Servicio diario - 14 de marzo de 2017


 

14/03/2017-10:48
Redaccion

Francisco a los jóvenes: se habla mucho con el móvil pero se escucha poco a los demás

(ZENIT- Roma, 14 Mar. 2017).- Hoy la capacidad para comunicar con todo el mundo es enorme gracias a la tecnología, entretanto el problema muchas veces es comunicar entre nosotros, en la familia o entre los amigos.
Lo dijo el santo padre Francisco en su visita realizada este domingo 13 de marzo en la parroquia Santa Magdalena, situada en Ottavia, zona periférica de Roma, durante la conversación que tuvo con los niños y con los jóvenes.
Respondiendo a una chica que le preguntó al Papa sobre el modo de comunicar hoy, con tanta tecnología, Francisco señaló: “Es bello esto, porque hoy nosotros podemos comunicar con todas partes”, si bien precisó que “falta el diálogo” y les invitó a pensar en esto.
“Cierren los ojos, imagínense esto: en la mesa, mamá, papá, yo, mi hermano, mi hermana, cada uno de nosotros con su propio teléfono móvil, hablando.... Todos hablan afuera, pero entre ellos no se hablan. ¿Todos comunican, verdad?, sí, a través del móvil, pero no dialogan. Este es el problema”.
Y repitió: “Este es el problema, la falta de diálogo y que no se escucha”.
El Papa les contó así que el día anterior había tenido una reunión con un grupo de unas 400 voluntarios que pertenecen a la asociación “Telefono Amico” (Teléfono amigo). Les explicó que ellos están siempre dispuestos a escuchar: “si estás triste, si te sientes deprimido o tienes un problema o una duda, es posible llamar porque allí hay siempre una persona dispuesta a escuchar”.
Porque, reiteró “escuchar es el primer paso del diálogo” y señaló: “Una de las enfermedades más feas de nuestro tiempo creo sea la poca capacidad de escuchar”.
Hablo con el móvil pero no escucho a quien tengo cerca, no dialogo, “se está en
comunicación con otro, pero quizás no es comunicación verdadera, no es diálogo: yo digo una cosa, tú dices otra, pero todo virtual. Tenemos que llegar al diálogo concreto”. ¿Y cómo se inicia a dialogar? “con el oído, desbloqueando los oídos”.
Francisco dio otro ejemplo: “si voy a visitar a un enfermo e inicio a hablar: “No te preocupes, te curarás rápido, blablablabla..., ciao que Dios te bendiga...”. El pobre enfermo se queda un poco así... ¡Él tenía necesidad de ser escuchado! Cuando se visita a un enfermo “es mejor quedarse callado, darle un beso, acariciarlo, hacerle una pregunta: ¿Cómo estás?, y dejarlo hablar”.

 

14/03/2017-09:39
Redaccion

Viaje del Papa a Colombia: no es a una región sino a todo un país

(ZENIT – Roma).- Aunque el papa Francisco no pueda visitar a todas las ciudades del Colombia, el viaje apostólico no es a una región sino a todo un país. Lo indicó el obispo de Duitama Sogamoso, Mons. Misael Vacca Ramírez, durante una entrevista con Toca Stereo de Boyacá.
En la noticia publicada en la web de la Conferencia Episcopal, el prelado aseguró que las ciudades que visitará el Papa representan a Colombia y que la decisión de no incluir a otras regiones o ciudades, como la suya, se debió al temas de tiempo y posibilidades de acceso. “Fue muy difícil escoger más lugares debido al tiempo breve que tiene el Papa para esta visita pastoral”, explicó el obispo.
Monseñor Vacca Ramírez recalcó que la comisión de obispos que trabajó la visita del Papa buscó que el Sumo Pontífice estuviera en el mayor número de sitios.
Finalmente, encomendó a la Virgen María la visita del Papa Francisco y deseo que su presencia permita que “los colombianos nos reconciliemos, vivamos en justicia y paz”.

 

14/03/2017-14:37
Sergio Mora

Fátima: agradecen en el 4º aniversario del pontificado, el don que Francisco representa para la Iglesia

(ZENIT – Roma, 14 Mar. 2017) .- El rector del Santuario de Fátima, Padre Carlos Cabecinhas al recordar el cuarto aniversario de la elección del papa Francisco, señaló que el Santo Padre visitará Fátima en mayo para presidir el Centenario de las apariciones marianas, y dio gracias “por el don que representa para la Iglesia”. Fue este lunes 13 de marzo en el Santuario de Fátima, durante la Eucaristía en la basílica de la Santísima Trinidad.
En su homilía, el P. Carlos Cabecinhas habló del “amor maternal de María que encontramos aquí en Fátima junto a Ella” e invitó a los peregrinos a recibir a Nuestra Señora en sus vidas como discípulos.
“Recibir a María en nuestras vidas significa imitar en sus actitudes, aceptar su mensaje y sus exhortaciones”, dijo, subrayando que “tomar a María en nuestra casa, como discípulo significa recibir el llamado urgente a la conversión que ella vino a traernos”.
También mencionó que en el Mensaje de Fátima está presente la “pedagogía para vivir el tiempo de Cuaresma como un camino de conversión” puesto que “se basa en la oración, las prácticas de penitencia y en el amor al prójimo”.
“El llamado a la conversión –dijo el padre Cabecinhas– es evidente en la solicitud reiterada por María a los hombres para que no ofendan más a Dios, en el pedido de oración y sacrificios por los pecadores, temas que marcaron el mensaje de Fátima desde el principio hasta el final”.
“Recibir a María en nuestra casa, como el discípulo, significa –concluyó el rector del santuario– seguir este camino que ella nos muestra. En este tiempo de Cuaresma, significa aceptar la llamada urgente a la conversión, aceptando la enseñanza de esta Señora más brillante que el sol“.

 

14/03/2017-11:07
Redaccion

La Conferencia Episcopal Española reelige presidente al cardenal Blázquez

(ZENIT – Roma).- La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) se encuentra reunida desde ayer lunes, hasta el viernes viernes 17 de marzo en su 109º reunión. Durante estos días se procede a a la renovación de cargos para el trienio 2017¬2020, excepto el del secretario general, que se elige para un período de cinco años.
El cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez Pérez, ha sido reelegido hoy martes, como presidente de la CEE en la primera votación, y permanecerá así en un segundo trienio consecutivo.
En cambio el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, ha sido elegido
vicepresidente.
El orden del día de la Asamblea incluye además el estudio de los siguientes temas:
– Situación de la enseñanza de religión en España, en el proceso del pacto educativo.
– Reflexiones sobre la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis. Se contará con
intervención de
Jorge Carlos Patrón Wong, arzobispo secretario para los Seminarios de la Congregación
para el Clero.
– Documento preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos, sobre el tema “los Jóvenes, la Fe y el discernimiento vocacional”.
Un dato sobre la Iglesia en España, es que en el 2016 se han ordenado 138 nuevos sacerdotes. Al mismo tiempo, durante el presente curso 2016/2017, se forman en España 1.247 seminaristas mayores.

 

14/03/2017-07:37
Antonio Rivero

Tercer domingo de Cuaresma

Ciclo A – Textos: Éxodo 17, 3-7; Romanos 5, 1-2.5-8; Juan 4, 5-42
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades
Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: la Cuaresma es tiempo para tener sed del Dios viviente. Dios nos ofrece agua restauradora y vivificante en el Costado abierto del Salvador. Y en la Pascua quedaremos saciados sin necesidad de ir a otras fuentes del mundo.
Resumen del mensaje: el domingo pasado Jesús nos invitaba a subir al Tabor. Hoy nos ofrece su agua viva, que es Él. Pero tenemos que pedírsela, como hizo el pueblo de Israel con Moisés (primera lectura) y la samaritana (evangelio). Y pedirla con fe y esperanza (segunda lectura). Su agua, que brotará del Costado abierto en la Pascua, sacia nuestros anhelos de felicidad completa (evangelio).
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, el agua es uno de los símbolos que con más frecuencia aparece en la Sagrada Escritura, cuyo correlato en el hombre es la sed. Símbolo algo difícil de percibir en toda su fuerza para nosotros, que habitamos un país en el que, por lo general, el agua abunda. No nos cuesta trabajo. Basta abrir el grifo. En Palestina, en cambio, cuando había escasez era uno de los elementos más apreciados, el primero y fundamental para la supervivencia del hombre. El agua es también condición de fecundidad de la tierra. Sin ella, tenemos desierto árido, zona de hambre y de sed, y la consecuencia, si no hay pozos o cisternas, muerte de hombres, animales y vegetales. Poseer fuentes de agua en Palestina es signo de riqueza y de bendición divina.
En segundo lugar, la Biblia recurre con frecuencia a la imagen del agua para expresar el misterio de la relación entre Dios y el hombre. Dios es la fuente de la vida para el
hombre y le da la fuerza de florecer en el amor y la fidelidad. Apartarse de él es morir de sed. Preguntemos a la samaritana del evangelio de hoy. Lejos de Dios, el hombre no es sino tierra árida, sin agua, destinado a la muerte. El alma siente la nostalgia de Dios porque tiene el cántaro del corazón vacío (evangelio). Pero si Dios está con el hombre, éste se transforma en un huerto, poseyendo en sí la fuente misma que lo hace vivir. El agua es así símbolo del Espíritu de Dios, capaz de transformar un desierto en floreciente vergel y un pueblo infiel en verdadero Israel (primera lectura). Y con esa agua podremos abrevar también a nuestra familia y nuestros sueños.
Finalmente, Jesús ha venido a traernos sus aguas vivificantes, como a la samaritana. Él es la roca de donde sale esa agua. Lo que tenemos que hacer nosotros es golpear con la fe y la esperanza esa roca (primera lectura). Esa roca para nosotros es el Costado abierto de Jesús que destila agua viva y sanadora en los sacramentos. Necesitamos llevar el balde de nuestra vida, aunque esté agujereado y seco, y Jesús lo arreglará, como hizo con la samaritana (evangelio). Jesús, con ternura y tiento, fue elevando poco a poco a esta mujer al nivel de fe, para que pudiera auparse hasta su Costado abierto y beber.
Para reflexionar: ¿Dónde encuentro a Jesús hoy como agua viva? ¿Tengo el balde preparado ya para recibir esa agua vivificante, santificadora y sanadora? ¿Dónde suelo ir a saciar mi sed: a los pozos contaminados de este mundo o a la fuente de Cristo que la Iglesia conserva intacta y viva en los sacramentos y en la piedad popular?

 

14/03/2017-05:01
Isabel Orellana Vilches

San Clemente María Hofbauer – 15 de marzo

(ZENIT – Madrid).- Se llamaba Hansl (Juan), era el noveno de doce hermanos y nació el día 26 de diciembre de Se llamaba Hansl (Juan), era el noveno de doce hermanos y nació el día 26 de diciembre de 1751 en Tasswitz, Moravia. Al morir su padre cuando él tenía 7 años, su madre, dando muestras de gran entereza, le puso delante del cruficijo advirtiéndole: «Mira, hijo, en adelante éste será tu padre. Guárdate de afligirle con un pecado». El sueño del niño fue el sacerdocio. Pero ese instante exacto previsto por Dios no llegó hasta que superó la treintena. Antes, siempre hubo alguna contingencia que lo impidió. Su adolescencia estuvo compartida con dos acciones: ayudar a misa al bondadoso párroco, y trabajar como panadero. Por su corta edad no pudo seguir los pasos de su hermano mayor para convertirse en miembro de la caballería húngara y librar la batalla contra los turcos. Su lucha estaría en otros campos.
Como su vocación sacerdotal se había afianzado por completo en su corazón, y le acompañaba la gracia divina, la falta de recursos económicos no le impidió cumplir su anhelo. El vicario parroquial, ya con cierta edad, generosamente le enseñó latín. Cuando falleció, el sacerdote que le sucedió en la misión no pudo prestarle ayuda, y Clemente optó por ganarse la vida amasando pan para los Padres Blancos de Kloster Bruck; así continuó su aprendizaje. En este oficio, que desempeñó en varios lugares, tuvo ocasión de ser testigo de primera mano del drama de los desahuciados por la guerra y la carestía sufrida por los productos básicos para vivir; constató que mucha gente no tenía ni un trozo de pan que llevarse a la boca.
En su interior crecía el ansia de entregarse a Dios manteniéndole presente por encima de todo a través de la oración. Por eso, cuando viajó a Tívoli en 1771 eligió ser ermitaño en el santuario de Nuestra Señora de Quintiliolo. Con el permiso del obispo tomó el hábito y el nombre de Clemente en honor al prelado de Ancira, añadiendo el de María por su devoción a la Madre de Dios. No duró mucho tiempo en el lugar porque se percató de que esa vida no era para él y tuvo la intuición de que sería otra. Volvió con los Padres Blancos retomando su oficio de panadero.
Pudo seguir estudiando, pero nuevas dificultades de sesgo político pusieron freno a tan ansiada ordenación sacerdotal. Así que, otra vez se convirtió en ermitaño en Muehlfraun. En ese impasse, que duró dos años, su espíritu se curtió en la oración, severas penitencias y mortificaciones. Su madre le reclamó. De modo que regresó a Viena y a la panadería, la única profesión que dominaba. La Providencia puso en su camino a dos benefactoras que posibilitaron sus estudios en la universidad. A partir de entonces ni siquiera el veto impuesto por el gobierno a los que cursaban la carrera eclesiástica le impidió seguir alentando sus sueños. Thaddeus Huebl, un entrañable amigo que compartía su ideal, se trasladó junto a él a Roma con el único objetivo de dirimir en qué Orden tenían que ingresar. Y algo tan simple como el tañido de una campana, la primera que escuchaban y que procedía del templo de los redentoristas, les instó a dirigir sus pasos hacia él. Fue el reclamo utilizado por la divina Providencia eligiendo esta simple fórmula para llevarlos a la congregación en la que se desenvolvería su vida religiosa. El 19 de marzo de 1785 Thaddeus y Clemente, que tenía ya 34 años, profesaron. San Alfonso María de Ligorio vio que tenían madera de sacerdotes, y fueron ordenados diez días más tarde en la catedral de Alatrí.
Pasados unos meses, la misión de ambos fue Europa. Así lo determinó el superior general, padre de Paola. La situación de la Iglesia era comprometida a causa de la insidiosa opresión política. Sin embargo, Clemente difundió el evangelio con admirable celo. Fue expulsado repetidamente de distintas ciudades, pero nada le venció. Suiza y Polonia supieron de su ardor apostólico. Impulsó el albergue del Niño Jesús para los pequeños que recogía en las calles; se dedicó a pedir limosna para que no les faltase nada, e incluso volvió a amasar el pan para ellos. Era incansable, como todos los santos. Sin desfallecer, ni dejarse llevar por el desánimo, si los templos estaban vacíos, no dudaba en predicar dirigiéndose a los desnudos bancos. ¡Tan admirable era su fe! Le animaba este sentimiento: «Nos abandonamos al querer de Dios... Que Él sea glorificado». Junto a los religiosos que le acompañaban, realizó una portentosa labor.
En 1787 administró los sacramentos a unas 100.000 personas, y esto no es más que una simple muestra de su inmensa fecundidad. Cuando la guerra estalló en Varsovia, todos se enfrentaron valientemente a la muerte. Se salvaron milagrosamente de las tres bombas que cayeron sobre el templo sin destruirlo. Pero la violencia arreció, y el padre Thaddeus murió a causa de las torturas y golpes que le infligieron tras haber sido atropellado por un carruaje. Venía de atender a un enfermo ficticio que le había mandado llamar. Su muerte asestó un duro golpe a Clemente. El escarnio les perseguía teniendo como escenario hasta los teatros. A ello se añadía el veto a la predicación. Al final el padre Hofbauer se quedó solo y lo expulsaron, pero no abandonó Viena. Seguía aferrado al cumplimiento de la voluntad divina: «Todo lo que a nosotros nos parece contrario, nos conduce donde Dios quiere».
Durante trece años tuvo la misión de capellán del hospital y de las ursulinas. En la parroquia italiana abierta en la ciudad predicaba de tal modo que la gente se conmovía, sin tener dotes de oratoria dignas de mención. Su corazón ardientemente enamorado de Dios se filtraba a través de cualquiera de sus gestos y de sus palabras. Era difícil no claudicar ante este poderoso torrente de amor al que acompañaban todas las bendiciones del cielo. Y de hecho, muchos estudiantes e intelectuales se convirtieron ingresando en la Orden. Pío VII logró frenar nuevo decreto de expulsión y el santo pudo fundar en Viena, donde murió el 15 de marzo de 1821. Fue beatificado el 29 de enero de 1888 por León XIII, y canonizado el 20 de mayo de 1909 por Pío X. En 1914 este pontífice le concedió el título de apóstol y patrón de Viena.