Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

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Nº 481

9 de mar. 2017

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: PSEUDOTERAPIAS

 

1. El gurú de la Bioneuroemoción, condenado por plagio.

2. Pseudociencias: entre la charlatanería y la tragedia.

3. Los partidarios de la homeopatía y su estrategia defensiva en las redes sociales.

4. Por qué no se puede ganar la guerra contra las pseudociencias.

5. España: el partido Ciudadanos propone restringir las pseudociencias.

6. Homeopatía: una controversia que dura doscientos años.

7. Los psicólogos dedicados al abuso sectario, preocupados por las pseudoterapias.

8. Las pseudoterapias ponen vidas en peligro.

9. El debate sobre las pseudoterapias llega al Congreso de los Diputados de España.

10. Los médicos españoles aprueban la denuncia de pseudociencias, pero no por ley.

 

 

1. El gurú de la Bioneuroemoción, condenado por plagio.

FUENTE: El Confidencial

 

 

Con el título “El plagio del ‘gran magufo’: la justicia agita el millonario negocio de la bioneuroemoción”, El Confidencial ha publicado un interesante reportaje firmado por Rafael Méndez. Lo reproducimos a continuación.

Enric Corbera tiene su mérito. De llevar la tocinería de sus suegros en Rubí pasó a vender plantas medicinales, ya mayor se licenció en psicología y ahora llena auditorios en España y América Latina y hay cola para hacer sus cursos. Ha registrado la bioneuroemoción, que define como “un método basado en los conocimientos de disciplinas científicas, filosóficas y humanistas que estudian las emociones y su relación con las creencias, la percepción, el cuerpo y las relaciones interpersonales”.

Casi 3 millones de euros

Para sus críticos, entre los que está el Colegio de Psicólogos de Cataluña, es una práctica que “no está basada en ninguna evidencia científica” y que en ocasiones se ha adentrado en temas peligrosos para la salud de los pacientes. Pero el negocio va viento en popa: en 2015, el Enric Corbera Institute facturó 2,97 millones de euros. Sin embargo, tiene encima nubarrones. No sólo cada vez más activistas científicos desmontan sus charlas —denuncian que usa conceptos pseudocientíficos como que el origen de la enfermedad es psicológico—, sino que la Audiencia Provincial de Barcelona acaba de ratificar una condena por plagio. Ésta es su historia.

Enric Corbera viste una camisa negra y espeta a sus alumnos: “Venís aquí a hacer un lavado de cerebro, que os quede claro. Esto es un curso de desprogramación. Llegará un momento en que te mires al espejo y dirás: ¿esta o este quién es? Y no sabrás dónde ir. Y solo entonces sabrás que eres libre”. Así comienza una de las charlas sobre lo que él llama la bioneuroemoción y que define como un “nuevo enfoque en la gestión del bienestar que permite trabajar sobre todos los aspectos que condicionan nuestra calidad de vida y ofrecer a las personas una actitud de desaprendizaje para superar las limitaciones”.

Su departamento de comunicación insiste en que Corbera no habla de terapias ni de medicina: “La bioneuroemoción no es ni una terapia ni un tratamiento, porque su objetivo nunca ha sido curar o aliviar una enfermedad o sintomatología”. Ese es un terreno resbaladizo.

Declaraciones en vídeos que han sido borrados

Pero lo cierto es que a lo largo de sus charlas Corbera usa —o usaba— conceptos relacionados con la salud. En los vídeos que durante años fueron subidos a YouTube se le podía escuchar decir cosas como esta: “Siempre se mueren los buenos, y yo digo: ‘No, los gilipollas”. “Una cuarentena es muy dura. Los primeros 20 días es como si fueras un drogadicto. Hubo un señor que se me curó de un cáncer de próstata que estuvo los primeros 21 días llorando, superceloso. ¿Y sabéis cómo se curó? Le dijo a su mujer: ‘Me voy de cuarentena, te doy todo el permiso para que vayas con otros hombres si quieres’. Y eso le curó“.

“Tener un campo magnético del corazón fuerte hace que influya en el campo magnético de la tierra”. “Si me permiten, fume si quiere pero cuando fume siéntase que está respirando a Dios y ya verá. Porque la comida más maravillosa se puede convertir en un veneno y el veneno se puede convertir en la comida más maravillosa solamente por el estado emocional con el que te lo comas. Tenemos el poder de transformar la materia porque la materia no existe, es energía”. “Una de las mayores violencias que existen es la sobreprotección. Cuando tenemos mamás con hijos que tienen leucemia, ya sabemos que allí puede haber violencias silenciosas que el niño somatiza en forma de una enfermedad tan grave como es la leucemia”.

Buena parte de esos vídeos fueron borrados de YouTube, pero Emilio Molina Cazorla, un informático que colabora con RedUNE, un grupo que alerta de las sectas, los recuperó: “Se basa en la llamada nueva medicina germánica, que defendía que el cáncer tenía un origen psicológico, por un conflicto no resuelto, nunca fisiológico, y decían a los pacientes que no se sometieran a quimioterapia. De ahí en Francia se creó la biodescodificación, que ampliaba eso a todas las enfermedades, y Corbera lo ha llevado a cualquier cosa mala que te suceda. Según él, si crees que estás enfermo lo estás y para curarte tienes que separarte de la familia. Todo es psicológico. Además, usa el libro Un curso de milagros, que promulga que uno puede crear su realidad y que las enfermedades son imaginarias (y, por tanto, curables independientemente de lo que la medicina tradicional tenga que decir al respecto). Eso lo mezcla con conceptos de física cuántica distorsionados y psicología de Jung y lo empaqueta”.

Molina Cazorla cuenta que ha visto horas y horas de vídeos de Corbera —alguno en YouTube supera el millón de vistas—. “Me lo pongo para trabajar y cuando escucho algo raro alzo la vista. Ya me he acostumbrado”, se ríe en la cantina de una biblioteca pública de Madrid. Explica que “la bioneuroemoción intenta darse una pátina de apariencia científica y lo consigue ante alguien que no entienda, pero si lo analizas, hay bochornosas incorrecciones y a menudo falacias y mentiras“.

Una peligrosa incursión en el campo de la salud

Hamer, ideólogo de la nueva medicina germánica, fue condenado en Alemania por medicina ilegal y está en Noruega. Pasó por España en los noventa, donde llegó a salir en un polémico programa en TVE e hizo algunos adeptos, como el doctor Fermín Moriano (años después, y siguiendo su teoría, murió de cáncer sin someterse a tratamiento).

El periodista Gaspar Hernández siguió durante dos años a Corbera y escribió el libro No soy de este mundo. En un momento, cuenta una escena en una charla en Sant Cugat: “Mira a una mujer sentada en primera fila, una mujer de expresión ausente, e informa al público de que está enferma. Igual que creamos buenas y malas rachas, dice Enric, ella también ha creado su enfermedad. El cuerpo no puede ponerse enfermo, la materia no tiene capacidad de enfermar. Es la mente, asegura, la que enferma el cuerpo“.

En otro pasaje describe otra escena: “La mujer de la primera fila sufre un tumor cerebral. ¿Por qué? Es demasiado controladora, y aunque ella sabe lo que tendría que hacer con su vida, no lo hace. ‘Cuando lo hagas, te curarás’, le dice, señalándola con dos brazos perentorios”. El libro también cuenta cómo Enric ha pedido en ocasiones el premio Nobel para Hamer.

Su trayectoria biográfica

Corbera nació en 1954 en Olesa de Montserrat. Lo hizo en el seno de una familia muy religiosa. Fue un mal estudiante, aunque luego se centró y llegó a ser director de calidad de una fábrica de circuitos impresos de Rubí. A los 35 años, siempre según el libro de Hernández, “aprendió a hacer viajes astrales, descubrió que podía salir del cuerpo”.

Comenzó a llevar el negocio de sus suegros, una tocinería con más de siglo y medio de historia, y allí abrió su primera empresa, NaturalEnric. “Allí Enric se daría a conocer como naturópata, practicando reiki, imposición de manos, y recetando esencias florales que mezclaba por intuición. […] Pero la gente acudía a Enric, más que por una terapia u otra, porque le consideraban un sanador. ‘Vamos a ver al sanador’, decían sus clientes, que fueron aumentando y ya provenían de toda la comarca. ‘Y se curaban’, afirma Enric. Incluso llegó a practicar un exorcismo“.

En 1982 leyó Un curso de milagros y después descubrió a Hamer. Ya adulto, estudió psicología. Hace unos años comenzó a organizar los cursos en España de Cristian Flèche, un enfermero francés que “se adhirió a las tesis de Hamer, relacionando la causa de todas las enfermedades a un componente emocional directo. Fue el creador del sistema DBO [descodificación biológica original, del francés ‘décodage biologique originel’]”, según un informe de RedUNE sobre la bioneuroemoción.

Condenado por plagio

Entre 2008 y 2010, Flèche dio cursos sobre la biodescodificación en la empresa de Corbera. Cuentan que hubo un enfrentamiento entre ambos. Un seguidor de Flèche en España afirma que este se negó a otorgar el título de ‘terapeuta’ a Corbera y que este llegó a expulsarle de una sala. Sea como fuere, según una sentencia posterior, Corbera usó material de esas charlas para publicar a finales de 2010 dos libros: Tratado de biodescodificación y Tratado sobre biodescodificación. Las bases de la biodescodificación. El francés le demandó por plagio y pidió “cesar de forma inmediata en la actividad ilícita, procediendo a la retirada del comercio y la destrucción de todos los ejemplares”.

El 9 de abril de 2015, un juez de lo mercantil le dio la razón. Consideró que en un libro había 72 páginas y en otro 77 que “suponen una copia sistematizada y carente de originalidad por lo que generan una infracción de los derechos de propiedad intelectual” de Flèche. La grabación de las conferencias, añade, sólo era para “proporcionar apuntes” a los asistentes al seminario.

El juez fijó en 72.450 euros la indemnización (a 10 euros por ejemplar). Corbera recurrió y el pasado 1 de diciembre la Audiencia Provincial de Barcelona volvió a fallar que había plagio. Sí redujo sustancialmente la condena, que quedó fijada en 11.867 euros (1,5 euros por libro y no 10). Además, mantiene la obligación de publicar el fallo en la web del instituto de Corbera, que ha recurrido en casación al Supremo. Emilio Molina, el informático que ha analizado las horas de vídeos de Corbera y que colabora con la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, se lleva las manos a la cabeza al comentar la condena por plagio: “Es tristemente irónico que solo le haya denunciado otro sectario como Flèche”.

Así defienden al gurú

En un correo, una portavoz de Corbera destaca que la Audiencia también reduce “las supuestas páginas plagiadas” y destaca que han recurrido en casación al Supremo, donde esperan que “las pretensiones de la parte contraria aún se pueden ver más disminuidas”. Añade que el libro Tratado de biodescodificación fue retirado de la venta en abril de 2014, “debido a la evolución de las bases teóricas de la bioneuroemoción”.

La portavoz de Corbera resalta que no tiene ninguna denuncia de ningún paciente. “Las acusaciones forman parte de un pasado que ahora no tiene nada que ver. Ha cambiado el contexto y la gente evoluciona”. Esa evolución es clave en su argumentación. Paralelamente al pleito con Flèche por plagio, la figura de Corbera crecía.

Abandonó el concepto biodescodificación —coincidía que estaba pendiente de sentencia por plagio— y registró la bioneuroemoción. Además, rebajó el tono en lo referente a la salud. Para entonces, grupos de científicos ya habían conseguido frenar actos suyos en universidades (el último, hace un mes en la Universidad de Zaragoza). La lupa sobre él crecía a la par que el negocio.

Además, la muerte, en diciembre de 2015, de Maribel Candelas, una paciente con cáncer que había dado charlas con Corbera como ejemplo de sanación y que renunció a la quimioterapia, le dio aún más relevancia. En charlas recientes, Corbera afirma que ha evolucionado mucho desde sus primeros vídeos, de 2010, entre otras cosas porque “cuando se vive con la conciencia cuántica, el 2010 está tremendamente lejos”.

Un negocio redondo

El precio de los cursos van desde los 2.900 euros el ‘posgrado online’ anual a los 1.100 euros por un módulo de una semana. Hay cursos en América Latina —Uruguay, Chile, México, Panamá…— y España. En 2015, último año del que hay cuentas, el Enric Corbera Institute facturó 2,9 millones, de los que 728.766 euros fueron beneficios. La otra empresa de Corbera, NaturalEnric, facturó 200.000 euros.

Esta portavoz insiste en desligarse de cualquier relación con la medicina. “La bioneuroemoción no es una psicoterapia, ya que no efectúa ningún diagnóstico, por lo tanto no se deriva ningún tratamiento relacionado con dicho diagnóstico ni tampoco un seguimiento ni evaluación del resultado”.

Y señala que “no excluye ningún método estándar de conocimiento científico que pueda promover el bienestar físico, psíquico o social de la persona que va a consulta. Todo lo contrario. Es una metodología complementaria a cualquier tratamiento o terapia que el cliente esté realizando cuando esta se aplica al ámbito de la salud”.

Además, manda fragmentos recientes de charlas de Corbera en que aparentemente ya no habla de la futilidad de los tratamientos convencionales. “Soy el primero que dice que cuando te encuentras mal, vete al médico y que te haga un buen diagnóstico, y tómate lo que te tengas que tomar, y hazte el tratamiento que te quieras hacer”, dijo en una conferencia en 2016.

Los que acuden a su ‘consulta’, afirma, tienen que firmar ahora un documento según el cual asumen que “la bioneuroemoción no es un método científico y la sanación del cuerpo no es, en ningún caso, un objetivo de la misma”. Sara Maristany, una ‘coach’ que terminó el curso de bioneuroemoción en diciembre, repite el discurso de que la enfermedad es solo mental: “El origen solo puede ser psicológico. El cuerpo no puede enfermar porque es solo materia”.

¿Qué dicen los psicólogos?

Eso no le evita las críticas del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, que en enero del año pasado hizo público un escrito contra la bioneuroemoción. Ricard Cayuela, vicedecano primero del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, se distancia de Corbera y los suyos: “Hace tiempo que dijimos que no está basada en la evidencia y que toca aspectos delicados como enfermedades graves“.

Y añade: “Nos tememos que a cualquier enfermo en situación grave que vea ahí una tabla de salvación se le pueda estar engañando. No hay rigor científico y pone en riesgo emotivo e incluso físico al posible paciente. No tengo datos de que indiquen dejar la medicación, pero si lo hicieran, sería grave”. Cayuela encuentra un símil para explicar la fe que mueve Corbera: “Lo comparo, salvando las distancias, con Ruiz-Mateos, que ha enredado dos o tres veces a inversores”.

Otro psicólogo, Miguel Perlado, ha analizado el fenómeno: “Él solo es licenciado en psicología, pero habla de la medicina germánica, los milagros, es un pastiche indigesto, a saber qué ha entendido de Jung”. Perlado ha observado la evolución en el discurso de Corbera: “Ya no emplea tanto el término terapia porque puede tener problemas”.

Este experto lo define como “una propuesta de terapia muy loca que además vale para todo el mundo. Es demencial. Son terapias locas o desviadas, con una causa única para todos los problemas”. Perlado es muy duro: “Es un charlatán de la salud. Sus terapias son locas, desviadas”, llegando a calificar su método como “terapia sectaria” porque, dice, “tiene puntos para acabar siendo una secta”.

El predicamento de Corbera crece entre los suyos. El libro de Hernández muestra escenas propias de una estrella del rock en América Latina, con seguidores por todas partes y reconocimiento institucional. Cuando imagina su futuro, pinta un avión privado para viajar más cómodo.

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2. Pseudociencias: entre la charlatanería y la tragedia.

FUENTE: El País

 

 

El pasado mes de febrero, se ha celebrado con gran seguimiento en las redes sociales dos días relacionados con la ciencia. El Día de Darwin, el 12 de febrero, que conmemora el nacimiento del gran científico y también el día 11, Día de la Mujer Científica para traer a la palestra historias de mujeres que por el hecho de serlo pasaron más desapercibidas. Lo cuenta Jesús Martínez en el diario español El País.

Tanta celebración científica debía de contrarrestarse con San Valentín, pero no entraré en eso, sino que lo aprovecho para argumentar cómo de la mano de la ciencia, en su más pura esencia y credibilidad, corre casi, a la vez, un auge de las pseudociencias. No solo entre los presumiblemente menos agraciados intelectualmente, sino que cada día son más cool y son tendencia entre postmodernos y los seguidores de la postverdad.

Llámase pseudociencia a todo aquello que pretende tener una apariencia científica, pero sin seguir el método científico adecuado y válido, ni puede ser reproducido de forma fiable. Magia contra ciencia, remedios fabulosos que no son comprobables en un simple estudio reglado. Técnicas médicas que tienen más de placebo que de remedio real y que para funcionar apelan a la fe de cada uno, cosa que no es muy de fiar.

Muchas de estas pseudociencias podrían pasar por charlatanería, imposición de manos o profesionales con gran capacidad de convicción y manejo de voluntades., pero a veces, no pocas, tienen efectos indeseables por acción o por omisión. Me explico: que te vendan una sesión de espiritismo puede acarrear un gasto económico y una frustración como mucho, pero que te convenzan que con unas plantas o una terapia de meditación, mientras pasa un cometa, te va a curar el cáncer, puede hacer que no uses la quimioterapia adecuada y el resultado sea trágico.

El pasado 13 de febrero se divulgó por las redes sociales la campaña #StopPseudociencias hasta ser Trending Topic, para instar al Gobierno a que ponga freno a estas pseudociencias peligrosas. Miles de mensajes en Twitter y otras redes, artículos de prensa y charlas varias, entre las que destaca la que tuvo lugar el pasado día 18 en el hospital de La Paz de Madrid, denominada Terapias Peligrosas. Miles de usuarios denunciaron prácticas abusivas, estafadoras y peligrosas con mensajes de pretendidas sanaciones al estilo de la magia medieval, incrustadas en nuestra sociedad casi sin darnos cuenta.

La infancia no es ajena, los adultos allá cada cual. Pero cuando de niños se trata es muy frecuente dejarse engañar con tal de encontrar un remedio para solucionar ese problema del peque que nos rompe el alma. Sea un cáncer o sea un moco de un catarro, los padres viven con inmediatez y con ansiedad la búsqueda de una solución al problema. Un llanto persistente de un bebé debe ser acallado a cualquier precio y para ello encontraremos avezados pseudoprofesionales sin escrúpulos que nos venderán un remedio homeopático a sabiendas que no tendrá ningún efecto. O nos cobrarán un dineral por unas sesiones de osteopatía craneal para solucionar una asimetría que se solucionará sola con el tiempo.

Hay muchos otros ejemplos de pseudociencias que pretenden sacar a los padres el dinero aprovechando esa debilidad innata que nos producen las lágrimas de un bebé. Y para muestra, están los cólicos del lactante, masajes, relajación, osteopatía, homeopatía también, y otras técnicas más peregrinas como escupir wiski sobre el abdomen del bebé, que de todo se ve, collares de ámbar que pueden asfixiar al peque y podría tragar y ahogar por una pieza desprendida, todos ellos remedios para un problema que se soluciona habitualmente poniendo al pecho al bebé o en el peor de los casos con el paso de los días.

Técnicas de otros tiempos llevadas a cabo por aficionados en aras de una pretendida vida natural. Como puede ser promover el parto en casa sin control o bulos y leyendas urbanas llevadas a la postmodernidad como los movimientos antivacunas, la fobia a la leche o las redes wifi. Todas son aprovechadas por gentes sin escrúpulos ante la pasividad del ministerio y sus sucesivos regidores.

La campaña avalada por numerosas organizaciones en defensa de la ciencia pretende sensibilizar a la ministra para que promueva leyes que acoten y obliguen al charlatán a demostrar lo que pregona antes de poder usarlo. Y si no se demuestra que unas plantas curan el cáncer, deténgase su publicidad y sancione al estafador.

El paciente jamás es culpable, los engaños han existido siempre y los que lo realizan son delincuentes y estafadores expertos, Palabras grandilocuentes como la medicina ortomolecular, la acupuntura, aromaterapia, cromoterapia, dieta alcalina, magnetoterapia, cuencos tibetanos y tantos otros procedimientos fraudulentos, embaucan a la buena gente que piensa que como está difundido por los canales habituales, ya tienen un efecto consolidado y cierto y no es así, ninguna de esas terapias superaría un mínimo estudio serio.

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3. Los partidarios de la homeopatía y su estrategia defensiva en las redes sociales.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

Una nueva batalla en la guerra entre defensores y detractores de la homeopatía se disputó el pasado mes de febrero. En concreto, en las redes sociales, donde los primeros prepararon con antelación su estrategia a seguir paralelamente a la celebración de la jornada 'Las terapias peligrosas: parasitando la salud' que tuvo lugar en el Hospital Universitario de La Paz en Madrid el pasado 18 de febrero. Lo cuenta Laura Díez en el medio digital Redacción Médica.

Desde el perfil de Twitter de Farmaciencia, defensora de eliminar todo resquicio de medicina sin base científica, han compartido las instrucciones de quienes llaman "los charlatanes de la homeopatía". Se trata de una especie de guión que ha preparado la cuenta de Homeopatía Canaria, que explica que necesitan la ayuda de los defensores para hacer ruido en redes.

Como primera instrucción, quieren mover el hashtag #HomeopatíaSíGracias para contrarrestar al de #StopPseudociencias, y añade una lista de personas con las que interactuar, como el perfil del Ministerio de Sanidad, de la propia ministra, Dolors Montserrat, o del Hospital La Paz. Además, añaden una serie de personas a las que llaman "posibles aliados a seguir", donde figuran especialmente médicos o asociaciones homeópatas.

La lista de recomendaciones a seguir para defender la homeopatía recoge también dos enlaces para tuitear, que corresponden a un artículo publicado sobre la legalidad de los medicamentos homeopáticos y a una petición de la plataforma de acción ciudadana Change.org para que se respete a los pacientes que han decidido tratarse con homeopatía.

Tono conciliador

Más claras aún son las indicaciones sobre el modo de actuar en general en Twitter, donde intentan, sobre todo, buscar el tono conciliador, sin entrar en descalificaciones ni borrar comentarios o bloquear perfiles. "Pase lo que pase, digan lo que digan, no perder el tono conciliador ni las formas", "nunca menospreciar a nadie ni entrar en el terreno de la desacreditación", "no descalificar ni hacer amenazas legales" o "no entrar en disputas con aquellos perfiles que ataquen y generen un tono beligerante. Aprovechar el espacio para aportar opinión positiva, no entrar en guerras" son algunas de las instrucciones que dan muestra de la actitud que buscan promover.

Además, aconsejan "escuchar qué se dice y quién lo dice", retuitear a quienes hablen bien de su negociado y seguir perfiles activos que sean "aliados". Según su estrategia, "es preferible sumar retuits sobre 5 o 6 ideas que lanzar muchos tuits diferentes", y no se debe retuitear ni responder sobre tuits contrarios que den más difusión y visibilidad a la opinión opuesta. Todo en un intento de minimizar los ataques que preveían recibir a raíz de las jornadas en La Paz.

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4. Por qué no se puede ganar la guerra contra las pseudociencias.

FUENTE: 20 Minutos

 

 

El biólogo Javier Yanes, responsable del blog “Ciencias Mixtas” en el portal informativo español 20 Minutos, ha escrito un artículo interesante en el que reflexiona sobre las pseudociencias y su popularidad actual. Yanes es periodista, biólogo y doctor en Bioquímica y Biología Molecular. En los años 90 trabajó en investigación en el Centro Nacional de Biotecnología y publicó diversos estudios científicos y revisiones. Reproducimos su artículo a continuación.

Quisiera pensar de otro modo, pero uno es congénitamente dado a rendirse a la evidencia. Y si algo parece sugerirnos la evidencia, no es precisamente que estemos ganando la guerra contra las pseudociencias. A lo más que podemos aspirar, y debemos aspirar a ello, es a que no reciban financiación pública, y a que los fraudes delictivos sean castigados por la justicia. Pero ni siquiera estamos cerca de lograr estos objetivos.

Personalmente, ya lo he dicho aquí, no siento vocación de azote de herejes. No por desimplicación, sino porque mi opción contra las pseudociencias es hablar de ciencia. De hecho, más que ocuparme de las pseudociencias, últimamente me he adentrado en lo que neurocientíficos y psicólogos experimentales tienen que decir sobre por qué los humanos somos tan propensos a creer en patrañas; la ciencia de la pseudociencia.

Y es precisamente el contacto con estos expertos lo que en parte me lleva a la pesimista conclusión de que la lucha contra el movimiento anti-ilustración, como algunos lo están llamando ahora, es una guerra perdida (lo cual no quita que deba librarse de todos modos). Seis razones:

1. No es cuestión de nivel educativo o de formación científica

Entre esas observaciones de los neurocientíficos y psicólogos experimentales dedicados a estudiar el fenómeno del movimiento anti-ilustración, destaca una conclusión contraintuitiva. Lo natural sería pensar que quienes creen que el movimiento de los astros puede influir sobre su personalidad o su futuro, o quienes creen que un vial de agua o una pastilla de azúcar pueden curar enfermedades, son auténticos zotes con un paupérrimo nivel educativo y menos luces que un ovni de madera. Y que un poco de educación y de información bastaría para barrer sus telarañas mentales y abrirles los ojos a la luz de la razón.

Pero no es así. Como recientemente he comentado aquí, un reciente estudio revelaba que los adeptos al movimiento anti-ilustración no tienen en general menor inteligencia o nivel educativo que el resto, y ni siquiera menos interés por la ciencia. Simplemente, prefieren elegir selectivamente, sabiamente pero tramposamente, los datos que corroboran sus ideas preconcebidas; los autores del estudio lo llamaban “pensar como un abogado”.

Como también he contado aquí, neurocientíficos como Dean Burnett argumentan que, nos guste o no, la creencia en patrañas forma parte del funcionamiento normal de un cerebro humano sano. Y aunque otro estudio reciente sugiere que es posible proteger a las personas contra la influencia de la pseudociencia mediante lo que los autores definían como una especie de vacuna psicológica, parece que lograrlo requiere algo más sutil y complejo que simplemente más información científica o una mejor educación en el empirismo.

2. La pseudociencia mola más que la ciencia

¿Que no? ¿Acaso molan las farmacéuticas? ¿Molan los transgénicos? ¿Mola contar a los amigos que vas a hacerte una diálisis o un PET? No, lo que mola es decirles que vas a tu sesión de reiki o de shiatsu. Lo que mola es todo aquello basado en energías fantasmales que fluyen sin que podamos percibirlas, detectarlas o medirlas, pero que se designa con nombres que suenan a oriental y se describe con frases a lo Paulo Coelho o Deepak Chopra, mejor cuanto más carentes de sentido, mientras sean lo suficientemente cursis.

Ya ni siquiera hace falta pensarlas uno mismo: hay en internet al menos un par de generadores automáticos de lo que un estudio de 2015 llamaba “gilipolleces pseudoprofundas”. Recuerdo la conclusión de aquel estudio, que comenté aquí: Los más receptivos a las gilipolleces son menos reflexivos, tienen menor capacidad cognitiva (es decir, inteligencia verbal fluida y alfabetización numérica), son más propensos a confusiones ontológicas e ideas conspirativas, sostienen con más frecuencia creencias religiosas y paranormales, y respaldan medicinas alternativas y complementarias.

No hay que confundir esta conclusión con la que mencionaba en el punto anterior: nótese que el estudio se fijaba en un sector específico de población definido por un parámetro diferente: en un caso era el negacionismo del cambio climático, en otro la afición por esas “gilipolleces pseudoprofundas”.

Las encuestas suelen coincidir en que la ciencia académica goza de cierto respeto general entre la población. Pero cuando esta ciencia se convierte en una directriz, surge la paradoja de los dos extremos: muchos están dispuestos a aceptar sin rechistar, solo “porque lo dice la ciencia”, la idea de que el chocolate adelgaza o que mirar tetas alarga la vida, aunque no haya nada de cierto en ello. Y en el extremo contrario, ya puede la ciencia de verdad certificar que los transgénicos son completamente inocuos, que en este caso siempre se sospechará de algún gato encerrado. Lo primero mola; lo segundo, no.

En definitiva, hoy hay pocas maneras mejores de caer simpático en Twitter o en cualquier otro sitio que lanzar acusaciones contra las farmacéuticas o los transgénicos, como si los vendedores de motos terapéuticas varias o de alimentos milagrosos no trataran de lucrarse con sus productos.

3. …Y quienes molan también la fomentan

¿A qué estrella del cine o del rock hemos visto defender el rigor de la ciencia cuando se trata de juzgar las infinitas proclamas pseudocientíficas que por ahí circulan? Más bien al contrario. Estos personajes mediáticos son los líderes sociales actuales, y parecen especialmente propensos a popularizar y promover todo tipo de eso que llaman terapias alternativas y otros disparates pseudocientíficos, ya sea que el desodorante provoca cáncer o que el agua tiene sentimientos.

Ignoro si tales celebrities molan porque se apuntan a las causas que molan, o si sus causas molan porque ellos molan; pero el caso es que muy raramente suelen declararse públicamente a favor de causas que no molan, como los transgénicos. Y su influencia social no es en absoluto desdeñable: ¿cuántas dietas han triunfado entre millones de consumidores gracias al respaldo de tal o cual famoso/a, a pesar de que muchos de estos métodos de adelgazamiento queden desacreditados por los nutricionistas?

Los propios diseñadores de dietas milagrosas y fabricantes de píldoras lo saben; algunos de ellos han llegado a emplear de forma fraudulenta el nombre de alguna estrella para promocionar sus productos. Y poco importa que algunos de ellos acaben en prisión o pierdan su licencia para practicar la medicina (los que la tienen).

4. La frontera entre ciencia y pseudociencia es difusa en los medios populares

En la sección de Ciencias de un diario en el que trabajé, recibimos el encargo de que una de las subsecciones, la dedicada a Salud, se centrara en lo que la dirección del periódico llamaba “vida saludable”. Pero ¿qué es “vida saludable”? Basta abrir casi cualquier revista, escuchar casi cualquier programa generalista de radio o ver casi cualquier magazine de televisión para encontrar una sección destinada a aconsejar a la audiencia sobre cómo llevar una vida más sana, comiendo o dejando de comer tal alimento, tomando o abandonando cual hábito. Pero ¿cuántas de estas proclamas están fundamentadas en ciencia sólida?

Muchas menos de las que ustedes imaginan. He tratado aquí algunos de estos casos; por ejemplo, las investigaciones que están desmontando el viejo dogma clásico sobre el papel de las grasas como grandes satanes de la dieta. También he comentado cómo algunos tótems sagrados de la nutracéutica actual, como el archifamoso omega 3, no aguantan un asalto cuando se pone sobre ellos la lupa científica.

Lo cierto es que muchas de esas ideas populares sobre lo saludable versus lo dañino en realidad no proceden de la ciencia, sino de simples reclamos publicitarios (más sobre esto abajo), o de viejas hipótesis plausibles que llegaron a instalarse como dogmas antes de su imprescindible corroboración científica.

Y a menudo, cuando se busca esta corroboración, no se encuentra. Otro ejemplo: cualquiera sabe que quien pretende adelgazar debería comenzar por apuntarse a un gimnasio. ¿No? Pues no tan deprisa. Lo cierto es que últimamente varios estudios, como este publicado en enero, están cuestionando que el ejercicio físico sea un factor realmente decisivo en la pérdida de peso para la mayoría de las personas. También hay razones científicamente lógicas para esto, que si acaso trataremos otro día.

Y si en la práctica resulta que muchas de esas proclamas sobre lo que es saludable, incluso las aparentemente más obvias, no están respaldadas por ciencia real, ¿cómo pueden los medios distinguir lo que es simplemente dudoso de lo rotundamente falso? Llegados a ese punto, anything goes: de creer que el omega 3 previene el cáncer (que no) a aceptar que el zumo de limón hace lo mismo (¡que, por supuesto, ni de broma!) hay una línea muy fina que muchos medios cruzan, por ignorancia o por cifras de audiencia. De hecho, algunos incluso viven de cruzarla.

El remedio a esta profusión de pseudociencia en los medios es, naturalmente, la ciencia; pero muchas de esas revistas, programas de radio o de televisión no cuentan con especialistas capaces de acudir a las fuentes originales para verificar su credibilidad.

5. El márketing publicitario explota, e incluso se basa en, las pseudociencias

Una cosa es que la publicidad sea especialmente propensa a tirar de argumentos pseudocientíficos para enganchar un producto a una idea facilona. Cuando esto simplemente se utiliza como estrategia de márketing para vender productos no relacionados con la idea, como hablar del destino para vender loterías, o reavivar esa falacia del cerebro racional y el emocional para vender un coche, el daño no es grande. El problema surge cuando un producto se promociona publicitando presuntas virtudes nacidas de ideas pseudocientíficas.

En un mundo obsesionado por la salud, parece que es necesario revestir casi cualquier alimento de propiedades beneficiosas; ya no basta solo con decir que sabe bien. Los patés que comíamos cuando éramos pequeños porque estaban ricos hoy tienen que publicitarse como fuente de hierro, a pesar de que una persona sana con una dieta normal cubre perfectamente sus necesidades de este metal.

Pero el problema surge cuando esta necesidad de apelar a la salud para vender un alimento pretende crear alimentos funcionales donde no los hay. Y así es como surgen los yogures que hacen cosas nunca demostradas, o marcas de agua mineral que presumen de liberar a bellas modelos de las toxinas que su cuerpo ha acumulado por alguna extraña razón no especificada (tal vez las ha mordido una serpiente). Alimentos que se pretende funcionalizar hasta convertirlos en disfuncionales.

Aún peor es el caso de productos o marcas originalmente destinados a personas con deficiencias metabólicas, como celiaquía o intolerancia a la lactosa, y cuyos dueños de repente descubren el lucrativo negocio que han estado perdiéndose: tratar de convencer a la población sana de que la lactosa o el gluten les hacen daño, lo cual es mentira. Este sí es un negocio turbio, y no vender un anticatarral a la persona que tiene un catarro. Pero naturalmente, la publicidad se autocontrola; es decir, que nadie la controla. Porque alguien así lo permite. Y esto nos lleva al último punto:

6. Los responsables públicos no saben de ciencia ni preguntan a quienes saben

Ejem… ¿Hace falta explicarlo?

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5. España: el partido Ciudadanos propone restringir las pseudociencias.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

Ciudadanos quiere que los médicos denuncien a aquellos colegas que practican pseudociencias a fin de proteger a los pacientes. Para ello ha presentado una propuesta en el Congreso en la que pide al Gobierno que los profesionales sanitarios "estén obligados a comunicar a las autoridades legales las prácticas llevadas a cabo por profesionales, titulados o no titulares, que alejadas de la evidencia científica pudieran causar un perjuicio real en la salud directa de sus pacientes". Lo leemos en Redacción Médica.

En la exposición de motivos de esta propuesta, firmada por José Manuel Villegas, portavoz adjunto del grupo en el Congreso, Ciudadanos apunta a que recomendar pseudociencias puede ser constitutivo de delito. Para justificarlo señala los "efectos perniciosos que poseen las pseudociencias, y sobretodo quienes las indican, para los pacientes". De hecho, dice que si bien el médico está obligado a denunciar casos de violencia de género, trata de personas, mutilación genital femenina y maltratos a menores, hay un vacío legal en otros elementos que "pueden ser constitutivos de delito".

No sólo se refiere a aquellos pacientes que pueden "abandonar un tratamiento con evidencia científica probada por terapias naturales". Además, recuerda que algunas de las terapias alternativas que se recomiendan interactúan con la quimioterapia y que otros "son de por sí peligrosos". De hecho, el texto ataca directamente a quienes defienden las pseudociencias bajo el argumento de que "las terapias naturales o pseudociencias no se ven perjudicados por elegir este tipo de tratamientos". Además, apela a las comunidades autónomas y ayuntamientos por la responsabilidad que tienen "en relación a las actividades comerciales que se desarrollan en sus territorios".

También la difusión radiofónica

Al partido político español Ciudadanos no le gustan las pseudociencias. Así se puede interpretar la consulta que su Grupo Parlamentario ha planteado a la Mesa del Congreso, y en la que carga contra la presencia de un programa que aborda estas prácticas en una radio pública. Concretamente, las críticas están dirigidas hacia el programa ‘En cuerpo y alma’, que se estrenó recientemente en Radio 5 y que “trata con detalle las terapias alternativas como complemento y acompañamiento de la medicina convencional”, tratando en su primera programa el “shiatsu”. Lo cuenta el medio Redacción Médica.

“Es fácil comprobar cómo existen personas de toda índole social y nivel educativo que confían su salud a terapias naturales y pseudociencias abandonando tratamientos con evidencia científica probada. Esta problemática se está tratando ya en numerosos congresos médicos y científicos”, indica en su petición la formación naranja. “Todos ellos coinciden en que el uso de estas terapias está en aumento y que es necesario que desde la profesión sanitaria se pueda denunciar este tipo de prácticas no tanto por lo que hacen sobre los pacientes, que en algunos casos también sería preciso, sino que por lo que dejan de hacer por los pacientes”.

Por ello, considera que “debe extremarse la precaución a la hora de promocionar terapias y/o pseudociencias que no poseen evidencias científicas claras en relación a sus efectos sobre los procesos patológicos ya que en determinados casos, más que ayudar a los pacientes, se produce un perjuicio claro sobre éstos”. Por ello, quiere saber qué “criterios científicos” se van a utilizar a la hora de seleccionar los contenidos del programa citado, qué personas y con qué titulación los supervisarán y si los responsables del programa piensan contar con las opiniones de sociedades médicas y científicas.

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6. Homeopatía: una controversia que dura doscientos años.

FUENTE: El Correo de Andalucía

 

 

Con el título “Un debate de dos siglos sobre la homeopatía”, El Correo de Andalucía ha publicado un artículo que lleva la firma de Alberto Cabello. Lo reproducimos a continuación.

Según un estudio realizado por la empresa Nielsen con 3.032 entrevistas online para Laboratorios Boiron –uno de los principales productores de fármacos homeopáticos de España–, un tercio de la población recurre al uso de este tipo de tratamientos (32 por ciento de media nacional y 29 por ciento en Andalucía), el 38 por ciento de los andaluces (35 por ciento de media nacional) ha acudido alguna vez a un médico homeópata y un 68 por ciento conoce de la existencia de esta disciplina englobada en las terapias naturales alternativas.

Además, más de 10.000 médicos ya prescriben habitual u ocasionalmente estos medicamentos, dentro de los cuales, el número de especialistas que integran la homeopatía en sus consultas va en aumento, hasta 4.400 pediatras, 700 ginecólogos y 4.300 médicos generales lo hacen actualmente. Francia, Suiza, Bélgica, Gran Bretaña o Alemania ya tienen la homeopatía dentro de sus sistemas de Sanidad pública.

Las dudas sobre la eficacia científica de los tratamientos homeopáticos, fabricados a partir de sustancias de origen animal, mineral o vegetal muy diluidas en líquidos, persigue a esta disciplina desde su invención, en 1798, por el médico alemán Samuel Hahnemann. En una popular parodia sobre las medicinas alternativas, un hombre entra en un hospital homeopático tras sufrir un accidente de tráfico. El médico pide a la enfermera que consiga un trozo del coche que lo atropelló, lo diluya en agua y lo agite y diluya repetidamente para poner tres gotas del líquido resultante bajo la lengua del herido. Según la homeopatía, si se toma cafeína en proporciones ínfimas, hace lo contrario: dar sueño. Así que existe un preparado para dormir que se obtiene mezclando un parte de cafeína con 99 de agua.

Debate entre los especialistas

«He podido comprobar los buenos resultados que los medicamentos homeopáticos proporcionan para patologías agudas como gripe, tos, diarrea, crisis de migraña y contusiones, pero también en patologías crónicas o de difícil tratamiento como alergia, dermatitis, asma, afecciones reumáticas o ansiedad», asegura Alberto Sacristán, presidente de la Sociedad Española de Medicina Homeopática.

Hace algunos años, la Junta de Andalucía anunció la inclusión de la acupuntura en la cartera de servicios del SAS, descartó la incorporación de otras terapias alternativas, citando expresamente la homeopatía, al no estar acreditada su eficacia. No obstante, según datos de la Consejería de Salud, en Andalucía hay 92 centros sanitarios privados a los que se ha autorizado contar con unidades asistenciales homeopáticas. «Ninguna terapia homeopática, u otra alternativa, cura un cáncer, ni una tuberculosis, ni el sida, ni un lupus eritematoso sistémico, ni una leucemia, ni una insuficiencia renal», cuenta Emilio Arteaga, médico especialista en Microbiología.

El debate sobre la validez o no de los tratamientos homeopáticos ha llegado a la universidad. El máster en Medicina Homeopática dejó de impartirse en la Universidad de Barcelona por falta de evidencia científica. La de Barcelona no es la única que se ha desmarcado de la homeopatía. La Facultad de Medicina de Valencia señaló en 2014 que no tenía vinculación oficial con el Máster en Medicina Naturista, Acupuntura y Homeopatía.

En 2013, la Universidad de Córdoba canceló el Curso intensivo de Homeopatía Veterinaria. También la Universidad de Zaragoza decidió eliminar de su oferta lectiva la Cátedra Boiron de investigación, docencia y divulgación de la homeopatía. La Universidad de Valencia decidió no ofrecer el próximo curso su Máster en Medicina Naturista, Acupuntura y Homeopatía, tras nueve ediciones. Córdoba canceló sus cursos en 2013, y la de Sevilla suspendió su máster en 2009.

«Se trata de una decisión acertada, ya que las universidades son las depositarias de nuestros conocimientos, de nuestra sabiduría y, por tanto, no deberían acoger ni promover disciplinas pseudocientíficas, salvo en lo que se refiere a su estudio como fenómenos sociales o históricos. Es muy importante que todas estas prácticas dejen de recibir cualquier tipo de apoyo por parte de las autoridades políticas, académicas y sanitarias y que pasen a ser severamente vigiladas y controladas, para evitar peligros para la salud de los ciudadanos», plantea Arteaga.

La Universidad de Málaga anunció el pasado año la cancelación del curso de verano La enfermedad: ¿enemiga o aliada?, que generó gran controversia por abordar diversos temas relacionados con la medicina alopática, antroposófica, homeopatía, medicina china, bioneuroemoción y medicina integrativa. «El paciente tiene derecho a elegir el tratamiento que quiera, a contar con profesionales bien formados, y una buena formación se garantiza mucho en la universidad, que está dejando de ofrecerla por una decisión totalmente arbitraria», sostiene, por el contrario, la doctora Dolores Tremiño, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Homeopática durante ocho años.

Una pseudoterapia popular

La multinacional Boiron denunció una campaña mediática contra la homeopatía. Sin embargo, una de las responsables de la compañía no supo muy bien explicar cómo actúa esta supuesta medicina alternativa.

El doctor Luc Montagnier, virólogo francés que ganó el Premio Nobel en el año 2008 por descubrir el virus del Sida, apoyó las prácticas homeopáticas en una entrevista publicada en el revista Science: «no puedo afirmar que la homeopatía tenga razón en todo, pero sí que las ultradiluciones tienen efectos». El 99 por ciento de los usuarios regulares de homeopatía se muestra satisfecho o muy satisfecho con este método terapéutico y el 98 por ciento aconsejaría su utilización a familiares y amigos. Además, en un estudio reciente, el 74 por ciento de los entrevistados (usuarios o no) declaraban que les gustaría recibir asesoramiento de su médico sobre homeopatía. A nivel mundial existen más de 300 millones de pacientes que confían en la homeopatía para el cuidado de su salud y en Francia, por ejemplo, el 66 por ciento de la población ha utilizado medicamentos homeopáticos en alguna ocasión.

Los detractores de la homeopatía sostienen como uno de sus principales argumentos que se han descrito efectos secundarios adversos en algunos medicamentos homeopáticos. Plantean que esas sustancias a menudo tóxicas, son peligrosas y no siempre las dosis homeopáticas son de dilución extrema, y pueden darse concentraciones lo bastante altas como para provocar síntomas e incluso la muerte, como sucedió en un caso registrado en Badajoz en 2004. Recuerdan que el Ministerio de Sanidad español ha ordenado la retirada de medicamentos homeopáticos por reacciones alérgicas graves, y ha emitido alertas sanitarias relacionadas con contaminaciones microbianas y problemas con la esterilidad en la planta de fabricación.

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7. Los psicólogos dedicados al abuso sectario, preocupados por las pseudoterapias.

FUENTE: Sur

 

 

Uno de los grandes problemas con el que se topan los pocos especialistas españoles en sectas destructivas son las modernas apariencias que están tomando estos grupos. Informa de ello el diario Sur, en un artículo de Nieves Castro. El vicepresidente de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP), el psicólogo José Miguel Cuevas, habla de una «nueva ola sectaria», siendo el campo de la salud uno de los puntos calientes que sirve de refugio a las intenciones reales de estos clanes. «Uno de los terrenos de moda, sumamente peligroso, es la proliferación de terapias que no son reales pero que se venden como verdaderas amparadas por falsos profesionales o incluso profesionales académicos», advierte.

Bajo este paraguas Cuevas engloba multitud de terapias de crecimiento y desarrollo personal, centradas en lo emocional que se abordan desde corrientes que no son psicológicas pero lo parecen o grupos de coaching coercitivo que comen terreno al coaching profesional. «El nuevo sectarismo es más sutil y en ocasiones viene hasta respaldado por académicos. De hecho, hay una implantación muy alta dentro de las universidades», asegura.

El especialista, responsable asimismo del servicio público de atención a víctimas de grupos coercitivos que funciona en Marbella, denuncia que las instituciones españolas hacen dejación de sus funciones de amparo frente a los adeptos a sectas destructivas, con la rara excepción del Ayuntamiento de Marbella, que mantiene un servicio que atiende a afectados de toda España.

Frente a la inacción de los organismos públicos, el vicepresidente de la AIIAP lamenta, además, lo complicado que resulta conseguir que uno de estos grupos sea condenado, aun cuando lo haya sido su líder. «La mayor parte de grupos sectarios son legales y están reconocidos como asociaciones», afirma el experto. «Los grupos sectarios nos están comiendo y no hay una legislación acorde a sus delitos», añade. Para este especialista es incomprensible que España no tenga un registro oficial de sectas ni tampoco un órgano o una institución dedicada a vigilarlas como sí pasa en otros países.

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8. Las pseudoterapias ponen vidas en peligro.

FUENTE: Bez

 

 

Los gerentes de los hospitales permiten estas prácticas pseudocientíficas porque `a priori´ no tienen ningún efecto. Pero ante la gravedad de la situación, cada vez más voces se movilizan en contra de las denominadas “terapias alternativas”. En muchas ocasiones son los propios profesionales de la salud quienes defienden prácticas alternativas, tal como señala José Pichel Andrés en el medio digital Bez. Recogemos aquí su artículo.

Imagine que lleva su coche al taller y el mecánico le dice que lo puede arreglar con solo aproximar sus manos, sin tocarlo. Lo más probable es que piense que es una broma. Sin embargo, en el ámbito sanitario está ocurriendo exactamente eso: se llama reiki y sus promotores dicen que manipulan una “energía universal” para curar cualquier cosa acercando sus manos al paciente, incluido el cáncer.

Como esta, decenas de “terapias alternativas” proliferan sin ningún aval científico, desde las más conocidas, como la acupuntura y el psicoanálisis, a las más sorprendentes, como la iriogenética, que diagnostica según el color de los ojos. “Cualquiera puede montarse su chiringuito y entrometerse en el ámbito sanitario con total impunidad”, denuncia en declaraciones a bez.es Emilio Molina, vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP).

Ante la demanda de los pacientes, los gerentes de los hospitales permiten estas prácticas pseudocientíficas porque a priori no tienen ningún efecto, las universidades y los ayuntamientos abren sus puertas a charlas y cursos que las promocionan y el círculo se cierra cuando nuevos pacientes creen en su eficacia, precisamente, porque tienen el aval el de las instituciones. El problema es que algunos recurren a ellas como primera opción, retrasando o abandonando los tratamientos convencionales, de probada eficacia.

La diferencia entre una terapia científica y una pseudocientífica es que la primera está avalada por pruebas muy sólidas y la segunda, en el mejor de los casos, solo lo aparenta. “Si tengo 100 pacientes y, tras darles una pastilla, se curan 80, puedo pensar que es eficaz”, pone como ejemplo Molina, “pero si hago otro experimento de control con otros 100 pacientes a los que les doy una pastilla inocua y también se curan 80, quiere decir que el primer tratamiento no sirve de nada y que han mejorado por el curso normal de la enfermedad”.

Los defensores de las pseudociencias suelen agarrarse a ese tipo de datos parciales, pero no pasan los ensayos rigurosos que requiere el método científico, que deben ser reproducibles, estar avalados por un número de casos muy amplio, ser revisados por expertos y pasar la prueba de doble ciego, en el que ni los participantes ni los investigadores saben quién pertenece al grupo experimental y quién al grupo de control que recibe un placebo.

Muertes por pseudoterapias

Los casos más leves se quedan en estafa, los más graves acaban en muerte. De hecho, la APETP fue fundada por Julián Rodríguez después de que su hijo Mario muriese por leucemia. Un curandero le convenció de que dejase la quimioterapia porque se podría curar simplemente tomando vitaminas. También es conocido el caso de Maribel Candelas, que falleció de cáncer tras dejar su tratamiento y acogerse a la bioneuroemoción, una pseudoterapia que “tiene características de secta”, según Molina.

Ante la gravedad de la situación cada vez más voces se movilizan: científicos, divulgadores, asociaciones de pacientes, familiares de enfermos y otros colectivos llaman la atención de las autoridades para que hagan algo con campañas como la denominada #StopPseudociencias, en redes sociales. “Apenas haría falta legislar, basta con cumplir la normativa actual”, opina el vicepresidente de APETP, por ejemplo, que solo los profesionales sanitarios pueden hablar en público sobre cuestiones de salud, ya que la Constitución exige que los ciudadanos tengan una información veraz sobre esta cuestión.

“Los charlatanes se acogen a una falsa libertad de expresión” y la justicia “no protege al incauto”. Al contrario de lo que sucede en algunos países de Europa, en España es difícil condenar a un estafador por estos motivos, puesto que “se supone que si eres mayor de edad, has podido elegir en libertad, cuando en realidad si no tienes la información correcta no eres libre de elegir”.

El problema comienza a colarse en la agenda de los partidos políticos, con propuestas como que los médicos denuncien si un paciente ha sido víctima de una terapia pseudocientífica. “Al igual que pasaba hace años con la violencia de género, falta conciencia social sobre este problema”, asegura Molina. Sin embargo, en muchas ocasiones son los propios profesionales de la salud quienes defienden prácticas alternativas. “Son personas y como tales también tienen sus sesgos y, en ocasiones, falta de espíritu crítico y de formación universitaria sobre el método científico, caen en las falacias de que si algo es milenario o lo utiliza mucha gente, tiene que funcionar”, comenta.

Homeopatía

El caso de los productos homeopáticos es especialmente llamativo, puesto que han pasado a tener rango de medicamentos sin tener que demostrar su efectividad. “Pueden venderse tras un registro rápido con solo acreditar que son inocuos y pagar las tasas correspondientes, pero a día de hoy solo hay cinco que las paguen, se está cometiendo un fraude sistemático”, señala.

¿Cómo es posible? Molina asegura que lobbies británicos y alemanes han presionado para que Europa se pliegue a esta regulación tan laxa, ya que está en juego un negocio multimillonario, aunque curiosamente este es uno de los argumentos favoritos de quienes defienden la homeopatía frente a los medicamentos tradicionales, controlados también por grandes farmacéuticas.

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9. El debate sobre las pseudoterapias llega al Congreso de los Diputados de España.

FUENTE: El Español

 

 

Menuda mañana la del pasado 1 de marzo para Jesús Mª Fernández, portavoz de Sanidad del PSOE. Primero le tocó reunirse a las 10:00 con la Asociación Para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) y, un poco después, a las 12:00, con la Asociación Española de Médicos Naturistas, dos grupos cuyos intereses son antagónicos. Todo esto no es casual, sino la señal de que una batalla se está empezando a librar en los pasillos del Congreso. Lo cuenta Antonio Villarreal en El Español.

La semana anterior, Ciudadanos presentó una proposición no de Ley relativa a "la mejora de la protección de los pacientes afectados por la pseudociencia". En este texto, el partido naranja propone, básicamente, que los médicos estén obligados a denunciar a la fiscalía o al juzgado de guardia a otros profesionales, titulados o no, que ofrezcan a sus pacientes este tipo de terapias, "alejadas de la evidencia científica y que pudieran causar un perjuicio real en la salud".

La APETP, impulsora de este texto, ya se reunió con Ciudadanos hace unas semanas y el 1 de marzo fue el turno del PSOE. "El portavoz socialista está recibiendo a distintas asociaciones a petición de las mismas", explica a El Español el Grupo Socialista en el Congreso, "que tiene que ver tanto con personas afectadas por terapias pseudocientíficas o por intrusismo profesional, como asociaciones de médicos naturistas, para escuchar sus reivindicaciones, sus necesidades o sus propuestas y conocer la situación respecto a las terapias no convencionales". Desde la asociación, su vicepresidente Emilio Molina explica que, hasta el momento, se han reunido "con varias fuerzas políticas: Ciudadanos, Compromís, PP o PSOE, tenemos pendiente hablar con Podemos pero esperamos hacerlo pronto".

¿A qué llamamos pseudociencia?

¿Y tú me lo preguntas? Son aquellas prácticas que, por lo general, no han seguido el método científico para ser validadas o reproducidas. Por tanto, sus efectos beneficiosos tienen que ser puestos en cuarentena porque no existe forma de explicar cómo logran curar o mejorar el pronóstico de una enfermedad. La APETP enumera en su página 75 terapias pseudocientíficas, aunque ya indica que no todas están al mismo nivel. Por ejemplo, la acupuntura ha sido puesta a prueba en numerosos estudios científicos.

En 2012, Edzard Ernst, de la Universidad de Exeter, evaluó todos los estudios que habían aparecido al respecto. Su conclusión es que, de 32 trabajos que evaluaban la eficacia de la acupuntura para diferentes enfermedades o lesiones, 25 de ellos no demostraban nada positivo. En cambio, las agujas sí parecían resultar útiles para reducir un puñado de afecciones muy concretas, como las náuseas y vómitos provocados por la quimioterapia o el dolor de cabeza idiopático. Y pese a las limitaciones, esta es de las terapias que cuentan con mayor respaldo. En el extremo contrario están la aromaterapia, la cirugía psíquica, las flores de Bach, la orinoterapia, el péndulo hebreo, la psicomagia, el Shiatsu o el suero de anguila.

¿Por qué están los partidos debatiendo este asunto?

En sus reuniones, desde el PSOE apuntan que no tienen en mente ninguna modificación legislativa a este respecto. "Se trata de un intercambio de información, de momento no hay ninguna iniciativa al respecto", explican estas fuentes. Paradójicamente, tanto los anti-pseudociencia como los médicos naturistas quieren lo mismo: más regulación. Aunque claro, en sentidos totalmente dispares.

Rafael Torres, presidente de la Asociación Española de Médicos Naturistas, fue uno de los encargados de reunirse con el portavoz del PSOE en el Congreso. "Queremos una formación reglada, tanto en la universidad como en formación continua, que en estos momentos está en una situación inestable". Este médico de atención primaria y experto en terapias no convencionales cita países como Alemania o Estados Unidos, donde los centros educativos ofrecen incluso doctorados en homeopatía.

Los críticos de estas terapias creen que este movimiento puede ser peligroso, ya que legitimaría de alguna forma la práctica de formas de medicina complementaria. En el otro extremo está la propuesta de la APETP, que consiste en delimitar lo que puede y no puede ofrecerse a un paciente, y el único baremo estaría en su validación científica.

"Nuestras peticiones a los políticos son muy simples, queremos concienciarles de las situación actual que hay con las pseudociencias", explica Molina a El Español. "Tenemos informes de gente afectada, no ya por los típicos charlatanes que se aprovechan, sino también de médicos, enfermeros o fisioterapeutas que están prescribiendo tratamientos sin ningún tipo de rigor, saltándose la deontología propia de su profesión y ofreciendo a sus pacientes terapias sin validez e incluso contraproducentes para su salud".

¿Hay que denunciar a un médico por homeópata?

La esencia de la proposición presentada por Ciudadanos está, precisamente, en esa labor de denuncia entre compañeros de profesión. Para Molina, la proposición "se queda bastante corta, de hecho nos hemos reunido con más partidos para que incluyan más cosas, el texto aún tiene muchísimo margen de mejora".

¿Y qué les parece a los médicos naturistas que otros compañeros puedan demandarles? "Vamos a ver en qué términos quieren implementarlo, les hemos pedido que nos lo manden porque sólo he podido verlo por la prensa", dice Torres. "El médico tiene muchas funciones y tiene que tener una visión amplia, no reduccionista, para incorporar todo lo que venga del campo científico, también hemos de exigir a las facultades que apliquen el Plan Bolonia y ofrezcan una educación en medicina complementaria, algo que no están haciendo".

En breve, esta asociación buscará reunirse con Ciudadanos, el primer partido en proponer que los doctores partidarios de estas terapias sean denunciados. La reunión se prevé tensa, será un buen momento para poner a prueba el poder ansiolítico del extracto de Pasiflora.

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10. Los médicos españoles aprueban la denuncia de pseudociencias, pero no por ley.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

Los médicos lo tienen claro: su responsabilidad es denunciar las pseudociencias siempre que supongan un perjuicio para el paciente. Ante la propuesta de Ciudadanos de que los médicos estén obligados a denunciarlas, tal como informamos en este mismo boletín InfoRIES, Jaume Padrós, presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, tiene serias dudas: "No se nos puede pedir que hagamos de inspectores de nuestros propios compañeros". Lo cuentan Laura Díez y Carlos Corominas en Redacción Médica.

Padrós se remite al código deontológico para afirmar que "si el médico sabe que se está cometiendo un delito tiene la obligación de comunicarlo a la justicia según el código deontológico". Reconoce que no contempla que se les pueda sancionar si no lo hacen "porque es difícil saber siempre si el médico sabía que se estaba dando esa situación".

El portavoz de Sanidad de Ciudadanos en el Congreso, Francisco Igea, ha explicado a Redacción Médica que no se plantea que un médico no denuncie en el momento en que conozca un caso: "No me imagino a un profesional que se niegue a reportar cuando ve un delito". Especifica que lo que la proposición no de ley trata de poner sobre la mesa es que los sanitarios tengan a su disposición los formularios y los medios para denunciar fácilmente.

Pseudomédicos

Padrós considera que "la medicina alternativa y la buena praxis son incompatibles", y por tanto considera que la denuncia del médico se debe hacer cuando "sea mala praxis y también cuando se pueda estar cometiendo una estafa". La clave para Padrós está en la palabra "alternativa", ya que marca una diferencia con "complementaria". A su juicio, el médico sí puede ofertar algún tratamiento complementario "siempre que no sea el tratamiento fundamental, se informe correctamente al paciente y no se generen expectativas que no están avaladas por la evidencia científica".

El problema surge cuando las terapias pseudocientíficas sustituyen a un tratamiento cuya eficacia sí está demostrada. "La mayoría de quienes lo recomiendan no son médicos, pero se presentan ante el paciente como pseudomédicos", explica. En estos supuestos el punto 8 del artículo 26 del código deontológico lo deja claro: "El médico tiene el deber de denunciar al Colegio a quien, no siéndolo, ejerza actividades médicas y al médico que no posea la cualificación adecuada a su práctica habitual. Nunca deberá colaborar ni contratar a profesionales que no posean la debida cualificación".

Para el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid y médico de Atención Primaria, José Antonio Otero, "los mecanismos actuales para denunciar son suficientes" y considera que hay que tener cuidado a la hora de legislar sobre ello porque "entre recomendar agua de Lourdes y la medicina con evidencia científica hay mucho trecho y es difícil establecer la línea". En su opinión, si se legisla de manera dudosa "podríamos tener que denunciar a médicos que recomiendan fármacos de dudosa eficacia o a quienes dicen que es bueno dar un paseo a las 6 de la mañana porque creen que es lo oportuno".

Como el resto de sus colegas, Francisco Miralles, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, considera que el código deontológico ya indica que se debe denunciar y entiende que "la Administración quiera que los médicos se autorregulen". En cualquier caso, ve que también debe ser competencia de los colegios y de la Administración denunciar todo tipo de prácticas que no estén avaladas por la evidencia científica. A pesar de la insistencia de Redacción Médica, la Organización Médica Colegial no ha ofrecido su postura al respecto.

Confianza ciega

Si detecta que un paciente puede estar siendo víctima de mala praxis por un tratamiento pseudocientífico, el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid señala que puede abordarse de tres maneras: hablar con el paciente, denunciar a la justicia si se están produciendo lesiones o está abandonando otros tratamientos o ponerlo en conocimiento del colegio de médicos provincial si el autor de la mala praxis es un médico.

Al abordarlo con los pacientes puede surgir el conflicto porque "cuando una persona cree en un remedio no científico, confía ciegamente en lo que le ha dicho quien se lo ha recomendado". El médico debe ser muy cuidadoso para "no herir o llamar ignorante a ese paciente por confiar en un curandero". Para ilustrarlo, Otero recuerda el caso de un paciente con hipertiroidismo al que un curandero aconsejaba no tratarse: "Costó muchísimo trabajo, pero al final conseguimos encarrilarle y que se tratara".

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.