Servicio diario - 08 de noviembre de 2018


 

Francisco aprueba la beatificación de 10 mártires españoles
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El testimonio siempre "rompe un hábito" y "te pone en riesgo"
Rosa Die Alcolea

Pontificia Academia de Ciencias Sociales: Prof. Krzysztof Wielecki, nuevo miembro
Rosa Die Alcolea

El Papa señala la doble dimensión espiritual y cultural del agua
Redacción

Argentina: El Papa nombra a Damián Nannini obispo de San Miguel
Redacción

Mons. Enrique Díaz Díaz: "Generosidad pura"
Enrique Díaz Díaz

Beato Luigi Beltrame Quattrocchi, 9 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

08/11/2018-19:47
Rosa Die Alcolea

Francisco aprueba la beatificación de 10 mártires españoles

(ZENIT — 8 nov. 2018).- El Papa Francisco ha firmado el decreto que aprueba los milagros atribuidos a dos Siervas de Dios italianas, paso fundamental para el camino hacia la beatificación. Se trata de dos laicas: Benedetta Bianchi Porro y Edvige Carboni.

El Santo Padre Francisco autorizó la promulgación de estos Decretos en la reunión mantenida ayer, 7 de noviembre de 2018, con el cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.

Asimismo, el Papa autorizó a la Congregación a promulgar el Decreto sobre las virtudes heroicas y la confirmación del culto desde tiempos inmemoriales (beatificación "equivalente") del Siervo de Dios Micha? Giedroj?, laico profeso de la Orden de San Agustín; nacido en Giedrojce (Lituania) alrededor del año 1420 y fallecido en Cracovia (Polonia) el 4 de mayo de 1485.

La Venerable Sierva de Dios Edvige Carboni nació en Pozzomaggiore (Italia) el 2 de mayo de 1880 y falleció en Roma el 17 de febrero de 1952. Así como la Venerable Sierva de Dios Benedetta Bianchi Porro nació en Dovadola (Italia) el 8 de agosto de 1936 y murió en Sirmione del Garda (Italia) el 23 de enero de 1964.

 

10 nuevos mártires españoles

Durante la audiencia, el Santo Padre también autorizó a dicha Congregación a promulgar los Decretos relativos al martirio de los Siervos de Dios españoles Ángel Cuartas Cristóbal y 8 compañeros alumnos del Seminario de Oviedo, asesinados por odio a la fe en Oviedo (España) entre 1934 y 1937.

Del mismo modo, Francisco aprobó el decreto del martirio del Siervo de Dios Mariano Mullerat i Soldevila, laico y padre de familia, nacido en Santa Coloma de Queralt (España) el 24 de marzo de 1897 y asesinado por odio a la fe en El Pla, cerca de Arbeca (España) el 13 de agosto de 1936.

Así como el martirio del Siervo de Dios James Alfred Miller, hermano profeso del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas; nacido en Stevens Point (Estados Unidos de América) el 21 de septiembre de 1944 y asesinado por odio a la fe en Huehuetenango (Guatemala) el 13 de febrero de 1982.

 

Dos monjas españolas, "venerables"

El Pontífice autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos la promulgación de los decretos correspondientes a las virtudes heroicas de 10 personas: 2 españolas, 1 peruana, 6 italianos y 1 filipino.

La promulgación de las "virtudes heroicas" supone que a partir de ahora se les otorgará el título de "venerables" y se comenzará el proceso para continuar su beatificación.

Las Siervas De Dios españolas son dos religiosas: María Antonia de Jesús y Arcángela Badosa Cuatrecasas.

María Antonia Pereira y Andrade (nombre al nacer) fue una monja profesa de la Orden de las Carmelitas Descalzas; nacida en El Penedo (España) el 5 de octubre de 1700 y fallecida en Santiago de Compostela (España) el 10 de marzo de 1760.

Mientras Arcángela Bodosa fue religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo; nacida en Sant Joan les Fonts (España) el 16 de junio de 1878 y fallecida en Elda (España) el 27 de noviembre de 1918.

 

Virtudes heroicas

Asimismo, el Papa ha autorizado los decretos de las virtudes heroicas de los Siervos de Dios:

— Rafaela de la Pasión (nacida en el siglo: Rafaela Veintemilla Villacís), fundadora de la Congregación de las Agustinas Hijas del Santísimo Salvador; nacida en Quito (Ecuador) el 22 de marzo de 1836 y fallecida en Lima (Perú) el 25 de noviembre de 1918.

— Giovanni Jacono, arzobispo titular de Mocisso, anteriormente obispo de Caltanissetta; nacido en Ragusa (Italia) el 14 de marzo de 1873 y fallecido allí el 25 de mayo de 1957.

— Alfredo María Obviar, primer obispo de Lucena y Fundador de la Congregación de los Catequistas Misioneros de Santa Teresa del Niño Jesús; nacido en Lipa (Filipinas) el 29 de agosto de 1889 y fallecido en Lucena (Filipinas) el 1 de octubre de 1978.

— Giovanni Ciresola, sacerdote diocesano, fundador de la Congregación de las Pobres Siervas de la Preciosísima Sangre — Cenáculo de la Caridad; nacido en Quaderni di Villafranca (Italia) el 30 de mayo de 1902 y fallecido en Quinto di Valpantena (Italia) el 13 de abril de 1987.

— Luigi Bosio, sacerdote diocesano; nacido en Avesa (Italia) el 10 de abril de 1909 y fallecido en Verona (Italia) el 27 de enero de 1994.

— Luigi Maria Raineri, clérigo profeso de la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, Barnabitas; nacido en Turín (Italia) el 19 de noviembre de 1895 y fallecido en Crespano (Italia) el 24 de noviembre de 1918.

— Maria Addolorata del Sagrado Costado (nacida: Maria Luciani), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Pasión de Jesucristo; nacida en Montegranaro (Italia) el 2 de mayo de 1920 y fallecida en Teramo (Italia) el 23 de julio de 1954.

— Lodovico Coccapani, laico, de la Orden Franciscana Secular; nacido en Calcinaia (Italia) el 23 de junio de 1849 y fallecido allí el 14 de noviembre de 1931.

 

 

08/11/2018-17:38
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El testimonio siempre "rompe un hábito" y "te pone en riesgo"

(ZENIT – 8 nov. 2018).- Francisco ha reflexionado en la Misa matutina a partir del Evangelio según San Lucas (Lc 15, 1-10), que parte del testimonio que da Jesús: publicanos y pecadores se acercan a Él para escucharlo y Él come con ellos, a pesar de las murmuraciones de los escribas y fariseos.

Así, el Santo Padre ha centrado su homilía pronunciada hoy, 8 de noviembre de 2018, en la Residencia de Santa Marta, en tres conceptos: El testimonio, el murmullo y la pregunta, señala ‘Vatican News’ en español.

 

Testimonio

“Testimoniar nunca en la historia es fácil, ni para los testigos -quienes muchas veces pagan con su martirio- ni para los poderosos”. Asimismo, Francisco ha expresado que el testimonio siempre “rompe un hábito” y “te pone en riesgo”.

Así lo ha explicado: “Ser testigo es romper un hábito, una forma de ser…. Romper para mejor, cambiarlo. Por eso la Iglesia avanza con sus testimonios. Lo que atrae es el testimonio, no son las palabras las que ayudan, sino el testimonio lo que atrae y hace crecer a la Iglesia. Y Jesús testifica”.

“Es algo nuevo”, ha afirmado el Papa, “pero no tan nuevo porque la misericordia de Dios también estaba presente en el Antiguo Testamento”, ha aclarado. “Nunca entendieron – estos doctores de la ley – lo que significaba: ‘Misericordia quiero y no sacrificios’. Lo leyeron, pero no entendieron lo que era la misericordia. Y Jesús, con su manera de actuar, proclama esta misericordia con su testimonio”.

 

Murmuro

El Papa pone en guardia contra el pecado de murmurar, “nuestro pan de cada día” –ha observado– a nivel personal, familiar, parroquial, diocesano y social.

“¿Cuánto se murmura en las parroquias? con tantas cosas…”, ha advertido el Pontífice, afirmando que cuando hay “un testimonio que no me gusta o una persona que no me gusta, el murmullo se desata inmediatamente”.

“¿Y en la diócesis?” ha hecho reflexionar el Papa. “Las luchas intradiocesanas… las luchas internas de las diócesis, ustedes las conocen. Y también en política. Y eso es malo”, ha indicado Francisco, haciendo hincapié en que cuando un gobierno no es honesto, trata de ensuciar a sus oponentes con murmuraciones: ya sea difamación, calumnia, siempre se está buscando algo.

 

Pregunta

La “pregunta de Jesús” a la que se refiere el Obispo de Roma se trata de “una laguna para no mirar a la realidad, para no dejar que la gente piense”. Jesús lo sabe, pero es bueno y “en vez de condenarlos por murmurar”, hace una pregunta.

Jesucristo “usa el mismo método que ellos”, que es hacer preguntas. La diferencia es que ellos preguntan para poner a prueba a Jesús, “con mala intención”, “para hacerlo caer”: por ejemplo, con preguntas sobre los impuestos que hay que pagar al imperio o sobre el repudio a una esposa. Jesús utiliza el mismo método pero con una finalidad diferente.

“El testimonio, que interpela y que hace crecer a la Iglesia”, el murmullo, que es “como un guardia interior para que el testimonio no me haga daño”, y “la pregunta” de Jesús, así ha resumido el Pontífice su mensaje.

 

 

08/11/2018-12:39
Rosa Die Alcolea

Pontificia Academia de Ciencias Sociales: Prof. Krzysztof Wielecki, nuevo miembro

(ZENIT — 8 nov. 2018).- El Papa ha nombrado Miembro Ordinario de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales al Ilmo. Profesor Krzysztof Wielecki, Profesor de Sociología y Psicología en la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński en Varsovia (Polonia).

La Oficina de Prensa de la Santa Sede comunicó el nombramiento ayer, 7 de noviembre de 2018.

Los estudios y publicaciones del profesor Krzysztof Wielecki se refieren al campo del pensamiento social contemporáneo; en particular en relación con la sociología económica, la psicología, la filosofía social, la filosofía del hombre y la cultura y la crisis actual de la civilización.

El académico obtuvo el doctorado en Sociología en la Universidad de ?ód? en 2005, y fue profesor de la Universidad de Varsovia y director del Laboratorio de Problemas Sociales y Culturales de Europa.

Wielecki Nació en Varsovia en 1954. Se graduó en Pedagogía, Psicología y Sociología en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde a partir de 1977 comenzó a enseñar.

De 2007 a 2010 se hizo cargo del Instituto de Filosofía, Sociología y, al mismo tiempo, de la Sección de Teorías Sociológicas Contemporáneas y Macrosociología de la Academia de Especialización de Varsovia. Desde 2013 es profesor de Sociología y Psicología en la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński en Varsovia.

 

 

08/11/2018-20:17
Redacción

El Papa señala la doble dimensión espiritual y cultural del agua

(ZENIT — 8 nov. 2018).- El Santo Padre ha enviado un mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional, promovida por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, en colaboración con las embajadas acreditadas ante la Santa Sede de Francia, Italia, Mónaco y Estados Unidos, sobre el tema: "La gestión de un bien común: el acceso al agua potable para todos", que tiene lugar hoy en Roma, en la Pontificia Universidad Urbaniana.

Sigue el mensaje del Santo Padre para la ocasión:

***

 

Mensaje del Papa Francisco

Señor cardenal,
Rector magnífico,
hermanos y hermanas:

Me alegra la organización de la Conferencia La gestión de un bien común: el acceso al agua potable para todos.

El agua es esencial para la vida. En muchas partes del mundo, nuestros hermanos y hermanas no pueden tener una vida digna debido precisamente a la falta de acceso al agua potable. Las dramáticas estadísticas de la sed, especialmente la situación de aquellas personas que enferman y que a menudo mueren a causa del agua insalubre, es una vergüenza para la humanidad del siglo XXI.

Desafortunadamente, en muchos de los países donde la población no tiene acceso regular al agua potable, ¡no faltan el suministro de armas y municiones que continúan deteriorando la situación! La corrupción y los intereses de una economía que excluye y mata prevalecen demasiado a menudo sobre los esfuerzos que, de forma solidaria, deberían garantizar el acceso al agua. Las estadísticas de la sed requieren voluntad y determinación, y todos los esfuerzos institucionales, organizativos, educativos, tecnológicos y financieros no pueden disminuir.

He propuesto ya algunas consideraciones sobre este tema en la Encíclica Laudato si 'y en el reciente Mensaje con motivo de la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. Espero que quienes intervengan y participen en esta Conferencia puedan compartir en sus respectivos campos profesionales y políticos la urgencia, la voluntad y la determinación necesarias. La Santa Sede y la Iglesia están comprometidas en favor del acceso al agua potable para todos. Este compromiso se manifiesta en muchas iniciativas, como la creación de infraestructuras, la formación, la advocacy, la asistencia a poblaciones en peligro cuyo suministro de agua está comprometido, incluidos los migrantes, y la llamada a ese conjunto de referencias éticas y de principios que brotan del Evangelio y de una antropología saludable.

Una antropología adecuada es, de hecho, indispensable para unos estilos de vida responsables y solidarios, para una verdadera ecología (ver Laudato si `, 118; 122), así como para el reconocimiento del acceso al agua potable como un derecho que brota de la dignidad humana y por lo tanto incompatible con el concepto de agua como un producto cualquiera. Los principios y valores evangélicos deben orientar al compromiso concreto de cada uno hacia al logro del bien común de toda la familia humana (véase Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 179-183). Desde el punto de vista de la fe, en cada hombre sediento percibimos la misma imagen de Dios, como leemos en el Evangelio de Mateo: "Tuve sed y no me diste de beber" (Mt 25,42). Esta Conferencia involucra oportunamente a exponentes de diferentes credos y culturas; nunca debe descuidarse la doble dimensión espiritual y cultural del agua, ya que es fundamental para plasmar el tejido social, la convivencia y la organización comunitaria.

Os invito a meditar sobre el simbolismo del agua en las principales tradiciones religiosas, exhortándoos igualmente a contemplar este recurso que, como escribió San Francisco de Asís, es "multo utile et humile et preziosa et casta".

Imploro la bendición del Creador Altísimo sobre cada uno de vosotros, sobre vuestras familias, sobre las iniciativas encaminadas a una mejor gestión del agua. Os deseo todo lo mejor para vuestro trabajo y os pido por favor que recéis por mí.

Del Vaticano, 7 de noviembre de 2018.

FRANCISCO

 

 

08/11/2018-14:30
Redacción

Argentina: El Papa nombra a Damián Nannini obispo de San Miguel

(ZENIT — 8 nov. 2018).- La Santa Sede comunicó ayer, 7 de noviembre de 2018, el nombramiento del Rev. Damián Nannini como obispo de San Miguel (Argentina) por el Papa Francisco.

Damián Nannini forma parte del clero de la archidiócesis de Rosario, y era hasta ahora Director de la Escuela Bíblica (CEBITEPAL) en Colombia.

 

Rey. Damián Nannini

El Rev. Damián Nannini nació en Rosario el 15 de septiembre de 1961. Después de estudios primarios y secundarios en el Colegio Sagrado Corazón de Rosario, ingresó en el Seminario de San Carlos Borromeo en Rosario.

El 15 de diciembre de 1989 recibió la ordenación sacerdotal para la archidiócesis de Rosario.

Obtuvo una Licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico (Roma).

Ejerció el ministerio sacerdotal en la Iglesia Catedral de Rosario y luego como Formador, Profesor y Rector en el Seminario Metropolitano; Consejero de Acción Católica; Rector de la Iglesia Niño Jesús; Párroco de Nuestra Señora de la Guardia; Experto de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura de la Conferencia Episcopal de Argentina; Coordinador del equipo de animación bíblica archidiocesana; Secretario de la Asociación de Biblistas de Argentina y Miembro del Consejo Editorial de la Revista Bíblica Argentina y de la Revista Pastore.

Actualmente es Director de la Escuela Bíblica (CEBITEPAL) en Colombia.

Ha escrito varias publicaciones sobre temas bíblico-teológicos.

 

 

08/11/2018-17:59
Enrique Díaz Díaz

Mons. Enrique Díaz Díaz: "Generosidad pura"

I Reyes 17, 10-16: "Con el puñado de harina la viuda hizo un panecillo y se lo llevó a Elías"

Salmo 145: "El Señor siempre es fiel a su palabra"

Hebreos 9, 24-28: "Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos"

San Marcos 12, 38-44: "Esa pobre viuda ha hechado en la alcancía más que todos"

 

"No se leer", lo dice con una sonrisa pero también con un cierto sonrojo. Es cierto no sabe leer, pero todos conocen su entrega, su disposición y la energía que pone al servicio de la comunidad. Ya se trate de acciones civiles, ya de mejoras sociales, o de actividades religiosas, es indispensable tener en cuenta a esta pequeña mujer porque "se ha convertido en el motor de la comunidad", como bien lo reconocen tanto los lugareños como las diversas autoridades.

Vive sola, se sostiene de su propio trabajo, pero se da tiempo para atender al enfermo, para ir a solicitar los apoyos necesarios y para ser la luz y la sal de su pequeño poblado. "Como es sola se da tiempo para todo" reconoce uno de sus vecinos. "Como es generosa contagia, alegra y transforma".

Las enseñanzas de Jesús parten de la vida, a veces reconociendo las actitudes positivas, a veces previniendo los males que perjudican la vida de sus discípulos. Hoy San Marcos nos presenta a Jesús señalando el abismal contraste que existe entre las conductas de los escribas y la generosidad de la viuda pobre. Jesús sabe ver más allá de las apariencias y nos induce a fijarnos en hombres y mujeres que, aparentemente, no tendrían nada que llame la atención. Sentado, observando, no se le escapa la ostentación de los ricos, pero tampoco se le puede pasar inadvertida la insignificante ofrenda de la viuda, ¡generosidad pura! El contraste es manifiesto y Jesús se muestra como juez implacable de los que hacen ostentación de su dinero, poder y generosidad; y como defensor insobornable de los más pobres.

Sería interesante conocer y platicar con esta viuda pobre sobre sus necesidades, sus deseos. ¿Por qué ha depositado todo lo que le quedaba para vivir en la alcancía? No se que nos respondería. Pero más interesante sería preguntarle qué significa tener fe, qué significa generosidad; virtudes y actitudes de la vida que se entrelazan y se sostienen entre sí.

Mucho me temo que no podría explicarnos mucho: ella las vive antes que explicarlas. Quizás nos enviaría con los escribas a quienes les toca describir y explicar esas actitudes. Ellos saben mucho y lo explican con palabras bonitas, ella solamente entrega al Señor todo lo que tiene, es tan pobre que ¿qué más puede hacer? Pero ella lo pone todo en manos del Señor.

Y ahí comienza la fe: confiar plenamente en Dios. Fe, antes que nada, significa no hacer cálculos, no hacer reservas, no tomar medidas precautorias. Se trata de arriesgarlo todo, sin esconder alguna cosa como prenda de garantía. Se trata de iniciar una aventura por un camino difícil, sin dejar posibles puertas de escape. La fe comienza cuando nos encontramos con nuestras manos vacías y nos ponemos en las manos de Dios.

De esta viuda podríamos decir que es "buena como el pan". Pero su generosidad es también la base de la solidaridad. No se trata de dar lo que nos sobra o ya no necesitamos; no se trata de deshacernos de la basura que estorba en nuestras casas y que "a lo mejor al otro" le puede ser útil.

No se trata de una ayuda que humille, sino de un compromiso que promueva la hermandad. Conforme al ejemplo de Jesús, y también al de la viuda, la solidaridad implica un intercambio entre iguales aunque poseamos diferente; una entrega de lo que da vida, una donación de nuestro tiempo y de todo lo que somos nosotros. Una persona es generosa no cuando se atiene a todas sus posesiones para sentirse segura, sino cuando ofrece aquello que también a ella le hace falta.

Ciertamente es una revolución en nuestro pensamiento y en nuestras ambiciones, pero la propuesta de Jesús es revolucionaria o deja de ser verdadera. Jesús no propone la mediocridad o la indiferencia, él mismo se ha entregado a plenitud.

Esta es la principal enseñanza que nos deja la viuda pobre: hacer nuestras tareas a plenitud y no en la mediocridad. Hay muchos que van "sobreviviendo", "pasándola", "dejándose llevar por los vientos", pero sin vivir plenamente. Si contemplamos a Jesús, lo descubrimos viviendo y dándose sin medida, sin cálculos. Dando todo lo que tiene y dándose todo entero; vaciándose, anonadándose y agotándose, sin nada para sí mismo. Por eso se entrega en un pan: triturado, para que todos los lo coman y tengan vida.

Hoy hay gente que vive así, que les gusta dejarse llevar por la explosión de su generosidad, que llenan cada momento con su entusiasmo y su alegría, aunque tengan los bolsillos vacíos. No se trata de huir artificialmente de una situación de crisis, sino que es la única manera de vivir cristianamente la crisis: compartiendo en la fe, en la generosidad y no dejando que muera la esperanza. Sólo uniendo lo poco, casi nada, que tienen miles de personas generosas se logrará crear un mundo nuevo.

Conozco personas a quienes la crisis y la pobreza les ha dejado un carácter agrio, o a quienes ha dividido y puesto en pleito con las familias; y recuerdo con admiración familias que gracias a una crisis económica han descubierto que tenían muchos más valores que compartir y que su amor los sostiene y alienta. Nuestra aportación a un mundo mejor, nuestra generosidad, por ser tan pequeña, parece que no solucionará los graves problemas, pero desencadena la esperanza y la alegría por hacer, mantiene vivo el rescoldo del amor. Actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de demostrar que el amor vence al odio, a la indiferencia y a la injusticia.

¿Cómo es mi generosidad? ¿Qué estoy dispuesto a compartir? ¿Cómo actúo ante la comunidad y sus necesidades?

Ayúdanos, Señor, a que dejando en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, nos entreguemos con mayor libertad y generosidad a la construcción de tu Reino. Amén.

 

 

08/11/2018-20:21
Isabel Orellana Vilches

Beato Luigi Beltrame Quattrocchi, 9 de noviembre

«Ejemplo de dos esposos, modelos para las familias. Juntos compartieron un fecundo proyecto de vida, afrontando graves decisiones con inalterable confianza en la Providencia, como seguir adelante con un embarazo de alto riesgo»

Hoy se celebra la Dedicación de la basílica de Letrán y, entre otros santos y beatos, la vida de Luigi y María que fueron beatificados por Juan Pablo II el 21 de octubre de 2001. El Martirologio Romano los recuerda por separado el 9 de noviembre y el 26 de agosto, respectivamente, y la diócesis de Roma los celebra unidos el 25 de noviembre que fue la fecha de su matrimonio. Pero dado que su historia está cincelada por un vínculo que ocupó gran parte de su existencia, y que fueron elevados a los altares precisamente por el ejemplo de santidad que dieron en la cotidianeidad de su vida familiar, parece oportuno respetar esa conjunción de la biografía de ambos. Y así se ofrece en este santoral de ZENIT.

Luigi nació en Catania, Italia, el 12 de enero de 1880. Al ser acogido por un tío paterno que no tenía descendencia, de acuerdo con los padres del beato, éste tomó de él su apellido Quattrocchi sin dejar de mantener un vínculo con sus padres, Carlo y Francesca. En 1890 se trasladó a Roma por motivos profesionales de su tío. Y en 1898 se matriculó en derecho en la Sapienza. Mientras estudiaba, en 1901 conoció a María, hija del coronel Corsini, perteneciente a una familia acomodada. Residía en Roma desde 1893. Había mostrado fuerte carácter y ciertas desavenencias con sus padres propias de la adolescencia, y en ese momento estudiaba empresas y contabilidad, aunque al mismo tiempo se sentía atraída por la literatura y el arte. Fue autora de un trabajo sobre el pintor Rossetti.

La diferencia de edad entre Luigi y María no era excesiva, puesto que ella había nacido en Florencia el 24 de junio de 1884. Ambos compartían similares intereses artísticos y culturales. De hecho, les vinculó inicialmente el afán literario. Pero María añadía un plus: su compromiso espiritual. Era una mujer culta, amante de la música, que se convertiría a partir de 1912 en escritora y profesora experta en temas pedagógicos. Ya estaba vinculada a la Acción Católica y colaboraba con los scouts. Luigi tenía entonces un horizonte prometedor que se materializó enseguida dadas sus excelentes cualidades personales e intelectuales. Defendió la tesis doctoral en 1902 y después se convertiría en un reputado abogado del Estado.

La pareja no tuvo dudas de la fortaleza de sus sentimientos porque, también amparados por la amistad que vinculaba a las familias de ambos, intensificaron la correspondencia, solidificando un sentimiento profundo que fue desembocando en la clamorosa necesidad de compartir un mismo proyecto de vida. Se comprometieron en marzo de 1905 y el 25 de noviembre de ese año contrajeron matrimonio en la basílica de Santa María la Mayor. En lo concerniente a la fe, Luigi era creyente y su conducta personal y profesional era la de un hombre con principios, intachable, honesto y bondadoso, pero no iba mucho más allá en la práctica religiosa. Sin embargo, el vínculo matrimonial le condujo a una mayor entrega en el amor a Dios, alentado por el ejemplo de su esposa y con la ayuda de su director espiritual, en una progresión exponencial encomiable que le conduciría a los altares junto a ella.

Su residencia, la misma de su familia política, los Corsini, sita en Vía Depretis, le permitía acudir a misa diariamente junto a su esposa a Santa María la Mayor; así abrían su apretada agenda cotidiana. En lo demás, aparentemente se asemejaban a una familia normal dentro de su clase que le permitía acceder a círculos sociales selectos vedados para otros. Pero el escenario en el que transcurría su feliz existencia lo llenaba Dios. En el centro de sus vidas se hallaba la Eucaristía, el amor a la Virgen, la recitación del rosario, el rezo de otras oraciones, etc., además de retiros y la formación espiritual que se procuraban. Todo ello vivido en un clima de fe y de alegría, sin estridencias, de forma sencilla y natural, y eso lo percibieron sus hijos y sus familiares antes que nadie. Cuando en un hogar rezuma la felicidad, un gesto tan simple como introducir la llave en la cerradura comporta un indescriptible gozo porque se ansía volver a reunirse con los seres más queridos; es uno de los sentimientos que narraba María poniendo de manifiesto la riqueza de su convivencia.

A los hijos les enseñaron a afrontar las dificultades del día a día con la confianza en la Providencia, buscando la perspectiva divina con su oración: «desde el techo hacia arriba» era el consejo que dieron a todos. El ejercicio de su caridad alentó su vida, y tres de ellos fueron religiosos; uno sacerdote en la diócesis de Roma, otro trapense, y una hija benedictina. El último de los hijos, una niña, sembró la zozobra en sus vidas antes de nacer. Varios médicos no auguraron nada bueno para la madre y la hija. María fue informada del altísimo peligro que corría si determinaba seguir adelante con el embarazo y le sugirieron deshacerse del bebé para conservar su propia vida. Ni Luigi ni ella vacilaron en la decisión de continuar con el embarazo, aventando el riesgo, y todo se resolvió sin contratiempos.

La oración que impregnaba su hogar se hizo palpable también en el entorno exterior con sus amigos y en las numerosas acciones que realizaron. Porque los esposos desplegaron su apostolado social en diversas vertientes, atendiendo a los pobres, involucrándose en actividades del grupo scouts que organizaron para los niños durante la posguerra —aunque anteriormente habían abierto las puertas de su domicilio a refugiados de la guerra—, en el ámbito catequético y en su decidido compromiso con la Acción Católica. Luigi realizaba su apostolado en su casa, entre compañeros y amigos, y llevó a muchos de ellos a la fe. Con uno de éstos fundó en 1919 un oratorio festivo para los chicos de la favela. Cuando estalló el fascismo tuvo que esconderse para salvar la vida. Después fue nombrado asesor general adjunto del estado italiano. Murió el 9 de noviembre de 1951 de un infarto de miocardio. María, que en 1917 se hizo terciaria franciscana, le sobrevivió hasta el 26 de agosto de 1965, dejando atrás, al penetrar en la gloria, una admirable labor apostólica.