Servicio diario - 16 de junio de 2017


El Papa en Santa Marta: sentir la vergüenza de ser de ‘barro’ nos abre el corazón para que el Espíritu entre
Redacción

El Santo Padre nombra a un nuncio para Perú ‘con acento del sur’
Redacción

Santa Sede y Estado de Israel: progresa la negociación bilateral
Redacción

Encuentran la reliquia robada de san Juan Bosco
Redacción

México: el Santo Padre nombra obispo para la diócesis de Tlaxcala
Redacción

Misericordia, no lástima – XI Domingo Ordinario
Enrique Díaz Díaz

Beato José María Cassant – 17 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

16 junio 2017
Redacción

El Papa en Santa Marta: sentir la vergüenza de ser de ‘barro’ nos abre el corazón para que el Espíritu entre

Este viernes en la homilía Francisco parte de la Segunda Carta de san Pablo a los Corintios

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 16 jJun. 2017).- Nadie se salva a si mismo, necesitamos la potencia de Dios. El papa Francisco en la homilía de este viernes en la Casa Santa Marta, señaló así la Segunda Carta de san Pablo a los Corintios, en la que el apóstol habla del misterio de Cristo, indicando que “tenemos un tesoro en vasijas de barro”.

Exhorta por lo tanto a todos a tomar conciencia de nuestra debilidad porque sin la potencia de Dios no podemos seguir adelante.

“Todos nosotros somos vulnerables, frágiles, débiles y tenemos necesidad de ser curados. Y él lo dice: sufrimos tribulación, estamos consternados, somos perseguidos, golpeados como manifestación de nuestra debilidad, de la misma debilidad de Paolo, manifestación del barro”.

Añade que “una de las cosas más difíciles en la vida es reconocer la propia vulnerabilidad” y a veces intentamos “maquillarla para que no se vea”. El mismo Pablo en el inicio de este capítulo dice: “Cuando he caído en las simulaciones vergonzosas”.

Las disimulaciones son vergonzosas siempre, “porque son hipócritas”. Incluso hacia nosotros mismos, cuando creemos que somos “otra cosa”, que no tenemos necesidad de curación ni de apoyo, al pensar “no estoy hecho de barro”, tengo “un tesoro”.

“Este es el camino hacia la vanidad, la soberbia, la autorreferencialidad de aquellos que no sintiéndose de barro, buscan la salvación y la plenitud de sí mismos”. En cambio es “la potencia de Dios la que nos salva”.

Así el apóstol Pablo con este planteo, nos lleva a un diálogo “entre el tesoro y el barro”. Y el sucesor de Pedro lo ejemplifica con la confesión, “decimos nuestros pecados como si fueran una lista de precios en el mercado”, intentando “blanquear un poco el barro”. En cambio debemos aceptar nuestra debilidad y vulnerabilidad, porque aquí entra en juego la vergüenza.

En cambio, asegura Francisco “es la vergüenza la que ensancha el corazón, para permitir que entre la potencia de Dios, la fuerza de Dios. La vergüenza de ser de barro y no un vaso de plata o de oro”. Y asegura que “si llegamos a este punto seremos felices, muy felices”.

Invitó a recordar el lavado de los pies, “cuando Pedro le dice a Jesús: ‘No Señor, ¿pero por favor qué haces? Pedro no había entendido que él era de barro, que necesitaba de la potencia del Señor para ser salvado”.

Solamente si aceptamos ser barro, entonces “la extraordinaria potencia de Dios vendrá a nosotros y nos dará la plenitud, la salvación, la felicidad, la alegría de ser salvados” y recibiendo “el tesoro” del Señor, concluye el Papa.

 

16/06/2017-14:47
Redacción

El Santo Padre nombra a un nuncio para Perú ‘con acento del sur’

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Perú a mons. Nicola Girasoli, arzobispo titular de Egnazia Appula, una antigua diócesis nacida en el IV siglo en el sur de Italia, y quien es actualmente nuncio para diversos países de Centroamérica en donde representa a la Santa Sede. El nombramiento fue dado a conocer este viernes por la Oficina de prensa del Vaticano.
En conversación telefónica con ZENIT, Mons, Girasoli indicó que aprendió el español “con acento del sur” en Buenos Aires, en donde estuvo “casi 6 años, del 2000 al 2006, trabajando en la nunciatura como consejero” vale a decir como el número dos.
Los países donde hasta ahora representaba a la Santa Sede son: Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Jamaica, Granada, República Cooperativa de Guyana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, además de delegado apostólico en Antillas.

 

16/06/2017-04:54
Redacción

Santa Sede y Estado de Israel: progresa la negociación bilateral

(ZENIT – Roma, 16 Jun. 2017).- La Comisión Bilateral Permanente de Trabajo entre la Santa Sede y el Estado de Israel se ha reunido en sesión plenaria este 13 de Junio en el Vaticano, para continuar las negociaciones en virtud del artículo 10 § 2 del “ Fundamental Agreement ” entre la Santa Sede y el Estado de Israel de 1993.
El encuentro estuvo presidido por Mons. Antoine Camilleri, subsecretario para las Relaciones con los Estados, y el Sr. Tzachi Hanegbi, Ministro de Cooperación Regional del Estado de Israel.
La Sesión Plenaria ha manifestado su “agrado por los progresos realizados por la Comisión de Trabajo en relación con las negociaciones desarrolladas en un ambiente cordial”.
“Los resultados de la Plenaria actual brindan la esperanza de una pronta conclusión de las negociaciones en curso y de la firma del documento. La Plenaria reconoce, además, los esfuerzos de colaboración de ambas partes con respecto a la aplicación del Acuerdo Bilateral de 1997 sobre la Personalidad Jurídica”, señala el comunicado”.

 

16/06/2017-15:30
Redacción

Encuentran la reliquia robada de san Juan Bosco

(ZENIT – Roma, 16 Jun. 2017).- La Agencia de Noticias Salesianas ANS, en una nota fechada hoy en Roma confirma que los carabineros recuperaron ayer jueves 15 de junio, la ampolla con una reliquia de Don Bosco, dando por concluida la historia del robo. “Grande fue la alegría y la gratitud de la Familia Salesiana”, indican, en la nota. Señalan también que miles de creyentes y simpatizantes de Don Bosco oraban insistentemente pidiendo sea recuperada.
La reliquia había sido hurtada de la Basílica inferior de Colle Don Bosco en la tarde del 2 de junio. En el caserío de Becchi, hoy llamado Colle Don Bosco, es donde nació el 16 agosto 1815 el santo fundador de los salesianos. El ladrón había subido por encima del muro de vidrio colocado en la protección del relicario y después sustrajo la ampolla que contiene parte del cerebro del santo italiano.
Si bien la noticia del robo se convirtió “breaking news”, alcanzando pequeñas redacciones y tratando el tema religioso, los Carabineros del comando provincial de Asti y los fiscales continuaron sus investigaciones, sin mucho rumor, pidiendo específicamente discreción en la comunicación para no obstaculizar la investigación.
El autor es un hombre de 42 años de edad, reo confeso y se descubrió que la reliquia se encontraba escondida en un recipiente de vidrio, en la casa del hombre, en Pinerolo.
“La ampolla de vidrio en la que se hallaba la reliquia se encuentra intacta. No ha sido tocado ni manipulado”, manifestó el Padre Cereda. “Los fieles y muchos jóvenes amigos del santo, pueden seguir orando delante de la Reliquia pidiendo seguir su ejemplo de piedad y bondad”, añadió Mons. Nosiglia.
A la conclusión del hecho, la Familia Salesiana se une a las palabras del Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, que expresó: “Agradecemos a Dios por la rápida y satisfactoria conclusión del hecho, y hacemos extensiva nuestra gratitud a todos los que han ayudado y apoyado en estos días”.

 

16/06/2017-08:44
Redacción

México: el Santo Padre nombra obispo para la diócesis de Tlaxcala

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 16 Jun. 2017).- El papa Francisco ha nombrado obispo de la diócesis mexicana de Tlaxcala, al padre Julio César Salcedo Aquino, superior general emérito de los Misioneros de San José en dicho país. Nacido en Ciudad de México el 12 de abril de 1951, después del seminario estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, fue ordenado presbítero en 1975 y en la congregación ocupó diversos cargos.
Desde el obispado de Tlaxcala, el administrador diocesano, el padre Jorge Iván Gómez Gómez señala que “el Papa Francisco nos envía a aquel obispo que, con espíritu de padre y pastor, hemos estado pidiendo. Se trata del Padre Julio César Salcedo Aquino, sacerdote perteneciente a la Congregación de los Padres Misioneros Josefinos, fundados por el sacerdote español José María Vilaseca”.
“Todos tenemos presente –añade en la nota– que este nombramiento era muy esperado, entre otras cosas, por la próxima canonización de los niños mártires: Cristóbal, Antonio y Juan el 15 de octubre venidero”.
El Obispo electo, asegura el padre Gómez, “trae consigo una vasta experiencia acumulada en sus largos años de ministerio como Misionero Josefino, de cuyo Instituto fue Superior General, además de una serie de tareas desempeñadas en varios campos dentro de su Congregación Religiosa. Sus estudios en teología espiritual realizados en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, enriquecerán, sin duda alguna, su ministerio episcopal entre nosotros”.

 

16/06/2017-06:32
Enrique Díaz Díaz

Misericordia, no lástima – XI Domingo Ordinario

Éxodo 19, 2-6: “Serán para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada”.
Salmo 99: “El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo”.
Romanos 5, 6-11: “Si la muerte de Cristo nos reconcilia con Dios, mucho más
nos reconciliará su vida”
San Mateo 9, 36- 10, 8: “Jesús, al ver a las multitudes, se compadecía de ellas”

La propuesta les pareció fabulosa: al grupo de matrimonios que semanalmente se reunían para “convivir, con-beber y pasarla bien”, se les ocurrió que a sus reuniones les faltaba algún aspecto que llevara un poco más de compromiso social. Decidieron, pues, en adelante, cada quien llevaría algún pequeño detalle, alguna prenda, algún alimento, algún utensilio, o algo que fuera útil y que realmente ya no les hiciera falta en su casa. Así, además de deshacerse de cosas inútiles para ellos, podrían ayudar a las familias necesitadas que pululan en las colonias cercanas. Cuando ya tenían suficientes provisiones, deliberaron quiénes llevarían estos “regalos”. “A mí se me parte el corazón cuando veo tanta miseria. Con gusto doy algo, pero yo no voy...” cada uno fue disculpándose por falta de tiempo o de disposición y acabaron por donarlo a la parroquia cercana para que ella se encargara de repartirlos. ¿Buena acción? Quizás acallen su conciencia pero no estuvieron dispuestos a poner su corazón junto al hermano. Dieron “cosas” pero mezquinamente escondieron su corazón.
Jesús, siendo Dios, no tiene empacho en encontrarse con los pecadores, con los pobres y miserables de su tiempo. Al contemplar las multitudes “se compadecía
de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas”, se conmovía interiormente. La compasión o misericordia es un sentimiento que con frecuencia aparece en el Antiguo Testamento vinculado a la relación de una madre con el hijo que lleva en sus entrañas. Es mucho más que el tener lástima, es una conmoción interior que une el corazón de quien contempla, con el corazón de quien sufre. Compadecerse es padecer juntamente con el hermano, no solamente tener lástima. Así Jesús, movido por este amor entrañable, se fija en el cansancio
y abatimiento del pueblo que estaba “como ovejas sin pastor”. Expresión que encierra un reproche contra los dirigentes de Israel y recuerda la imagen de Dios como el único y verdadero pastor de su pueblo. Al desatender los líderes religiosos y políticos de Israel sus labores de cuidado y pastoreo, el pueblo se encuentra desamparado y extenuado, y Jesús asume esta tarea. Él es el buen pastor que, sufriendo con entrañas de misericordia y compasión, se coloca a la cabeza de su pueblo y asume su cuidado para sacarlo de su postración.
¡Qué diferente la actitud de Jesús a nuestras actitudes! Ante el hambre, Él se conmueve; ante el hambre, nosotros permanecemos indiferentes o aun buscamos nuestra propia ganancia. La situación de nuestros pueblos es difícil para la mayoría: hay hambre, desnutrición, enfermedades, necesidad y nadie puede permanecer indiferente. A la luz de esta situación, es necesario reafirmar con valentía que el hambre y la desnutrición son inaceptables en un mundo que, en realidad, dispone de niveles de producción, de recursos y de conocimientos suficientes para acabar con estos dramas y con sus consecuencias. El grave problema no es la insuficiencia de alimentos, sino la mala distribución y las políticas económicas. A veces nos sentimos impotentes ante la magnitud de la situación y podemos caer en la tentación de cruzarnos de brazos. Pero lo que sucede a nivel internacional y de grandes empresas lo repetimos a nivel casero y familiar y damos la espalda al hermano buscando nuestra propia ganancia. ¿Qué hace Jesús? ¿A qué nos invita?
Jesús hace concreta su invitación, llama a los doce y “les da poder”, no para imponerse a las gentes, sino para expulsar demonios y curar enfermedades y dolencias. Éstas serán las dos grandes tareas de sus enviados: proclamar que ya está cerca el Reino de Dios y curar a las personas de todo cuanto introduce mal y sufrimiento en sus vidas. Harán lo que le han visto hacer a Él: curar a las personas haciéndoles experimentar lo cerca que Dios está de sus sufrimientos. Es la manera de colaborar con Jesús en su proyecto del Reino de Dios. En cada aldea han de hacer lo mismo: anunciarles el Reino compartiendo con ellos la experiencia que están viviendo con Jesús y, al mismo tiempo, curar a los enfermos del pueblo. Todo lo han de hacer gratis sin cobrar ni pedir limosna, pero recibiendo a cambio un lugar en la mesa y en la casa de los vecinos. Es la forma de construir en las aldeas una comunidad basada en valores radicalmente diferentes al poder, al comercio, a la relación de patrón-cliente. Mientras no compartamos el pan con el prójimo no lo podremos llamar hermano. Aquí todos comparten lo que tienen: unos su experiencia del Reino de Dios y su poder de curar; otros, su mesa y su casa.
Pedro, Santiago, Juan y los demás discípulos son hombres sencillos, con sus problemas, sus familias, sus negocios pequeñitos o alguno más importante. Sin embargo, todos captaron el nuevo modo de vivir de Jesús y la propuesta para un mundo diferente. ¿Habrá hoy quien quiera seguir a Jesús? Si captamos lo grande y maravilloso de esta propuesta, habrá seguramente seguidores fieles de Jesús. Luchar contra los demonios del poder y de la ambición, curar las heridas que deja un mundo hostil, anunciar a todos que Dios está cerca y que se puede compartir en una mesa común, sigue siendo una tarea maravillosa a la que Jesús sigue invitando.
En este domingo, al descubrir el rostro de Jesús frente a los desamparados, ¿cómo nos situamos frente los hermanos desprotegidos y frente a la invitación de Jesús? ¿Con qué palabras y acciones anunciamos la llegada del Reino de Dios? ¿Qué realidades concretas nos abren a la esperanza? ¿Qué dificulta en medio de nosotros la llegada de este Reino?
Cristo Jesús, rostro misericordioso del Padre, abre nuestro corazón ante la necesidad del hermano para construir tu Reino de Fraternidd y de Amor. Amén.

 

16/06/2017-04:37
Isabel Orellana Vilches

Beato José María Cassant – 17 de junio

(ZENIT – Madrid).- ¡Cuántas vocaciones se han salvado de un casi seguro naufragio debido a la fe de hombres y mujeres de Dios que no vieron lastre alguno en las dificultades o carencias de quienes tuvieron delante! A este beato le ayudaron a sostener el timón de su barca. Sin esa dedicación, tal vez habría zozobrado. Aunque no fuese su caso, hay quien no es capaz de remontar sus deficiencias personales. Afronta las jornadas portando la frustración por todo equipaje, y la tristeza con la que va revestida, sin haber gustado el amor de Dios, ignorando cómo puede darle cumplida respuesta. Quién sabe si él se hubiera privado de la gloria que alcanzó de no contar con la certera visión y el ímpetu del apóstol que lo trató viendo en él a un santo. El acompañamiento es crucial. Por algo ensalzó Cristo la vía comunitaria para seguirle.
Pedro José nació el 6 de marzo de 1878 en Casseneuil-sur-Lot, Francia. Era el segundo vástago de una familia de agricultores bien avenidos. La naturaleza no fue pródiga con él y quizá por eso pasaba desapercibido en todos los órdenes. Tanto en el aspecto físico como en el intelectual y social no se podían atisbar en su persona esos dones que resultan atractivos a los demás, y que pueden convertirse también en instrumento apostólico: simpatía, don de gentes, inteligencia, etc. Pero lo que la vida le hurtó estaba compensado espiritualmente por su gran sensibilidad. Y la atracción que experimentaba hacia todo elemento religioso hizo de él un excelso modelo en su forma de perseguir la perfección. Tenía mucho camino recorrido para ello: bohonomía, humildad, abnegación, amabilidad...
Una de sus dificultades era la falta de memoria. Además, se apreciaban en él inseguridades personales, dudas y tendencia al desánimo. Lidió con ellas, lo hizo con fuerza. Cursó estudios con los Hermanos de la Salle en su localidad natal y poco a poco se afianzó su llamada al sacerdocio, esa que estuvo presente en sus juegos infantiles cuando ensayaba cómo decir misa en los altares que construía. Hubo dos personas fundamentalmente que le ayudaron y le sostuvieron en su peregrinar. Una de ellas fue el párroco padre Filhol quien, al igual que los salesianos, se había percatado de que era propenso a la oración, de su tendencia al silencio, su fervor por la Eucaristía y el amor a María y a la liturgia, entre otros signos de piedad que le caracterizaron.
Consciente de las dificultades que su escasa retentiva le creaba, a pesar del esfuerzo que el beato puso por avanzar en los estudios, el sacerdote le prestó asistencia a través de un vicario. Pero era insuficiente para que las puertas del seminario se le abrieran al muchacho. Por eso le habló de la Trapa; estaba seguro de que era idónea para alguien de su peculiaridad. Con 16 años, acompañado por él, Pedro José ingresó en la abadía cisterciense de Santa María del Desierto, de Toulouse. El maestro de novicios padre André Mallet percibió ese mismo día que se hallaba ante una persona especial, limpia, sincera e inocente, que verdaderamente buscaba a Dios. Trazando la señal de la cruz sobre su frente, le dijo: «¡Confía! Yo te ayudaré a amar a Jesús».
En 1895 tomó el hábito y el nombre de José María. Y en 1900 emitió los votos perpetuos. Humilde, gozoso en su nueva vida, se esforzaba por cumplir la regla con espíritu de mansedumbre, y encomiable obediencia. La formación seguía constituyendo para él una dolorosa espina. Junto a ella completaban espeso ramillete otros íntimos dardos cargados con malévola insidia para desestabilizar su vida espiritual. Tímido y sintiéndose incapaz, veía la supremacía intelectual de sus hermanos, constataba sus virtudes y se sentía corroído por la envidia y los celos. Esos complejos, que habían hecho de él una persona muy susceptible, le producían grandes sufrimientos por cuestiones a veces nimias surgidas en lo cotidiano a las que daba enorme relevancia. Otros lastres insalvables como su mal oído y su atiplada voz, que le impedían entonar debidamente los cánticos, acentuaban su baja autoestima.
Le costaba gran esfuerzo sostener un silencio interior: «Cuando no tengo libro si mantengo los ojos abiertos me distraigo, si los cierro me duermo». Se sentía perturbado mentalmente en aspectos relativos a la castidad y luchaba diciéndose: «Sustituir los malos pensamientos por el amor de Jesús», repitiendo una y otra vez en medio de su lucha esta jaculatoria: «Todo por Jesús, todo por María». El padre Mallet le ayudó a combatir sus escrúpulos, le acompañó y le animó, enseñándole a liberarse por amor a Cristo de tantas ataduras que brotaban de lo más íntimo de su ser. Con su confianza, superando el prejuicio del profesor de teología, y por encima de sus problemas de salud, logró concluir los estudios y fue ordenado sacerdote en 1902. Pero ya no viviría mucho tiempo.
Siempre fue frágil, y sus dolores de pecho, de los que nada dijo llevado de su humildad, ese mismo año revelaron su origen: la tuberculosis. Quedaba claro por qué no había podido inclinarse por completo ante el Santísimo, hecho por el que fue corregido repetidamente. No se justificó ante el superior; sabía que excusarse es impropio de la vida santa. Si alguien debió haber estado al tanto de su salud, no lo hizo por las razones que fuesen, con lo cual no pudo ser atendido convenientemente. Oficiada la primera misa, fue enviado con su familia; pensaron en su recuperación. Pero los cercanos dos meses que estuvo junto a ella no sirvieron de nada. Regresó con sus hermanos religiosos y se preparó para su entrada en el cielo. «Cuando ya no pueda celebrar la Santa Misa –confió al padre Mallet–, el Corazón de Jesús podrá retirarme de este mundo, pues ya no tendré apego por la tierra». Unió a la Pasión redentora de Cristo los intensos sufrimientos causados por su enfermedad en la última etapa de su vida. Murió el 17 de junio de 1903 mientras el padre Mallet oficiaba la misa pidiendo por él. Juan Pablo II lo beatificó el 3 de octubre de 2004.