Diócesis
El Papa declara beata a Sor Juana de la Cruz, la consejera de Carlos V, el Gran Capitán y el Cardenal Cisneros
Fue abadesa del Monasterio de Cubas de la Sagra y recibió dones extraordinarios
26/11/24
- Aprobación del culto público
- Poder de hacer milagros
- Carlos V, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros
- "Desposorio místico"
- Apariciones de la Virgen
Sor Juana de la Cruz, abadesa del Monasterio de Cubas de la Sagra.
Imagen: Diócesis de Getafe
El Papa Francisco ha aprobado en la mañana del lunes 25 de noviembre la promulgación del decreto de confirmación de culto inmemorial, declarándola beata, de la Sierva de Dios ‘Sor Juana de la Cruz’ (Juana Vázquez Gutiérrez), monja terciaria franciscana, conocida como 'la Santa Juana' de Cubas de la Sagra, localidad que se encuentra en la diócesis de Getafe, al sur de la Comunidad de Madrid, y su culto inmemorial.
Aprobación del culto público
El sacerdote diocesano, Inocente García de Andrés, vicepostulador de la Causa de Canonización de Santa Juana, ante este reconocimiento del Papa ha manifestado: “Hoy es un día grande para el Convento de Cubas de la Sagra, para las diócesis de Getafe y de Toledo y para la Orden Franciscana”.
“Desde su muerte y durante muchos años tuvo culto público, y hoy tras un largo camino recorrido, la iglesia la reconoce como beata y aprueba su culto público. Celebraremos la eucaristía, procesiones y actos públicos en su honor y de ahora en adelante daremos a conocer a la beata Juana de la Cruz, para amarla más”, ha declarado García de Andrés.
Poder de hacer milagros
Nacida en Azaña (Toledo) en 1481, fue abadesa del monasterio de la comunidad en esta localidad y tomó los hábitos bajo el nombre de sor Juana de la Cruz, haciendo profesión de religiosa el 3 de mayo de 1497 y falleciendo con fama de santidad el mimo día de 1534.
Las virtudes de santa Juana empiezan a brillar desde su juventud, cuando a los 15 años, sola, a pie y vestida de hombre, manifestó su decisión de consagrarse a Dios huyendo del matrimonio concertado. Ingresó en el Beaterío, que llegó a ser, gracias a su labor, un verdadero Monasterio, del que fue nombrada Madre abadesa con tan solo 28 años.
Brillaba en ella la sabiduría, el don de consejo, el poder de hacer milagros, el don de profecía y el discernimiento de espíritus y su fama se extendió tanto que era habitual que miles de personas se acercaran hasta el monasterio con el fin de conocerla y recibir sus consejos.
Carlos V, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros
Pero su popularidad alcanzó también a la alta nobleza. Acudían a ella desde el Gran Capitán al Emperador Carlos V, y recibió la protección del cardenal Cisneros.
La Madre Juana de la Cruz vivió profundamente las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia), destacando especialmente en ella la prudencia, la mansedumbre o espíritu de dulzura, la compasión y la alegría en el servicio a sus hermanas y a la Iglesia de Dios.
"Desposorio místico"
Dos ejemplos de ellos fueron cómo en 1507 experimentó el "desposorio místico", es decir, sentía que la Virgen María era la Madrina que entrega a su Hijo el anillo para su esposa y un año más tarde empezó a mostrar estigmas.
Su fama de santidad queda acreditada, entre otras cosas, por el hecho de que el monasterio donde está enterrada, en Cubas de la Sagra, es desde hace tiempo conocido como el de Santa María de la Cruz o Convento de Santa Juana.
Cada año, el primer sábado de Pascua, se realiza una peregrinación desde la Ermita de Numancia de la Sagra hasta el Monasterio de Santa María de la Cruz, de Cubas, que recorre el camino que hizo la joven Juana huyendo de un matrimonio concertado y hasta su destino como religiosa en este convento, abrazando su vocación como Sor Juana de la Cruz.
Apariciones de la Virgen
El Monasterio y Santuario de Santa María de la Cruz y Santa Juana cuenta además con documentadas apariciones de la Virgen en 1449 a una pastorcilla de nombre Inés Martínez que contaba con 12 años. Según la propia descripción de la niña, de la que se levantó acta oficial esos mismos días, la Virgen Santa María era “una Señora muy hermosa, cuyo rostro resplandecía” y vestía paños de oro.
Las apariciones fueron 6, concentradas en 17 días. Tuvieron lugar siempre en el campo mientras se ocupaba de los cerdos, en las cercanías de Cubas, a mediodía. A la Virgen la veía exclusivamente Inés, y sólo otra vez la oyó otra niña.
Construida la iglesia en 1450, se llamó al lugar "Santa María de la Cruz" y se conserva documentación notarial de 76 milagros reconocidos allí en los 50 años posteriores, de los que 20, tuvieron lugar en los primeros meses.
Después de la iglesia, en 1464, llegaría el ‘beaterío’ para vivir en comunidad y oración Inés junto a otras mujeres. Inés, junto a otras, dejaron el lugar, viendo que no era ese su llamado.
En mayo de 1496 llegó Juana Vázquez Gutiérrez, ‘la Santa Juana’, con 15 años a Cubas de la Sagra.