Perspectiva de Género

 

El feminismo radical proyecta la bruja como la mujer moderna: irreverente, independiente y maliciosa

 

Nuevas series y películas demuestran que la tendencia se ha consolidado

 

 

17 diciembre, 2018 | ForumLibertas.com


 

 

El feminismo radical ha derivado en una cultura generalizada de empoderamiento de la mujer. La exposición pública de esa postura política e ideológica es incuestionable y escala posiciones en organismos internacionales, escaparates políticos y estructuras empresariales.

Para ello, esa cultura busca desesperadamente referentes sobre los cuales focalizar el woman power. Necesita de crear un imaginario sobre el cual sostenerse. Es necesario para todo relato tener referentes y en esa búsqueda ha aparecido la figura de la bruja.

Si tradicionalmente la bruja ha sido vista -y así lo mostraron películas, libros y dibujos animados- como una figura deleznable que personificaba la parte oculta del ser humano, y, por lo tanto, no deseable. Eso ha cambiado radicalmente. En la actualidad se fabrican películas en las que las brujas representan los papeles centrales como roles deseables y proyectables como identidad de las mujeres.

Si antiguamente llamar a una mujer “bruja” era del todo peyorativo, en la actualidad ese constructo político que es el feminismo radical ha conseguido que algunas mujeres lleguen a sentirse orgullosas de ello porque ha enganchado a esa figura adjetivos positivos. Por contra, la religión siempre ha definido esa figura como una figura negativa, cercana a lo oscuro y al demonio.

 

Películas y series proyectan a la bruja como un rol positivo

La industria multimedia canaliza estas tendencias rápidamente. Así, este año aparecerá la nueva versión de la película Suspiria, con base feminist, y la última temporada de la serie ‘American Horror Story‘. Además, habrá nostalgia de alcance millennial vía Netflix en ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina‘. Un fenómeno gótico y demoníaco que ha hechizado a la cultura popular.

Suspiria, viene como remake del título de culto de Dario Argento dirigida por Luca Guadagnino y es la punta de lanza de una tendencia que ya se reconoce como witch chic: siluetas sofisticadas que remiten a finales de los años 70, tonos terrosos y sanguíneos, estampados simbólicos, prendas que conjuran la anatomía femenina como un santuario.

El feminismo radical necesita referentes. La bruja es uno y está de moda.