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Francisco irá al Capitolio el 26 de marzo para reunirse con la Junta Municipal

 

El Santo Padre aceptó la invitación de la Alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, y se reunirá con la Junta Municipal. Es el cuarto Papa que visitará el Capitolio después de San Pablo VI, San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

 

 

18 febrero 2019, 14:56 | Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano


 

 

El director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, declaró que el Papa Francisco "aceptando la invitación de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi", acudirá al Capitolio el martes 26 de marzo para reunirse con la Junta Municipal. Es el cuarto Pontífice que visitará este emblemático lugar, después de San Pablo VI, San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

 

La visita de San Pablo VI y la memoria histórica

San Pablo VI lo hizo el 16 de abril de 1966 y pronunció un discurso en el que destacó fundamentalmente la importancia de la memoria histórica de tal encuentro.

«Esto es un regreso - dijo el Pontífice en aquella ocasión - No somos extranjeros aquí; ¡cuántos recuerdos, cuántos monumentos lo dicen! ¿Pero qué regreso? Aquí vino, hace un siglo, Pío XI; aunque qué diferente es la situación actual. Ya no tenemos ninguna soberanía temporal que confirmar aquí arriba. Conservamos su memoria histórica, como la de una institución secular, legítima y, en muchos sentidos, providente de los tiempos pasados; pero hoy no sentimos por ella ninguna lamentación, ninguna nostalgia, y mucho menos reivindicaciones vagas y secretas».

«Sin embargo, otra minúscula soberanía temporal, casi más simbólica que efectiva, nos califica en nuestra consideración de libres e independientes, no nos faltan los títulos para pertenecer al pueblo de Roma; y nos sentimos orgullosos y honrados de hacer nuestra la profesión de San Pablo, como aquella de una excelente humana dignidad: civis Romanus, ciudadano romano (cf. Act. 16, 21; 22, 25-29): también queremos proclamarnos a nosotros mismos como tales. Sin embargo, ahora es otra nuestra personalidad espiritual y jurídica, que ustedes consideran y honran en este lugar y que ahora nosotros revestimos», aseveró San Pablo VI, profundizando además sobre la personificación histórica y mística de San Pedro, así como su vínculo histórico con el pueblo romano.

 

La visita de San Juan Pablo II y el diálogo

32 años después, el 15 de enero de 1998, el Papa San Juan Pablo II visitó el Capitolio.

En su discurso, tras reconocer que se sentía un "ciudadano romano", el Santo Padre reflexionó sobre la unidad entre la Roma cristiana y la Roma civil destacando "que el rostro de Roma ha cambiado profundamente con el paso del tiempo", ya que "la afirmación de los diferentes modelos culturales, sociales y las nuevas sensibilidades han hecho la vida en la ciudad más compleja, más abierta, más problemática".

Para San Juan Pablo, "la Roma cristiana y la Roma civil no son opuestas, no son alternativas, sino que están unidas entre sí, respecto a sus diferentes competencias", y prueba de ello es ver cómo la ciudad extiende el diálogo hacia todos, "con gran apertura y respeto, con un dinamismo que no la abandona ni siquiera hoy, cuando está más vieja y cansada".

 

La visita de Benedicto XVI: Roma debe recuperar sus raíces

Por último, el 9 de marzo de 2009 llegó el turno de Benedicto XVI quien lanzó en esta sede del gobierno local, una invitación a que Roma "vuelva a apropiarse de su alma más profunda, de sus raíces civiles y cristianas, para hacerse promotora de un nuevo humanismo que ponga en el centro la cuestión del hombre reconocido en su realidad plena".

«Ante el preocupante debilitamiento de los ideales humanos y espirituales que han convertido a Roma en "modelo" de civilización para el mundo entero, la Iglesia, a través de las comunidades parroquiales y de las demás realidades eclesiales, está comprometida en una obra educativa capilar, orientada a ayudar, en particular a las nuevas generaciones, a redescubrir esos valores perennes. En la época posmoderna, Roma debe volver a apropiarse de su alma más profunda, de sus raíces civiles y cristianas, si quiere hacerse promotora de un nuevo humanismo que ponga en el centro la cuestión del hombre reconocido en su realidad plena», aseguró el Papa emérito subrayando que el hombre desvinculado de Dios, queda privado de su vocación trascendente:

«El cristianismo es portador de un mensaje luminoso sobre la verdad del hombre, y la Iglesia, depositaria de este mensaje, es consciente de su propia responsabilidad con respecto a la cultura contemporánea», concluyó Benedicto, recordando que la comunidad cristiana siempre está dispuesta  colaborar con las autoridades civiles para la consecución del bien común.