Tribunas

La Iglesia y la economía de la atención

 

 

José Francisco Serrano Oceja


Obispo amazónico austriaco Erwin Kräutler.

 

 

 

 

 

 

He leído que el obispo amazónico austriaco Erwin Kräutler, con quien les aseguro me encantaría conversar porque sus propuestas pastorales están a kilómetros luz de lo que pienso, hace unos días criticó el “Instrumentum laboris” de la próxima edición del Sínodo con el argumento de que la Iglesia está demasiado volcada en sí misma.

Gran pregunta ésta de si ahora la Iglesia da la imagen de estar demasiado volcada en sí misma. Si nos fijamos en el reciente viaje del Papa, es evidente que no. Pero igual este viaje es una isla en un proceso de más largo alcance.

Decía el obispo amazónico, emérito por cierto, algo así como que le parecía que se plantea “una retirada, por “el miedo al mundo”, a las sacristías impregnadas de incienso o el intento de volver a atraer a las masas a través de eventos litúrgicos grandes y pequeños con mucha pompa, trajes fastuosos, sin duda el camino equivocado”. Evidentemente, así planteado, un camino equivocado el que describe.

El texto original de su propuesta está en la edición alemana de “Herder Korrespondenz”.

Añadía el obispo que el documento de trabajo es más propio de procesos “ad intra” y no a la “alegría y esperanza, dolor y miedo de la gente de hoy, especialmente de los pobres y los oprimidos de todo tipo”.

De acuerdo con el obispo en que hay que volver a la Gaudium et spes. Otra cuestión es cómo interpretamos la Gaudium et spes.

Si este obispo utiliza este argumento de una Iglesia demasiado volcada en sí misma para volver a reivindicar a las diaconisas o la ordenación de hombres casados está cayendo en una contradicción.

Por lo tanto, lo que me sirve de su reflexión no es la respuesta sino la pregunta.

Y me sirve en relación con una cuestión que me ha ocupado en estos últimos días, la de la llamada, en ciencias sociales, economía de la atención o mercado de la atención, que está en la base de los nuevos procesos sociales y mediáticos.

Tim Wu, en su libro “Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en tu cabeza”, escribe que en nuestra sociedad las relaciones entre emisor y receptor han saltado por los aires, porque ya no se basan en la aceptación que el receptor muestra hacia la “autoridad” del emisor.

Ahora lo relevante, ante la proliferación de mensajes, los modelos y formas de transmitirlos, es captar la atención de la audiencia.

Por lo tato, la clave de la comunicación, y lo que esto implica respecto a lo que dice de quien comunica, es, en primer lugar, captar la atención de los destinatarios.

¿Cómo capta al atención la Iglesia con sus mensajes, que implican de por sí una prioridad de selección temática? ¿Cuáles son los temas que propone la Iglesia en su comunicación con los que supuestamente capta la atención? ¿Insistir en la ordenación de las mujeres, de los casados, de verdad capta la atención de alguien que no crea ni en las aspirinas o que esté todo el día volcado en el universo de los vídeo juegos, de los zombies y de la cultura manga? ¿De alguien que vive en soledad existencial, que no encuentra sentido a su vida, incluso ni le busca?

De lo que estoy seguro es de que Dios padre que es amor y su Hijo, Jesús de Nazaret, Cristo vivo, y su mensaje de felicidad realista, bien explicados para ser bien entendidos, sí siguen captando la atención.

 

 

José Francisco Serrano Oceja