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Gira europea organizada por Cáritas

Víctimas de las FARC colombianas visitan España para reivindicar sus derechos en los acuerdos de paz

Virgelina Chará, nominada al premio Nobel: “Hay que restaurar las libertades de los más de ocho millones de personas”

Una delegación integrada por líderes comunitarios colombianos inició ayer en Madrid, de la mano de Cáritas Colombiana y Española, una gira europea para dar visibilidad a la protección de los derechos humanos de las víctimas del conflicto. Corren el riesgo de quedar al margen en la aplicación de los acuerdos de paz.


 

En un desayuno informativo celebrado la sede de Cáritas Española, Leyner Palacios, líder de la Coordinación Regional del Pacífico, Aurelio Jumi, líder indígena del pueblo Embera Katío, Virgelina Chará, líder comunitaria de Cali, y Elena Gómez, experta de Cáritas Colombia, han puesto sobre la mesa la necesidad urgente de “que se protejan y restauren los derechos humanos de las víctimas del conflicto que, además, estamos arropando el proceso de paz”.

Leyner Palacios, líder de la Coordinación Regional del Pacífico, Bojayá (Chocó), perdió a su familia en la masacre de Bojayá, registrada en 2002 durante los enfrentamientos armados que en ese lugar se desarrollaron entre las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, grupo guerrillero de extrema izquierdas que se autoproclama marxista-leninista) y los paramilitares de las AUC, por el control de la zona y el acceso al río Atrato. Las AUC son las Autodefensas Unidas de Colombia, una organización paramilitar de de extrema derecha.

Este trágico suceso muestra la lucha por intereses económicos y estratégicos que configura el conflicto colombiano –donde se dan la mano minería, tráfico de drogas, conexión interoceánica, megaproyectos como el de la carretera Panamericana y la cercanía de los puertos y de las centrales hidroeléctricas). Y refleja también cómo el conflicto tuvo especial virulencia en las zonas más empobrecidas del país. De hecho, el Departamento del Chocó es el más pobre de la nación, con un 70% de población por debajo del umbral de la pobreza.

 

Amenazada de muerte

Su labor por la paz y la reconciliación a nivel territorial lo llevó a ser nominado al Premio Nobel de la Paz, al igual que otra de las integrantes de la misión, Virgelina Chará, líder comunitaria de Cali (Valle del Cauca), que ha dedicado 35 años a la defensa de los derechos humanos.

Virgelina ha sido amenazada de muerte cinco veces y obligada a desplazarse en otras tantas. La primera en el año 95, cuando hizo la denuncia de los daños que estaba causando la construcción de la represa en Suarez Cauca, donde 6.150 personas fueron expulsadas por una empresa extranjera. En estos hechos hubo 50 muertos y 55 desaparecidos. En 2003 vuelve a tener que desplazarse, al recibir amenazas por parte del Ejército cuando denunció el reclutamiento forzado de sus hijos para posteriormente ser entregados a los paramilitares de la región.

Durante el encuentro informativo, Virgelina ha defendió un proceso de paz basado en la defensa de los derechos y la memoria de las víctimas. “La paz no es solo el cese de la violencia –ha asegurado — sino también garantía de los derechos básicos, que es algo que compete a quien tiene la responsabilidad de gobierno en Colombia, no a la guerrilla”.

 

Más de ocho millones de víctimas

Asimismo, ha reivindicado “el proceso de memoria como parte esencial de la construcción de la paz”. Para ello, es necesario recordar que “nuestros territorios son tierra de paz, que se convirtieron en escenario de las violencias impuestas por otros”, subrayó. Esta apelación a la memoria debe estar en la base de la “restauración de los derechos de las víctimas, que somos más de ocho millones y medio de personas en Colombia y si hoy hablamos de paz es porque las víctimas estamos arropando el proceso de paz”.

Actualmente, Chará lidera también el proyecto “Costurero: kilómetros de vida y memoria”, que pretende apoyar a mujeres víctimas del conflicto en la sanación de su dolor, la reparación psico-afectiva, la reconciliación y la denuncia a través del arte, mediante la elaboración de tapices donde relatan las vicisitudes de un largo conflicto para el que exigen punto final. “Las mujeres –dijo— no queremos seguir pariendo más hijos para la guerra”.

El retorno de las comunidades desplazadas es otro de los retos a los que se enfrentan las víctimas y quieren volver pero no hay garantías de seguridad, por las minas y por los grupos paramilitares que están entrando.

 

Encuentro en el Congreso

Como explicó Roser Gil, técnica de Cooperación de Internacional de Cáritas Española, “uno de los objetivos de esta visita a España, Francia, Bruselas y Ginebra es visibilizar la realidad actual de Colombia, dominada por la presencia de actores armados en varios territorios, la falta de políticas públicas de desarrollo y enormes zonas llenos de minas, así como dar voz a las víctimas”.

Durante su estancia en España, los líderes comunitarios mantendrán diversas reuniones en el Congreso de los Diputados, el Ministerio de Asuntos Exteriores, a las que se añadirán sesiones informativas en la ONU y Parlamento Europeo la próxima semana.

Cáritas Española lleva casi 40 años trabajando en ayuda humanitaria y proyectos de desarrollo y de construcción de paz en Colombia con comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas.