Diócesis

 

El cardenal Cobo explica cuál ha sido su participación en el Valle de los Caídos: “Salvaguardar los signos religiosos”

 

El arzobispo de Madrid afirma que su papel ha sido “muy limitado” y centrado en el diálogo para defender los signos religiosos frente al proyecto del Gobierno

 

 

 

25/11/25 | Marta Santín


 

 

 

Los obispos de la provincia eclesiástica de Madrid, José Cobo, Ginés García Beltrán (Getafe) y Antonio Prieto (Alcalá) ha reunido esta mañana a un grupo de periodistas en la Fundación Pablo VI para hablar de la Memoria de Actividades del 2024, lo cierto es que en el turno de preguntas se ha hablado de dos temas importantes: el Valle de los Caídos y el caso del obispo de Cádiz.

 

 

 

  1. Interlocutor entre tres partes
  2. Dos momentos del proceso
  3. Papel pastoral y discreto
  4. Garantías conseguidas
  5. Reacciones y críticas
  6. Sobre el obispo de Cádiz

 

 

 


Card. José Cobo durante la presentación
de la Memoria de Actividades 2024.

Foto: Iván Jacques.

 

 

 

Religión Confidencial quiso saber qué opinaba el cardenal Cobo respecto a la noticia que en este medio hemos publicado respecto a que la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos ha puesto en marcha un recurso judicial ante el proyecto de resignificación. Además, queríamos conocer cuál había sido su papel en las negociaciones con el Gobierno.

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha ofrecido una explicación detallada sobre el papel que ha desempeñado su diócesis en el proceso de resignificación del Valle de los Caídos. Lejos de tener un protagonismo decisorio, Cobo insiste en que su papel ha sido el de facilitador del diálogo y defensor de los bienes religiosos, más que promotor del proyecto.

En lo que respecta a la Basílica, ha señalado que la pila bautismal es uno de los elementos que competen directamente al arzobispado.

 

Interlocutor entre tres partes

Cobo señala que el actor principal ha sido el Gobierno, que “lanza el proyecto, marca los tiempos y las formas”. Él mismo recalca que el Arzobispado de Madrid no impulsó la iniciativa, sino que se ha limitado a “entrar en diálogo” para que la Iglesia no quede excluida del debate. Según sus palabras, su papel ha sido el de interlocutor con tres partes fundamentales: el Gobierno, la Santa Sede y la comunidad de monjes benedictinos, quienes, subraya, son “soberanos” en su abadía.

 

Dos momentos del proceso

El cardenal distingue dos fases claras en su implicación:

 

  1. Primera fase: negociar un “marco mínimo” con el Gobierno. En estas negociaciones iniciales, según Cobo, su objetivo principal fue garantizar que la sacralidad de la Basílica y que permaneciera la comunidad de monjes, así como todos los signos religiosos presentes en el recinto. La insistencia, dice, era que no se borrara la identidad religiosa del lugar. Esta línea de actuación ya la había adelantado con anterioridad: en varias declaraciones públicas, Cobo había marcado como inviolables la basílica y la comunidad monástica.

  2. Segunda fase: el concurso de ideas para la resignificación. En esta etapa, el Arzobispado ha tenido una participación muy limitada: no ha participado directamente en el concurso ni en la votación de las propuestas ganadoras. Su labor ha sido más de asesoramiento, para “defender la sacralidad de la basílica” y evitar que elementos religiosos sean eliminados del proyecto. Cobo explica que la interlocución se ha mantenido: la Santa Sede para asuntos relativos a la basílica (templo pontificio) y los benedictinos para el tema propio de la abadía.

 

 

Papel pastoral y discreto

A juicio del cardenal, su misión ha sido sobre todo pastoral y de mediación, no administrativa o política. Él mismo describe muchas de las negociaciones como realizadas “en silencio, con mucho diálogo detrás”. Subraya que el Arzobispado no tiene más jurisdicción en el Valle que la relacionada con la basílica.

Además, Cobo recuerda que cualquier modificación en la basílica debe ajustarse a los acuerdos con la Santa Sede, ya que el templo está bajo su custodia.

 

Garantías conseguidas

Durante el proceso, algunas de sus reivindicaciones han sido respaldadas. Por ejemplo, según fuentes concordantes con el Arzobispado y el Gobierno, en el acuerdo alcanzado se asegura la pervivencia de la comunidad benedictina, el culto en la basílica y el respeto de los elementos religiosos fuera del edificio sacro.

Además, advierte que cualquier intervención en la basílica no puede realizarse sin consulta y acuerdo con la Santa Sede, lo que refuerza la idea de que la Iglesia tiene un papel institucional pero no absoluto.

 

Reacciones y críticas

El cardenal Cobo no ha estado exento de críticas. En declaraciones pasadas, ha mostrado su “perplejidad” ante protestas de católicos que han cuestionado su participación en las negociaciones. En particular, se ha referido a manifestaciones frente a la sede de la Conferencia Episcopal Española donde se le ha acusado de ceder demasiado ante el Ejecutivo.

Sin embargo, él se mantiene firme en su relato: asegura que la iniciativa principal ha sido siempre del Gobierno y que la Iglesia ha respondido ofreciendo diálogo.

 

Sobre el obispo de Cádiz

Por otra parte, los obispos de la provincia eclesiástica de Madrid han expresado su "dolor, desconcierto" y "perplejidad" ante el presunto caso de abusos por el que se está investigando al hasta hace unos días obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, cuya renuncia fue aceptada por el Papa el pasado sábado, recoge Europa Press. Los tres han insistido en la "presunción de inocencia" y también ha asegurado su apoyo al denunciante.

El obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, ha asegurado que lo están viviendo con "dolor y desconcierto" porque "buena parte" de sus sacerdotes han tenido como rector a Zornoza. "Lo estamos viviendo con dolor porque hay muchísimas personas, desde niños, jóvenes y buena parte de nuestros sacerdotes que han tenido como rector a don Rafael y lo vivimos con dolor, y también con cierto desconcierto", ha subrayado.

Además, ha pedido respetar tanto el derecho a denunciar como la "presunción de inocencia" porque "no se puede condenar en la plaza pública a una persona que no ha sido juzgada". A su vez, se ha mostrado a la "espera de lo que digan los tribunales" y ha asegurado su colaboración.

Por su parte, el obispo de Alcalá de Henares, Antonio Prieto Lucena, ha indicado que la Iglesia se "juega mucho en la formación de los agentes pastorales" así como en la implantación de códigos de buenas prácticas y protocolos de actuación. "Se está haciendo un trabajo bastante serio aunque siempre mejorable", ha afirmado.