CARTA DEL OBISPO

 

NO ES COMO TE LO IMAGINAS

 

Campaña de Manos Unidas 2019

 

 

 

SANTANDER | 05.02.2019


 

 

Queridos diocesanos:

 

Si pensamos, por ejemplo,  en las mujeres del siglo XXI las imaginamos formadas y educadas en la igualdad de derechos y oportunidades, capaces de vivir según sus propias decisiones, participando activamente en sus comunidades, en definitiva, mujeres libres. Pero esto no ocurre en la mayor parte del mundo. Una de cada tres mujeres de hoy no es como la imaginamos. Tan sólo unos datos que obligan a pensar: 815 millones de personas pasan hambre en el mundo, 263 millones de niños y jóvenes no están escolarizados, 24 personas por minuto se ven forzadas a abandonar sus hogares. De aquí nace la necesidad de promover con empeño un desarrollo solidario y sostenible. No podemos seguir abusando de los recursos de los pueblos del Tercer Mundo, hemos de abandonar nuestros hábitos de consumo y derroche y un modelo de desarrollo excluyente. Los intereses económicos no pueden primar sobre la dignidad de las personas. Nosotros pertenecemos a ese 15% de la población mundial que detenta el 85% de la riqueza que tenía que ser compartida.

La fe aporta una perspectiva que refuerza nuestro compromiso en la construcción de un mundo más justo. La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que los bienes y su uso deben ser universales para que todas las personas puedan satisfacer al menos sus necesidades básicas.

La celebración del 60 aniversario de Manos Unidas nos debe llevar a agradecer la labor de esta institución para abrir caminos de solidaridad y a fijar más nuestra mirada en los marginados y excluidos promoviendo la educación para el desarrollo. Más de mil proyectos agropecuarios, 2.433 proyectos educativos, 1.209 proyectos sanitarios y 1495 proyectos de iniciativas socioeconómicas que han logrado la promoción de algunos millones de personas forman parte del haber de Manos Unidas en estos 60 años. Todo esto hace patente que un hombre solo puede muy poco; pero muchos hombres de muchos países pueden hacer muchas cosas en favor de millones de personas y cambiar la faz de la tierra. Luchar por una vida digna para todos exige ‘radicalidad’, ir a la raíz de los problemas y a sus causas, sin quedarnos en lo superficial.

Una vez más, seamos generosos en la Campaña contra el hambre. Que la voz de Dios, que nos llega a través de nuestros hermanos más pobres, despierte la caridad y la solidaridad que debe caracterizar a todo cristiano. Desde aquí quiero expresar mi profunda gratitud a las mujeres que trabajan en Manos Unidas de nuestra diócesis y a cuantas personas colaboran con ellas.

Con mi afecto y mi bendición,

 

+Manuel Sánchez Monge,
Obispo de Santander