Tribunas

Matrimonio. Casarse en la Iglesia

 

 

Rosa Corazón
Abogada del Tribunal de la Rota y de Tribunales Eclesiásticos de España


 

 

 

 

¿Por qué no te casas?

Uf… Me da miedo.

¿Miedo? Miedo, ¿de qué?

Del para siempre.

Y continúa…

¿Por qué yo no voy a poder cambiar de opinión? ¿Por qué ella no va a poder cambiar?

Pero si, desde que nacemos hasta que morimos, no paramos de cambiar, en el cuerpo y en el alma.

¿Por qué un Matrimonio tiene que durar hasta la muerte? ¿No será mejor sólo hasta que nos interese, hasta que lo nuestro dure?

¿Matrimonio con hijos? Pero si los hijos no traen más que problemas.

Somos jóvenes y ahora lo que nos toca es divertirnos, no la atadura de unos hijos. Nuestros planes son viajar, hacer deporte, comprar ropa cara, prosperar en el trabajo y a… ¡disfrutar de la vida!

¿Hijos?, dice ella. Estropearán mi cuerpo y me pondrán gorda. No siento una llamada a los hijos.

Pero si yo no sé cuidar bien de mí misma, ¿cómo voy a ser capaz de cuidar de un hijo?, consideraba otra.

Estamos conviviendo y tenemos todos los beneficios del Matrimonio y ninguno de los perjuicios del “para siempre”. ¿Para qué casarse?

Le respondí:

Pues sí, tienes razón. No te cases, porque esas ideas nada tienen que ver con el verdadero Matrimonio.

Para casarse hay que pasar a otra dimensión mucho más alta. Es la excelencia del amor entre un hombre y una mujer.

El Matrimonio es, querer tanto y tan bien a una persona, que me la como a besos y me fundo con ella.

El Matrimonio es, querer tanto y tan bien a una persona, que ya no concibo mi vida sin ella, ni ahora ni nunca.

El Matrimonio es querer tanto y tan bien a una persona que, fundiéndome con ella, vendrán nuestros hijos, que son el fruto natural de ese amor excelente, el que da origen al Matrimonio y el que habrá que mantener, caldear, proteger, madurar, cuidar, mimar a lo largo de toda la vida matrimonial.

El Matrimonio es el perfecto complemento entre un hombre y una mujer. Esto es algo inscrito en la propia naturaleza humana.

El Matrimonio es la aventura más grande de toda una vida.

El éxito en el Matrimonio y en la Familia es el mayor éxito que podremos conseguir en esta vida.

Un hijo es el mayor bien que podemos dejar en este mundo. Un gran bien, que podremos presentar al ser juzgados, en la otra vida.

El Matrimonio es un amor excelso. Pero hay que tener capacidad para casarse y prepararse bien para ello, pues el Matrimonio, la boda, no cura; hay que ir curado al Matrimonio.

Se necesita compartir entre los dos una base profunda en la que fundar la familia,

El amor conyugal es único, no tiene parangón con ningún otro.

El amor conyugal es amistad -tú eres mi mejor amigo/a- es complicidad, es una cierta brujería, con amor, con humor, para compartir lo bueno y lo malo y para que me siga interesando estar contigo hasta la muerte. Además, saca de cada uno todo lo mejor de lo que es capaz -quizás por el esfuerzo que supone, como todas las cosas buenas de este mundo-, es el medio para ser mejor por ti y con tu ayuda.

El Matrimonio, la Familia es lo mejor y lo más grande que tengo entre manos.

El Matrimonio, la Familia es camino para el Cielo y, además, no concibo mi Cielo sin ti y sin ellos.

Que Dios esté en el centro de mi Matrimonio, ¡cuánto ayuda!

 

 

Rosa Corazón
Doctora en Derecho
Abogada Nulidades Matrimoniales
E-mail: rcorazon52@gmail.com