo de quienes no son todavía capaces de defenderse, como en el caso de los niños no nacidos, o de quienes ya no pueden valerse por sí mismos, como los ancianos y los enfermos terminales».

En segundo lugar, el mensaje recuerda a los médicos católicos que «para servir a la salud con fidelidad y respeto de la dignidad humana, es necesario fijar la mirada en Cristo, que asumió la humanidad doliente con sus enfermedades y límites, transfigurando su rostro en la resurrección».

«Siguiendo su ejemplo --subraya--, todo cristiano está llamado a acercarse con misericordia a los enfermos, consciente de que sirve a Cristo mismo».

Por este motivo, el Papa «invita una vez más a promover iniciativas en el campo de la sanidad, encaminadas a sensibilizar a tantos hombres y mujeres de buena voluntad para que, como buenos samaritanos, asistan con generosidad fraterna a quienes se encuentran sumidos en la pobreza o la marginación».
ZS06051606

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Europa no puede ser simplemente un gran mercado, reconoce el Papa
Al recibir al nuevo embajador de Bulgaria, pide dar un alma al viejo continente

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha reconocido que Europa necesita un «alma» para evitar que el proyecto de integración del viejo continente acabe reduciéndose a un «gran mercado».

Fue la constatación a la que llegó el pontífice este sábado en el discurso que dirigió al nuevo embajador de Bulgaria ante la Santa Sede, Valentin Vassilev Bozhilov.

La Comisión Europea indicó este martes la fecha del 1 de enero de 2007 para la adhesión Bulgaria y Rumanía en la Unión Europea, aunque ha hecho depender esta decisión del cumplimiento de una serie de condiciones que volverán a ser evaluadas en octubre.

En su objetivo de entrar a formar parte de la Unión, Bulgaria, país de mayoría ortodoxa, ha contado desde el primer momento con el apoyo de la Santa Sede.

Dirigiéndose al representante de Sofía en francés, el Papa deseó que ese país, entrando en la Unión, «desempeñe un papel importante, contribuyendo a volver a dar a nuestro continente el empuje espiritual que con frecuencia tanto necesita».

Pidió la ayuda de Bulgaria para que Europa «no sea sólo un gran mercado de intercambio de bienes materiales, cada vez más abundantes, sino para que tenga un alma, una auténtica dimensión espiritual».

En particular, el Papa se refirió «a la situación de los jóvenes de nuestros países» que no encuentran espacios a sus aspiraciones «en nuestras sociedades demasiado centradas en el consumo de bienes materiales y en la búsqueda, en ocasiones individualista del bienestar».

Los jóvenes, aseguró, necesitan «volver a encontrar confianza en el futuro y comprometerse sin miedo en proyectos a largo plazo, dando origen a nuevas familias, sólidamente edificadas sobre el matrimonio y abiertas a la acogida de los niños».

Al mismo tiempo, reconoció, los chicos y chicas europeos necesitan aprender «a ponerse al servicio del bien común de la sociedad a través de la actividad política, económica y social, preocupándose por la solidaridad con los más desfavorecidos, así como con los inmigrantes que vienen desde otros horizontes buscando un refugio o una nueva oportunidad».

«En nuestro mundo incierto y desestabilizado, Europa puede convertirse en testigo y mensajero del diálogo necesario entre las culturas y las religiones», indicó el Papa.

En este diálogo, confirmó el apoyo de la Santa Sede, pues, como constató, es necesario para «hacer retroceder la violencia que se desarrolla hoy peligrosamente, rompiendo los muros de la ignorancia y de la desconfianza que la pueden engendrar».

Para que Europa «no se repliegue sobre ella misma», el obispo de Roma propuso «compartir mejor las riquezas en el mundo y suscitar un auténtico desarrollo de África, que sirva para corregir las injusticias del desequilibrio actual entre el norte y el sur, factor de tensiones y amenazas para la paz».
ZS06051605

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El obispo Wuerl de Pittsburgh sustituye al cardenal McCarrick como arzobispo de Washington


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado nuevo arzobispo de Washington a monseñor Donald W. Wuerl, hasta ahora obispo de Pittsburgh, según anunció este martes la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Monseñor Wuerl sustituye en el gobierno pastoral al cardenal Theodore E. McCarrick, quien ha presentado su renuncia por razones de edad (en julio cumplirá 76 años).

Nacido en Pittsburgh el 12 de noviembre de 1940, monseñor Wuerl estudió en el Seminario de Cincinnati y en la Universidad Católica de América (Washington).

Concluyó su preparación al sacerdocio en el Colegio Pontificio Norteamericano de Roma, estudiando en la Universidad Pontificia Gregoriana y en la Universidad Pontificia de Santo Tomás, donde se doctoró en Teología.

Fue ordenado sacerdote en la diócesis de Pittsburgh el 17 de diciembre de 1966. Fue secretario del obispo John Wright (1968-1969) y con él fue a vivir a Roma cuando éste fue nombrado cardenal, trabajando al mismo tiempo en la Congregación para el Clero (1969-1980).

Entre 1980 y 1985 fue vicerrector y rector del Seminario de San Pablo en Pittsburgh. En 1985, Juan Pablo II le nombró obispo auxiliar de Seattle. Fue transferido a la sede de Pittsburg en 1988.

En Estados Unidos es conocido como eminente catequista. De hecho, en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos es miembro del Comité para la Catequesis, del Comité «ad hoc» para la supervisión sobre el uso del Catecismo.

En el Sínodo mundial de la Eucaristía de octubre pasado fue delegado. Entre otros idiomas, habla español.

Al hacerse público su nombramiento, monseñor Wuerl ha declarado: «Si bien soy sumamente consciente de mis limitaciones, me da fuerza la confianza que ha depositado el Papa en mí, así como el apoyo con la oración que siempre he encontrado en los fieles católicos a los que he tratado de servir en la diócesis de Pittsburgh».

«Cuando fui nombrado por primera vez obispo, escogí como lema episcopal "Venga tu Reino". Recuerda que todo lo que digamos y hagamos debería ayudar en cierto sentido a manifestar el Reino de Dios entre nosotros hasta que venga en la plenitud de su gloria».

Antes de las últimas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, monseñor Wuerl concedió una famosa entrevista a Zenit sobre política y bien común (Cf. Zenit, 24 de enero de 2004).

De los 2.630.894 habitantes de la arquidiócesis de Washington, 578.796 son católicos.
ZS06051604

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Benedicto XVI se encontrará en Auschwitz con ex prisioneros
Durante su visita a Polonia del 25 al 28 de mayo

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- En su viaje a Polonia de finales de este mes de mayo, Benedicto XVI se encontrará con 32 antiguos prisioneros del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, según ha revelado el portavoz del Museo de Auschwitz, Jaroslaw Mensfelt.

En particular, el Papa se encontrará con dos prisioneros políticos llegados a Auschwitz el 14 de junio 1940: uno de ellos, miembro de los «Sonderkommandos» (Comandos especiales), era encargado de retirar los cadáveres de las cámaras de gas y de quemarlos, según ha revelado Mensfelt en declaraciones a la agencia «PAP».

Durante su peregrinación apostólica, que del 25 al 28 de mayo tendrá por lema «Sed fuertes en la fe», el Papa visitará algunos de los lugares que fueron decisivos para la vida de Karol Wojtyla.

Según ha informado la Santa Sede, el Papa pronunciará un discurso en Auschwitz y rezará por las víctimas de este campo de exterminio, del que se celebró el sexagésimo aniversario de la liberación el 27 de enero de 2005.
ZS06051607

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El Papa designa nuevo obispo para la diócesis de Salto (Uruguay)


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado a monseñor Pablo Galimberti di Vietri, hasta ahora obispo de San José de Mayo, nuevo obispo de Salto en Uruguay, según informó este martes la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Sustituye a monseñor Daniel Gil Zorrilla sj, quien había presentado su renuncia al gobierno pastoral por motivos de edad.

«La diócesis de Salto es la más extensa del país. Ocupa los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú y Río Negro, (con una superficie total de 49.295 km2 y unos 350.000 habitantes) con realidades sociales y pastorales muy disímiles, lo que constituye un gran desafío para la evangelización», explica la Conferencia Episcopal de Uruguay al dar la noticia.

Monseñor Pablo Galimberti Di Vietri nació en Montevideo el 8 de mayo de 1941. En el año 1959, a los 18 años de edad, ingresó al Seminario Menor de Montevideo y posteriormente efectuó los cursos de Filosofía en el Instituto Teológico del Uruguay «Monseñor Mariano Soler» (ITUMS) y en el Seminario Interdiocesano «Cristo Rey» con vistas a su preparación para ser sacerdote.

Posteriormente realizó 4 años de estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1965-1969), donde obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en 1969 y durante un semestre ejerció como diácono en la Parroquia de Saint Louis, Missouri (Estados Unidos).

Retornó a Montevideo en 1970 iniciando su ministerio en la Parroquia del Reducto donde, el 29 de mayo de 1971, recibió la ordenación sacerdotal.

Fue docente de Teología Dogmática de seminaristas y laicos del ITUMS (hoy Facultad de Teología) y de Fenomenología de la Religión en la Universidad Católica del Uruguay. En 1974 fue formador de los alumnos del Seminario Interdiocesano.

Fue nombrado Obispo de la Diócesis de San José de Mayo el 12 de diciembre de 1983 y recibió su consagración episcopal el 18 de marzo de 1984. En el seno de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) ejerció distintos cargos: Vicepresidente (1998-2000), Secretario General (2001-2003) y actualmente desde el 2003 es su Presidente.

En el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) colabora en el Departamento de Justicia y Solidaridad como Responsable de la Sección Pastoral Social.

Por dos quinquenios fue consultor de la Congregación para el Clero y del Pontificio Consejo para el Diálogo con los No Creyentes.
ZS06051624

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Habla la religiosa que afirma haber sido curada de Parkinson por intercesión de Juan Pablo II
El caso está siendo estudiado por la Postulación de la Causa de Beatificación

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 15 mayo 2006 (ZENIT.org).- El testimonio de la curación inexplicable que podría facilitar la canonización de Juan Pablo II acaba de publicarse en el boletín «Totus Tuus», publicación de postulación de la causa de beatificación del anterior Papa.

El documento ha sido escrito por una religiosa francesa de la que no se ha hecho pública la identidad, que asegura haber sido curada por la intercesión del Papa Karol Wojtyla de Parkinson, enfermedad que sufrió el obispo de Roma.

«Me parece que he vuelto a nacer --confiesa la religiosa--. Hoy puedo decir que el amigo que ha dejado nuestra tierra está ahora muy cercano a mi corazón. Lo que el Señor me ha concedido vivir por intercesión de Juan hablo II es un gran misterio, difícil de explicar con palabras... pero nada es imposible para Dios».

El caso de la religiosa francesa está siendo objeto de estudio por parte del postulador de la causa de beatificación de Juan Pablo II.

«La enfermedad fue diagnosticada en 2001 --relata la religiosa-- y los síntomas se agravaban progresivamente: acentuación de los temblores, rigidez, dolores, insomnio... Un empeoramiento constante». Después, otro «mazazo» fue la sensación de un gran vacío por la muerte de Juan Pablo II.

«Había perdido al amigo que me comprendía y me daba la fuerza para seguir adelante. Pero tenía también la certeza de su presencia viva», recuerda.

Poco tiempo después, se produjo el acontecimiento prodigioso. El 13 de mayo de 2005, la religiosa francesa escuchó el anuncio de Benedicto XVI de la especial dispensa para el inicio de la causa de beatificación y canonización de Karol Wojtyla.

A partir del día siguiente, se activó una cadena de oración de todas las comunidades francesas y africanas de la congregación pidiendo su curación. En un momento, en el que la religiosa reflexionaba sobre la cita: «Si crees, verás la gloria de Dios», del evangelio de Juan, tuvo que luchar incluso para mantenerse en pie. Escribe el nombre de Juan Pablo II con dificultad. Pasadas unas horas, sigue el relato, vuelve a escribir pero con más facilidad.

Pasados dos meses de la muerte del Papa Wojtyla, en medio de la noche, la religiosa se levantó y notó que no tenía ningún dolor, ni rigidez. Siente un impulso irresistible a ir a rezar ante el Santísimo Sacramento y realiza una larga adoración con una profunda paz. Medita sobre los misterios del Rosario de la luz, introducidos por el anterior pontífice. Experimentó una agilidad de movimientos que no tenía desde hacía cuatro años.

El día de la fiesta del Sagrado Corazón, «a la salida de la santa misa, me sentí segura de que estaba curada --escribe la religiosa francesa--. Mi mano ya no temblaba. El neurólogo se sorprendió al constatar la desaparición de los síntomas. La congregación inició una novena a Juan Pablo II. Desde entonces han pasado diez meses».

«Totus tuus» es una publicación mensual, promovida por la Postulación de la Vicaría de Roma, nacida con el objetivo de documentar, analizar e informar sobre el proceso de la causa de beatificación y canonización del siervo de Dios Juan Pablo II, que tiene como postulador el sacerdote polaco monseñor Slawomir Oder.

Se puede solicitar una copia en papel a través de la página web http://www.vicariatusurbis.org/Beatificazione/HomePageen.asp#TotusTuus1
ZS06051603

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Mundo



Caballeros de Malta; caballeros de verdad, no inventados
Una tradición milenaria más lograda que la del Temple

ROMA, lunes, 15 mayo 2006 (ZENIT.org).- Mientras la Orden de los Caballeros Templarios se ha hecho famosa gracias a «El Código da Vinci», a pesar de que fue suprimida hace ya mucho tiempo, la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta (más conocida hoy como Caballeros de Malta), que puede alardear de una historia milenaria, siguen siendo prácticamente desconocidos a pesar de su extendida labor internacional.

Y, sin embargo, esta orden tiene una historia mucho más exitosa, llena de aventuras, complots y situaciones dramáticas, e incluso con final feliz. Y hasta está relacionada con la obra maestra de un famoso artista.

Bernard Galimard Flavigny, periodista francés de «Le Figaro», narra de nuevo su historia en el libro escrito en francés «Histoire de l'Ordre de Malte». Recientemente, los Caballeros presentaron esta nueva historia de la Orden en su impresionante terraza, con vista panorámica al Foro de Augusto en Roma, propiedad suya desde la Edad Media.

Si ya hay miles de volúmenes escritos sobre la Orden, desde que su fundador, el beato hermano Gerardo, abriera su primer centro de acogida en Jerusalén, en el siglo XI, la primera pregunta que uno se hace es por qué otra obra sobre la Orden, que es reconocida por numerosas naciones como una realidad soberana, al igual que una nación.

«La pasión contemporánea por la historia lo requiere --respondió el portavoz de los Caballeros de Malta Eugenio Ajroldi di Robbiate--. El libro realiza un enfoque temático y cronológico muy interesante de la larga historia de la Orden, y además es un placer leerlo para el lector actual».

Flavigny señaló que, aunque ha condensado «novecientos años en un volumen», empleó diez años de investigación en Malta, Roma y París para escribirlo. Flavigny estudió los documentos, comprobó los hechos y luego escribió la historia.

El libro contiene toda clase de hechos y anécdotas sobre la Orden, como el origen y significado de su símbolo principal, la cruz de ocho puntas. Llevaban una cruz blanca en la espalda para proteger al caballero contra el pecado y el mal. El mayor castigo que se podía infligir a un caballero era que perdiera su hábito.

El blanco simboliza la pureza, y la estrella de ocho puntas representa las bienaventuranzas de los caballeros: gozo espiritual, vida sencilla sin malicia, humildad, penitencia, amor por la justicia, compasión, sinceridad y paciencia en la persecución por causa de la justicia.

Los Caballeros de Malta empezaron abriendo hospitales, cuidando a los enfermos, y siguen siendo una de las mayores organizaciones médicas caritativas del mundo. Cuando se trasladaron de Jerusalén a Rodas y a Malta, perseguidos por la oleada turca, tuvieron que abandonar hospitales bien equipados, con los más modernos métodos médicos. Dietas especiales para distintos pacientes, énfasis en la limpieza, y un ambiente ventilado e iluminado, contribuyeron a su buena fama como especialistas en la atención médica.
Los peligros que afrontaban los peregrinos cristianos forzaron a la Orden a tomar las armas para protegerles y para defender a Europa de lo que parecía una invasión inevitable por parte del Imperio Otomano.

El mejor momento militar de la Orden fue el 31 de mayo de 1565, cuando la pequeña isla de Malta, ocupada por los Caballeros, fue asediada por la flota turca que intentaba tomarla con el fin de instalar una base para invadir Europa. El valor y la increíble estrategia demostrada por los Caballeros, que resistieron a un asedio de tres meses, les ganó un lugar en los anales de la historia europea.

Michelangelo Merisi da Caravaggio (1573-1610), uno de los mayores pintores de la historia, fue a Malta en 1608, atraído por la fascinante historia y humildad espiritual de los caballeros. Tras pintar la extraordinaria Decapitación de Juan Bautista, para la orden, ésta le ofreció hacerlo caballero. Pero la mansedumbre que tan bien reflejó en su pintura no le acompañó en su vida y, tras luchar contra otro caballero, Caravaggio fue expulsado de la orden.

Flavigny subrayó que la historia de la Orden de Malta está impregnada de su espiritualidad. Los caballeros seguían la regla de san Agustín y hasta el día de hoy prestan ayuda humanitaria, viviendo la misma vocación iniciada por el hermano Gerardo a mayor escala. Siempre han rechazado ser asimilados a una organización no gubernamental, para mantener su independencia y ser fieles a su carisma.

De los más de once mil miembros con que cuenta la Orden de Malta, sólo cien son caballeros profesos (sacerdotes). Cada año, en mayo, casi la mitad peregrinan a Lourdes. La misma caridad y justicia subrayada por Benedicto XVI, en su encíclica «Deus Caritas Est», ha sido practicada por esta orden en una tradición ininterrumpida desde el siglo XI.
ZS06051621

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La militarización de la frontera entre México y Estados Unidos no es la solución
Afirma un representante del episcopado estadounidense antes de la propuesta de Bush

WASHINGTON, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org-El Observador).- El discurso, que el presidente George W. Bush dirigió este lunes a los estadounidenses sobre el tema de las reformas migratorias, ha sido recibido con cautela en medios eclesiásticos de México y Estados Unidos.

Ya los obispos de Estados Unidos habían expuesto su temor de que pudieran desplazarse miembros de la Guardia Nacional hacia la frontera con México, pues esto implicaría la militarización de este enclave de tres mil kilómetros y que presenta un número estimado en 400 millones de cruces al año.

En un comunicado emitido horas antes de la alocución de Bush, el obispo de San Bernardino, Gerald R. Barnes, presidente del Comité de Migración de la Conferencia episcopal de EE UU, pidió al presidente que en lugar de un eventual envío de tropas a la frontera, lo que la Iglesia católica exige a los legisladores del país del Norte es una reforma migratoria integral, que contemple la legalización de los trabajadores y la integración legal de sus familias.

Tras reconocer que el tema migratorio había sido solapado por muchos años desde la presidencia de Estados Unidos, el pastor católico de San Bernardino recalcó que los obispos de su país habían venido tocando el tema como una urgencia imperiosa, pero con la exigencia de enfrentar «la crisis de la inmigración de una manera justa, humana e integral».

Sin desconocer que los Estados Unidos necesitan seguridad en sus fronteras, el obispo Barnes --a nombre de la Conferencia episcopal de EE UU-- añadió que «en los últimos doce años, nuestra nación ha gastado millones de dólares para reforzar la frontera, ha triplicado el número de agentes de la Patrulla Fronteriza a lo largo de la frontera con México» y la inmigración ha ido creciendo, así como el número de muertes de inmigrantes.

«Los obispos de Estados Unidos --arguyó el obispo Barnes-- han sido firmes en señalar que la solución real a la crisis migratoria pasa por una aproximación integral al problema; esto incluye una estrategia de largo plazo para hacer frente a las causas de raíz del problema, como lo es el combate a la pobreza en los países expulsores de migrantes».

Esta reforma que han estado promoviendo los obispos estadounidenses, «también incluye una reforma integral a las leyes migratorias de Estados Unidos y la creación de caminos legales para que los migrantes trabajen junto con sus familias, con seguridad, ordenadamente y de una manera mucho más humana», concluye en su comunicado el obispo de San Bernardino.
ZS06051608

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Encuentro de pastoral indígena y teología india del Cono Sur americano


BOGOTÁ, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- La Sección de Pastoral Indígena del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha organizado, un Encuentro de los países del Cono Sur del continente, con el objetivo de avanzar en la reflexión sistemática sobre la teología india cristiana, para acompañar la inculturación del Evangelio en los pueblos indígenas.

El Encuentro se realiza en Tuparendá, cerca de Asunción, Paraguay, del 15 al 19 de mayo, con la participación de 32 personas, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, y una representación de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

«Se compartirá la realidad social, política, cultural y religiosa de los pueblos indios de la región, los nombres que se dan a Dios en las culturas indígenas de los diferentes países, y el lugar de Jesucristo y de la Iglesia en dichas culturas», explica un comunicado del CELAM.

«Todo esto iluminado por la Revelación y el Magisterio de la Iglesia, para llegar a formular algunas propuestas pastorales y ofrecer un aporte específico hacia la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano», añade el documento.

Este es el tercer Encuentro organizado por el CELAM, conforme está previsto en su Plan Global 2003-2007. El de la región México y Centro América, se llevó a cabo en El Salvador, en noviembre de 2004. El de la región bolivariana, en octubre de 2005, en Cochabamba, Bolivia. Los tres Encuentros culminarán con el III Simposio Latinoamericano de Teología India, que se realizará en Guatemala, en octubre de 2006.

«Desde que estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, pidió al CELAM que promoviera estos encuentros y diálogos entre obispos, pastoralistas y teólogos que promueven la Teología India, para clarificar los puntos que sean necesarios, teniendo siempre como punto central de referencia el misterio de Cristo, tal como se descubre en la Revelación y en el Magisterio de la Iglesia», explica el CELAM.
ZS06051627

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«España y la Iglesia católica», nuevo libro del cardenal Rouco


MADRID, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org-Veritas).- El libro «España y la Iglesia Católica» (Planeta-Testimonio), del cardenal Antonio María Rouco, que salió este martes a la venta, recoge algunas de las intervenciones públicas del purpurado que han dejado huella en los últimos años de la historia de la Iglesia en España y un texto inédito.

Entre los ensayos, se encuentran la Conferencia que dictó en el Club Siglo XXI, los discursos de apertura de las asambleas plenarias de la Conferencia Episcopal Española desde 1999 hasta 2005 y los estudios intervenciones en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, referidos al título del libro.

José Pedro Manglano, director de la colección Planeta-Testimonio de la Editorial Planeta, dijo a Veritas que se trata de «un libro de larga vida e interés» y de «extraordinaria actualidad», de «una obra de referencia».

Para Manglano, que el autor sea un «destacado canonista, conocedor del tema no sólo en abstracto (puesto que le ha tocado protagonizar las relaciones concretas entre la Iglesia Católica y el Estado Español en las últimas décadas), y una autoridad eclesiástica», permitirán que el lector católico encuentre en esta obra las «claves en el momento y la coyuntura concreta que estamos viviendo ahora, de la Iglesia y el Estado».

Manglano destaca la importancia de este libro como obra de referencia, ya que facilita al lector la unidad de los escritos del cardenal Rouco sobre una cuestión de gran actualidad así como la referencia a otros textos y un índice para que cada lector pueda consultar el tema concreto de su interés.

«La misión de la Iglesia y la política hoy»; «Paz y terrorismo»; «25 años de la Constitución Española»; «Antecedentes históricos de las relaciones actuales entre la Iglesia y la comunidad política en España»; «El derecho fundamental a la enseñanza religiosa», etc.; y un último capítulo con un texto inédito sobre «el laicismo», son algunos de los temas que desarrolla el arzobispo de Madrid en este libro.

El director de la colección Planeta-Testimonio considera además que este libro contribuirá a esclarecer la habitual confusión entre «laicismo y laicidad», pues si «la laicidad consiste en que un gobierno no asuma una confesión religiosa concreta, el laicismo supone una ideología en la que se propone un gobierno y una legislación al margen no sólo de cualquier confesión religiosa, sino del sentido religioso del hombre».

Según la nota distribuida por la oficina de información del arzobispado de Madrid, el cardenal «argumenta a través de un recorrido de la historia de España, la estrecha relación entre la Iglesia católica y el Estado y cómo la
Iglesia ha sido un instrumento constitutivo del ser y de la evolución de la nación española».

«Una de las razones que se defiende para garantizar la existencia de una relación positiva entre Iglesia-Estado es el reconocimiento del valor positivo de la Iglesia en el ordenamiento del Estado y de la sociedad reflejada en la mayoría de los textos constitucionales españoles de los siglos XIX y XX», añade la nota del arzobispado.
ZS06051628

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Entrevista



La estrategia del portavoz vaticano al microscopio
María José Pou-Amérigo comenta las claves de credibilidad de Joaquín Navarro-Valls

VALENCIA, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- La profesora de periodismo María José Pou-Amérigo comenta en esta entrevista la labor que desempeña Joaquín Navarro-Valls como director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Experta en información y persuasión, Pou-Amérigo pronunció la Laudatio en la investidura del doctorado «Honoris Causa» al portavoz vaticano en la Universidad Cardenal Herrera-Ceu de Valencia, en España.

Imparte una nueva asignatura, Información Religiosa Especializada, implantada durante este curso en esa Universidad y es columnista del diario «Las Provincias» de Valencia. Pertenece a la Asociación Católica de Propagandistas (AcdP).

--¿Cómo fue la estrategia de Navarro-Valls durante las hospitalizaciones de Juan Pablo II y durante su muerte?

--Pou-Amérigo: Sin duda, el punto de partida era la credibilidad ganada durante años como portavoz. Creo que la prueba más clara de esa credibilidad es el hecho de que toda la prensa del mundo diera el mismo relato de la muerte del Papa, aunque ninguno de los 6.000 periodistas acreditados en esos días ante la Santa Sede la hubiera visto.

Solo un periodista estuvo presente y lo contó: Navarro-Valls. Hasta la fecha, nadie ha cuestionado que todo ocurriera como él dijo.

A esa credibilidad debemos añadir la decisión de ofrecer solo datos y no valoraciones emocionales, clave que se confirma cuando se emociona, sin pretenderlo, en una rueda de prensa.

En ese momento, curiosamente, gana lo que podemos llamar credibilidad «con efecto retroactivo» puesto que el periodista puede comprobar cómo no se le ha intentado condicionar emocionalmente en ningún momento pudiendo haberlo hecho a través de un relato dramatizado.

--¿En qué sentido Navarro-Valls «juega» a persuadir como portavoz?

--Pou-Amérigo: Cualquier portavoz debe ser un buen persuasor, entendiendo la persuasión como la capacidad de convencer con pruebas, con argumentos, no con artificios ni edulcorando la realidad.

Dudo que Navarro-Valls lo contemple como un juego o, como ocurre con otros portavoces, como una estrategia hábilmente diseñada. Más bien sigue la línea marcada por Juan Pablo II --o entre los dos-- de dar acceso a la verdad sin miedo a que se conozca. Eso no impide que tenga, además, una capacidad enorme de convicción.

--¿Qué son el «ethos», el «pathos» y el «logos» en la persuasión?

--Pou-Amérigo: Según los clásicos, son tres elementos fundamentales en cualquier proceso de persuasión.

El «ethos» se refiere al orador, a su carácter, la imagen que proyecta y los valores que se asocian a él.

El «pathos» es la puesta en escena, los elementos que rodean el discurso, la apelación a factores emocionales.

El «logos», en cambio, es el propio discurso, los argumentos, las apelaciones a la razón.

En el caso de Navarro-Valls, su credibilidad viene dada por la solidez de su «ethos», el control de las emociones y la apelación constante a la razón, a las pruebas. Junto a eso, no hay que olvidar el uso que hace de algunos recursos con efectos «disolventes» ante preguntas incómodas, como las sutilezas, la apelación al sentido común o el humor.

--Usted alude a la capacidad de Navarro-Valls de introducir pausas, ironía y otros recursos en su discurso. ¿Son técnicas, o él tiene esta autoridad natural unida a este saber hacer comunicativo?

--Pou-Amérigo: Personalmente creo que la genialidad de Navarro-Valls es la combinación de «instinto» y técnica. Yo diría que tiene varias cualidades personales (gran inteligencia, capacidad de observación, agudeza analítica y prudencia) que, acompañadas de ciertas técnicas aprendidas y otras incorporadas por ensayo y error, le han hecho desarrollar un estilo de portavoz óptimo para la Iglesia.

A eso hay que añadir su sentido de servicio y obediencia a la Iglesia que disciplina su «ego» y evita cualquier protagonismo personal y, por último, su apertura a la crítica que, posiblemente, ha ido cincelando su trabajo hasta convertirlo en un modelo para el futuro.

--¿Cree que si Joaquín Navarro-Valls no hubiera tenido acceso al Papa durante la enfermedad y la muerte hubiera informado peor?

--Pou-Amérigo: Sencillamente, creo que no hubiera informado. La razón es clara: para alguien que ha vivido con Juan Pablo II un pontificado dispuesto a mostrar la realidad del hombre en todas sus dimensiones, también en la del dolor y la enfermedad, la culminación de ese recorrido es, sin duda, mostrar la muerte como parte de la vida y, para el creyente, como acceso a la vida eterna.

Desde mi punto de vista, el trabajo de Navarro-Valls en los últimos días de Juan Pablo II fue un ejemplo más de su función en estos años: ayudar a Juan Pablo II --y, con él, a toda la Iglesia--, a enseñarnos a vivir y a morir en Cristo.
ZS06051620

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Nuevos movimientos



Conferencia Internacional Católica del Guidismo


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, de la Conferencia Internacional Católica del Guidismo.


 

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DENOMINACIÓN OFICIAL: CONFERENCIA INTERNACIONAL CATÓLICA DEL GUIDISMO

SIGLA: CICG (Conférence Internationale Catholique du Guidisme)

FUNDACIÓN: 1965

HISTORIA: La CICG nació por iniciativa de unas veinte organizaciones miembro de la Asociación Mundial de las Guías. Los primeros encuentros entre responsables católicos del guidismo de diversos países se remontan a 1948 y la regularidad con la que se celebraron, cada tres años, llevó a constituir, en 1953, una Secretaría que asegurase los contactos y los intercambios entre los encuentros. El desarrollo de la iniciativa hizo madurar la idea de crear una organización estructurada y permanente. En 1977, con ocasión del Consejo mundial que se celebró en Roma, la CICG adoptó la Carta católica del guidismo, sobre cuyos principios funda su acción. Reconocida por la Santa Sede como organización internacional católica, la CICG es miembro de la Conferencia de las OIC.

IDENTIDAD: La CICG reúne asociaciones nacionales de guías católicas, organizaciones nacionales interconfesionales de guías con mayoría católica, agrupaciones nacionales de guías católicas. Su finalidad es la de ayudar a las asociaciones miembro a transformar el guidismo en un auténtico instrumento de educación a la fe y a dar a conocer la riqueza pedagógica, las actividades formativas, la experiencia en el ámbito de la colaboración interconfesional.

ESTRUCTURA: Órganos de la CICG son el Consejo, con funciones decisionales, que se reúne cada tres años y está constituido por los miembros del Secretariado, por dos representantes de cada organismo miembro y por sus Asistentes espirituales; el Secretariado, con funciones ejecutivas, que está constituido por la Secretaria general, que representa a la Conferencia; por el Asistente eclesiástico general y por el Vice-Asistente; por 4/6 miembros elegidos por el Consejo.

DIFUSIÓN: La CICG cuenta con 37 asociaciones miembros efectivos y 12 asociaciones correspondientes presentes en 49 países distribuidos del siguiente modo: África (12), Europa (19), Norteamérica (7), Oriente Medio (2), Sudamérica (9). Sus actividades llegan a unos dos millones de guías católicas.

PÁGINA WEB http://www.cicg-iccg.org

SEDE CENTRAL: Conférence Internationale Catholique du Guidisme
Rocca 1933
8300 Neuquén (Argentina)
Tel. [+54]299.4484186 - Fax 299.4422121
E-mail: cicg_coordmundial@yahoo.com.ar
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06051623

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Cooperadores Amigonianos


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, de los Cooperadores Amigonianos.


 

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DENOMINACIÓN OFICIAL: COOPERADORES AMIGONIANOS

SIGLA: CC.AA (Cooperadores Amigonianos)

FUNDACIÓN: 1992

HISTORIA: La asociación de los Cooperadores Amigonianos nació por iniciativa de los Religiosos Terciarios Capuchinos (Padres Amigonianos) cuya obra entre los laicos atraídos por el carisma de Luis Amigó y Ferrer (1854-1934), capuchino y obispo, se remonta a 1937. El 8 de diciembre de 1992 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de los Cooperadores Amigonianos como asociación internacional de fieles de derecho pontificio. IDENTIDAD La identidad de los Cooperadores Amigonianos, delineada en el “Proyecto de vida”, se concreta en un compromiso para recuperar a los menores que han quebrantado la ley y están en conflicto con la justicia y en el cuidado de jóvenes y adolescentes con actitudes desviadas y en situaciones de miseria material y moral. Modelo supremo de su ser y de su actuar es Jesús Buen Pastor, que conoce y ama a cada una de sus ovejas. De la Virgen Dolorosa, que comprende y acoge a quien sufre, aprenden a comprender y a acoger a todos aquellos que se sienten abandonados. En cuanto miembros de la Familia franciscana, como san Francisco, llevan una vida sencilla y en la caridad.

ESTRUCTURA: Los Cooperadores Amigonianos se organizan en grupos locales, cada uno de los cuales tiene su propio Consejo directivo, constituido por un Presidente, un Vicepresidente, un Secretario, un Ecónomo, un delegado por cada diez miembros, un Animador espiritual. Órgano supremo de gobierno de los grupos es la Asamblea general, formada por todos los miembros de pleno derecho. Responsable último de la asociación, cuyas actividades están coordinadas por un Delegado general, es el Padre General de la Congregación de los Religiosos Terciarios Capuchinos.

DIFUSIÓN: Los Cooperadores Amigonianos están presentes, como los Religiosos Terciarios Capuchinos, en 20 países distribuidos del siguiente modo: África (1), Asia (1), Europa (4), Norteamérica (6), Sudamérica (8).

SEDE CENTRAL: Cooperatori Amigoniani
c/o Curia Generalizia dei Religiosi Terziari Cappuccini
Via Blumenstihl, 28/36
I - 00135 Roma (Italia)
Tel. [+39]06.3055931 - Fax 06.3057972
E-mail: tercapcgr@pcn.net
ZS06051625

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Cooperadores del Opus Dei


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos, de los Cooperadores del Opus Dei.


 

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DENOMINACIÓN OFICIAL: COOPERADORES DEL OPUS DEI

IDENTIDAD: Se llaman Cooperadores del Opus Dei los hombres y las mujeres que, sin ser fieles de la Prelatura del Opus Dei, constituyen una asociación propia e inseparable de la Prelatura. Los Cooperadores, junto a los fieles de la Prelatura, colaboran mediante la oración, el trabajo y la ayuda económica a la realización de actividades educativas, asistenciales, de promoción cultural y social, contribuyendo al bien común de la sociedad. Entre los Cooperadores del Opus Dei, también hay no católicos, no cristianos y no creyentes, que comparten los objetivos de promoción humana y social a los que tienden las iniciativas apostólicas que, abiertas a todos, promueven los fieles (laicos y sacerdotes) de la Prelatura junto a tantos otros ciudadanos. Los Cooperadores se benefician de la oración del Opus Dei; además, si así lo desean, pueden servirse de la formación que ofrece la Prelatura para profundizar el mensaje de Jesús y la propia vida espiritual, y dar un testimonio personal –sin formar grupos– coherente con la vocación cristiana. Tal formación solicita a los Cooperadores católicos a recurrir a la oración, a los sacramentos, a la intercesión de la Virgen, demostrando con las obras su amor a la Iglesia, al Sucesor de Pedro y a los obispos. Un punto esencial del espíritu del Opus Dei, presente en la formación, es la santificación del trabajo profesional y de los deberes familiares y sociales, es decir, la identificación con Cristo en la vida cotidiana. Los Cooperadores colaboran también personalmente con otras iniciativas apostólicas en sus respectivas diócesis.

DIFUSIÓN: Los Cooperadores del Opus Dei están presentes, como la Obra, en 63 países distribuidos del siguiente modo: África (7), Asia (8), Europa (22), Norteamérica (11), Oceanía (2), Oriente Medio (1), Sudamérica (11).

PÁGINA WEB: http://www.opusdei.it

SEDE CENTRAL Cooperadores del Opus Dei
c/o Curia Prelatizia dell’Opus Dei
Viale Bruno Buozzi, 73
I - 00197 Roma (Italia)
Tel. [+39]06.808961 - Fax 06.8070562
E-mail: info@opusdei.it
ZS06051626

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Documentación



Carta del Papa sobre los procesos de las causas de los santos
"Causas mayores", tanto por la nobleza de la materia tratada como por su influjo

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha enviado Benedicto XVI a los participantes en la sesión plenaria de la Congregación para las Causas de los Santos.

 

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Al venerado hermano
Señor cardenal
JOSÉ SARAIVA MARTINS
Prefecto de la Congregación para las causas de los santos


Con ocasión de la sesión plenaria de esa Congregación para las causas de los santos, deseo dirigirle a usted, señor cardenal, mi cordial saludo, que de buen grado extiendo a los señores cardenales, a los arzobispos y a los obispos que participan en los trabajos. Saludo, asimismo, al secretario, al subsecretario, a los consultores, a los peritos médicos, a los postuladores y a todos los que forman parte de ese dicasterio. Además de saludaros, os expreso mis sentimientos de aprecio y gratitud por el servicio que esa Congregación presta a la Iglesia, promoviendo las causas de los santos, que "son los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor", como escribí en la encíclica Deus caritas est (n. 40).

Por eso la Iglesia, desde el inicio, ha honrado mucho su memoria y su culto, dedicando, a lo largo de los siglos, una atención cada vez mayor a los procedimientos que llevan a los siervos de Dios al honor de los altares. En efecto, las causas de los santos se consideran "causas mayores", tanto por la nobleza de la materia tratada como por su influjo en la vida del pueblo de Dios. A la luz de esta realidad, mis predecesores intervinieron a menudo, con especiales disposiciones normativas, para mejorar su celebración y su estudio. Este era el fin de la misma institución de la Sagrada Congregación de Ritos, realizada por Sixto V en 1588.

¿Cómo no recordar, además, la próvida legislación de Urbano VIII, el Código de derecho canónico de 1917, las normas de Pío XI para las causas antiguas, el motu proprio Sanctitas clarior y la constitución apostólica Sacra Rituum Congregatio de Pablo VI? En particular, es preciso mencionar con gratitud a mi predecesor Benedicto XIV, con razón considerado "el maestro" de las causas de los santos. Más recientemente, en 1983, el amado Juan Pablo II promulgó la constitución apostólica Divinus perfectionis Magister, a la que siguió, en el mismo año, la publicación de las Normae servandae in inquisitionibus ab Episcopis faciendis in causis Sanctorum.

La experiencia de más de veinte años de aquel texto ha sugerido a esa Congregación preparar una oportuna "Instrucción para el desarrollo de la investigación diocesana en las causas de los santos". Este documento se dirige principalmente a los obispos diocesanos y constituye el primer tema del orden del día de vuestra plenaria. Dicho documento quiere facilitar la aplicación fiel de las citadas Normae servandae, para salvaguardar la seriedad de las investigaciones que se llevan a cabo en los procesos diocesanos sobre las virtudes de los siervos de Dios, sobre los casos de martirio afirmado o sobre los eventuales milagros.

Las causas se han de incoar y estudiar con sumo cuidado, buscando diligentemente la verdad histórica, a través de pruebas testimoniales y documentales omnino plenae, puesto que su única finalidad es la gloria de Dios y el bien espiritual de la Iglesia y de todos los que buscan la verdad y la perfección evangélica. Los pastores diocesanos, decidiendo coram Deo cuáles son las causas que merecen ser incoadas, han de valorar ante todo si los candidatos al honor de los altares gozan realmente de una sólida y difundida fama de santidad y de milagros o de martirio. Esta fama, que el Código de derecho canónico de 1917 quería que fuera "spontanea, non arte aut diligentia procurata, orta ab honestis et gravibus personis, continua, in dies aucta et vigens in praesenti apud maiorem partem populi" (can. 2050, 2), es un signo de Dios que indica a la Iglesia quiénes merecen ser puestos en el candelero para "iluminar a todos los que están en la casa" (Mt 5, 15). Es evidente que no se podrá iniciar una causa de beatificación y canonización si no se ha comprobado la fama de santidad, aunque se trate de personas que se distinguieron por su coherencia evangélica y por particulares méritos eclesiales y sociales.

El segundo tema que afronta vuestra plenaria es el "milagro en las causas de los santos". Es sabido que desde la antigüedad el itinerario para llegar a la canonización incluye la comprobación de las virtudes y de los milagros atribuidos a la intercesión del candidato al honor de los altares. Además de asegurarnos de que el siervo de Dios vive en el cielo en comunión con Dios, los milagros constituyen la confirmación divina del juicio expresado por la autoridad eclesiástica sobre su vida virtuosa. Deseo que la plenaria profundice este tema a la luz de la tradición de la Iglesia, de la teología actual y de los avances más acreditados de la ciencia.

No hay que olvidar que en el examen de los acontecimientos milagrosos afirmados confluye la competencia de los científicos y de los teólogos, aunque la palabra decisiva corresponde a la teología, la única capaz de dar una interpretación de fe del milagro. Por eso, en el procedimiento de las causas de los santos se pasa de la valoración científica de la consulta médica o de los peritos técnicos al examen teológico por parte de los consultores y, sucesivamente, de los cardenales y obispos. Además, hay que tener presente claramente que la práctica ininterrumpida de la Iglesia establece la necesidad de un milagro físico, pues no basta un milagro moral.

El tercer tema sometido a la reflexión de la plenaria concierne al martirio, don del Espíritu y patrimonio de la Iglesia de cada época (cf. Lumen gentium, 42). El venerado Pontífice Juan Pablo II, en la carta apostólica Tertio millennio adveniente, afirmó que, dado que la Iglesia ha vuelto a ser Iglesia de mártires, "en la medida de lo posible no debe perderse (...) su testimonio" (n. 37). Los mártires de ayer y los de nuestro tiempo dan la vida (effusio sanguinis) libre y conscientemente, en un acto supremo de caridad, para testimoniar su fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia.

Aunque el motivo que impulsa al martirio sigue siendo el mismo y tiene en Cristo su fuente y modelo, han cambiado los contextos culturales del martirio y las estrategias "ex parte persecutoris", que cada vez trata de manifestar de modo menos explícito su aversión a la fe cristiana o a un comportamiento relacionado con las virtudes cristianas, pero que simula diferentes razones, por ejemplo, de naturaleza política o social.

Ciertamente, es necesario recoger pruebas irrefutables sobre la disponibilidad al martirio, como derramamiento de la sangre, y sobre su aceptación por parte de la víctima, pero también es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque siempre de modo moralmente cierto, el "odium fidei" del perseguidor. Si falta este elemento, no existirá un verdadero martirio según la doctrina teológica y jurídica perenne de la Iglesia. El concepto de "martirio", referido a los santos y a los beatos mártires, ha de entenderse, de acuerdo con la enseñanza de Benedicto XIV, como "voluntaria mortis perpessio sive tolerantia propter fidem Christi, vel alium virtutis actum in Deum relatum" (De Servorum Dei beatificatione et Beatorum canonizatione, Prato 1839-1841, Lib. III, cap. 11, 1). Esta es la enseñanza constante de la Iglesia.

Los temas que va a estudiar vuestra plenaria son de indudable interés, y las reflexiones, con las eventuales propuestas que surgirán de ella, darán una valiosa aportación a la consecución de los objetivos indicados por Juan Pablo II en la constitución apostólica Divinus perfectionis Magister, donde afirma: "Me ha parecido conveniente revisar una vez más el procedimiento en la incoación de las causas (de los santos), y reformar la misma Congregación para las causas de los santos a fin de que responda a las exigencias de los estudiosos y a los deseos de nuestros hermanos en el episcopado, los cuales en repetidas ocasiones han solicitado una mayor agilidad en los procesos, pero conservando la seriedad de las investigaciones en un asunto de tanta importancia. Asimismo, pienso que, a la luz de la doctrina sobre la colegialidad propuesta por el concilio Vaticano II, conviene que los obispos mismos se asocien más a la Sede apostólica para tratar las causas de los santos".

De acuerdo con estas indicaciones, una vez elegido a la Cátedra de Pedro, he cumplido de buen grado este deseo generalizado de que en la modalidad de las celebraciones se subraye más la diferencia sustancial entre la beatificación y la canonización, y que en los ritos de beatificación se implique más visiblemente a las Iglesias particulares, quedando claro que sólo al Romano Pontífice le compete conceder el culto a un siervo de Dios.

Señor cardenal, le agradezco el servicio que esa Congregación presta a la Iglesia y, deseando un trabajo fecundo a los que participan en la plenaria, por intercesión de todos los santos y de la Reina de los santos, invoco sobre cada uno de vosotros la luz del Espíritu Santo. Por mi parte, os aseguro un recuerdo en la oración, a la vez que bendigo de corazón a todos.

Vaticano, 24 de abril de 2006

[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]

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