Tribunas

El bautismo de Pedro Sánchez

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Supongo que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está bautizado. No lo sé. Quizá haya que investigarlo.

Lo que sí sé es que ha perdido su oportunidad de pasar por un bautismo eclesial de primera. Si hubiera asistido a la misa de La Almudena, sin lugar a dudas, hubiera demostrado que es capaz de ponerse en el lugar del otro, de hacer un esfuerzo por entender las razones que convertían a ese acto público en uno de los más relevantes del momento, después de una tragedia de la magnitud del Covid-19.

Hubiera visto de frente cuáles son las armas con las que en este mundo cuenta la Iglesia. Hubiera asistido, que no es lo mismo que participado, al acto cúltico por excelencia, el de mayor efecto interior y exterior, la santa misa.

Pedro Sánchez ha perdido una gran oportunidad. No se trata solo de cumplir con sus funciones de Presidente del Gobierno, de tener altura de miras, de ser un hombre de Estado.

De lo que se trataba es de reconocer uno de los fenómenos más evidentes de la realidad social de España, el país que desgobierna. Si el setenta por ciento de los españoles se confiesan católicos; si la presencia de las religiones es cada vez mayor, la ausencia del Presidente del Gobierno, sin justificar, en un acto de esta naturaleza no implica más que una incapacidad para comprender esa realidad pública que incide decisivamente en la vida de no pocos ciudadanos.

¿Por qué nuestro Presidente del Gobierno no asistió al funeral? ¿Por qué fue el Rey? Motivo de más para haber ido. ¿No quiere ceder a la simbología eclesial? Vive entonces en otro universo. ¿No quiere que se lo eche en cara Pablo Iglesias? Muestra entonces una debilidad congénita. ¿Considera que hubiera sido romper con la neutralidad del Gobierno en materia religiosa?

En la Facultad se perdió las clases en las que explicaron la diferencia entre laicismo y laicidad, entre confesionalidad, aconfesionalidad y neutralidad. ¿Piensa que así cultiva a su predio y afianza a sus votantes? Habrá que aclarar si los votantes son tan extremistas como su líder, o el líder como sus votantes. ¿Se lo recomendó Iván Redondo, producto de la formación de la Universidad de Deusto? Pues que en eso no le haga caso a Iván Redondo…

Lo que sí sé es que los obispos, por más que quieran no parecer enterarse del desplante, al menos se habrán dado cuenta de a quién tienen enfrente en las famosas Comisiones Mixtas, mesas de negociación o como se les quiera llamar.

Hay algunos que dicen que son estrategias disuasorias para ganar tiempo, hacer lo que está en la agenda radical del Gobierno y tener a la Iglesia entretenida.

Es decir, pasamos del bautismo de Sánchez a la confirmación de sus intenciones. Al tiempo.

Ah, y los cristianos socialistas, por favor, que digan algo.

 

José Francisco Serrano Oceja