Tribunas

“Dilexi te” o cómo salir a calentar

 

 

José Francisco Serrano Oceja


León XIV firma su primera Exhortación Apostólica,
titulada Dilexi te, "Te he amado",
en presencia del arzobispo Edgar Peña Parra.

 

 

 

 

Una vez que he leído “Dilexi te”, y lo he hecho en paralelo casualmente al libro entrevista a Rafael Díaz Salazar, uno de los intelectuales más relevantes de la relación cristianismo e izquierdas en España, dejo aquí algunos apuntes a vuela pluma, que no se adentrarán mayoritariamente en el contenido, el texto, sino de contexto y percepción.

Estoy convencido de que el Papa León XIV nos va a hacer entender, y a recordar, lo mejor del Papa Francisco. Es decir, es como si el torrente de agua abundante, desbordante, que era el Papa Francisco ahora entrara por la espuerta de una adecuada canalización histórica.

Tanta insistencia en poner en evidencia la continuidad entre Francisco y León XIV me empieza a parecer sospechosa por forzada, más como defensa de apuntalamientos públicos, patrimonialización de supuestas herencias personales, pérdida de réditos, intereses creados.

Convertir esa insistencia en la continuidad forzada es un constructo fruto de una concepción de Iglesia, destinado precisamente a asentar comprensiones dialécticas de fondo de la eclesiología. Es decir, los viejos y nuevos modelos de Iglesia.

Para que quede claro. Parto de la continuidad entre León y Francisco, como de la de Francisco con Benedicto. Entiendo las diferencias en el contexto de ese sujeto histórico común que es la Iglesia. Parecido me pasa con el Vaticano II respecto a los anteriores concilios.

Otra cuestión es hablar de estilos personales y de gobierno. Por cierto, ¿qué pasó del G-7 cardenalicio, G-9, o lo que fuera? 

Si el Papa Francisco dejó escrita la base de esta Exhortación Apostólica, León XIV la retoma y añade. No lo hace como lo hizo Francisco con Benedicto XVI, a cuatro manos. Lo hace a una mano pero con ese transfondo.

Tengo para mí que los teólogos que se dedican a la teología patrística, a la patrología, o a los Santos Padres, como se quiera decir, son poco dados a los experimentos teológicos con la gaseosa social. León XIV es también esa teología, es Agustín de Hipona.

“Dilexi te” es una clara demostración de método teológico clásico. Unas veces, leyendo este texto, me daba la impresión de estar con Pablo VI, otras con Benedicto, otras con Francisco, otras con Juan Pablo, quizás las menos.

Lo que sí me pareció claro es que volvía al método en el que el peso de la tradición adquiría un valor singular, incluso en la forma de auto-referencialidad del uso de la autoridad del magisterio.

Recordar la prioridad de los pobres, de los empobrecidos que dicen algunos, no es una moda. Forma parte de la revelación, de la conciencia de la propuesta cristiana.

Otras indicaciones que dejo ahí. Si hay un concepto que sirve de bandera para determinadas corrientes de pensamiento, también político y social, es el de justicia social. Un concepto no ajeno a la Doctrina Social de la Iglesia. Busquen por favor cuántas veces lo utiliza el Papa y en qué contexto.

Cuando el Papa habla de quienes están más preocupados por la ortodoxia que por la caridad, por los pobres, lo hace como una cita, ¿de qué documento?

Ustedes mismos.

Lo principal no son estos niveles de análisis. Lo principal es que León XIV nos invita al reto “un cambio de mentalidad que pueda incidir en la transformación cultural”. Un cambio que no se puede hacer sin pensar en los pobres.

También hay que añadir que seguro habrá un siguiente texto magisterial programático. Éste sólo es una forma de salir a calentar.

 

 

José Francisco Serrano Oceja