Servicio diario - 10 de enero de 2020


 

Santa Marta: El verdadero amor lleva “a hacer el bien”, no admite la indiferencia
Larissa I. López

Estados Unidos: El presidente del episcopado llama a la oración por el diálogo y la paz
Larissa I. López

Congreso Interamericano de Educación Católica: Mensaje del Papa Francisco
Rosa Die Alcolea

Chile: Celebrados 114 diálogos comunitarios por un país «justo y digno»
Rosa Die Alcolea

Bolivia: Obispos lanzan taller de concienciación sobre la no violencia contra la mujer
Larissa I. López

Entrevista a Martin Scorsese en ‘L’Osservatore Romano’
Marina Droujinina

Italia: Clausura de la fase diocesana para la beatificación de Francesca Lancellotti
Rosa Die Alcolea

Recién nacidos prematuros: Opinión de la sociedad sobre retirar soporte vital ante graves problemas de salud
Redacción

Santo Tomás de Cori, 11 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/01/2020-13:44
Larissa I. López

Santa Marta: El verdadero amor lleva "a hacer el bien", no admite la indiferencia

(ZENIT — 10 enero 2020).- El Papa Francisco citó una expresión de San Alberto Hurtado que decía: "No hacer el mal es bueno; pero no hacer el bien, es malo", indicando que el verdadero amor "debe llevar a hacer el bien (...), a ensuciarte las manos en las obras de amor".

Hoy, 10 de enero de 2020, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre ha reflexionado en torno a la primera lectura del día, tomada de la Primera Carta de san Juan apóstol, que trata sobre el tema del amor, informa Vatican News.

Para Francisco, el apóstol comprendió qué es el amor, lo experimentó y, entrando en el corazón de Jesús, comprendió cómo se manifestaba, de manera que en su carta cuenta cómo amamos y cómo hemos sido amados.

 

Dios ama primero

De acuerdo a la misma fuente, el Papa propuso dos definiciones como "claras" en torno a este tema. La primera se refiere al fundamento del amor: "Amamos a Dios porque Él nos ha amado primero", el principio del amor viene de Él. "Yo empiezo a amar, o puedo empezar a amar porque sé que Él me ha amado primero", explicó, y prosiguió: "Si no nos hubiera amado, ciertamente no podríamos amar.

En este sentido, el Pontífice ofreció entonces un ejemplo: "Si un recién nacido, de pocos días, pudiera hablar, seguramente explicaría esta realidad: `Me siento amado por los padres'. Y lo que los padres hacen con el niño es lo que Dios hizo con nosotros: nos amó primero".

"Y esto hace nacer y hace crecer nuestra capacidad de amar. Esta es una clara definición de amor: podemos amar a Dios porque Él nos amó primero", agregó.

 

Amar a Dios y al prójimo

El Obispo de Roma apuntó también que el apóstol describe "sin medias palabras" que "si alguno dice: 'Yo amo a Dios' y odia a su hermano, es un mentiroso". Juan no dice que es un "mal educado", o "uno que se equivoca", sino que lo califica como "mentiroso".

Ante ello, el Papa aclaró que "esta palabra de la Biblia es clara, porque ser un mentiroso es la forma de ser del diablo: es el Gran Mentiroso, nos dice el Nuevo Testamento, es el padre de la mentira". Esta constituye "la definición de Satanás que nos da la Biblia. Y si dices que amas a Dios y odias a tu hermano, estás del otro lado: eres un mentiroso. No hay concesiones en esto".

 

Odio e indiferencia

Francisco aludió al hecho de que muchos pueden tratar de justificarse para odiar a los demás porque hay algunos que hieren o son maleducados. No obstante, en esta línea, insiste en las palabras de Juan "el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto".

Además, el Santo Padre recordó que no solo existe el sentimiento de odio, sino que también la voluntad de no "entrometerse" en las cosas de los demás, algo que tampoco es bueno porque el amor "se expresa haciendo el bien".

 

El amor es concreto

De nuevo utilizó un ejemplo para explicar esto último: "Si una persona dice 'Yo, para estar bien limpio, sólo bebo agua destilada': ¡morirás!, porque eso no sirve para la vida. El verdadero amor no es agua destilada: es el agua de todos los días, con los problemas, con los afectos, con los amores y con los odios, pero es esto. Amar la concreción, el amor concreto: no es un amor de laboratorio".

Y continuó remarcando que "hay una forma de no amar a Dios y de no amar al prójimo un poco escondida, que es la indiferencia. `No, no quiero eso: quiero agua destilada. No me meto en los problemas de los demás'. Tú debes, para ayudar, para rezar".

 

El camino de la fe

El Pontífice resaltó que tratar de hacer el bien siempre es una tarea difícil, pero a través del camino de la fe se presenta la posibilidad de superar la mentalidad del mundo "que nos impide amar.

Este es el camino, reiteró, "aquí no entran los indiferentes, los que se lavan las manos de los problemas, los que no quieren inmiscuirse en los problemas para ayudar, para hacer el bien; no entran los falsos místicos, los de corazón destilado como el agua, que dicen que aman a Dios pero prescinden de amar al prójimo".

"Que el Señor nos enseñe estas verdades: la certeza de haber sido amados primero y la valentía de amar a los hermanos", concluyó.

 

 

 

10/01/2020-11:40
Larissa I. López

Estados Unidos: El presidente del episcopado llama a la oración por el diálogo y la paz

(ZENIT — 10 enero 2020)-. "Ante la escalada de las tensiones con Irán debemos orar urgentemente para que los líderes de nuestro mundo prosigan el diálogo y busquen la paz", indicó Mons. Gómez.

Estas palabras están incluidas en un comunicado emitido por el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), Mons. José H. Gomez, el martes 7 de enero de 2020.

Asimismo, en el citado texto, el prelado exhortó a "pedir a nuestra Santísima Madre María, la Reina de la Paz, que interceda, que Jesucristo fortalezca a los pacificadores, consuele a los que sufren y proteja a los inocentes y a todos los que están en peligro, especialmente a los hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas y el servicio diplomático".

 

Paz en Oriente Medio

El día 8 de enero, el presidente de la USCCB y el del Comité de Justicia Internacional y Paz, Mons. David J. Malloy, difundieron un nuevo comunicado en el que el episcopado norteamericano sostiene que se ha pronunciado regularmente con el fin de "incentivar la búsqueda de la paz en el Medio Oriente" y en el que insta nuevamente "a que todas las partes, en estos días críticos, busquen la paz en vez de la violencia".

La nota continúa exponiendo que "la paz ha sido demasiado difícil de alcanzar, solo en hechos recientes en nuestra memoria, la guerra ha causado la pérdida de cientos de miles de vidas, así como un sufrimiento incalculable y una estabilidad endémica".

Los obispos recuerdan sus pronunciamientos "sobre los crecientes actos de violencia en las últimas semanas y más recientemente con el ataque a la Embajada de Estados Unidos en Irak, la muerte del general iraní Qassem Soleimani y los ataques con misiles en las bases iraquíes". Al mismo tiempo, declaran haber requerido "la necesaria diplomacia, el diálogo valiente y los esfuerzos incansables hacia la paz para resolver tales conflictos globales".

 

Buscar juntos el bien común

Además, piden que el Señor "ayude a todas las partes en estos tiempos de creciente beligerancia a pensar sobre las agresiones a los demás y a reflejarse en los temores legítimos que puedan sentir ellos" para descubrir "islas seguras en un mar de desconfianza, hacer el trabajo duro de razonar juntos, reconocer la inutilidad de más violencia y acciones militares y buscar humildemente juntos el bien común".

En esta línea, la nota anima a reflexionar sobre el mensaje del Papa Francisco en el Día Mundial de la Paz para este 2020 y a rezar "para vencer el mal con el bien y responder al odio con amor".

Finalmente, se unen "a la esperanza de que el pueblo de Irán comparta la promesa de un gran futuro y que Estados Unidos esté listo para unirse en la paz con todos los que la buscan" y, en este espíritu, concluyen, "creemos fervientemente, esperamos, trabajamos y anticipamos los días de paz que están por venir".

 

 

 

10/01/2020-15:55
Rosa Die Alcolea

Congreso Interamericano de Educación Católica: Mensaje del Papa Francisco

(ZENIT – 10 enero 2020).- El Papa Francisco, anima a «promover una auténtica cultura del encuentro» a a los participantes en el Congreso Interamericano de Educación Católica, que se celebra en Santiago de Chile del 8 al 10 de enero de 2020.

La educación católica «como propuesta de esperanza y de confianza en nuestro tiempo» es parte del mensaje que el Pontífice lanza a los educadores latinoamericanos. El encuentro se desarrolla con el lema: “Liderazgo, comunicación y marketing” y ha sido organizado por la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC).

En un breve mensaje, firmado por el cardenal secretario de estado, Pietro Parolin, y leído por el nuncio apostólico en Chile, Mons. Alberto Ortega, al término de la Misa de apertura, el Papa envía un cordial saludo a los organizadores y participantes del XXVI Congreso de la Confederación Interamericana de Educación Católica.

“El Santo Padre –se lee en la carta– los anima en su reflexión sobre los desafíos que los responsables de la escuela católica deben afrontar para promover en ella una auténtica cultura del encuentro, de modo que pueda ser una propuesta de esperanza y confianza para nuestro tiempo”.

 

Jesús como Maestro

El encuentro comenzó el 8 de enero con la celebración de la Eucaristía, presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, el obispo castrense Santiago Silva Retamales, y concelebrada por el Nuncio Apostólico en Chile, arzobispo Alberto Ortega Martín y el presidente del Área de Educación del episcopado, el obispo de Temuco Héctor Vargas Bastidas, entre otros clérigos.

En su homilía, el obispo Santiago Silva, indicó que «a los temas de este congreso tenemos que aproximarnos desde el Evangelio» agregando, que cuando se habla de educación “es muy fácil percibir a Jesús como Maestro. La maravilla respecto de Jesucristo, es que mientras los otros maestros enseñaban la Ley, Jesús enseñaba una nueva experiencia de Dios: El Reino de Dios”.

“Cuando queremos construir comunidades educativas, Cristo es la principal fuente, porque el crea de verdad procesos de humanidad. Cristo es nuestro referente. Para que este congreso que es católico se transforme, desde nuestra fe en una reflexión sobre cómo Cristo comunicaba y lideraba basado en su propia vida y palabra” expresó Silva.

 

 

 

 

10/01/2020-11:14
Rosa Die Alcolea

Chile: Celebrados 114 diálogos comunitarios por un país «justo y digno»

(ZENIT — 10 enero 2020).- Cerca de 900 personas participaron en los 114 Cabildos organizados por las Vicarías de la Educación y de la Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago.

Tras el estallido social en Chile, se han llevado a cabo 114 cabildos con el fin de apoyar los diálogos comunitarios en torno a los desafíos y sueños para Chile, cuyos resultados se han registrado en la plataforma web creada por la Vicaría de Educación de la Conferencia Episcopal y la Vicaría de Pastoral Social y Cáritas.

Los datos recogidos en este proceso serán sistematizados por la Universidad Católica Silva Henríquez para publicar posteriormente un documento conjunto final que se espera será enviado a las comunidades participantes, organizaciones sociales, medios de comunicación, Gobierno de Chile y Congreso Nacional, informan los organizadores.

En este momento de crisis política y social que vive el país, las parroquias, escuelas católicas y otros grupos pastorales de base «tienen la oportunidad y el desafío profético de hacer escuchar su propia voz para la construcción de un nuevo Chile», señala la Vicaría. La participación en la vida social y política es «una de las más altas formas de caridad y fortalecimiento de la democracia».

La plataforma www.vicariaeducacion.cl/cabildos/ ofreció, durante noviembre y diciembre, material de apoyo para facilitar los diálogos comunitarios en colegios y parroquias y registrar el trabajo desarrollado en ellos. En esta plataforma se contabilizó 114 cabildos, el 96 % de ellos se realizó en la Región Metropolitana y el 4% en Coquimbo, con un número de 872 personas que participaron.

 

«Chile despertó»

El vicario de la Pastoral Social Caritas, Jorge Muñoz S.J destacó que la principal virtud del estadillo ha sido «salir de un estado de somnolencia que nos había acostumbrado a vivir en un país con una enorme desigualdad. Chile despertó y nos hemos dado cuenta que sí podemos trabajar por un país más justo, equitativo e inclusivo. Esto es lo que ha estado presente en los 114 Cabildos Comunitarios que se realizaron en nuestra Arquidiócesis».

«Las personas se congregaron, y junto con expresar sus inquietudes, sus miedos, sus dificultades, se atrevieron a soñar, abrieron puertas y ventanas, y dejaron volar sus deseos, sus peticiones. Podemos señalar las palabras más repetidas: desigualdad, injusticia, pensiones, educación, salud, sueldos, sociedad, políticos, abuso, crisis, inequidad. Cada una con un mundo entero detrás, pero lo que es más profundo, cada una de ellas nos habla de la dura realidad que millones de chilenos y chilenas enfrentan», señaló el padre Jorge Muñoz.

 

Reflexión de un «nuevo Chile»

El vicario agradeció a las comunidades participantes en estos espacios «que acogieron y entusiasmaron estos cabildos. Por acá hay un camino de la Iglesia que queremos ser».

El padre Andrés Moro, vicario para la Educación, agradeció la participación y destacó el interés de las personas en la reflexión de un nuevo Chile. «Valoramos el deseo de un número no menor de personas que quieren reunirse a reflexionar qué Chile queremos para adelante, eso nos da esperanza frente a ese sarmiento un poco pesimista que a veces hay en torno a qué va a pasar con la crisis que estamos viviendo».

El vicario también se refirió a la importancia de ser buenos ciudadanos y cristianos, «a veces caemos en la tentación de creer que la vida pública va por un lado y la vida de fe debe quedar reducida a la sacristía. Dios que se encarna y nos invita también a encarnarnos a nosotros».

 

 

 

10/01/2020-17:20
Larissa I. López

Bolivia: Obispos lanzan taller de concienciación sobre la no violencia contra la mujer

(ZENIT — 10 enero 2020)-. Debido a la preocupación de los obispos bolivianos por los casos de violencia contra la mujer en el país, la Conferencia Episcopal lanza un taller dirigido a los jóvenes para concienciarles sobre esta lacra social.

Así lo ha comunicado el episcopado boliviano a través de una nota publicada en Iglesia Viva, portal de comunicación de la Iglesia en este país.

 

Concienciación

De este modo, y con el objetivo de concienciar sobre el tema de la no violencia contra la mujer, revitalizar desde el ser joven la Iglesia y promover un nuevo modelo de Iglesia desde las Comunidades Eclesiales de Base, del 10 al 12 de enero de 2020 se realizará el taller de jóvenes: "Las Comunidades Eclesiales de Base construyen un mundo libre de injusticias y violencias contra la mujer en el sector eclesial".

Se trata de una iniciativa conjunta entre la sección de Comunidades Eclesiales de Base (CEB's) de la Conferencia Episcopal Boliviana y la organización holandesa Mensen met een Missie (MM Holanda).

 

Contenidos del taller

Los jóvenes que integran las CEB's en Bolivia tendrán un único taller de tres días en la casa de retiros de Vinto, Cochabamba. Durante el mismo se tratara el tema de la situación de la violencia contra la mujer en Bolivia, el papel de la mujer en la Iglesia, la revitalización desde el ser joven de la Iglesia y desde las CEB's como promover un nuevo modelo de Iglesia.

Esta iniciativa responde a un proyecto que pretende concienciar sobre la no violencia contra la mujer en Bolivia. El primer taller fue dirigido a personas adultas el mes de noviembre y contará con una segunda versión el mes de marzo.

 

Preocupación de los obispos

En agosto de 2019, la Conferencia Episcopal Boliviana manifestó su "denuncia y profunda preocupación" por los casos de violencia contra las mujeres y las familias que siguen incrementándose, "produciendo muerte y sembrando luto en cientos de familias bolivianas".

Ante todo ello, los obispos bolivianos reclamaron a las instancias de gobierno local y nacional a extremar esfuerzos para garantizar una verdadera y eficaz aplicación de las leyes, "precautelando en todo momento la vida y seguridad de las mujeres" que sufren maltrato e instaron a denunciar oportunamente los casos que se presenten y a brindar "apoyo y respaldo a las mujeres contra represalias y presiones cómplices".

 

 

 

10/01/2020-16:19
Marina Droujinina

Entrevista a Martin Scorsese en `L'Osservatore Romano'

(ZENIT — 10 enero 2020).- «Cuando pienso en el Papa Francisco, debo decir que la primera palabra que me viene a la mente es compasión», dice Martin Scorsese: «Me parece extraordinario que este hombre sea nuestro Papa. Es una bendición. Y considero que es una bendición haberle conocido».

«Lee las palabras del Santo Padre», invita, «te encuentras cara a cara con él y te das cuenta de que es un hombre que ve el fundamento espiritual de la Iglesia».

El célebre director concedió una entrevista a Andrea Monda, director de L'Osservatore Romano, el 9 de enero de 2020. Después de un encuentro en 2018, Martin Scorsese y el Papa Francisco se entrevistaron de nuevo el pasado 21 de octubre: «Reanudaron su conversación como dos viejos amigos que se entienden sobre la marcha, sin ningún esfuerzo», precisa Andrea Monda. Comenzaron «un diálogo sencillo y profundo que rápidamente se centró en el nombre de Dostoievski, una pasión compartida».

«Después de preguntarle sobre su esposa, continuó Monda, el Papa quiso saber más sobre su nueva película, The Irishman, y el director italo-americano explicó que se trataba de un film sobre el tiempo y la condición mortal, la amistad y la traición, el remordimiento y el arrepentimiento por el pasado.

 

«El camino de Cristo»

«Considero que el camino de Cristo es lo único que hace posible nuestra supervivencia», dijo Scorsese en su entrevista: «Es el único camino que veo para que la humanidad... pueda efectivamente cambiar y evolucionar, alejándose de la destrucción. Me refiero a esto no en un sentido cultural, sino en un sentido espiritual».

El director señaló que «las enseñanzas de Cristo» le habían dejado «una profunda impresión» desde «una edad temprana». Esto «es parte de lo que me formó», añadió, «lo que significa que es parte de lo que soy hoy».

«Para mí, esto nunca fue realmente una elección», continuó Scorsese. «Creo que no es tan fácil abandonar lo que ha sido formador desde un punto de vista espiritual en la propia vida, y cambiar tu fe como si estuvieras cambiando de ropa».

El realizador explicó que el tema de la espiritualidad «le había ocupado durante una gran parte» de su vida y que estaba «presente en la mayoría» de sus películas. Se trata de saber «cómo conciliar el mundo exterior de las circunstancias con el mundo interior de la fe», dijo: es una «cuestión que me acompaña desde siempre y que he abordado de diferentes maneras según los diferentes momentos de mi existencia».

 

La Iglesia, «una cuestión de espíritu»

Martin Scorsese afirmó que aunque la Iglesia Católica «es una vasta institución», «una tradición», «una empresa, una enorme organización», en su esencia «no es una cuestión de asuntos humanos o mundanos, sino una cuestión de espíritu». «Esta es la piedra, el fundamento -dijo-, la práctica y el seguimiento vivo del ejemplo de Cristo. El Papa Francisco repite esto y pide que lo reconozcamos».

«En la Iglesia», explicó Scorsese, «he aprendido de estos sacerdotes diocesanos de la calle que se puede ser duro por fuera y compasivo por dentro, y que la dureza es una manera de alimentar esa compasión — o, se podría decir, el mandamiento del amor de Jesús — dentro de nosotros. Es uno de los regalos más preciosos que he recibido».

El director cree que «la confesión es uno de los instrumentos espirituales más poderosos de que dispone la Iglesia»: «Es un examen auténtico de lo que eres, de todas tus dudas, miedos y transgresiones, y el mismo acto de confesión abre la puerta a otra posibilidad, la de volver a intentarlo». «Aunque no recibas la absolución, has abierto la puerta de todos modos».

 

 

 

10/01/2020-16:38
Rosa Die Alcolea

Italia: Clausura de la fase diocesana para la beatificación de Francesca Lancellotti

(ZENIT — 10 enero 2020).- La sesión de clausura de la causa diocesana sobre la vida, las virtudes heroicas, la fama de santidad y los signos de la Sierva de Dios Francesca Lancellotti, laica y madre de familia, se desarrollará el viernes, 17 de enero de 2020, a las 12 horas, en el aula de la Conciliación constituida para el Tribunal en el Palacio Apostólico de Letrán.

El rito será presidido por el cardenal Angelo de Donatis. Participará el postulador monseñor Paolo Rizzi, oficial de la Secretaría de Estado de Su Santidad. Los miembros del Tribunal diocesano de Roma que estarán presentes son: el delegado episcopal monseñor Giuseppe D'Alonzo; el promotor de Justicia don Giorgio Ciucci; el notario Marcello Terramani; y el notario adjunto Giancarlo Bracchi.

La clausura de la causa diocesana será precedida, a las 10:15 horas en el Santuario de la Escala Santa, por un momento de oración con el tema «En camino con Francesca», que presidirá monseñor Domenico Baccelliere, vicario general de Acerenza. Al día siguiente, el sábado 18 de enero, a las 16:15 horas, en la Basílica de Santa María la Mayor, el postulador de la causa, monseñor Rizzi, celebrará la Misa de acción de gracias.

Francesca Lancellotti nace el 7 de julio 1917 en Oppido Lucano, un pequeño pueblo en la provicinia de Potenza. Desde temprana edad establece un vínculo especial con Dios, que la acompañará durante toda su vida.

Se casó con Faustino Zotta, también un hombre de gran fe; de su matrimonio nacieron dos hijos: Maria Luigia llamada Gina y Domenico. En la mañana del 7 de julio de 1956, el día de su trigésimo noveno cumpleaños, el arcángel Miguel se apareció a Francesca, invitándola a trasladarse a Roma y comenzar una misión. Con su marido y sus dos hijos se trasladó a la Ciudad Eterna en 1960; vivieron primero en los suburbios, luego cerca del Panteón y finalmente en Via Cavour.

Francesca se dedica a la oración y acoge en su casa a cualquier persona que necesite apoyo material, moral o espiritual. Falleció el 4 de septiembre de 2008 en el hospital San Giovanni Addolorata, ya conocida por su santidad.

«Era una mujer sencilla y humilde. Estando en el primer grado de la escuela primaria, ya tenía el don de dialogar con gente de todas las clases sociales...», dice la Asociación Hijos Espirituales de Francesca Lancellotti, fundada en 2010, actor de la causa de beatificación, cuyo presidente es Francesco Signorino, sobrino de la sierva de Dios. La Asociación se reúne una vez al mes para rezar en la parroquia dirigida por el P. Francesco Pesce, Santa Maria en Monti, co-actor de la causa.

«Durante cuarenta años ejerció en la Capital una misión especial a favor de los alejados de la fe o afectados por enfermedades: con sus oraciones y sacrificios personales superó las resistencias del mal espiritual, es decir, la falta de fe en Dios, y del mal físico, es decir, hasta las enfermedades graves», subraya el postulador.

«Ya en vida —continúa Monseñor Rizzi— gozaba de una importante fama de santidad, caracterizada por una tierna devoción a la Virgen, venerada en el Santuario del Belvedere de Oppido Lucano su ciudad natal, y por una relación espiritualmente privilegiada con el Arcángel Miguel, cuya presencia celestial tuvo una conmovedora experiencia mística. De ahí la ayuda moral y material de la que se beneficiaron centenares de personas en Roma y en muchas partes de Italia, atraídas por sus carismas, sus signos prodigiosos, su fe, su humildad y su caridad evangélica. Su testimonio cristiano ha producido y sigue produciendo frutos extraordinarios de conversión y también de curación física en aquellos que, impulsados por su historia, se cuestionan sobre el sentido de la vida. He comprobado la consistencia de la santidad de Francesca, que es precisamente de lo que habla el Papa Francisco en la exhortación apostólica Gaudete et exultate, una «santidad de la puerta de al lado, de los que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios».

 

 

 

10/01/2020-10:12
Redacción

Recién nacidos prematuros: Opinión de la sociedad sobre retirar soporte vital ante graves problemas de salud

Los recién nacidos prematuros o muy prematuros presentan objetivos problemas médicos y éticos en relación a en qué medida y circunstancia conviene o no retirarles los medios de soporte vital. Sobre lo que opinan las personas en general sobre ello, se acaba de publicar un amplio trabajo en el British Medical Jornal, en el que se recoge la opinión de 130 encuestados. Es la primera vez que se realiza un estudio similar.

La gran mayoría (94%) están de acuerdo en que no merece la pena prolongar la vida de estos niños, cuando sus condiciones de salud están por debajo de un nivel crítico. También, la decisión de retirar los medios de soporte vital se asoció positivamente con la necesidad de administrar adecuadamente los recursos sanitarios, con el nivel de relación emocional que los niños puedan tener y con su capacidad mental. Sin embargo, más del 50% de los participantes en la encuesta creen que se puede optar por mantener las medidas de soporte vital.

Los autores concluyen que, en relación con el cuidado médico que a estos niños hay que dar, en los casos más graves la mayoría de la gente está de acuerdo que a los niños con problemas de discapacidad más severos no merece la pena prolongarles la vida, encontrando un amplio consenso acerca de poder suprimir las medidas de soporte vital, aunque existen dudas si para ello se necesita o no el consentimiento de los padres.

En nuestra opinión, los puntos de vista expuestos en este artículo deberían ser matizados, especialmente en función de la situación clínica de los niños, pues de ella dependerá si las medidas terapéuticas que se adopten puedan o no rallar en la obstinación terapéutica o si se priva a estos niños de un tratamiento médico adecuado, se estará actuando en contra del correcto quehacer médico.

También aprovechan los autores para extender su juicio bioético a casos reales acaecidos en el reino Unido, como los de Charlie Gard o Alfie Evans, sobre los cuales nosotros hicimos en su momento un amplio informe bioético.

 

 

 

10/01/2020-08:14
Isabel Orellana Vilches

Santo Tomás de Cori, 11 de enero

«Este franciscano emprendió el camino de su consagración con la decisión irrevocable de ser santo. En él se incluyeron cuatro décadas de aridez y ausencia de consuelos, colmadas de oración, fe y caridad por Dios bendecidas»

Fue un ejemplo de humildad y de caridad. Creció y vivió con la convicción de que tenía que ser santo. Nacido el 4 de junio de 1655 en Cori, Italia, su infancia estuvo marcada por la pérdida de sus padres y la responsabilidad de cuidar de sus hermanas. Aprendió el oficio de pastor y gustó de la presencia de Dios, de la que también le hablaba el espléndido entorno de la campiña en la que pasaba largas horas al día saboreando una fecunda soledad, cual manto en el que envolvía el divino coloquio que sostenía con el Altísimo. En el entorno le habían dado el nombre de el santico por su manifiesta piedad.

Cuando sus hermanas se desposaron, pudo abrazar la regla franciscana ya que estaba familiarizado con la comunidad de frailes que se hallaba en su ciudad natal. Después de realizar el noviciado en Orvieto, y de cursar los estudios reglamentarios, en 1683 fue ordenado sacerdote. Su primera misión fue la de maestro de novicios en el convento de la Trinidad de esa localidad. Pero Tomás amaba la vida eremítica. Por eso cuando supo que esa vía comenzaba a despuntar en la Orden, y que las previsiones de gobierno de sus superiores incluían la posibilidad de poner en marcha un Retiro en el convento que existía en Civitella (actual Bellegra), se ofreció para esta misión. Aquéllos, que conocían sus dotes singulares, lo destinaron allí. Llamó a la puerta del convento en 1684 con una carta personal de presentación, clara y escueta; rezumaba humildad: «Soy fray Tomás de Cori y vengo para hacerme santo».

Con excepción de un pequeño paréntesis de seis años en los que fue guardián del convento de Palombara, donde llegó con el objetivo de instaurar otro retiro, el resto de su vida lo pasó en Bellegra. Entre sus muchas virtudes se destaca su vivencia de la oración continua, y su amor sin reservas a la Eucaristía; la clave de su vida radicaba en las interminables horas de postración ante el Santísimo. «Si el corazón no está en oración, la lengua trabaja en vano», solía decir, aconsejando a los frailes que leyesen con devoción el oficio divino. Por su fecundidad fue denominado el «apóstol del sublacense». Durante más de cuarenta años experimentó la aridez y ausencia de consuelos.

Exquisito en su caridad, se ofrecía a todos de manera servicial y respondía con paciencia a los hermanos que no veían con buenos ojos la radicalidad de la vivencia de la regla franciscana. Incluso llegaron a dejarle solo para atender el convento. Con tan celeste bagaje recorría los caminos, administraba los sacramentos y veía florecer los milagros a su paso. Fue un apóstol incansable que transmitía el evangelio con la transparencia de quien lo ha hecho vida en sí mismo. Con claridad y sencillez, conmoviendo con sus palabras a quienes iban a escucharle, su voz resonaba fundamentalmente entre las gentes que poblaban el Lacio.

Como buen franciscano, no ocultaba su predilección por los pobres. Para éstos reservaba también esos actos de caridad con los que ha jalonado su biografía, dejando plasmados rasgos de fe que atraían del cielo bendiciones divinas extraordinarias. Así se cuenta, que habiendo dejado vacías las despensas del convento de pan por haber repartido todo entre los necesitados, al llegar sus hermanos hallaron cubiertas todas las necesidades que tenían. En el «Epistolario» de su autoría se detecta su exquisitez y atención a cada una de las personas que se acercaron a él, junto a las que dispensaba a los hermanos de su comunidad.

Fue agraciado con muchos favores celestiales, entre otros, los éxtasis que en ocasiones se producían públicamente. Uno de ellos sucedió mientras se hallaba repartiendo la Sagrada Comunión y fue elevado hasta el techo portando el copón en sus manos para volver a descender poco más tarde ante los atónitos ojos de los fieles, a los que pudo continuar dando la comunión con toda naturalidad. Falleció el 11 de enero de 1729, mientras dormía, con el sublime gozo de haberse entregado enteramente a Cristo y a los demás; ese mismo día, como era su costumbre, atendió a los penitentes en el confesionario durante horas. Fue beatificado por Pío VI el 3 de septiembre de 1786, y canonizado por Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999. Ese día este pontífice recordó que el santo «fue imagen viva del buen Pastor. Como guía amoroso, supo conducir a los hermanos encomendados a su cuidado hacia las verdes praderas de la fe, animado siempre por el ideal franciscano», haciendo notar que vivió «la realeza del amor y del servicio, según la lógica de Cristo».