A escondidas

BOTELLÓN; ¿TIENE SOLUCIÓN?

 

Marisa Puente | 09.08.2016


Los hosteleros y los vecinos de Cañadío han vivido desesperados la Semana Grande de Santander a causa de la gran cantidad de jóvenes que hacen “botellón” en esa zona de la ciudad. Afortunadamente, las fiestas ya han acabado y la avalancha ya no es tan grande, pero aún es verano y la plaza sigue muy transitada los fines de semana.

El Ayuntamiento prometió poner en marcha un dispositivo especial, que ha consistido en reforzar la zona con más policías, pero estaba claro que no iba a funcionar. Ahora, lejos de terminarse, el botellón se ha trasladado al Río de la Pila, y las patrullas no pueden moverse de Cañadío porque les han ordenado vigilar esta zona. De todas formas, es una medida inútil. El botellón siempre ha sido un clásico entre los jóvenes y seguirá existiendo en un lado o en otro.

La solución no está en medidas que les prohíban, sino en medidas que solucionen las consecuencias. Y las consecuencias del botellón son la suciedad o el destrozo de los lugares públicos. En cuanto al ruido de cara a los vecinos, sin botellón o con él va a ser el mismo, ya que si no beben en la calle beberán en los bares de Cañadío. Y en cuanto a los hosteleros, aunque se prohíba el botellón la mayor parte de los jóvenes hoy en día no dispone de mucho dinero para salir de fiesta y no van a suponerles mayores ingresos.

 

Marisa Puente