Perspectiva de Género

 

Un periódico londinense revela “pruebas impactantes” sobre los tratamientos para transexuales

 

 

21 enero, 2021 | Infogender


 

 

 

 

 

(BioEdge/Michael Cook)Tras una batalla legal, The Mail on Sunday ha publicado lo que ha calificado de “pruebas impactantes” sobre la medicina transgénero que han llevado a un juez del Tribunal Superior a prohibir que una clínica de género del gobierno prescriba bloqueadores de la pubertad.

La clínica Gender Identity Development Service (GIDS) de Londres, también conocida como el Centro Tavistock, comenzó a recetarlas a menores de 16 años en 2011. En diciembre, la clínica se vio obligada a dejar de hacerlo después de que el Tribunal dictaminara que era “muy dudoso” que los jóvenes pudieran dar su consentimiento informado.

El psiquiatra sueco Christopher Gillberg declaró que el uso de bloqueadores de la pubertad es básicamente “un experimento en vivo” en niños vulnerables. “En mis años como médico”, escribió, “no puedo recordar una cuestión de mayor importancia para la práctica de la medicina. Hemos dejado la práctica clínica establecida basada en la evidencia y estamos utilizando una poderosa medicación que altera la vida de un grupo vulnerable de adolescentes y niños basándonos en una creencia.”

Según el periódico, las evidencias presentadas por Gillberg y otros expertos se basan en que:

  • Los fármacos que alteran la pubertad pueden dañar el desarrollo cerebral y óseo del paciente;
  • Las clínicas instan a las adolescentes que cambian de sexo a elegir donantes de esperma para fecundar los óvulos antes de congelarlos;
  • Los médicos no advierten de los riesgos de infertilidad que suponen los bloqueadores de la pubertad;
  • Los niños que se arrepienten del tratamiento se encuentran “encerrados” en nuevos cuerpos;
  • Los sitios de Internet persuaden a los niños autistas de que son transgénero cuando simplemente tienen “problemas de identidad”.

 

El centro de Tavistock ha multiplicado por 60 las solicitudes de sus servicios en los últimos 15 años. Los jueces fueron informados de que el número de niñas de entre 12 y 17 años que solicitan ayuda ha aumentado considerablemente y que superan en número a los varones biológicos que desean realizar la transición en una proporción de dos a uno.

Los médicos también testificaron que había un “número desproporcionado” de niños de todo el mundo que reclamaban identidades trans que estaban bajo cuidado, eran adoptados, autistas, anoréxicos o tenían enfermedades psiquiátricas o mentales.

Las pruebas incluyeron el testimonio de docenas de mujeres jóvenes que afirmaron que sus vidas habían quedado arruinadas por los tratamientos de cambio de sexo.

Lucy, una mujer que se sometió a una operación de cambio de sexo, se describe a sí misma como “mutilada”. “Me horroriza que cuando fui a hacerme la histerectomía no me advirtieran de la importancia de estos órganos. Ahora es demasiado tarde. Tengo 23 años y estoy básicamente en la menopausia y todas las implicaciones de salud que ello conlleva. No puedo comprender cómo los médicos pueden dejar que esto ocurra”.

El profesor Stephen Levine, experto estadounidense en el campo del tratamiento de género, declaró que “no había ningún otro campo de la medicina en el que se ofrecieran intervenciones tan radicales a los niños con una base de pruebas tan pobre”.

También afirmó que el tratamiento se llevaba a cabo en un “contexto tan tóxico y febril que las voces críticas y cautelosas son rechazadas a gritos por ser transfóbicas, odiosas y por participar en una terapia de conversión”.

“Este clima ha creado un entorno intimidatorio y hostil en el que el silencio y la aquiescencia son la consecuencia inevitable. Se nos deja a los que estamos al final de nuestras carreras, que no tenemos nada que perder, expresar nuestras preocupaciones”.

“Los requisitos científicos para establecer la utilidad de una intervención son bien conocidos en medicina”, dijo. “Los avances se llevan a cabo mediante ensayos clínicos cuidadosamente controlados. ¿Por qué los problemas de género deberían considerarse una excepción?”.

(…)

 

La baronesa Nicholson, miembro del Partido Conservador y antigua directora de Save The Children, declaró al Mail on Sunday: “Los bloqueadores de la pubertad son… un experimento desgarrador y físicamente destructivo para niños y niñas inmaduros. Impiden el desarrollo normal en favor de una vida dolorosa y un futuro estéril: el Servicio de Salud nunca debería haber permitido un uso a partir de tan pocas investigaciones del dinero público en una cirugía irremediable en cuerpos sanos“.