Servicio diario - 12 de junio de 2017


Francisco a los peregrinos de Loreto: pregúntenle a Jesús: ‘¿Tú me amas?’ y respóndanle si lo aman
Redacción

El Papa en Santa Marta: ‘Estamos abiertos a la consolación de Dios ¿o a mirarnos en el espejo?’
Redacción

Inicia la XXº Reunión del Papa con el consejo de los nueve cardenales
Redacción

El cardenal venezolano Baltazar Porras toma posesión de su iglesia romana
Sergio Mora

Un libro sobre el sacerdote iraquí asesinado por extremistas del Estado Islámico
Redacción

San Antonio de Padua – 13 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

12/06/2017-09:24
Redacción

Francisco a los peregrinos de Loreto: pregúntenle a Jesús: ‘¿Tú me amas?’ y respóndanle si lo aman

(ZENIT – Roma, 12 Jun. 2017).- El papa Francisco se comunicó por teléfono con los participantes de la 39º peregrinación mariana que partió desde la ciudad italiana de Macerata para llegar al santuario de la Santa Casa de Loreto, peregrinación que este año tuvo como lema: “¿Tú me amas?”.
El Papa habló a la llegada de la “antorcha de la paz”, poco antes de la misa, la cual el Papa había bendecido durante la audiencia del miércoles pasado en la plaza de San Pedro.
El Santo Padre indicó en su llamada que la pregunta ‘Tú me amas’ es “una frase con
dos sentidos: Yo puedo preguntarle a Jesús; ¿Tú me amas? Y Jesús me pide a mi: ¿’Me amas tú’?”.
“Les deseo que esta noche en el camino, en la peregrinación, cada uno de ustedes sienta la voz de Jesús que nos interroga: ‘¿Tú me amas?’, y lo piensen y le respondan a Jesús. Y después le pregunten a Jesús: ‘¿Tú me amas’?’ y sientan aquello que Jesús les dice en el corazón”.
Los peregrinos que realizaron una caminata de unos 30 kilómetros provienen casi todos de las zonas golpeadas por los recientes terremotos de Italia Central.
El Papa les dijo: “¡Un abrazo grande, un abrazo grande! Les deseo una buena peregrinación”, y les dio una tarea con esta frase con dos sentidos: “Jesús a mi: ‘¿Tú me amas?’ y yo a Jesús: ¿me amas tú?” y concluyó “Que el Señor los bendiga y la Virgen les proteja”.
Poco después fue celebrada la misa, siempre en el Santuario, por el cardenal Kevin Joseph Farrell, prefecto del dicasterio de Laicos, familia y vida.
La Santa Casa de Loreto se hallaba originalmente en Tierra Santa y en la época de las cruzadas, ante el avance de las tropas musulmanas los cristianos temiendo su destrucción, y en particular la familia Angeli (gobernadores de Epiro) la trasladaron a Ancona donde llegó en 1294. La leyenda indica que fue llevada por los ángeles. En esa casa, originaria del primer siglo, según la tradición, se produjo la anunciación del arcángel san Gabriel a la Virgen María.

 

12/06/2017-11:50
Redacción

El Papa en Santa Marta: ‘Estamos abiertos a la consolación de Dios ¿o a mirarnos en el espejo?’

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 12 jun. 2017).-¿Cómo está nuestro corazón? ¿Abierto y capaz de pedir el don de la consolación para después transmitirlo a los otros, como un don del Señor? o “¿’cerrado’, rico de espíritu, es decir, ‘suficiente’ que se consuela mirándose al espejo?
Esta es la pregunta que el Papa plantea en la homilía de la misa que ha celebrado este lunes en la Casa Santa Marta, en el Vaticano. El Santo Padre profundiza el concepto de ‘consuelo’ e indica que la primera característica para que exista es que se necesita a otro, (alteridad o otredad).
“La experiencia del consuelo, que es una experiencia espiritual, siempre tiene necesidad de una alteridad para ser plena: nadie puede consolarse a sí mismo, nadie. Y quien trata de hacerlo, termina mirándose al espejo, se mira al espejo, trata de alterarse a sí mismo, de aparecer”, dijo.
Contrariamente si uno acaba consolando “con estas cosas cerradas que no lo dejan crecer y el aire que respira es ese aire narcisista de la autorreferencialidad. Éste es el consuelo falseado que no deja crecer. Y esto no es consuelo, porque está cerrado, le falta una alteridad”.
El sucesor de Pedro recuerda que el Evangelio esta lleno de ejemplos, “como los doctores de la Ley, llenos de su propia suficiencia, el rico Epulón que vivía de fiesta en fiesta pensando que así se sentía consolado, o el que mejor expresa esta actitud es la corresponde a la oración del fariseo ante el altar que dice: ‘Te doy gracias, porque no soy como los demás'”.
Así, nota el Papa, “Este se miraba al espejo, miraba su propia alma falseada de ideologías y agradecía al Señor”.
Jesús hace ver que podemos volvernos personas que viven con esta actitud, y por lo tanto “jamás llegaremos a la plenitud”, al máximo a ‘hincharnos’ de vanagloria.
El consuelo, para que sea verdadero, tiene necesidad ‘de otro’. Ante todo se recibe porque “es Dios quien consuela”, quien da este “don”.
“Sí yo dejo entrar el consuelo del Señor como don es porque tengo necesidad de ser consolado. Estoy necesitado: para ser consolado es necesario reconocer que estoy necesitado. Sólo así el Señor viene, nos consuela y nos da la misión de consolar a los demás. Y no es fácil tener el corazón abierto para ‘recibir el don’ y ‘ser servicial’, las dos alteridades que hacen posible el consuelo”.
Precisamente el Evangelio del día, el de las Bienaventuranzas, dice “quiénes son los felices, quiénes son los bienaventurados”: “Los pobres, el corazón se abre con una actitud de pobreza, de pobreza de espíritu. Los que saben llorar, los mansos, la mansedumbre del corazón; los hambrientos de justicia, los que luchan por la justicia; los que son misericordiosos, los que tienen misericordia a los demás; los puros de corazón; los operadores de paz y los que son perseguidos por la justicia, por el amor a la justicia. Así el corazón se abre y el Señor viene con el don del consuelo y la misión de consolar a los demás”.
En cambio son “cerrados” los que se sienten “ricos de espíritu, es decir, “suficientes”, “los que no tienen necesidad de llorar porque se sienten justos”, los violentos que no saben qué es la mansedumbre, los injustos que realizan injusticias, los que carecen de misericordia, y que jamás tienen necesidad de perdonar porque no sienten que deben ser perdonados, “aquellos sucios de corazón”, los “operadores de guerras” y no de paz, y aquellos que jamás son criticados o perseguidos porque no les importa de las injusticias hacia las demás personas.
“Estos tienen un corazón cerrado”: no son felices porque no pueden, obtener el don del consuelo para después dárselo a los demás.

 

12/06/2017-11:08
Redacción

Inicia la XXº Reunión del Papa con el consejo de los nueve cardenales

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 12 Jun. 2017).- Ha comenzado este lunes por la mañana la XXº reunión del santo padre Francisco con los cardenales consejeros, confirmó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El trabajo del ‘Consejo de los Nueve’ (C9) seguirá hasta este miércoles 14 de junio. A inicios del presente año se cuentan 19 reformas hechas por el papa Francisco, como lo indicó él mismo en una audiencia a la Curia Romana.
El C9 inició hoy sus actividades participando a la santa misa celebrada por el papa Francisco en la residencia Santa Marta. El miércoles por la mañana el Santo Padre no participará en la reunión porque presidirá la audiencia y catequesis en la plaza de San Pedro.
Integran el C9 los siguientes cardenales: el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin; el hondureño Andrés Rodríguez Maradiaga; el italiano Giuseppe Bertello; el estadounidense Sean Patrick O’Malley; el chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa; el indio Oswald Gracias; el alemán Reinhard Marx; el congoleño Laurent Monsengwo Pasinya y el australiano George Pell.

Leer también: El Papa presenta un balance de sus 44 meses de pontificado

 

12/06/2017-19:05
Sergio Mora

El cardenal venezolano Baltazar Porras toma posesión de su iglesia romana

(ZENIT – Roma, 12 Jun. 2017).- El cardenal venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, tomó posesión este domingo 11 de junio de la iglesia romana Santi Giovanni Evangelista e Petronio dei Bolognesi, ubicada a dos pasos de la céntrica plaza romana Campo de Fiori.
La histórica iglesia, pequeña, de origen medioeval, vio la presencia de autoridades religiosas y diplomáticas, así como de numerosos compatriotas, religiosas y seminaristas. Entre ellos, el cardenal Porras mencionó al nuncio André Dupuy “y tantas personas que veo aquí y me conocieron de seminarista”.
La concesión del título de un templo romano a cada cardenal es parte de la tradición de
la iglesia católica, para marcar su unión con el sucesor de Pedro, hoy el papa Francisco.
“La paz sea con vosotros. El don de la paz es un don de Cristo Resucitado que en cada celebración eucarística se renueva. Que esté con cada uno de ustedes, de sus familias, con sus parroquias, con la comunidad italo-venezolana de Roma, que esté con el pueblo de Venezuela en este momento difícil, y donde la devoción a la Trinidad es muy difundida”, dijo el cardenal.
“La celebración de hoy durante la cual está mi toma de posesión de esta histórica iglesia, constituye un evento que manifestada ante todo la unión y comunión de la Iglesia de Venezuela con la Iglesia de Roma y con su obispo el santo padre Francisco, que ha querido nombrarme como titular” dijo el purpurado.
Señaló también la enseñanza que ofrece la palabra de Dios, cuando el hombre mira y se da cuenta de la profundidad sin límite de Dios, de la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo y del misterio de la unidad trinitaria”. Y que en nuestra existencia cotidiana, a veces gris, otras veces trágica o muy complicada, “la luz de Dios es el amor”. Y concluyó deseando que “Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela renueve nuestra fe y la del mundo entero”.
La liturgia fue acompañada por diversas canciones latinoamericanas.

 

12/06/2017-17:32
Redacción

Un libro sobre el sacerdote iraquí asesinado por extremistas del Estado Islámico

(ZENIT – Roma, 12 Jun. 2017).- “Un sacerdote en el Estado Islámico. La historia del padre Rahgeed Ganni”, es el título del libro que se presentó en el Vaticano, a diez años del su asesinato por extremistas, en el día de la fiesta de la Santísima Trinidad.
Este sacerdote iraquí de 34 años fue asesinado el 3 de junio de 2007 junto a tres de los subdiáconos (Basman Yousef Daud, Wahid Hanna Isho, y Gassan Isam Bidawed) de la parroquia del Espíritu Santo de Mosul.
Después de la celebración de la Eucaristía, el sacerdote y sus tres acompañantes fueron detenidos en la calle por varios hombres armados y fueron asesinados después que rechazaron renunciar a su fe y cambiar al Islam.
El autor de libro cuenta en una entrevista a Rome Reports que “lo metieron en un coche y se lo llevaron. Después le hicieron bajar y le pidieron que levantara las manos.
Entonces uno de los secuestradores lo increpó. Le dijo: “Te habíamos dicho que debías cerrar la iglesia, ¿por qué no la has cerrado?”. La respuesta sencilla y valiente del padre Ragheed fue: “No podemos cerrar la casa de Dios”. En ese momento lo mataron junto a tres diáconos”.
“Uno de los aspectos más fuertes de su testimonio fue que resistió durante 5 años a las amenazas de los terroristas y esta es una gran enseñanza. Hoy necesitamos este tipo de valor porque el amor es siempre más fuerte que el odio”. El odio que hace diez años asesinó al padre Ragheed continua vivo hoy en las huestes del ISIS que incluso han profanado así la tumba del sacerdote.
El Cardenal Fernando Filoni, prefecto para la Evangelización de los Pueblos, escribe en la introducción del libro: “El espléndido testimonio de fe del padre Rahgeed debería quedar presente en la memoria de la Iglesia”.
Rahgeed Ganni era natural del pueblo cristianos de Karemlesh en la Llanura de Nínive, cerca de Mosul. En 1996 su obispo le envió a Roma para ampliar sus estudios como seminarista, gracias a una beca ofrecida por al fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, en la Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelica). Ordenado sacerdote en Roma, una vez concluidos sus estudios, decide volver a Irak en el 2003, pese a la situación de guerra que vivía el país con la caída de Sadam Husein. Es entonces cuando aparecen nuevos grupos yihadistas en Irak y comienzan ataques, secuestros y atentados contra la comunidad cristiana.

 

12/06/2017-04:14
Isabel Orellana Vilches

San Antonio de Padua – 13 de junio

(ZENIT -Madrid).- Es uno de los santos más estimados y desde el siglo XIII constante objeto de estudio. Nació en Lisboa, Portugal, a finales del siglo XII, quizá en torno a 1191. Sus padres eran mercaderes y tenían una buena posición. Es posible que Martim de Bulhôes, su progenitor, estuviese al servicio del rey. Él y su esposa, Teresa Taveira, dieron al pequeño Fernando, que fue el nombre de pila del santo, una educación acorde con su clase social. En la pubertad atravesó un periodo de dudas y crisis en el que no faltaron las tentaciones propias de la edad y contra las que entabló una lucha sin cuartel. De una de esas íntimas batallas queda constancia en la catedral de Lisboa ya que, perturbado por una de ellas, mientras ascendía al coro, trazó en la pared la señal de la cruz dejando perenne huella en la piedra que cedió bajo la presión de sus dedos.
Desdeñando las vanidades y placeres del mundo, ingresó con los canónigos regulares de Lisboa. Pero la oración y el recogimiento eran frecuentemente alterados por las inoportunas visitas de familiares y amigos que rompían la paz del cenobio. Buscando sosiego, en 1212 se trasladó al monasterio de Santa Cruz en Coimbra. Su memoria prodigiosa y la intensidad de su dedicación pronto hicieron de él un gran conocedor de las Sagradas Escrituras. En 1220 se sintió llamado al martirio conmovido por las reliquias de cinco franciscanos que trajo de Marruecos el rey de Portugal. Eso determinó su ingreso con los frailes menores de San Antonio de Olivares, con intención de partir a tierras moriscas, como hizo junto a otro hermano a finales de ese año. Hallándose en el norte de África una hidropesía truncó repentinamente sus sueños y determinó regresar a Lisboa. Entonces se desencadenó una violenta tempestad y el barco encalló cerca de la siciliana Mesina.
Repuesto de la enfermedad, en la primavera de 1221 participó en el capítulo «de las esteras». Allí conoció a san Francisco y adoptó plenamente la sencillez y pobreza evangélicas. Creció en este espíritu junto a fray Graciano, y en el estío de ese año le acompañó a Monte Paolo. Su predicación en Forli fue todo un descubrimiento. Sus magníficas dotes oratorias, alimentadas con la oración y penitencia, calaron en las gentes y no pasaron desapercibidas en su entorno. De hecho, fray Graciano le encomendó esta misión. Era un consumado maestro y predicador; exponía el evangelio con agudeza e ingenio. Además, poseía una envidiable cultura científica, teológica y filosófica.
En 1223, cuando Francisco disolvió la casa abierta en esta ciudad, temiendo que los frailes pudieran centrarse en el estudio en detrimento de la vida de piedad, determinó que Antonio fuese maestro de teología, y le indicó que impartiese esta disciplina en Bolonia. Desde 1224 evangelizó distintas regiones de Francia y del norte de Italia, combatiendo sectas y herejías de albigenses y cátaros, como hizo en Rímini. Predicó en Padua, Verona, Roma, etc. Multitudes se convertían arrebatadas por su fervor y ardor apostólico; eran incontables los que se abrazaban al carisma franciscano. Versado en la teología de Dionisio Areopagita, enseñó esta materia en varias ciudades galas. Toulose y Montpellier constataron su celo, ciencia y virtud. En ésta ciudad un novicio le robó el Salterio. Se cuenta que el diablo al pasar el río le amenazó diciéndole: «Vuélvete a tu Orden y devuelve al siervo de Dios, fray Antonio, el Salterio; si no, te arrojaré al río, donde te ahogarás con tu pecado». El novicio, arrepentido, lo devolvió y confesó su culpa.
En 1227 Antonio asistió al capítulo general de Asís. Lo designaron ministro provincial en la Emilia-Romaña y gozó de completa libertad para la predicación a la que se dedicó junto a la enseñanza y a la confesión. En 1228 Gregorio IX, que le oyó predicar en San Juan de Letrán, le encomendó la redacción de los Sermones Dominicales et festivi. Este pontífice lo denominó «arca del Testamento». En 1230 participó en el capítulo general de Roma, y el papa contó con su acertado juicio para abordar la interpretación de la regla franciscana. Ese año escribió en Padua los Sermones de las solemnidades que habían sido objeto de su predicación.
Desde niño fue singularmente devoto de María. El don de milagros que había formado parte de su infancia le acompañó siempre. Un día era un afligido penitente incapaz de confesar sus culpas que llevaba escritas y que iban desapareciendo del papel mientras el santo las leía. Otro dejaba atónitos a todos, en particular a la madre cuyo hijo había caído en el interior de una caldera de agua hirviendo mientras le escuchaba con fervor, y le veían salir de ella sin haber sufrido mal alguno. O eran testigos de los bancos de peces multicolores que asomaban su cabeza en la orilla del mar, y de las inmensas bandadas de aves arremolinadas en torno a él, unos y otras con el objeto de oírle, ejemplo para los incrédulos que daban la espalda a la palabra divina. Quienes le seguían observaban asombrados su dominio de los elementos atmosféricos, la restitución de un pie amputado, la resurrección de un difunto, etc. En suma, un rosario interminable de portentosos prodigios inmortalizados por la iconografía. Fue agraciado también con los dones de éxtasis, visiones, bilocación, profecía...
El 13 de junio de 1231 en Camposampiero al ver llegada su hora pidió que lo llevaran a La Cella, un barrio de Padua, donde los frailes tenían un convento y atendían a las Damas Pobres. Y allí murió ese día con fama de santidad. Los frutos espirituales de la fecunda e infatigable labor de este santo taumaturgo prosiguieron después de su tránsito. Gregorio IX lo canonizó el 30 de mayo de 1232, prácticamente un año después de su muerte. Pío XII lo proclamó doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946, confiriéndole el título de «Doctor Evangélico». Tuvo en cuenta su capacidad para infundir en los fieles la convicción de que la respuesta a todas las necesidades y dificultades se halla en el evangelio.