Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

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Nº 582

6 de jun. 2018

 

1. Ha muerto el P. Flaviano Amatulli, fundador de los Apóstoles de la Palabra y destacado apologista.

2. ¿Pueden los nuevos movimientos católicos contrarrestar a las sectas?

3. ¿Qué es el culto a San La Muerte?

4. Los misioneros mormones abandonan Nicaragua por la crisis que vive el país.

5. Argentina: condenan a prisión perpetua a los responsables de un crimen ritual umbanda.

6. Dos españoles que vivieron en la comuna de Osho en Oregón cuentan sus recuerdos.

7. Un santero de Nueva York, detenido por violaciones, un aborto y torturas.

8. México: aparecen perros mutilados que podrían ser utilizados en ritos de santería.

9. Argentina: una joven practicante del culto umbanda atacó a un párroco.

10. Se cumplen 20 años de la muerte de Carlos Castaneda un destacado chamán contemporáneo.

 

 

1. Ha muerto el P. Flaviano Amatulli, fundador de los Apóstoles de la Palabra y destacado apologista.

FUENTE: Secretaría RIES

 

 

En la noche del pasado 1 de junio, falleció en México a los 80 años de edad el P. Flaviano Amatulli Valente, fundador de la Familia Misionera Apóstoles de la Palabra, según un comunicado hecho público por esta asociación eclesial y por la Diócesis de San Andrés Tuxtla (Veracruz). La Misa exequial se celebrará el 5 de junio en la catedral de San Andrés Tuxtla.

Poco tiempo después de su creación en diciembre de 2005, la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) tuvo el gozo de recibir como uno de sus primeros miembros a este sacerdote de origen italiano que destacó por su acercamiento doctrinal y apologético al mundo de las sectas.

Su fundación

En su Diccionario enciclopédico de las sectas, el sacerdote español Manuel Guerra, integrante también de la RIES, explica que los Apóstoles de la Palabra son un “movimiento eclesial fundado en México en 1978 por el P. Amatulli Valente”, que cuenta con tres secciones: laical (varones, mujeres y matrimonios), femenina de vida consagrada (con los tres votos clásicos) y clerical (sacerdotes, diáconos y seminaristas).

Guerra cuenta que “tratan de poner al alcance de todos la Palabra de Dios, de aplicar un sistema misionero popular, así como promover entre la juventud la práctica de dar un año de servicio a la Iglesia”. Por ello, “su método de trabajo es teórico-práctico, hacen uso abundante de la Biblia, visitas domiciliarias, imparten charlas, cursos sobre Biblia y sobre las sectas, etc.”.

Resumen de una vida

El P. Flaviano Amatulli Valente nació en Conversano (Italia) el 23 de mayo de 1938. Estudió Teología Dogmática y Comunicación Social e ingresó en los misioneros combonianos. Fue ordenado sacerdote en Milán el 26 de junio de 1965 y llegó a México el 9 de enero de 1968. Durante siete años fue director de la revista Esquila Misional y durante cinco años trabajó con los indígenas chinantecos (Oaxaca). El 2 de julio de 1978 fundó el movimiento eclesial “Apóstoles de la Palabra”.

En 1986, los obispos de México lo pusieron al frente del Departamento de la fe frente al proselitismo sectario (dentro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe). Escribió unas 70 obras entre libros y folletos, que tratan de religiosidad popular, antropología, Biblia y apologética. Se dedicó a promover a nivel internacional la acción de la Iglesia para hacer frente al problema de las sectas y del proselitismo evangélico.

En el comunicado de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, firmado por su canciller, el P. Teódulo Morales, leemos: “Dios le otorgue el premio de los justos, y El Señor rico en misericordia muestre su rostro bondadoso con él”.

Crítico con las sectas

En alguna ocasión se refirió a las sectas como “empresas religiosas” porque, como explicaba, “lo que importa es aumentar el grupo y hacer más rentable el ‘business’ (negocio). No interesa la fidelidad a Cristo, a su Evangelio y a su Iglesia. Por eso hay tantas sectas. Es la ley de la demanda y la oferta”. Escribía también que en el mundo de las sectas “no faltan personas serias, que buscan a Dios sinceramente; sin embargo, la impresión general en que los fundadores y dirigentes de las sectas parecen más empresarios que profetas, más expertos en sicología y en oratoria que en Biblia y ascética”.

Porque, como señalaba, “después del fracaso de las ideologías y el aburrimiento causado por la búsqueda insaciable del placer, estamos asistiendo a un fenómeno general de seguir a lo sagrado y lo espiritual”. Sin embargo, dicho regreso se ha dado “como respuesta del mismo hombre a su anhelo de seguridad y búsqueda de sentido a la vida, incursionando en todo, desde la Biblia hasta las religiones orientales, el paganismo, el esoterismo, el ocultismo, la gnosis, la sicología, etc.”.

Las sectas, decía, “no son tan buenas como parecen a primera vista o nos quieren dar a entender. En ellas hay de todo: buena fe, búsqueda de sentido a la vida, espiritualidad, superación de ciertas actitudes negativas… pero al mismo tiempo hay también engaño, explotación, alienación y búsqueda de poder”. Y aquí fundamentaba su interés y preocupación por el tema: “no podemos prescindir de un atento análisis de este fenómeno, que bajo el manto de una profunda religiosidad esconde los intereses más variados, a veces totalmente contrarios a los ideales que se proclaman con las palabras”.

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2. ¿Pueden los nuevos movimientos católicos contrarrestar a las sectas?

FUENTE: Aleteia

 

 

La abundancia de movimientos en la Iglesia católica, fenómeno que a veces se ha denominado como primavera eclesial, no parece que esté eliminando ni frenando el avance de las sectas, el esoterismo, el neo-paganismo y la Nueva Era. No obstante, sí existen algunas estructuras capaces de oponerse y servir de solución y remedio ante las sectas. Así comienza el artículo que ha escrito Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y que ha sido publicado en Aleteia.

El surgimiento de los movimientos eclesiales

En torno a los años del Concilio Vaticano II (1962-1965), décadas antes y después, la Iglesia católica ha visto un impresionante florecer de carismas en su interior entre los que destacan los llamados nuevos movimientos eclesiales. Estos movimientos son realidades diversas de fuerte constitución laical, numerosos e incluso muy nutridos algunos de ellos, de abundantes frutos apostólicos y revitalizadores de la vida eclesial.

Algunos de ellos son Acción Católica, Adoración Nocturna, Legión de María, Renovación Carismática Católica, Fraternidad Católica de Comunidades y Asociaciones Carismáticas de Alianza, Opus Dei, Cursillos de Cristiandad, Caballeros de Colón, Heraldos del Evangelio, Legionarios de Cristo y Movimiento Regnum Christi, Schoenstatt, Comunión y Liberación, Camino Neocatecumenal, Comunidad de las Bienaventuranzas, Comunidades del Arca, Focolares, Comunidad del Emmanuel, Pan y Vida, Comunidad de San Egidio, Equipos de Nuestra Señora,…

Nuevos Movimientos Eclesiales y Nuevos Movimientos Religiosos: el trigo y la cizaña

En el año 1998, en uno de los encuentros con movimientos eclesiales celebrado en la festividad de Pentecostés, el papa san Juan Pablo II decía que podían ser un “fuerte apoyo, una llamada sugestiva y convincente a vivir en plenitud, con inteligencia y creatividad, la experiencia cristiana”. “Este es el requisito para encontrar respuestas adecuadas a los desafíos y urgencias de los tiempos y de las circunstancias históricas siempre”, añadía.

Este aspecto final, referente a los “desafíos y urgencias”, es el que queremos comentar aquí, porque uno de los desafíos del mundo cristiano es en concreto el también florecer de otro tipo de realidades, desde el siglo XIX en especial, y con gran fuerza en el siglo XX: las sectas, en ocasiones llamadas Nuevos Movimientos Religiosos.

El santo papa polaco decía en el año 1990 que “las sectas y los Nuevos Movimientos religiosos plantean hoy a la Iglesia un gran desafío pastoral”. Y fueron muchas las ocasiones en las que se expresó de este modo. Tanto los Nuevos Movimientos Eclesiales como los Nuevos Movimientos Religiosos han visto en poco tiempo un crecimiento sin precedentes.

A pesar de la vitalidad de los Nuevos Movimientos Eclesiales, y pasadas varias décadas de su implantación y desarrollo, sigue habiendo testigos de Jehová, mormones, y Cienciología, y muchísima Nueva Era, incluso dentro de la Iglesia, y neo-paganismo, neo-indigenismo, Wicca,… ¿qué pasa? ¿Acaso estos grupos católicos suscitados por el Espíritu Santo, según el discernimiento eclesial, no son adecuados para resolver el problema de las sectas, y parar la cantidad de gente que marcha a los grupos sectarios y esotéricos?

La vacuna y el antídoto

El análisis del fenómeno nos lleva a decir lo siguiente: los Nuevos Movimientos Eclesiales ayudan a frenar a las sectas, pero no sirven para solucionar el problema. Son incapaces para resolver el desafío. Sirven de freno en tanto que si una persona tiene una pertenencia afectiva, a un grupo de personas, en una realidad eclesial, y además de ir a misa, quizás semanalmente, acude una vez más por semana a uno de estos grupos, esto le lleva a hacer un grupo de amigos en una parroquia, a entablar relaciones con ellos, a dar un sentido cristiano más profundo a su fe, a vivir más y mejor su ser cristiano, a llenar su tiempo y sus afectos, sus creencias y su sentido.

Y todo ello hará más difícil que acabe en un grupo sectario como los mormones, los testigos de Jehová, y mucho menos en otros grupos como Iglesia Universal del Reino de Dios, Creciendo en Gracia o Hare Krishna. De ahí que podamos decir usando una terminología médico-biológica, los Nuevos Movimientos Eclesiales (para quienes pertenecen y se encuentran en ellos suficientemente a gusto) son una vacuna ante las sectas, al ayudar a no caer en ellas.

Pero no son un antídoto o anti-veneno, es decir, que si uno está en un grupo sectario, no valen para nada. Así, para un testigo de Jehová, de poco vale hablarle de un Movimiento Eclesial, invitarle a participar en sus charlas y actividades. Y ni siquiera son una vacuna ante la Nueva Era, por su peligrosidad e infiltración incluso dentro de los mismos católicos, de manera más o menos capilar, superficial, o más intensa, tanto en creencias como en prácticas.

La Nueva Era se ha infiltrado en muchos cristianos, en muchas personas que pertenecen a Nuevos Movimientos Eclesiales, incluso en sacerdotes, o en religiosos y religiosas, en colegios católicos, más o menos veladamente.

¿Existe entonces solución posible al problema de las sectas?

Entonces, ¿qué solución podemos dar? ¿Acaso el espíritu Santo y su surgimiento de carismas se equivocaron? Sin duda que no. Los carismas en la Iglesia sirven a aspectos diversos y distintos, no sirven para todos los desafíos.

Entre los centenares de Nuevos Movimientos Eclesiales hay uno llamado Apóstoles de la Palabra, de carácter misionero, el cual destaca en cuanto a su formación bíblica y el fortalecimiento de la fe de los católicos antes las sectas y la Nueva Era. Es una nueva realidad de la Iglesia fundada en el año 1978 por el sacerdote Flaviano Amatulli Valente, un nuevo movimiento eclesial que además de vacuna es antídoto.

Y en este mismo sentido, desde otro punto de vista, porque no se trata de un Nuevo Movimiento Eclesial, sino de una Red, la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), constituida por sacerdotes diocesanos y seculares, religiosos y laicos (también miembros de Apóstoles de la Palabra pertenecen a esta Red), una estructura conformada por varias decenas de miembros y cada cual con sus propias pertenencias eclesiales.

O también el GRIS (Grupo de Investigación e Información Socio-religiosa), de Italia, asociación privada de católicos y aprobada por la Conferencia Episcopal Italiana. En definitiva, realidades surgidas en la Iglesia Católica, inspiradas también por el Espíritu Santo y bajo el examen y amparo de las autoridades eclesiales, para oponerse a las sectas, el esoterismo, la magia, incluso a la Nueva Era en todas sus formas y manifestaciones, en definitiva, para ayudar pastoralmente a encontrar un hogar de vivencias y de creencias adecuado frente a la falsedad sectaria.

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3. ¿Qué es el culto a San La Muerte?

FUENTE: Aleteia

 

 

En los últimos años se ha hecho muy popular el culto a la Santa Muerte, originario de México. Sin embargo, los medios de comunicación de otros países iberoamericanos hablan de extraños ritos a “San La Muerte”, algunos de los cuales han llegado al sacrificio de seres humanos. ¿De qué se trata? ¿Son lo mismo la Santa Muerte y San La Muerte? Contesta a estas cuestiones Luis Santamaría, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) en el portal Aleteia.

Un “santo”… que no existió

El origen de este culto no cristiano está en el noreste de Argentina (concretamente las provincias de Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa) y Paraguay. En él se da un sincretismo de la fe católica llevada por los misioneros jesuitas con las creencias tradicionales guaraníes, además de una posible aportación de los esclavos africanos, según algunos estudiosos.

Sería un “santo” pagano, no canonizado por la Iglesia, sino considerado como tal por las clases populares… pero no se basa en ningún personaje histórico. En su libro Una voz extraña, los investigadores María Julia Carozzi y Daniel Míguez aseguran que el primer registro de esa imagen data de 1735. Y explican que los rituales a la imagen de la muerte son múltiples, como atarlo y tenerlo amenazado hasta que cumpla lo pedido y colgarlo boca abajo en caso de que no lo haga.

La primera mención documental no la encontramos hasta 1917, en el relato de un viaje a Misiones en el que se habla de un “payé” o amuleto de plomo con forma de esqueleto, que sería San La Muerte. También se hacían de hueso humano, siempre de tamaño reducido (los más pequeños se incrustaban en el pecho o la espalda de sus devotos).

La figura del esqueleto se reproduce en cárceles y cementerios, porque a San La Muerte se le considera protector de los que viven en riesgo, como policías o delincuentes. Es una suerte de “espíritu” que veneraban los pueblos de habla guaraní originarios del Litoral, similar a los cultos a la Santa Muerte (México) y al Rey Pascual (Guatemala).

Su culto popular

Según explicaba un antropólogo en los años 70, “San La Muerte está ubicado en el lugar más oscuro de la casa, donde no llegan todas las personas, el lugar secreto, el lugar sagrado”. Este carácter oculto se debe a la creencia en que sus poderes son inversamente proporcionales a su visibilidad. Los devotos le rezan o se tatúan su imagen con la esperanza de que los libre de la muerte y se la provoque a los enemigos. Así dice una oración a San La Muerte: “Para aquel que en amor me engaña, pido que lo hagas volver a mí, y si desoye tu voz extraña, buen espíritu de la muerte, hazle sentir el poder de tu guadaña, en el juego y en los negocios; mi abogado te nombro como el mejor, y todo aquel que contra mí se viene, hazlo perdedor”.

Una especie de declaración de creencias que se puede leer en Facebook afirma: “Sólo queremos lo mejor para nosotros: prosperidad y salud sobre todas las cosas. […] ¡Nuestro señor San La Muerte es justo! ¡Su poder es infinito! ¡Y todo aquel que lo desprecie o se vuelva contra él tendrá su castigo!”. Es significativa su popularidad entre la juventud, pues “su imagen algo amenazante, vinculada a la muerte y a la violencia, representa la relación de oposición que muchos de estos jóvenes establecen con la sociedad convencional, al tiempo que expresa la permanente cercanía con la muerte que experimentan en sus vidas”, escriben Carozzi y Míguez.

Actualidad de San La Muerte

Su visibilidad comenzó sobre todo en los primeros años del siglo XXI, de forma paralela a la de la devoción al Gauchito Gil, en un contexto de mayor interés de los medios de comunicación por los “santos populares” y por los crímenes rituales. Además, se ha dado una progresiva institucionalización, configurándose santuarios que aglutinan a los devotos (ya en 2012 se contaban al menos 50 en toda Argentina).

En su proceso de difusión se han dado diversos fenómenos de sincretismo con otras creencias mágicas y esotéricas populares. Una de ellas es la devoción al Gauchito Gil ya citada: según el sociólogo Alejandro Frigerio “las devociones se han interrelacionado tanto que ambos santos parecen ser casi dos caras de la misma moneda. La cara más pública y grata es la del Gauchito y la más privada y amenazante, San La Muerte”, a quien se acude más en busca de protección.

Otro culto con el que se ha mezclado en algunos lugares es el quimbanda, una creencia afroamericana. Hay casos de identificación (San La Muerte sería el espíritu João Caveira, representado por un esqueleto y que mora en los cementerios) y de cohabitación (presencia más discreta de San La Muerte en altares quimbanda).

Y aunque se trata de una creencia diferente a la de la Santa Muerte mexicana, como ya se indicó al comienzo, sí es cierto que ha habido una influencia a través de Internet y las redes sociales, que se ve sobre todo en las imágenes empleadas. Se ha dado una mayor “personalización” del que antes sólo era un esqueleto con guadaña, y ahora sus expresiones “auguran protección para sus devotos y castigos para quienes los molestan”, según Frigerio.

Su lado más oscuro: la criminalidad

En 2013 se celebró en Corrientes (Argentina) el II Congreso Nacional de la Red Infancia Robada. En él, José Miceli afirmó que los rituales mágicos y sectarios explicarían alrededor del 25 % de los crímenes en esta provincia. Gran parte de ellos en torno al culto a San La Muerte, muy implantado en la zona. Este antropólogo se fijaba entonces en algunos crímenes de niños y jóvenes que habían sobresaltado a la población: el de Ramoncito, el de Romina Gutiérrez y el de dos chicos de la localidad de Empedrado. A pesar de la apariencia de ser sucesos aislados, respondían a una realidad subyacente de cultos sincretistas.

Miceli afirmó entonces: “en los últimos años han proliferado crímenes rituales a manos de grupos sectarios y de líderes unipersonales que utilizan fundamentos mágico-religiosos, esotéricos y que enmarcan su accionar en rituales”. Además, achacaba el aumento a otro factor importante: la ausencia de equipos policiales y judiciales que investiguen esta criminalidad esotérica.

¿Venerar a la muerte?

Como han recordado repetidas veces los obispos mexicanos al hablar sobre el culto a la Santa Muerte, no se trata de un ser personal al que se pueda venerar o adorar. La muerte es un hecho que le acontece al hombre y a todo ser vivo. Su personificación, cuando va más allá de la representación icónica, no es otra cosa que superstición e idolatría, desde el punto de vista cristiano.

En la oración de la Iglesia se habla de tener una “santa muerte”, lo que significa una vivencia de este acontecimiento fundamental en la vida del creyente estando reconciliado con Dios y con los demás, dispuesto para el encuentro con el Padre y para vivir la eternidad. Por eso no es posible, para un católico, que cree en el Dios de la vida, venerar a San La Muerte.

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4. Los misioneros mormones abandonan Nicaragua por la crisis que vive el país.

FUENTE: La Jornada

 

 

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD) anunció el pasado mes de mayo la retirada de un grupo de 169 misioneros mormones, dada la situación que enfrenta el país. Lo cuenta Greta Arévalo en La Jornada. El anuncio lo realizó a través de un comunicado donde también indica que algunos regresarán a sus casas y otros viajarán a otros países para continuar con su misión.

“Debido a la situación que prevalece en Nicaragua, la Iglesia está en el proceso de transferir a 169 misioneros fuera de ese país. Esto incluye a 37 misioneros de la Misión Nicaragua Norte de Managua, todos los cuales estaban llegando al final de su servicio y regresarían a sus hogares”, se lee en el comunicado publicado en el portal web oficial de la IJSUD.

Nicaragua reporta desde hace más de un mes protestas, inicialmente por reformas al seguro social, pero luego se intensificaron para exigir cambios en el sistema de gobierno. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe preliminar dictaminó 76 personas muertas, 438 de tenidas y 868 heridas a causa de las protestas.

“En la Misión Nicaragua Managua Sur, 20 misioneros regresarán a sus hogares, mientras 112 misioneros serán reasignados temporalmente a otras misiones en América del Norte, América del Sur y el Caribe. Todos los 169 misioneros que permanecen en Nicaragua están siendo trasladados a áreas seguras”, agrega el escrito. No obstante, “la Iglesia continuará monitoreando de cerca las condiciones y desarrollo en Nicaragua. Oramos por la gente de allí mientras atraviesan este momento difícil en su país”, puntualiza la IJSUD.

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5. Argentina: condenan a prisión perpetua a los responsables de un crimen ritual umbanda.

FUENTE: Nuevo Diario

 

 

Un Tribunal condenó el pasado 15 de marzo a cumplir la pena de prisión perpetua a los dos sujetos que estaban inculpados por el brutal asesinato de “Luisito” Toloza, a quien mataron a golpes en un sector del capitalino barrio Mariano Moreno (Santiago del Estero, Argentina), en el transcurso de un simulado ritual umbanda, según lo que quedó acreditado durante el debate. Lo leemos en Nuevo Diario.

La máxima sentencia fue dictada por los camaristas Alfredo Daniel Pérez Gallardo, María Eugenia Carabajal y José Luis Guzmán, y recayó en Alan Fernández Oro y Jesús Alberto Cortez, quienes fueron hallados coautores del delito de homicidio calificado por alevosía, resolución que coincidió con lo que había solicitado el fiscal Julio Carmelo Vidal en los alegatos.

Cabe recordar que el hecho ocurrió el 4 de abril de 2014, y que la víctima primero fue estrangulada con la manga de una camisa, luego de lo cual —cuando estaba indefensa en el suelo— le aplicaron un bestial golpe en la cabeza con un trozo de cemento, causándole un traumatismo que fue mortal.

Las Dras. Claudia Paz y Luciana Jiménez, defensoras de Jesús Alberto Cortez, habían solicitado que se absuelva a éste, al considerar que no había tenido participación alguna en el crimen. Por su parte, la defensora oficial Elba Mendoza, quien asistió legalmente a Fernández Oro, había pedido que la conducta de este sea encuadrada en el homicidio simple y requirió una pena mínima. Durante el debate, los imputados se culpaban mutuamente de ser los asesinos de “Luisito”, pero el Tribunal consideró que ambos tuvieron responsabilidad en el hecho.

En el momento en que el Tribunal les dio la posibilidad de decir sus últimas palabras antes de la sentencia, Alan Fernández Oro dijo: “se nos fue la mano”, admitiendo la comisión del hecho, y pidió perdón a la familia de su amigo “Luisito”. En cambio, Jesús Alberto Cortez sostuvo que no tuvo nada que ver con el hecho, tal como lo hizo en todo el juicio.

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6. Dos españoles que vivieron en la comuna de Osho en Oregón cuentan sus recuerdos.

FUENTE: El Confidencial

 

 

Luis Martín Santos llega paseando tranquilamente a la plaza de Salvador Dalí, en Madrid, vestido con un pantalón vaquero y una camisa azul. Saluda con un apretón de mano. Nada de túnicas naranjas, ni colgantes estrafalarios, ni reverencias. Es un tipo simpático y hablador, que matiza sus palabras de manera constante porque sabe que el tema que nos traemos entre manos puede resultar polémico. Charna (su nombre espiritual) fue uno de los poquísimos españoles que vivieron en Rajnishpuram, la comuna hippy en medio de Oregón que retrata la exitosa serie documental de Netflix Wild, Wild Country.

Dividido en seis partes, el documental narra la creación de una comuna de seguidores de Osho, uno de los maestros espirituales más populares de los ochenta, en medio de Oregón, y el choque con los residentes del pequeño pueblo de Antelope. Lo cuenta Jesús Gámiz en el medio digital español El Confidencial.

“Yo llegué en el 83”, recuerda Martín Santos, “vi cómo crecieron muchos edificios y participé en la construcción de una de las carreteras. Estuve hasta el final. Vi cuando Osho abandonó el rancho. También cuando volvió y cuando se volvió a ir a Portland a declarar y abandonar el país”. De origen donostiarra, con apenas 23 años, a principios de los ochenta, se había ido interesando por Osho cuando empezaron a llegar a España sus primeras publicaciones. Comenzó a practicar sus meditaciones y le parecieron un salto cualitativo de todo lo que había probado antes.

Tanto le interesó, que acabó cruzando el Atlántico en un velero. A su llegada a Estados Unidos, se fue a Oregón: “Pasé un total de 18 meses en 3 estancias. Presencié todo menos el suceso de los sin techo, en ese momento yo estaba en España. Pude observar el ascenso y la caída de Sheela. Observé la llegada de la seguridad y la paranoia, la transición de un experimento maravilloso en el que lo pasamos fenomenal, con sensación de ser unos privilegiados por participar en algo tan loco”.

El contingente español en Oregón era mínimo. Martín Santos, haciendo memoria, recuerda a otros dos más, de los que solo guarda la pista de uno. Es Alejandro Maíquez, 'Avigan', un abogado madrileño que hoy trabaja como practicante de medicina tradicional en el Alentejo portugués (Maíquez, por su parte, recuerda a otra chica catalana, llamada Cándida, que según él pasó varias veces por el rancho).

En el ambiente hippy

Alejandro vive hoy a medias entre su casa y Monte Sahaja, una comunidad agrupada en torno al maestro espiritual jamaicano Anthony Paul Moo-Young, Mooji. En los ochenta, pertenecía a lo que él llama “la clase alta española de la época, de derechas”. A los 17 años, lo enviaron un curso a Berkeley, en California, con un programa de intercambio. “Me llevaron un día a la Universidad de Berkeley y yo vi a la gente allí en el campus y todo lo que procedía de esa época hippy, que estaba en su auge”, recuerda, “aquello fue lo que más me tocó. Me impactó una barbaridad. Algo se quedó ahí que me hizo pensar que había otra cosa”.

A diferencia de Martín Santos, Maíquez estuvo de corrido en la comunidad de Oregón, unos veinte meses. Además, había vivido antes en la comuna original en India, a donde había viajado por tierra desde Turquía: “Conocí a un discípulo de Osho que me contó más sobre él. Al día siguiente cogí el tren y me fui para Puna. Era lo que quería hacer”.

En aquella comunidad primitiva, Maíquez se topó con un ambiente de “increíble libertad sexual, pero una libertad más consciente, no pornográfica, con la sexualidad fluyendo entre todo el mundo”. Su día a día en Puna lo resume de forma gráfica: “Yo vivía en una plataforma, en una palmera, todo el día con una tela alrededor del culo. Trabajaba como jardinero. Era como ir volando por la vida”.

En 1981, la comuna se trasladó a Oregón, en buena parte por la creciente tensión con el gobierno indio. Maíquez se volvió a España. Medio peleado con su familia, desempeñó varios trabajos hasta reunir dinero para poder viajar a San Francisco. Allí, apañó por su cuenta un matrimonio de conveniencia con una estadounidense y estuvo un año y medio buscándose la vida antes de irse a Oregón. “Cuando yo llegué”, dice, “la comunidad estaba, más o menos, en el punto en el que empieza el documental. Un poco antes de que tuviéramos nuestra propia policía. Era una comunidad muy distinta a la anterior, era otro juego completamente distinto, un juego del poder. Trabajábamos mucho, montamos una ciudad desde el principio, era muy ilusionante”.

Los dos han visto el documental. Tienen algunas reservas y lamentan cierto sensacionalismo; que se centre más en los aspectos truculentos y en la figura de Sheela. Sin embargo, en líneas generales les ha parecido bien. “Me parece emocionante”, apunta Martín Santos, “creo que han hecho un gran trabajo de fijación y recopilación de imágenes”. Pero matiza: “creo que le da demasiado protagonismo a Sheela; entiendo que es atractiva mediáticamente, pero no han preguntado suficientemente lo que pasó. A Osho lo sacan de lejos y evitan hablar de él, no tienen tiempo para sus enseñanzas. ¿Cómo consiguió este señor reunir ese grupo de gente guapísima y maravillosa allí? ¿Qué les daba?”. Por su parte, Maíquez valora que se haya dado voz a Swami Prem Niren (el abogado de Osho), con cuya posición se identifica totalmente: “que haya alguien que dé esa versión ya me parece un avance importante”.

Llegan las armas

Los dos insisten en que para la gran mayoría de los residentes en Rajnishpuram, las maquinaciones del grupo dirigente que se creó alrededor de Sheela eran algo más o menos ajeno. “Yo estuve trabajando en una carretera, también en la panadería”, señala Martín Santos, “era muy divertido porque era un lugar con mucha energía, con gente de otros países, un experimento comunitario muy divertido”. Aunque apenas hablaba inglés y recuerda sentirse “deslumbrado” por el lugar, sí admite que en cierto punto el ambiente empezó a cambiar: “hubo un momento en el que empezaron los problemas de seguridad y pusieron las armas, aquello empezó a sonar un poquito raro”.

Maíquez tampoco trataba de manera habitual con los dirigentes de la comunidad y recuerda más los aspectos cotidianos de la experiencia: “trabajábamos mucho, estábamos montando una ciudad desde el principio, era muy ilusionante. El tema del documental no era nuestro día a día, de los que estábamos allí dentro. Todos los días bailabas con Osho. Pasaba con el coche y se paraba donde tú estabas, si tocabas música, y podías tener un intercambio energético con él”.

Sí que estuvo implicado directamente en el programa de los sin techo, distribuyendo ropa, y recuerda que “a veces alguno daba problemas y aparecía una de las chicas. Una noche tuve que hacer de traductor para un portorriqueño”. De cualquier modo, apunta que “hay una parte del documental que retrata a gente construyendo con ilusión una ciudad, y esta era la energía en la que nosotros estábamos. Riendo y trabajando muchas horas, pero de buen rollo”.

Sin embargo, Maíquez también pasó un tiempo en la panadería, y años después ataría cabos entre una anécdota que le ocurrió allí y uno de los episodios más oscuros del documental: la intoxicación con salmonela de más de 700 residentes locales para impedir que votaran en las elecciones del condado de Wasco. “En una cena”, recuerda, “yo estaba en la cocina de la panadería y había cajitas con fruta, queso, un panecito, y nos dijeron que las tiráramos todas. Yo las tiré. Luego caí con el tiempo en que eso era en la época de la salmonela y que quizás querían infectarnos a nosotros también para defenderse ante los medios”.

Las relaciones entre los seguidores de Osho y los residentes de Antelope se fueron deteriorando hasta que las autoridades estadounidenses intervinieron para cerrar la comuna por todos los medios posibles. ¿Se podría haber reconducido la relación entre las dos partes? Con la perspectiva de los años, Alejandro Maíquez lo ve complicado: “tú pon a un cristiano fundamentalista y a un hippie que esté viviendo en libertad y ya me explicarás a mí adónde va a parar”.

Maíquez recuerda que, una vez, después de un festival, estaba sentado a la orilla de un lago y dos tipos lo empujaron al agua. “Si fuésemos quienes somos hoy, haciendo una cosa completamente distinta, con menos espíritu rebelde, quizás sí”, dice, “pero en aquel momento pasó lo que tuvo que pasar”. Hay un punto especialmente tenso en el documental, cuando las autoridades se preparan para entrar en el rancho a detener a Osho y se moviliza a la Guardia Nacional ante la posibilidad de un enfrentamiento armado. Martín Santos no cree que la gente estuviera de verdad dispuesta a luchar y justifica las medidas de seguridad “porque hubo un bombazo en Portland”. Aun así, reconoce que “hubo una amenaza real y tuvimos suerte de que Osho escapara a Charlotte, porque de algún modo desvió el foco de atención”. Y remata: “yo no estaba allí para defender nada ni me iba a poner a pegar tiros, entre otras cosas porque no tenía ningún arma”.

Una de las cuestiones que revolotean sobre el documental cuando las cosas se descontrolan es hasta qué punto Osho era consciente de las ilegalidades que se cometieron o si estaba implicado en ellas. Martín Santos apunta a Sheela (“estoy seguro de que Osho no estaba metido en las ilegalidades, ni se me pasa por la cabeza”) y tampoco tiene palabras amables para el gobierno estadounidense: “Yo no tomé parte en ninguna de las intrigas y tengo la opinión personal de que la exsecretaria fue responsable directa de los crímenes por los que fue acusada. La intención principal de las autoridades americanas, aprovechando la invitación de Osho a investigar, fue cargarse el experimento comunitario y acabar con Osho, y en ese empeño se produjeron un montón de irregularidades que pusieron en peligro su vida en el peor estilo al que nos tiene acostumbrados el gobierno americano”.

De esos últimos días de la comuna, tiene dos recuerdos especiales. Uno, cuando Sheela se fue, y con ella gran parte de la tensión: “la gente de la fuerza de paz tiraba las gorras al aire, como si se hubieran licenciado de la universidad”. El otro, cuando empezaron a descubrirse cosas como las grabaciones clandestinas dentro de Jesus Grove, el centro operativo de poder. Describe una sensación de “decepción y rabia”, que alguna gente proyectó sobre Osho y otros (la mayoría) sobre Sheela.

“The dream is over”

“Mal que bien, todo acabó con el acuerdo de Osho con las autoridades para abandonar Estados Unidos. Nos estuvo explicando lo que había pasado, nos dijo que nos podíamos quitar la túnica, de alguna manera desmontó aquello. Cuando se fue, hicimos una reunión con toda la comunidad, dijeron 'the dream is over' y ciao, se acabó”. Maíquez, por su parte, quita drama a aquellos días crepusculares: “Yo me eché una novia alemana, cogimos un autobús y nos fuimos a Seattle, donde pasé algunos de los mejores años de mi vida”. También participó en la segunda parte de la comunidad de Puna y estuvo allí en el momento de la muerte del maestro, y dice que estuvo tres meses con un subidón espiritual como no ha vuelto a tener otro.

“Osho era una especie de caravana”, señala Martín Santos, “íbamos de un lado a otro intentando estar cerca de los experimentos que él montaba, pero luego tuve que rehacer mi vida tras volver a España”. Hoy él es traductor de la obra de Osho, agente literario y representante de su obra en castellano, publicada en 13 editoriales diferentes dentro del ámbito hispano. Aunque el maestro indio es una fuente de inspiración para él, un estilo y una forma de vida, insiste en que no le gusta la palabra “seguidor”, que tiene, para él, un carácter borreguil con el que no se identifica. Subraya que no habla por nadie más que por sí mismo.

También comparte y enseña sus famosas meditaciones activas y organiza eventos. Para agosto, está preparando un festival Osho en la localidad vasca de Artzentales (Vizcaya). Tiene un canal de Youtube que ha experimentado un crecimiento exponencial de visitas con el documental de Netflix y su página de Facebook cuenta con unos 900.000 seguidores.

A pesar de todo, de las maquinaciones, la tensión, los enfrentamientos, tiene un recuerdo bonito de Rajnishpuram, un recuerdo “vibrante y extraordinario, a estas alturas incluso con un cierto tinte romántico”. Reconoce que hubo momentos duros, pero insiste en que no da por desperdiciado ninguno de los días que pasó allí. Cuando acabó, se alegró también por el fin de una etapa: “Las historias al final se pudren un poco, yo he aprendido a caminar”.

Cree que ha pasado mucho tiempo de todo aquello y lo encuadra en el cuelgue general de los años ochenta: “en esa época estaban los punkis, ETA matando en España... el mundo era una locura, no solo los sannyasin. Ver gente por la calle de rojo, con fotos de un señor que parecía Georges Moustaki, no era tan raro. Todo era un disparate y nosotros éramos un ingrediente más. A veces, en España, íbamos al Rastro en Madrid, no teníamos un duro. Nos señalaban y nos decían '¡mira, los orange, los de Baghwan!”

Por su parte, Maíquez también siguió su camino: acabó estudiando medicina tradicional china, hipnosis y otras disciplinas alternativas. Aunque ha tocado más palos, Osho lo ha acompañado siempre de un modo u otro. Al otro lado del teléfono, desde su casa en Portugal, resume su periplo en Estados Unidos mientras intenta, a duras penas, contener las lágrimas: “yo de toda la experiencia de Oregón no puedo estar más feliz. Estoy absolutamente agradecido. Me emociono porque me toca el corazón. Sólo siento que fue un privilegio estar con Osho y me siento inmensamente agradecido”.

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7. Un santero de Nueva York, detenido por violaciones, un aborto y torturas.

FUENTE: Varios medios

 

 

Un santero guatemalteco, identificado como Christian Robles, que se autodenomina imbuido por el Espíritu Santo, fue arrestado el pasado 9 de mayo en el apartamento donde mantenía su consultorio “espiritual” y su altar de santería y acusado por múltiples cargos de violaciones sexuales, torturas, un aborto forzado, amenazas de muerte y posesión ilegal de un arma, dijo la policía de El Bronx. Lo contaba al día siguiente Miguel Cruz Tejada en el medio dominicano Primicias.

Robles, de 32 años, que vive en el vecindario de Fordham Heights, fue acusado de dos cargos de actos sexuales criminales, cinco cargos de abuso sexual, posesión criminal de un arma y realizar ilegalmente un aborto. Les decía a sus clientes y víctimas que había sido enviado por el Espíritu Santo para curarles sus males y sacarlos de sus miserables vidas. Dos mujeres, de 26 y 39 años, y tres hombres, de 20, 24 y 29 años, fueron el 7 de mayo a un cuartel policial de El Bronx para querellarse sobre los supuestos abusos cometidos por Robles.

La mujer de 29 años dijo que tenía seis semanas de embarazo cuando Robles supuestamente la obligó a acostarse sobre su espalda mientras permanecía de pie sobre su estómago durante 10 minutos, según las acusaciones. Luego le dijo a ella que se volteara y él se puso de pie sobre su espalda, eventualmente forzando un aborto involuntario, le dijo la mujer a la policía.

Los otros cuatro dijeron que Robles les hizo beber un aceite que los hizo temblar y sacudirlos en el piso. En ese momento, fue cuando les cortó la ropa, abusó sexualmente de ellos y los amenazó con matarlos si lo denunciaban o se lo contaban a alguien.

Según los vecinos, Robles, un inmigrante guatemalteco, parecía tener una doble vida. En el sector pasaba desapercibido como un padre ejemplar y un trabajador dedicado, pero en el interior de su apartamento se transformaba en un supuesto hechicero que hacia beber brebajes a sus víctimas en perturbadores rituales. Lo leemos en Telemundo 47.

“Era un hombre tranquilo, entrando y saliendo con su familia y sus hijos”, dijo una vecina. “Nunca supimos nada sobre los rituales”. Según los vecinos, Robles parecía un padre amoroso que siempre estaba con sus hijos. Sin embargo, una mujer dijo que varias personas entraban y salían del apartamento y que a veces escuchaba cantos. Un vecino también mencionó un incendio en el apartamento tras un ritual, pero la policía no confirmó esa información. La investigación sigue en curso.

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8. México: aparecen perros mutilados que podrían ser utilizados en ritos de santería.

FUENTE: Infobae

 

 

La fundación mexicana La Camada Nitin Neza denunció a través de su cuenta de Facebook que en la zona oriente del Estado de México, contiguo a la capital, empezaron a aparecer perros degollados, sin lengua o sin patas, a los que podrían estar usando como parte de rituales de santería. Según leemos en Infobae, el director de la fundación dedicada al auxilio de perros callejeros, Édgar Castillo, señaló que desde hace unas semanas a través de distintos medios, ciudadanos empezaron a enviar reportes sobre estos hallazgos, así como a alertar sobre la presencia de santeros en algunas zonas a las que se les ha visto con otros animales como borregos.

Los activistas creen que los canes podrían estar siendo utilizados por sectas para algún tipo de rituales relacionados con la santería, ya que en el pasado, en esta misma zona en la que se ubican los municipios de Ecatepec, La Paz, Chalco e Iztapaluca se han reportado hallazgos de cuerpos de animales mutilados que aparecen tirados en las calles luego de ser usados en rituales.

“Hasta ahora se han encontrado tres perros muertos con la pata trasera izquierda mutilada. Este mes lo ocupan para hacer aquelarres (reuniones de brujos y brujas para realizar hechizos) con los animales, es el año del perro son un montonal de cosas, tuvimos un reporte de que había unos santeros que estaban metiendo chivos y borregos para sacrificio, entonces este mes como que todo cuadra para estar haciendo este tipo de cosas hacia los animales”, afirmó Castillo en la página de Facebook.

El único que hasta ahora ha logrado salvar la vida es “Palomito” un perro callejero al que intentaron degollar, cortaron la lengua y le mutilaron una pata trasera. Palomito fue encontrado inmóvil en una calle, donde había permanecido varias semanas mientras agonizaba desnutrido y con las heridas infectadas. “Recibimos reportes de perros golpeados, macheteados, pero no al nivel de crueldad de lo que está pasando ahora”, expresó Castillo.

La Universidad Nacional Autónoma de México estima que en el país existen alrededor de 30.000 brujos. Sin embargo, otros expertos que han estudiado el ocultismo como el antropólogo Elio Masferrer consideran que el número podría ser de 100 por cada 3.500 habitantes.

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9. Argentina: una joven practicante del culto umbanda atacó a un párroco.

FUENTE: InfoSur

 

 

El pasado 23 de abril por la tarde, la iglesia San Juan Bautista, frente a la plaza principal de Florencio Varela (Buenos Aires, Argentina), fue escenario de un hecho que aún pone nerviosos a quienes lo cuentan. Allí una joven mujer, que aparentemente practica el culto umbanda, atacó con una lapicera al cura párroco para intentar matarlo. Lo leemos en InfoSur.

Según fuentes confiables la chica entró con paso rápido al templo pasadas las cinco de la tarde del día 23. Se la veía nerviosa e inquieta… los pocos testigos que a esa hora se encontraban ensimismados rezando, dan cuenta de esa inesperada visita que llamó inmediatamente la atención. En ese momento hace su aparición en el púlpito el cura párroco Marcelo, muy conocido en la zona por su tarea misional, quién se dispuso como todas las tardes a preparar los elementos para la misa que comenzaba en poco más de una hora.

Ocupado en sus labores ni el cura ni los ocasionales testigos se dieron cuenta que la chica sacaba una lapicera de su bolso y con la mirada fija se dirigía rápidamente hacia el cura. Cuando faltaban pocos pasos para el encuentro la chica comenzó a gritar furiosamente e intentó clavarle la lapicera en el cuello. Fuera de control y con una fuerza inusitada la mujer completamente enajenada forcejeó con el párroco mientras a los gritos denunciaba que el cura estaba poseído por el demonio. Así transcurrieron algunos minutos hasta que las personas que estaban en la iglesia pudieron pedir ayuda y entre dos o tres personas lograron desprender a la joven de Marcelo, que resultó ileso de tan sorpresiva y salvaje agresión.

Cuando los policías se hicieron presentes la joven en cuestión ya estaba más tranquila aunque completamente “ida” según aseveran los allí presentes. Los efectivos procedieron a identificarla y luego a comunicarse con la familia. En pocos minutos llegó a la iglesia el papá de la chica, quien contó al cura y a los policías que estaba desesperado por su familia que desde hace meses practica el rito umbanda. El hombre relató que su hija es la más comprometida con el culto y que la situación se le ha ido yendo de las manos sin que pueda hacer nada por ayudarla.

Cuando llegaron los médicos del Same e intentaron asistir a la agresora está pidió retirarse junto a su padre y se negó a ser atendida. Por lo que trascendió, el cura párroco no presentó denuncia alguna en la comisaría por lo cual la joven en cuestión se retiró sin ser demorada. Los alcances de tan extraño y peligros incidentes todavía están por verse.

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10. Se cumplen 20 años de la muerte de Carlos Castaneda un destacado chamán contemporáneo.

FUENTE: La República

 

 

Hace veinte años, el 27 de abril de 1998, murió en Los Angeles (California) el antropólogo y escritor de origen peruano Carlos Castaneda bajo la misma sombra de misterio que envolvió su vida privada. Los medios y su público lector se enteraron de su deceso dos meses después de acaecido, en junio, cuando sus cenizas habían sido ya esparcidas en el desierto compartido entre EE.UU. y México. Fue su última voluntad según su albacea Deborah Drooz. Informa de ello el diario peruano La República.

Castaneda, uno de los inspiradores de la Nueva Era, murió afectado por un cáncer de hígado, y no pudo trascender “a otra realidad” como lo había previsto en uno de sus libros: consumido bellamente por un fuego de dentro hacia fuera, como lo hacía su maestro y guía don Juan Matus.

El inicio

Sobre el origen natal de Castaneda se escribió mucho. Ahora se sabe con certeza que era peruano. Su nombre original es Carlos César Salvador Arana Castañeda y nació un 25 de diciembre de 1925 en la ciudad de Cajamarca, como consta en su partida de nacimiento registrada en la Municipalidad provincial. El niño Castaneda estudió en el Colegio San Ramón de Cajamarca y concluyó su formación en Lima, en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Probó su talento en las artes plásticas (donde fue amigo del escultor Víctor Delfín) en la Escuela de Bellas Artes; y tras la muerte de su madre partió a los EE.UU. con muy pocos recursos económicos.

En la gran potencia tuvo que desempeñarse como vendedor, peluquero o mozo para sobrevivir. Pasados los años, en San Francisco se inscribió en Los Angeles City College en escritura creativa y periodismo. Logró recibirse como Bachelor of Arts. En la UCLA (University of California Los Angeles) se graduó y doctoró en Antropología.

Para borrar su rastro (era necesario para renacer como un Nagual, personaje mítico) el cajamarquino tomó su segundo apellido como principal, obviando el paterno Arana. El materno, Castañeda, perdió la eñe al nacionalizarse estadounidense a finales de los 50 y por interés de sus editores gringos. Sus amigos peruanos preguntaban por su compatriota César Arana, pero el mundo estaba hipnotizado con un tal Carlos Castaneda.

La obra

En 1968 (hace 50 años) se publicó en EE.UU. el libro que entusiasmaría a toda una generación por su simpleza narrativa y sorprendentes “revelaciones mágicas”, The Teachings of don Juan: A Yaqui Way of Knowledge (“Las enseñanzas de don Juan: una forma yaqui de conocimiento”). Carlos Castaneda aseguró haberse basado en sus experiencias de campo con el brujo de la comunidad yaqui don Juan Matus, en el desierto de Sonora, y en el consumo de peyote, plantas y hongos alucinógenos para elaborar su tesis y tentar una maestría en Antropología en la UCLA. La tesis, que se publicó controversialmente como no-ficción por la University of California Press, relataba de forma amena los “estados de realidad no ordinaria” como método iniciático de cualquier hombre común para “detener el mundo”, y el aprendizaje necesario para transformarse en “un hombre de conocimiento”. Conceptos que los seguidores de Castaneda conocen perfectamente.

En su tierra natal pocos lo conocen, pero algunos lo recuerdan. Entre ellos, el profesor cajamarquino Juan Jave Huangal, de 92 años, quien fue su compañero de aula y conoció a sus familiares. Jave lo recuerda como un muchacho ingenioso: “Era un gran fabulador y estudioso a la vez”. Jave lo describe como un niño correcto, pero con las palomilladas propias de la edad.

Otro compañero de colegio, y quizá el único que Castaneda recrea como un personaje con apellido propio en uno de sus libros, es el ceramista cajamarquino Alejandro Vélez Abanto. Vélez, a sus 92 años, mantiene un gran recuerdo y afecto por su querido “Fashturo” (apodo de Castaneda en la escuela). Vélez describe a su amigo como un muchacho educado, un caballerito.

Por su parte, el “brujo” cuenta en uno de sus libros una anécdota que Vélez reconoce solo en parte pero que confirma al instante, salvo por el nombre cambiado que era una estrategia demasiado particular del escritor: “Se llamaba Armando Vélez… en resumen un niño viejo. Los dos salíamos a pescar juntos. Pescábamos peces muy pequeños. Debido a su comportamiento extremadamente digno, lo llamábamos Señor Vélez, pero el ‘Señor’ se abreviaba a ‘Sho’, una costumbre típica de la región de Sudamérica de donde vengo”.

El mundo

Muchos pasaron de la fascinación por el chamán de origen sudamericano a la decepción cuando se evidenciaron inconsistencias en sus trabajos de campo. La embriaguez cultural de los años 70 acabó pronto y Castaneda quedó como un autor de culto. Entre los admiradores de este iluminado cajamarquino se encontraban superestrellas del mundo del arte y el espectáculo como John Lennon, Deepak Chopra, William Burroughs, Federico Fellini, Jim Morrison, entre más nombres famosos. Entre sus detractores están Alejandro Jodorowsky, Timothy Leary, pero sobre todo el investigador Richard de Mille, quien le dedicó más de un libro.

Las referencias en la cultura pop sobre el brujo peruano van desde canciones de Luis Alberto Spinetta hasta un capítulo de Los Simpson, donde el personaje de Homero conversa con un coyote después de consumir chiles picantes y alucinógenos. “Ella (Yoko Ono) es mi don Juan… yo soy su aprendiz”, dijo John Lennon en una entrevista para la revista Playboy en los años 80. El director de Star Wars, George Lucas, también declaró haber leído las alucinantes historias de Castaneda.

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.