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Padre Fornos: Jesús y su mensaje revolucionario de amar a los enemigos

 

El Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa comenta la Intención de Oración propuesta por Francisco para este mes de noviembre.

 

 

13 noviembre 2018, 16:32 | Ciudad del Vaticano


 

 

Recemos y comprometámonos “para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las armas” es la intención que pide el Santo Padre Francisco este mes de noviembre y por la que reclama oración y compromiso. El padre Frédéric Fornos sj, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, encargada de su difusión a través del conocido “Video del Papa” pide además rezar juntos “por esta intención de oración del Papa” y “acoger las palabras de Jesús en nuestras vidas”: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! (Mt 14, 27). A continuación, el comentario de padre Fornos sobre esta intención:

 

Parece que avanzamos sin memoria en caminos oscuros

“El siglo pasado fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes” dijo Francisco en su mensaje por la 50 Jornada Mundial de la Paz (50JMP), en enero 2017. Es cierto, estamos celebrando el final de la primera guerra mundial, que hizo millones de muertos, alimentada por ideologías nacionalistas mortíferas, y hoy día parece que avanzamos sin memoria en caminos oscuros.

 

No al lenguaje de las armas

El Santo Padre nos invita al lenguaje del corazón y del diálogo y no al lenguaje de las armas. ¿Cómo es posible que continuemos a pensar que las armas, la violencia, son una solución a nuestros problemas? ¡Qué lástima! Qué lástima que el miedo prevalga, así como tantos intereses industriales, estratégicos y políticos opacos que causan víctimas inocentes en todo el mundo. Si todos estos recursos destinados a fines militares fueran hacia la educación, la salud, la vivienda, los ancianos, el desarrollo económico de los países del Sur, como sería diferente nuestro mundo.

 

Hay muchas maneras de usar el “lenguaje de las armas"

“La fuerza de las armas es engañosa” dice Francisco. No hablamos aquí únicamente de las guerras y conflictos en el mundo, o del terrorismo, la criminalidad. Hay muchas maneras de usar el “lenguaje de las armas”: en relación a los demás, al medio ambiente, a los migrantes y refugiados. ¡Cuánta violencia cotidiana en nuestra sociedad, en los debates, en nuestras palabras¡ La buena política está al servicio de la paz nos dice el Papa Francisco en la próxima Jornada Mundial de la Paz.

La paz entre los pueblos inicia en nuestras relaciones cotidianas, cuando en la calle me encuentro con el otro, con su rostro y su mirada, y en particular cuando el otro es diferente, por su idioma y cultura, por sus actitudes extrañas, y que llamamos "extranjero"”. La paz y la concordia entre los pueblos de la tierra, empieza así, en las calles, en las casas, en mis actividades y en mi familia, rechazando el temor del otro y respetándolo.

 

Jesús también vivió en tiempos de violencia

Es lo que nos enseña Jesús, el cual también vivió en tiempos de violencia. “Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: «Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos» (Mc 7,21)” (50JMP). Jesucristo aportó un mensaje revolucionario invitando a sus discípulos a amar a los enemigos (Mt 5,44). Es considerado, como decía Benedicto XVI, «la charta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia».

Es la revolución de la ternura. Como dice Francisco en El Video del Papa de este mes: «Todos queremos la paz. Y más que nadie la quieren aquellos que sufren por la ausencia de paz. Podemos hablar con palabras espléndidas, pero si en nuestro corazón no hay paz, no la habrá en el mundo. Con cero violencia y 100% de ternura, construyamos la paz evangélica que no excluye a nadie».

Esto significa creer que el lenguaje del corazón y del dialogo tiene más fecundidad que el lenguaje aparentemente más expeditivo y fuerte  de la violencia.