Servicio diario - 23 de marzo de 2017


 

El Papa aprueba los milagros que volverán santos a Jacinta y Francisco Marto, videntes de Fátima
Sergio Mora

Francisco reza por las víctimas del atentado en Londres
Sergio Mora

Francisco en Santa Marta: cuando seguimos a los ídolos del mundo nos volvemos “católicos ateos”
Redacción

70º aniversario del Centro católico de cooperación con la UNESCO: mensaje del papa Francisco
Anita Bourdin

La Reforma no se explica solo por divergencias teológicas. Congreso en Roma sobre la perspectiva histórica
Sergio Mora

El Santo Padre nombra a un nuevo obispo auxiliar en Santiago de Chile
Redacción

Beato Diego José de Cadiz – 24 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

23 marzo 2017
Sergio Mora

El Papa aprueba los milagros que volverán santos a Jacinta y Francisco Marto, videntes de Fátima

La noticia llega en el centenario de las apariciones marianas

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Mar. 2017).- Dos de los pastorcitos de las apariciones de Fátima en 1917: Jacinta y Francisco Marto –primos de la tercera vidente, sor Lucía– serán declarados santos.

En la audiencia que el papa Francisco tuvo este jueves en el Vaticano con el cardenal Angel Amato, prefecto de la Congregación de la causa de los santos, autorizó los milagros que permiten la canonización de la beata Jacinta Marto, nacida el 11 de marzo de 1910 y fallecida el 20 de febrero de 1920; y del beato Francisco Marto, quien nació el 11 de junio de 1908 y falleció el 1 de abril de 1919.

Ambos pastorcitos fueron beatificados el 13 de mayo de 2000, por el papa Juan Pablo II. El lugar y fecha para la canonización será decidida por los cardenales reunidos en el Vaticano en consistorio, el 20 de abril, poco antes del viaje del Papa por el centenario de las apariciones, el próximo 12 y 13 de mayo.

La autorización del milagro, aprobado primero por la junta médica como inexplicable permite que los beatos sean elevados a los altares.

El Santo Padre ha autorizado además a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar los decretos siguientes:

Milagro:

– un milagro atribuido a la intercesión del beato Angelo de Acre (en el siglo Luca Antonio Falcone), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos; nacido el 19 de octubre de 1669 y fallecido el 30 de octubre de 1739.

– el martirio de los Siervos de Dios José Maria Fernández Sánchez y 32 compañeros, sacerdotes y hermanos codjutores de la Congregación de la Misión, así como de 6 laicos de la Asociación de de la Medalla Milagrosa de la Bienaventurada Virgen María, asesinados por odio a la fe en 1936 durante la Guerra Civil española.

Martirio

– el martirio de la Sierva de Dio Rani Maria Vattalil (en el siglo Mariam), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas Clarisas Franciscanas; asesinada por odio a la fe el 25 de Febrero de 1995.

Virtudes heroicas

– las virtudes heroicas del Siervo de Dio Daniele Samarate (en el siglo Felice Rossini), sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos; nacido el 15 de junio de 1876 y fallecido el 19 de de mayo de 1924.

– las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Macrina Raparelli (en el siglo Elena), fundadora de la congregación de las Hermanas Basilianas Hijas de Santa Macrina; nacida el 2 de abril de 1893 y fallecida el 26 de febrero de 1970.

– las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Daniela Zanetta, laica; nacida el 15 de diciembre de 1962 y fallecida el 14 de abril de 1986.

Canonizaciones

El Santo Padre ha aprobado también los votos favorables de la Sesión Ordinaria de cardenales y obispos miembros de la Congregación para la canonización de los siguientes beatos:

– Andrea de Soveral y Ambrogio Francesco Ferro, sacerdotes diocesanos, y Mateus Moreira, laico, y 27 compañeros mártires, asesinados por odio a la fe en Brasil el 16 de julio de 1645 y el 3 de octubre de 1645.

– Cristóbal, Antonio y Juan, adolescentes, mártires, asesinados por odio a la fe en México en 1529.

 

23/03/2017-12:27
Sergio Mora

Francisco reza por las víctimas del atentado en Londres

(ZENIT, Ciudad del Vaticano, 23 Mar. 2017).- El santo padre Francisco hizo llegar sus condolencias por el atentado terrorista que se registró este miércoles en Londres, a través de un telegrama enviado hoy por el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, al arzobispo de Westminster, el card. Vincent Nichols, presidente de la Conferencia episcopal de Inglaterra y Gales.
“Profundamente entristecido al tomar conocimiento de la pérdida de vidas y heridos causados por el ataque terrorista en el centro de Londres, Su santidad el papa Francisco aseguró sus oraciones y solidaridad con todos los golpeados por esta tragedia”.
Encomendando a todos los que han muerto a la misericordia de Dios todopoderoso, Su santidad pide para los familiares afligidos la fuerza divina y la paz, y asegura a la nación sus oraciones en este momento”.
El agresor atropelló con su camioneta a los peatones que cruzaban el puente de Westminster, y se dirigió luego al recinto del Parlamento, donde mató a cuchilladas a un policía antes de ser abatido.
Tres muertos 40 heridos, de los cuales 29 se encuentran en diversos hospitales de la capital y 7 en estado crítico es el saldo del atentado. Los fallecidos son un agente de policía padre de familia, de 48 años; una británica de 43 profesora de español; y un tercer hombre de 50 años cuya identidad no fue revelada, además del terrorista abatido.
El agresor era un británico señalado por los servicios de inteligencia británica por vínculos con extremistas, según ha informado este jueves la primera ministra Theresa May en el Parlamento.

 

23/03/2017-15:00
Redacción

Francisco en Santa Marta: cuando seguimos a los ídolos del mundo nos volvemos “católicos ateos”

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Cuando nos alejamos de Dios nos volvemos sordos a su Palabra y llegamos a ser católicos infieles e incluso “católicos ateos”, porque si no escuchamos su palabra corremos en riesgo de que el corazón se endurezca.
Fue esta la idea central de la homilía del papa Francisco en la misa que ha celebrado este jueves en la capilla de la residencia Santa Marta, inspirándose en un pasaje tomado del Libro del Profeta Jeremías.
Y si no se escucha la voz del Señor, se escuchan otras voces”, dijo, y al final “nos volvemos sordos a la Palabra de Dios”. Añadió que “si hoy nos detenemos un poco y miramos dentro de nuestro corazón todos nosotros veremos cuántas veces nos hemos vuelto sordos”.
“Y cuando un pueblo, una comunidad, digamos también una comunidad cristiana, una parroquia, una diócesis, cierra los oídos y se vuelve sorda a la Palabra del Señor, busca otras voces, otros señores, y termina con los ídolos, los ídolos que el mundo, la mundanidad, la sociedad, le ofrecen. Se aleja del Dios vivo”. Se pasa a vivir entonces “en aquel mundo, en aquel clima que no hace bien y aleja cada día más de Dios”.
Reiteró que las dos cosas que hacen perder la fidelidad son: no escuchar la palabra de Dios y el corazón endurecido.
“Una infidelidad que se colma con la confusión. No se sabe dónde está Dios, dónde no está, se confunde a Dios con el diablo”, y al final “se acaba diciendo blasfemias”.
“Cada uno de nosotros hoy puede interrogarse: ‘¿Me detengo a escuchar la Palabra de Dios? ¿Tomo la Biblia en la mano, que me está hablando? ¿Mi corazón se ha endurecido? ¿Me he alejado del Señor? ¿He perdido la fidelidad al Señor y vivo con los ídolos que me ofrece la mundanidad de cada día? ¿He perdido la alegría del estupor del primer encuentro con Jesús?’.
“Hoy es –concluyó el sucesor de Pedro– una jornada para escuchar. ‘Escuchar, hoy, la voz del Señor’, hemos rezado. ‘No endurezcan su corazón’. Pidamos esta gracia: la gracia de escuchar para que nuestro corazón no se endurezca”.

 

23/03/2017-13:00
Anita Bourdin

70º aniversario del Centro católico de cooperación con la UNESCO: mensaje del papa Francisco

(ZENIT – Roma, 23 Mar. 2017).- El papa Francisco ha animado a rechazar el miedo, la violencia, el cierre y a elegir la “hermandad” en un mensaje por el 70 aniversario del Centro Internacional Católica para la Cooperación con la UNESCO (CCIC), fundada en 1947.
El ICAC ha organizado en esta ocasión un foro internacional con el título: “¿Qué mundo queremos construir juntos?” que se realizó en la Casa de la UNESCO en París (Francia), este jueves, 23 de de marzo de 2017, en cooperación con la Misión Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO y con el patrocinio de la UNESCO y la Comisión nacional francesa para la UNESCO.
Allí monseñor Francesco Follo, Observador Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO, leyó el mensaje del papa Francisco.
En el mensaje enviado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin a Christine Roche, presidente del ICAC, el papa Francisco felicita y agradece al ICAC que ha ofrecido durante 70 años, en fidelidad a la gran tradición cristiana, una gran contribución a la labor de la UNESCO en defensa de la dignidad humana, la paz en el mundo, y para estimular la renovación de la humanidad”.
“El tema elegido para este Foro se unió a una de las preocupaciones del Papa. Como escribe en su Mensaje para la Jornada Mundial de la paz el 1º de enero de 2017, “una ética de la fraternidad y la convivencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse en la lógica del miedo, la violencia y el cierre, pero en la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero “(n.5). ”
Francisco anima a una iniciativa que contribuye a la construcción de una “civilización del amor”: “El Papa, por tanto, da la bienvenida a la organización de este foro, que tiene como objetivo promover una reflexión sobre los valores universales de la libertad , la justicia y la paz.
“Confiando vuestra reflexión al Señor, que ha venido para juntar a la humanidad en una sola familia, el Papa hace un llamamiento a usted ya todos los participantes en este foro la bendición del Señor”, dice el mensaje firmado por el cardenal Parolin .
El cardenal Oscar Andrés Rodriguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) ha citado repetidamente la encíclica Populorum progressio, de Pablo VI, que sigue siendo siempre actual. Y centró su discurso la alfabetización y la educación.

 

23/03/2017-11:09
Sergio Mora

La Reforma no se explica solo por divergencias teológicas. Congreso en Roma sobre la perspectiva histórica

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Mar. 2017).- Los estudios históricos y su perspectiva permiten hoy entender que la Reforma protestante no se explica solamente por motivos teológicos. Y si bien existieron malentendidos en la raíz de la rotura, había sobre todo un contexto histórico, político y económico, sin el cual no hubiera sido posible una cisión de la cristiandad.
Lo indicó este jueves el presidente del Comité pontificio de ciencias históricas, padre premonstratense, Bernard Ardura, quien acompañado por el profesor Johannes Grohe, ordinario de historia medieval en la Universidad pontificia de la Santa Cruz, tuvieron un encuentro con los periodistas en la Oficina de prensa de la Santa Sede.
Allí explicaron el Congreso Internacional de estudio organizado por el el Comité pontificio de ciencias históricas, con motivo del V centenario de la reforma luterana, que se realizará del 29 al 31 de marzo en el Instituto María Santísima Niña, situado a dos pasos del Vaticano.
El título del encuentro será “Lutero 500 años después. Una relectura de la reforma luterana en el contexto histórico eclesial”, el cual dará una serie de datos históricos que permitirán entender mejor cuanto sucedido.
Interrogado por ZENIT, el padre Ardura señaló que en la Reforma, “hay relecturas que permiten descubrir que existieron malentendidos y esto lo hemos ya vivido con las Iglesias Ortodoxas”. Señaló por ejemplo el tema de la justificación, sobre la fe y las obras, que era central en la Reforma y que recientemente “fue objeto de un acuerdo entre las dos Iglesias, que permite entender que con palabras diversas tenemos una comunión en la misma fe”.
Reconoció entretanto que quedan pendientes “otros aspectos, como la constitución misma de la Iglesia, el rol del ministerio en el interior de la Iglesia, la sucesión apostólica, el lugar de los sacramentos”. Todos estos son “temas que aún se mantienen aún abiertos”.
“La perspectiva histórica -prosiguió el presidente del Comité pontificio de ciencias históricas- nos permite entender más en profundidad. Porque Lutero no llega en medio de una Iglesia que sería para tirar”, por el contrario “llega en una Iglesia conoce ya en la segunda parte del siglo XV, elementos de reforma”.
Aseguró que en el congreso “presentaremos tantos ejemplos en varios países de Europa, a nivel de los obispos, pero sobre todo las reformas en el interior de las órdenes religiosas, sean Benedictinos, Premonstratenses, Cistercienses. Sea en Inglaterra, Bohemia, Italia o en Francia”.
Así la perspectiva histórica “permite entender mejor otro aspecto: cuáles son los elementos no teológicos que llevaron a la rotura. No nos olvidemos que en Alemania existían tensiones entre los príncipes y el emperador de que era era la cabeza del Sacro imperio católico y era la encarnación del imperio católico”. Y recordó que el emperador era llamado “majestad imperial apostólica”.
En ese contexto “el protestantismo encontró especialmente en los príncipes alemanes su punto de difusión”. Sin olvidar “aspectos económicos como la secularización de los bienes eclesiásticos”.
Por todo esto “solamente las cuestiones teológicas no explican la reforma luterana”, indica el profesor Ardua, porque “la Iglesia es semper reformanda, y ya entonces la Iglesia que estaba en un proceso de reforma”.
“Al inicio Lutero -explica el profesor- quiere un camino espiritual, hacer una reforma en el interior de la Iglesia, pero después hay una evolución y una presión de todas las partes, que desembocarán en la rotura”.
El desafío pero, era “coincidir en comunión”, como lo fueron las reformas que la Iglesia tuvo en el interior a lo largo de los siglos.
Otro aspecto que señaló el director del Comité histórico, “es la praxis concreta de las indulgencias, que es la chispa que hace incendiar la pólvora. Porque hay modos de hacer que uno se da cuenta después de tanto tiempo, que no están en consonancia con la realidad espiritual”. Y precisó esta idea indicando que “aún hoy cuando se piden indulgencias a la penitenciaría apostólica, está escrito en grandes letras: ‘esto es gratuito’, Porque la indulgencia es un don de Dios que no se compra. Y existieron modos de hacer que eran muy contestables”.

 

23/03/2017-11:41
Redacción

El Santo Padre nombra a un nuevo obispo auxiliar en Santiago de Chile

(ZENIT, Ciudad del Vaticano, 23 Mar. 2017).- Santo Padre Francisco ha nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de Chile al presbítero Cristián Roncagliolo Pacheco, del clero de dicha arquidiócesis, hasta ahora vice gran canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, asignándole la Sede Titular de Ospita. Lo informó este jueves la Oficina de prensa de la Santa Sede.
Desde el país andino informan que “la arquidiócesis de Santiago de Chile, que conduce pastoralmente el Arzobispo, Cardenal Ricardo Ezzati, cuenta, desde esta fecha, con seis obispos auxiliares: Mons. Fernando Ramos, Mons. Galo Fernández, Mons. Pedro Ossandón, Mons. Jorge Concha, Mons. Andrés Arteaga y Mons. Cristián Roncagliolo”.
Mons. Cristián Roncagliolo Pacheco
Mons. Cristián Carlos Roncagliolo Pacheco nació en Santiago de Chile el 10 de septiembre de 1969. Cursó por tres años la carera de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago, donde cursó los estudios eclesiásticos para el sacerdocio. Fue ordenado diácono el 24 de octubre de 1998 y sacerdote el 3 de julio de 1999.
Fue Vicario Parroquial en la Parroquia Santa Rita de Casia (1999-2000); Vicario Parroquial en la Parroquia de San Carlos Borromeo y Capellán del Monasterio San José de las Carmelitas Descalzas (2002-2006); Vicario Parroquial de la Parroquia de Santa Teresa de los Andes (2009-2011); y Vicario Parroquial de la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes, desde 2012 hasta la fecha.
Simultáneamente con los mencionados servicios, se desempeñó como Secretario de la Comisión Nacional para el Jubileo del año 2000 y Secretario particular del Card. Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo de Santiago de Chile, entre los años 2001 y 2006.
En 2006 obtuvo en la Pontificia Universidad Católica de Chile la Licencia en Teología Dogmática con la tesis “La vocación laical en los escritos de Manuel Larraín”. Participó en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Aparecida, Brasil, 2007) como ayudante en la Comisión de Redacción del Documento final.
En 2009 obtuvo el Doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma con la tesis “El discipulado en Aparecida. Estudio de un tema central en el Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano” (2009). Durante los estudios de Doctorado fue elegido por sus pares Vicerrector del Collegio Ecclesiastico Internazionale San Carlo Borromeo en Roma.
A su retorno al país, fue nombrado Capellán Mayor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El año 2010 fue nombrado Director de la pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Desde 2011 es Vice Gran Canciller de la misma Universidad y, desde 2014, también es Capellán General de DUOC-UC.
Ha sido profesor de Teología Pastoral Fundamental, de Ecumenismo y Misionología en el Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Actualmente es profesor de Teología Pastoral y de Sacramento del Matrimonio en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Desde 2011 a 2014 ha sido miembro y secretario del Consejo Presbiteral del Arzobispado de Santiago de Chile.
En enero de 2017 ha sido nombrado miembro del Comité Central del próximo Sínodo arquidiocesano sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. El 23 de marzo de 2017, memoria litúrgica de Santo Toribio de Mogrovejo, el Santo Padre lo ha nombrado Obispo Titular de Ospita y Auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de Chile.
Fuentes: Oficina de prensa de la Santa Sede, Nunciatura Apostólica – Prensa CECh Imágenes Pastoral UC

 

23/03/2017-05:36
Isabel Orellana Vilches

Beato Diego José de Cadiz – 24 de marzo

(ZENIT – Madrid).- José Francisco López-Caamaño y García Pérez nació en Cádiz, España, el 30 de marzo de 1743. Pertenecía a una ilustre familia. Su madre murió cuando él tenía 9 años y se estableció con su padre en la localidad gaditana de Grazalema. Cursó estudios con los dominicos de Ronda, Málaga. Pero a los 15 años eligió a los capuchinos de Sevilla, venciendo su rechazo a la vida religiosa, y a esta Orden en particular, para tomar el hábito y nombre con el que iba a ser encumbrado a los altares. Dejando atrás la cierta aversión inicial al compromiso que estableció, años más tarde, al referirse retrospectivamente a su vocación se aprecia cuánto había cambiado. Puede que ni recordase el peso de sus emociones de adolescente cuando escribió: «Todo mi afán era ser capuchino, para ser misionero y santo».
En 1766 fue ordenado sacerdote. Le acompañaba único anhelo: alcanzar la santidad. Quería ser un gran apóstol sin excluir el martirio. Y dejó constancia de ello: «¡Qué ansias de ser santo, para con la oración aplacar a Dios y sostener a la Iglesia santa! ¡Qué deseo de salir al público, para, a cara descubierta, hacer frente a los libertinos!... ¡Qué ardor para derramar mi sangre en defensa de lo que hasta ahora hemos creído!». Pero el camino de la santidad generalmente Dios no se lo pone fácil a sus hijos. Durante unos años las oscilaciones en su vida espiritual fueron habituales, hasta que sufrió una radical transformación con la gracia de Cristo. Ello no le libró de experiencias que suelen presentarse en el itinerario que conduce a la unión con la Santísima Trinidad. Pasó por contradicciones y oscuridades. Fueron frecuentes sus luchas contra las tentaciones de la carne y tuvo que combatir brotes de apatía en el cumplimiento de su misión, entre otras muchas debilidades que afrontó y superó. Nadie, solo Dios, sabía de las pugnas interiores de este gran apóstol, cuya entrañabilidad y peculiar sentido del humor era especialmente apreciado en las distancias cortas.
Desde 1771 y durante treínta años su actividad en misiones populares se extendió por casi toda la geografía española. Sus grandes dotes de oratoria y elocuencia pasadas por la oración obraban prodigios en las gentes a través una predicación de la que se ha subrayado, además de su rigor, la sencillez y dignidad. Su contribución fue inestimable en un período marcado por el regalismo y el jansenismo que estaban en su apogeo.
Como tantas veces sucede al juzgar a mentes preclaras, y más con la hondura de vida del beato, las valoraciones no son siempre benevolentes. Cuando únicamente se examinan sus pasos desde un punto de vista racional, apelando a un análisis histórico frecuentemente cargado de prejuicios, como algunos críticos han hecho, queda en la penumbra lo esencial: su grandeza espiritual y excepcionales cualidades puestas al servicio de la fe y de la Iglesia en momentos de indudable dificultad.
Tratando de la oratoria religiosa, el gran Menéndez y Pelayo lo situó detrás de san Vicente Ferrer y de san Juan de Ávila. Y es que Diego José promovía una profunda renovación espiritual en su auditorio. Llegó a predicar en la corte. Sus palabras tuvieron gran influjo no solo en el ámbito religioso sino también en el público. Junto con la instrucción doctrinal que proporcionaba, impartía conferencias a hombres, mujeres y niños de toda condición social. Les alentaba con la celebración de la penitencia y el rezo público del santo rosario. Suscitaba emociones por igual en clérigos, plebeyos e intelectuales. Su fama le precedía y la muchedumbre que se citaba para oírle no cabía en las grandes catedrales. A veces durante varias horas tenía que hablar al aire libre a un auditorio conformado por cuarenta mil y hasta sesenta mil personas, que le consideraban un «enviado de Dios».
Ese imponente despliegue de multitudes que acudían a él enfervorecidas pone de manifiesto que los integrantes de la vida santa han sido los verdaderos artífices de las redes sociales. Un entramado de seguidores con alta sensibilidad –que muchos hoy día querrían para sí–, supieron identificar la grandeza de Dios y su belleza inigualable plasmada en las palabras de este insigne apóstol. Fueron tres décadas de intensa dedicación llevando con singular celo la fe más allá de los confines de Andalucía en los que era bien conocido. Aranjuez, Madrid, poblaciones de Toledo y de Ciudad Real, Aragón, Levante, Extremadura, Galicia, Asturias, León, Salamanca, incluso Portugal y otras, fueron recorridas a pie por este incansable peregrino que impregnó con la fuerza de su voz, avalada por una virtuosísima vida, el corazón de las gentes. Una gran mayoría en su época lo consideró un «nuevo san Pablo». Penitencia y oración continua fueron sus armas apostólicas, mientras su cuerpo se estremecía bajo un rústico cilicio. Si hubiera contado con los medios y técnicas que existen en la actualidad sus conquistas para Cristo superarían lo imaginable.
Era un gran devoto de María bajo la advocación de la Divina Aurora, de la que fue encendido defensor. Fue agraciado con carismas extraordinarios como el don de profecía y numerosos milagros que efectuaba con su proverbial sentido del humor y el gracejo andaluz que poseía. Su correspondencia epistolar, sermones, obras ascéticas y devocionales son incontables. Se le ha conocido como el «apóstol de la misericordia». Murió en en la localidad malagueña de Ronda el 24 de marzo de 1801 cuando se hallaba en un proceso ante la Inquisición donde fue llevado por quienes no supieron identificar en él al santo que fue. Le cubrieron con penosos signos de ingratitud que desembocaron en una injusta y humillante persecución. Por encima de los ciegos juicios humanos, Dios ya le había reservado la gloria eterna. Fue beatificado por León XIII el 22 de abril de 1894.