Servicio diario - 10 de marzo de 2017


 

El presidente de Colombia: ‘Recibiremos al Santo Padre con los brazos abiertos’
Posted by Redaccion on 10 March, 2017



(ZENIT – Roma, 10 Mar. 2017).- El presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, expresó este viernes su alegría por la noticia de la visita del Papa Francisco a Colombia y calificó este hecho como un privilegio.
El mensaje presidencial, reportado en la web de los obispos colombianos, indica. “En abril del año 2015 supimos que el Papa vendría a Colombia y dijimos, como decimos hoy, que lo recibiremos con los brazos y los corazones abiertos, como mensajero de paz y reconciliación”.
El primer mandatario del país destacó que el papa Francisco en diversas oportunidades “dio coraje e impulsó” la búsqueda de la paz en Colombia. “Es mensajero de amor y de fe. Es forjador de puentes y no de muros”, aseguró.
Celebró que esta visita es exclusiva, porque usualmente el Papa agenda sus viajes a varios destinos y por pocos días. “Tener al Papa entre nosotros por cuatro días, saber que viaja exclusivamente a dar una voz de aliento y de fe a los colombianos, es un privilegio que nos llena de gratitud”, afirmó.
Destacó la visita del Santo Padre es un “encuentro con las enseñanzas de Jesús, y el encuentro entre nosotros mismos, como sociedad, como compatriotas, como seres humanos y como hijos de Dios”.
En esta tónica, el presidente Santos expresó su esperanza de que la visita apostólica ayude a los colombianos a unirse en torno a la “construcción de un país más justo, más solidario, más equitativo y en paz”.
Finalmente, adelantó que ya comenzó la preparación de la visita. “Ya nos hemos comenzado a preparar y seguiremos preparándonos para que esta jornada apostólica del papa Francisco en Colombia dé los mayores frutos de concordia y unión en nuestra patria”.


Presentan el logotipo del viaje de Francisco a Colombia: “Demos el primer paso”
Posted by Redaccion on 10 March, 2017



(ZENIT – Roma, 10 Mar. 2017).- Al mismo tiempo que en la Oficina de prensa de la Santa Sede se daba a conocer el anuncio de la visita del papa Francisco a Colombia, del 6 al 11 de septiembre próximos, visitando las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, en la sede de la Conferencia Episcopal Colombiana se realizó una rueda de prensa en la que fue presentado el logotipo del viaje apostólico.
En la imagen oficial se invita a los colombianos a que “demos el primer paso” para alcanzar la reconciliación y la paz.
La presentación estuvo a cargo Monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense y responsable, por parte de la Iglesia, del Comité de la preparación para la visita del Santo Padre. El obispo explicó que con esta imagen la Iglesia propone a los colombianos ser misioneros de la reconciliación.
“La visita del Papa Francisco es un momento de gracia y alegría para soñar con la posibilidad de transformar nuestro país y dar el primer paso. El Santo Padre, es un misionero para la reconciliación. Su presencia nos ayudará a descubrir que sí es posible volver a unirnos como nación para así aprender a mirarnos de nuevo con ojos de esperanza y misericordia”, explicó el obispo.
En la imagen, que tiene como fondo los colores del Vaticano – amarillo y blanco-, el Santo Padre camina para dar el paso y comenzar a construir y soñar; porque todo cambio comienza con la conversión del corazón, todo cambio necesita un momento para volver a encontrarnos y es un momento en nuestra historia para descubrirnos como país, que se refleja en la figura precolombina colombiana.
En este marco, dar el primer paso significa reconocer el sufrimiento de otros, perdonar a quienes nos han herido, volvernos a encontrar como colombianos, entender el dolor de los que han sufrido, sanar nuestro corazón, descubrir el país que se esconde detrás de las montañas y construir un país en paz.
“Dar el primer paso, es volver a acercarnos a Jesús, volver a encontrarnos con el amor de nuestras familias, desarmar las palabras con nuestro prójimo y tener compasión con quienes han sufrido”, aseguró monseñor Fabio Suescún Mutis.


El nuncio en Colombia pide prepararse espiritualmente para recibir al Vicario de Cristo
Posted by Redaccion on 10 March, 2017



(ZENIT – Roma, 10 Mar. 2017).- El nuncio apostólico en Colombia, monseñor Ettore Ballestrero, confirmó en Bogotá que “el Papa Francisco visitará Colombia del 6 al 10 de septiembre de 2017”. Añadió que la visita es de orden espiritual por lo tanto ha invitado a todos los colombianos “a que nos preparemos para recibir al Vicario de Cristo en nuestro país”.
Lo hizo en una rueda de prensa que se realizó este viernes en instalaciones de la Conferencia Episcopal, precisando que “estará presente en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena”.
“El Papa quiere venir –aseguró Mons. Ballestrero– al encuentro de los colombianos, viene por quienes están en las ciudades y por los que viven en el campo y tienen una cultura y unas necesidades diferentes; por los ricos y por los pobres; por los jóvenes y por los ancianos”.
El Nuncio destacó que la visita del Papa tendrá como destino único nuestro país y que esto no es habitual. “Es importante subrayar que el viaje tendrá como único destino a Colombia y durará 4 días enteros: un período muy consistente, si lo comparamos con la duración ordinaria de los viajes pontificios. Es raro que el Papa visite solo un país y que incluso se detenga allí 4 días. Esto manifiesta la importancia que Francisco le atribuye a este Viaje y, en el fondo, a Colombia”, aseguró Ballestrero.
Una visita, aseguró el nuncio que “se produce acogiendo la invitación de los obispos del país y del Gobierno nacional”.
Informó que la preparación, por parte de la Iglesia, estará a cargo de monseñor Fabio Suescún Mutis, quien fue uno de los organizadores de la visita de San Juan Pablo II en 1986.


El Vaticano confirma: el Papa viaja a Colombia del 6 al 11 de septiembre de 2017
Posted by Redaccion on 10 March, 2017



(ZENIT – Roma).- La Santa Sede confirmó hoy viernes que el papa Francisco viajará a Colombia este año, en el mes de setiembre, noticia que circulaba en medios no oficiales.
“Acogiendo la invitación del Presidente de la República y de los Obispos colombianos, Su Santidad el Papa Francisco efectuará un viaje apostólico a Colombia del 6 al 11 de septiembre de 2017”, indicó la vicedirectora de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Paloma García Ovejero, precisando que visitará “las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena”.
Indicó también que el programa “se publicará próximamente”.
El 16 de diciembre de 2016 el Papa recibió en el Vaticano al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en una audiencia en la que el tema del proceso de paz fue el centro. Francisco tuvo un encuentro también con el presidente acompañado por su antecesor y actual senador Álvaro Uribe Vélez.
En enero de 2016 en una una rueda de prensa informal después de la audiencia que el Santo Padre concedió al cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez; al vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Urbina Ortega y al secretario general, monseñor José Daniel Falla, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro, también presente indicó que en el 2017 el Papa visitaría Colombia. Precisó que el Pontífice tratará de contactar el mayor número posible de personas y que la visita del Santo Padre en el 2017 podría ayudar a consolidar la paz que se firme entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Y si bien el Santo Padre está muy interesado en el buen éxito de la negociación, precisó que “el Papa no va acondicionar su visita al proceso de paz. Francisco va para estar con los Colombianos, con o sin proceso. Lo más bonito es si cuando va le podemos presentar un proceso de paz ya hecho y refrendado como se debe”, precisó Mons. Luis Augusto Castro.
Será la tercera vez que un pontífice visite Colombia y se dará luego de 31 años. El 22 de agosto de 1968 llegó a Bogotá el papa Pablo VI, siendo el primer pontífice que visitaba a un país latinoamericano. El motivo de la visita fue la inauguración de la II Conferencia general de los episcopados latinoamericanos CELAM, realizado en la ciudad de Medellín.
La segunda visita se produjo el primero de julio de 1986, cuando el papa san Juan Pablo II llegó a Bogotá. El pontífice estuvo en 10 ciudades durante siete días que se les llamó los ‘días blancos’: Bogotá, Chiquinquirá, Cali, Tumaco, Popayán, Pereira, Chinchiná, Medellín, Armero, Lérida, Bucaramanga, Cartagena y Barranquilla.



Francisco agradece al predicador de los ejercicios espirituales y le desea: ‘Que seas un buen fraile’
Posted by Redaccion on 10 March, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 10 Mar 2017).- El papa Francisco le agradeció al sacerdote franciscano Giulio Michelini por los Ejercicios espirituales que predicó en la casa Divin Maestro de la localidad de Ariccia, en donde el Santo Padre y unos 70 colaboradores cercanos de la Curia romana estuvieron en retiro cuaresmal por una semana.
Lo hizo esta mañana del viernes, una vez concluido el retiro iniciado el domingo pasado y minutos antes de regresar al Vaticano.“Gracias por tu normalidad, por el bien que nos has querido hacer y por el bien que nos has hecho. Ante todo, por mostrarte como eres, natural, sin ‘cara de santito’. Natural, sin artificios”, dijo.
Y expresó su gratitud “por todo el bagaje de tu vida: los estudios, las publicaciones, los amigos, tus padres, los jóvenes frailes que debes custodiar. Todo, todo”.
Porque preparar los ejercicios espirituales, añadió Francisco “significa responsabilidad, tomar las cosas en serio. Y gracias por todo esto que nos has dado. Es cierto, hay una montaña de cosas para meditar, pero san Ignacio dice que cuando uno encuentra en los Ejercicios una cosa que da consolación o desolación, se debe detener allí y no seguir adelante. Seguramente, cada uno de nosotros ha encontrado una o dos entre todo esto.
Y por el resto, aseguró el Papa , “no es desperdicio, permanece y servirá para otra vez. Y tal vez las cosas más importantes, más fuertes, a alguno no le dicen nada, y en cambio tal vez una palabrita, una pequeña cosa dice más” a otro.
Así, conversando siempre con el predicador, el Papa recordó una anécdota que había citado el franciscano durante los ejercicios acerca de un “gran predicador español”, al cual, después de “una gran predicación bien preparada, se le acercó un hombre, que era un gran pecador público, y en medio de las lágrimas le pidió la absolución y se confesó. Una catarata de pecados y lágrimas, pecados y lágrimas. El confesor, estaba sorprendido porque conocía la vida de este hombre y le preguntó:
-‘Dígame, ¿en qué momento usted sintió que Dios le tocaba el corazón? ¿Con cuál palabra?’
– ‘Cuando usted dijo: Pasemos a otro tema’”.
“A veces, las palabras más sencillas –concluyó el Santo Padre– son las que nos ayudan, o las más complicadas: a cada uno, el Señor le da la palabra justa”, y le deseó a fray Michelini “continuar trabajando por la Iglesia, en la Iglesia, en la exégesis, en tantas cosas que la Iglesia le confía”. Y sobre todo “te deseo que seas un buen fraile”.


El Papa concluye los ejercicios espirituales y da una donación para Alepo
Posted by Sergio Mora on 10 March, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco concluyó este viernes por la mañana, después de la misa y la última meditación, su retiro de cinco días, regresando hacia Roma en el autobús con el cual el domingo por la tarde había llegado a la casa Divin Maestro, en Ariccia.
La meditación matutina fue realizada por el predicador franciscano, el sacerdote Giulio Michelini, quien centró la meditación sobre el tema “El sepulcro vacío y la Resurrección”.
Poco antes el Papa puso como intención principal en la misa, a la población de Siria, y dispuso también sea enviada una donación de cien mil euros para los habitantes de la ciudad de Alepo, la cual será realizada a través de la Limosnería apostólica y la Custodia de Tierra Santa.
Como un pasajero más, dejó hacia las 10:30 de la mañana así la estructura gestionada por los Paulinos, situada a unos 30 kilómetros de Roma.
El Papa que estaba en la segunda fila del primero de los dos vehículos, al salir vio a un grupo de fieles reunidos que lo saludaron con aplausos y vivas. El vehículo acompañado por motos y vehículos de las fuerzas del orden llegó al Vaticano poco después de las 11 de la mañana.
Este año los ejercicios espirituales fueron realizados por el sacerdote franciscano Giulio Michelini, y tuvieron como hilo conductor la Pasión según San Mateo.
Por la tarde el Pontífice va al Vicariato de Roma, donde tendrá un encuentro con los párrocos prefectos de su diócesis. “Una reunión absolutamente privada que entra en la normal praxis de la vida de la Iglesia”, aseguró la vicedirectora de la Oficina de prensa, Paloma García Ovejero.


Diáconos por la reconciliación
Posted by Felipe Arizmendi Esquivel on 10 March, 2017



VER
Hemos realizado el XXVIII Encuentro Diocesano de Diáconos Permanentes, que es un evento anual, entre otros, de formación permanente sobre diversos temas. Participaron también sus esposas y otros agentes de pastoral. Se realizó durante cuatro días en una comunidad tseltal. El objetivo fue: Como servidoras y servidores, iluminados con la palabra de Jesucristo, del Magisterio de la Iglesia y la sabiduría de nuestras abuelas y abuelos, recuperar la armonía de nuestros pueblos y comunidades desde la reconciliación, valoración de la mujer y del hombre, con el cuidado y defensa de la madre tierra desde nuestras culturas.
Se partió de la realidad, como lo hacemos de ordinario. Se puso de manifiesto que hay muchos conflictos tanto en las familias como en las comunidades, por problemas personales, por cuestiones agrarias, por enfrentamientos entre partidos, grupos y organizaciones e, incluso, entre religiones. Las luchas por la tierra persisten. Hay divisiones en algunas comunidades de creyentes, por acuerdos diferentes en la práctica sacramental, por las insistencias sobre la dimensión social de la fe, por liderazgos de poder, por agravios históricos. La aceptación o el rechazo de los programas de gobierno confrontan mucho a los pueblos. Mientras algunos los aceptan, porque los necesitan y les hacen bien, y los ven como un derecho que tienen, pues pagan sus impuestos, otros los rechazan, porque los consideran como formas de manipulación política y de sometimiento electoral.
Por otra parte, son una gran riqueza cultural y católica los diferentes modos de reconciliación comunitaria, que todavía persisten y que, desde la diócesis, se promueven. Cuando hay un conflicto, se convoca a la asamblea, se discute, se llega a acuerdos, se pasa a la ermita y se hace una celebración de la Palabra, con oraciones y peticiones públicas y personales de perdón entre unos y otros, con el abrazo de paz. En ocasiones, se concluye con una convivencia festiva. De ordinario, no hay sacerdote para el sacramento y la absolución personal, sino que son los diáconos o catequistas quienes presiden este proceso de reconciliación. En el encuentro, se escucharon diversas experiencias de reconciliación en su forma tradicional; nos reconciliamos unos con otros y los dos obispos, con varios sacerdotes presentes, escuchamos a muchos en confesión personal.
PENSAR
Se ofreció una iluminación desde la Sagrada Escritura, con tantos textos y escenas de perdón que hay. Como Magisterio de la Iglesia, sólo nos concentramos en el III Sínodo Diocesano y en el Plan Diocesano de Pastoral. En ambos, apoyados en la Palabra de Dios y en documentos de la Iglesia, se recomiendan las dos formas de reconciliación: la tradicional y la sacramental. Comparto sólo algunos números del Sínodo:
“Conocedores de los problemas y de las divisiones que puedan darse al interior de las comunidades, se buscará la solución en su interior desde los valores de la propia cultura y de la fe; también han de promoverse la justicia y la reconciliación hasta conseguir la hermandad por medio del diálogo, el consejo y la orientación, animando con el ejemplo y con la palabra” (22).
“Debemos mantener la práctica de la confesión sacramental personal y, en donde las condiciones del lugar así lo exijan, también las celebraciones penitenciales comunitarias, promoviendo un espíritu de reconciliación entre nuestras comunidades, pues la conversión conduce a la comunión fraterna. La auténtica conversión debe prepararse y cultivarse con la lectura orante de la Sagrada Escritura y la recepción de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía” (53).
“Hemos de continuar con nuestro compromiso diocesano, de ser promotores y mediadores de la paz y cumplir con el ministerio de la reconciliación que Dios nos dio para cambiar esta situación de guerra y de conflictos entre hermanos, evitando el pleito, el odio, el chisme y el rumor en nuestras comunidades” (84).
“Dada la importancia que tiene experimentar la gracia del perdón sacramental de manera personal, los sacerdotes y agentes de pastoral animen a los hermanos y hermanas a acercarse a este sacramento, por lo menos una vez al año, y den una catequesis adecuada sobre la importancia del mismo; de tal manera, que la persona se sienta invitada a celebrar la reconciliación y a dar con su vida muestras de arrepentimiento, que lleven a la reconstrucción de la comunidad o de las personas afectadas” (304).
ACTUAR
Se reasumió el compromiso de promover la reconciliación en las familias, en las comunidades y entre grupos y organizaciones. Se insistió mucho en la necesidad de orar más por esta intención.


San Eulogio de Córdoba – 11 de marzo
Posted by Isabel Orellana Vilches on 10 March, 2017



(ZENIT – Madrid).- Es uno de los grandes hombres que han enriquecido la historia de la Iglesia. Era brillante y audaz; un valeroso defensor de Cristo hasta el final. Vivió en Córdoba, España, en el siglo IX. Su familia permaneció fiel a la fe católica a pesar del dominio musulmán que penalizaba con severos impuestos la asistencia al templo, y daba muerte a quien hablase de Cristo fuera de él. Con estas presiones y el miedo al martirio muchos católicos abandonaban la ciudad. Eulogio renovó el fervor de sus conciudadanos dentro de la capital y en sus aledaños. Siendo niño, su abuelo le enseñó a recitar una pequeña oración cada vez que el reloj señalaba las horas, y así lo hacía; «Dios mío, ven en mi auxilio, Señor, ven aprisa a socorrerme», era una de ellas. Se formó en el colegio anexo a la iglesia de San Zoilo.
Mucho influyó en su educación el abad y escritor Speraindeo. Después recibió una esmerada formación en filosofía y en otras ciencias. Su biógrafo, amigo y compañero de estudios, Álvaro de Córdoba (Paulo Álvaro), reflejó su juventud diciendo que: «Era muy piadoso y muy mortificado. Sobresalía en todas las ciencias, pero especialmente en el conocimiento de la Sagrada Escritura. Su rostro se conservaba siempre amable y alegre. Era tan humilde que casi nunca discutía y siempre se mostraba muy respetuoso con las opiniones de los otros, y lo que no fuera contra la ley de Dios o la moral, no lo contradecía jamás. Su trato era tan agradable que se ganaba la simpatía de todos los que charlaban con él. Su descanso preferido era ir a visitar templos, casas de religiosos y hospitales. Los monjes le tenían tan grande estima que lo llamaban como consultor cuando tenían que redactar los reglamentos de sus conventos. Esto le dio ocasión de visitar y conocer muy bien un gran número de casas religiosas en España». Álvaro añade que: «tenía gracia para sacar a los hombres de su miseria y sublimarlos al reino de la luz».
Siendo sacerdote, era un predicador excelente. Su anhelo fue agradar a Dios y se ejercitaba en el amor viviendo una rigurosa vida ascética. Confidenció a sus íntimos: «Tengo miedo a mis malas obras. Mis pecados me atormentan. Veo su monstruosidad. Medito frecuentemente en el juicio que me espera, y me siento merecedor de fuertes castigos. Apenas me atrevo a mirar el cielo, abrumado por el peso de mi conciencia». Este sentimiento de indignidad que acompaña a los santos, le instaba a emprender un camino de peregrinación para expiación de sus culpas. Roma era su objetivo, pero su idea de llegar a pie era casi un imposible. De modo que pospuso este proyecto.
Hombre de vasta cultura, inquieto como las personas inteligentes que no pasan por la vida ajenas a las raíces de la historia, después de ver frustrados sus intentos de penetrar en el país galo que estaba sumido en guerras, y donde se trasladaba con la idea de averiguar el paradero de dos de sus hermanos, vivió durante un tiempo en Navarra, en Aragón y en Toledo. En Leire tuvo ocasión de conocer la Vida de Mahoma así como clásicos de la literatura griega y latina, y otras obras relevantes entre las que se incluía La ciudad de Dios de san Agustín. Y después de contribuir a acrecentar el patrimonio espiritual de los monasterios sembrados por el Pirinieo, cuando ya había hecho acopio de una importante formación intelectual, regresó a Córdoba llevando con él un importante legado bibliográfico que nutriría los centros académicos de la capital. Poco a poco fue naciendo una especie de círculo en torno a él integrado por sacerdotes y religiosos.
Pero en el año 850 los cristianos cordobeses quedaron estremecidos ante la cruenta persecución que se desató contra ellos. Muchos regaron con su sangre el amor que profesaban a Cristo, negándose a abjurar de su fe y a colocar en el centro de sus vidas a Mahoma. Eulogio fue apresado; junto a él se hallaba el prelado Saulo. El artífice de su detención fue otro obispo, Recaredo, que junto a un grupo de clérigos se puso de parte de los musulmanes. En la cárcel Eulogio redactó su obra «Memorial de los mártires». A finales del año 851 fue liberado. Con Muhammad I, sucesor de Abderramán, la situación de los cristianos se hizo aún más insostenible. Y el santo no estaba seguro en ningún lugar. De modo que durante un tiempo fue de un lado a otro para proteger su vida.
El año 858 fue elegido arzobispo de Toledo, pero su glorioso martirio estaba próximo. La joven Lucrecia, hija de mahometanos, anhelaba ser católica. Como la obligaban a ser musulmana, ayudada por Eulogio huyó de su casa y se refugió en la de unos católicos. Apresados ambos el año 859, fueron condenados a muerte. La notoriedad pública de Eulogio era altísima. Los ojos de los fieles estaban clavados en él. De modo que si los captores lograban que abjurase de la fe, el éxito estaba más que asegurado; muchos seguirían sus pasos. No lograron sus propósitos, a pesar de que astutamente le propusieron simular su retractación. Solo tenía que hacer creer a todos que abandonaba su fe, pero después podía actuar a conveniencia. Naturalmente, el santo respondió con el evangelio en la mano, renovando los pilares esenciales de su vida ante el emir que presidía el tribunal.
Uno de los fiscales que juzgaba su caso y el de Lucrecia montó en cólera: «Que el pueblo ignorante se deje matar por proclamar su fe, lo comprendemos. Pero tú, el más sabio y apreciado de todos los cristianos de la ciudad, no debes ir así a la muerte. Te aconsejo que te retractes de tu religión, y así salvarás tu vida». La pena capital era por decapitación. Pero Eulogio no se inmutó. Respondió: «Ah, si supieses los inmensos premios que nos esperan a los que proclamamos nuestra fe en Cristo, no solo no me dirías que debo dejar mi religión, sino que tu dejarías a Mahoma y empezarías a creer en Jesús. Yo proclamo aquí solemnemente que hasta el último momento quiero ser amador y adorador de Nuestro Señor Jesucristo», palabras que coronó derramando su sangre junto a la de Lucrecia el 11 de marzo del año 859.