Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

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Nº 464

6 de dic. 2016

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: HOMEOPATÍA Y PSEUDOTERAPIAS

 

1. El gobierno de EE.UU. obliga a avisar en los productos homeopáticos de que no funcionan.

2. Los homeópatas reconocen que sus terapias son inútiles contra el cáncer.

3. Los médicos españoles, preocupados por la difusión de la homeopatía.

4. Ante las pseudoterapias, urge legislar y, sobre todo, educar.

5. La homeopatía no funciona: consenso en la comunidad científica.

6. No se ha probado la eficacia de ningún medicamento homeopático.

7. El gobierno francés rechaza las “vacunas homeopáticas”.

8. La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria se desmarca de la homeopatía.

9. Homeopatía: la única superchería que es ejercida por científicos.

10. México: avanza el uso de la homeopatía en la sanidad pública.

 

 

1. El gobierno de EE.UU. obliga a avisar en los productos homeopáticos de que no funcionan.

FUENTE: ABC – El País

 

 

La homeopatía pierde terreno a pasos agigantados. Los grandes organismos internacionales de medicamentos parecen decididos a acotar su creciente credibilidad entre los consumidores. La Comisión Federal de Comercio estadounidense ha tomado ahora la bandera al obligar a los fabricantes a especificar en sus productos que las indicaciones con las que los recomiendan «no están basados en métodos científicos modernos». La decisión de la agencia responde a que las únicas teorías que admitían su eficacia proceden del siglo XVIII, cuando se inventó la llamada medicina alternativa, por lo que las empresas también tendrán que aclarar expresamente en el producto que «no está aceptado por los expertos médicos de hoy».

La homeopatía, que ha vivido estos últimos años un auge sin precedentes en todo el mundo, también en Estados Unidos y en España, siempre ha sido refutada por los principales organismos, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la cabeza. Ahora, parece llegado el momento de una gran campaña que reduzca la confianza de los consumidores en sus resultados, en beneficio de los fármacos de la medicina tradicional. Lo cuenta Manuel Erice, corresponsal en Washington del diario español ABC.

La iniciativa de la Comisión Federal de Comercio estadounidense, que es la agencia de protección del consumidor en el país, obligará a hacer constar expresamente en los productos homeopáticos que «no hay evidencias científicas de que funcionen». Se trata del primer gran ataque directo a la homeopatía, considerada una pseudomedicina, y a su negocio, que en la actualidad genera unas ventas de más de 1.200 millones de dólares al año en ventas en Estados Unidos, según la revista especializada Nutrition Business Journal.

La homeopatía surgió a finales del siglo XVIII como un sistema de medicina alternativa, que fue creado por el alemán Samuel Hahnemann, quien se apoyó en el principio de que «una sustancia que cause los síntomas de una enfermedad en personas sanas curará lo similar en personas enfermas». Pese a que entonces se presentó con planteamientos que aparentaban proporcionar avances científicos, ni los organismos internacionales ni las asociaciones médicas más reconocidas han avalado nunca la homeopatía científicamente.

Pese a ello, el apego de una gran parte de la población a buscar curas alternativas a la medicina ya provocó la advertencia de la Organización Mundial de la Salud en diferentes momentos de la historia, sobre todo ante la aparición de productos homeopáticos que supuestamente podían curar enfermedades graves, como el sida o la malaria. Todos los estudios científicos consistentes realizados en la era moderna, de la Comisión Nacional de Salud australiana, la Comisión de Ciencia de la Cámara de los Comunes del Reino Unido y la Oficina Federal de la Salud Pública de Suiza, concluyeron que la homeopatía era ineficaz y desaconsejaron su financiación por parte de los organismos públicos. Aunque está admitido que algunos ensayos fueron positivos, las posteriores revisiones siempre consideraron que era un producto del azar. Eso ha llevado a que en el mundo de la profesión médica, la homeopatía se tilde de «fraude».

«Dosis pequeñísimas»

En la nueva ofensiva para desacreditarla, la Comisión Federal asegura que su método se basa en «mínimas dosis de sustancias que generan síntomas similares a los de la enfermedad que se intenta curar», un principio que carece de fundamento científico alguno, según su criterio.

También la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha iniciado una revisión de su política sobre el control de los productos homeopáticos, que en la actualidad no son sometidos al mismo examen previo, desde su fabricación hasta su distribución, que los farmacéuticos de la medicina, avalada por los grandes organismos internacionales. A pesar de que su presencia en los productos se produce «en dosis pequeñísimas», comparable según los expertos a beberse un trago de agua con azúcar, el hecho de que incorpore «adherentes» obliga a un control que hasta ahora no se lleva a cabo.

Por si había dudas del crecimiento de la homeopatía como negocio, un informe de la sociedad Investigación para la Transparencia del Mercado revela que la pseudociencia movió en el mundo 3.867 millones de dólares en 2015. Dada su evolución al alza, está previsto que el volumen alcance los 17.486 millones de dólares a finales de 2024, lo que supone un crecimiento medio del negocio del 18,2% en estos nueve años.

En un artículo del diario El País, firmado por Manuel Ansede, leemos que la agencia gubernamental estadounidense recuerda que la homeopatía se basa en dosis ínfimas, a veces indetectables en el agua diluyente, de sustancias que generan síntomas similares a los de la enfermedad que se pretende curar. En más de dos siglos, este método no ha demostrado ser más eficaz que tomarse un chupito de agua con azúcar. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) también está revisando su política sobre los productos homeopáticos, según confirma su portavoz Theresa Eisenman. Desde 1988, estos preparados se fabrican y distribuyen sin el examen previo de la FDA, que sí se requiere para los medicamentos de verdad.

El mundo de la farmacia en España

En España, pese a todo, la multinacional homeopática francesa Boiron facturó 60 millones de euros en 2011. Tres de las principales sociedades farmacéuticas españolas han respondido ahora a un llamamiento del grupo FarmaCiencia, compuesto por farmacéuticos a favor de la evidencia científica, para que se posicionasen en contra de la homeopatía. La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), compuesta por 3.700 asociados según sus cifras, ha subrayado que “a día de hoy no existen evidencias científicas suficientes para demostrar la supuesta eficacia de la medicina homeopática”.

La organización recuerda que en España, desde 1995, una disposición transitoria permite comercializar miles de productos homeopáticos “sin un análisis previo de su calidad, seguridad y eficacia por parte de la Administración”. LA SEFAC, según critica en un comunicado publicado el pasado 22 de noviembre (y reproducido en este mismo boletín, en el n. 8), “no está de acuerdo en que se autorice como medicamento ningún producto sin indicaciones terapéuticas aprobadas, tal y como permite la legislación vigente”.

Un mes antes, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria recordó que “los principios que sustentan la homeopatía no son científicos”. Además, en un comunicado, la organización, con 3.500 socios según sus cifras, destacó que esta pseudomedicina “puede poner en riesgo la salud de los pacientes si rechazan o retrasan tratamientos sobre cuya seguridad y eficacia hay evidencias sólidas”. En la misma línea, la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria, que representa a 700 profesionales, considera que “debería retirarse la denominación medicamento de estos productos”.

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2. Los homeópatas reconocen que sus terapias son inútiles contra el cáncer.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

La Asamblea Nacional de Homeopatía ha reaccionado a la denuncia del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) acerca del uso de esta supuesta terapia para el tratamiento de la enfermedad, tal como fue publicada en el número 461 de InfoRIES. Y lo hace negando la mayor pero reconociendo, de forma implícita, la inutilidad de la homeopatía ante el curso evolutivo de la enfermedad oncológica, según explica Redacción Médica.

En su informe, la GEPAC –que ha contado, en su presentación, con el aval de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)– no sólo identifica como pseudoterapia la homeopatía, sino también otras 27 alternativas o complementos a la prescripción médica en el cáncer. Los homeópatas, en un manifiesto, han alegado que en ningún caso indican el uso de este recurso para sustituir la terapia médica anticancerosa, al mismo tiempo que reconocen que son conscientes “de los enormes riesgos que entraña el abandono de la quimioterapia o la radioterapia en el paciente oncológico” dado que quienes lo firman también son médicos.

“El uso de la homeopatía en el paciente oncológico persigue mejorar la calidad de vida del paciente y tratar, entre otros, los síntomas asociados a los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia (problemas digestivos, afecciones dermatológicas, sangrados, alucinaciones, dolor…)”, han argumentado. “De esta manera, integrando la homeopatía en el tratamiento como un medicamento complementario, se puede llegar a conseguir una mayor adherencia del paciente, permitiendo que éste sobrelleve mejor los ciclos y pueda concluir la terapia”, recalcan.

Sin embargo, el documento de la GEPAC, que firma, en su reseña sobre la homeopatía, el químico Félix León García, no deja lugar a dudas sobre la falta de evidencia científica del tratamiento homeopático en general y, desde luego, de su empleo en enfermos con cáncer aunque sea con ánimo de paliar los efectos secundarios de la medicación: “Prestar atención a este tipo de terapias, malgastando tiempo, energía y recursos resulta contraproducente y puede tener consecuencias fatales en algunos casos”, remacha.

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3. Los médicos españoles, preocupados por la difusión de la homeopatía.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

La Organización Médica Colegial (OMC) de España ha celebrado su asamblea ordinaria con un orden del día donde destaca la preocupación creciente por la proliferación de la homeopatía y las denominadas pseudoterapias. Así lo ha explicado a Redacción Médica Juan Manuel Garrote, secretario general de la organización, cuya postura se mantiene en la línea de la que ya ha expresado en otras ocasiones el propio presidente de la OMC, quien afirmó que se trata de un proceso "ilusorio, engañoso y sin evidencia", de ahí la necesidad de atajarla.

Garrote afirma que la intención de la OMC en esta asamblea es poner sobre la mesa la opinión de los presidentes sobre la homeopatía, su situación actual y ver qué medidas se pueden adoptar para limitarla. "Es algo que nos preocupa sobremanera, aquella propaganda de sanación difundida por medios de comunicación que hace protagonistas a no sanitarios. Tenemos que ver qué podemos hacer porque lamentablemente, en muchas ocasiones están protegidos por la ley, y esto atenta contra la salud de los ciudadanos", ha señalado.

La OMC defiende desde hace meses que las prácticas de la homeopatía "no son éticas" y no tienen ningún tipo de evidencia científica, sino que se inspiran en el "charlatanismo" y prometen a los enfermos la curación con procedimientos ilusorios, una "estrategia engañosa", según palabras de Juan José Rodríguez Sendín.

En este sentido, Garrote explica que los medios de comunicación amplifican este tipo de 'mensajes homeopáticos' y facilitan que "monten una plataforma de divulgación de productos" que serían más propios de un chamán. "Muchas veces retrasan la curación de los pacientes o entorpecen su calidad de vida, además de sacarles el dinero, que a veces es lo único que tienen", ha criticado.

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4. Ante las pseudoterapias, urge legislar y, sobre todo, educar.

FUENTE: Letras Libres

 

 

Reproducimos a continuación el artículo que, con el título “Educar y legislar contra las pseudociencias”, publicó el pasado mes de abril el medio Letras Libres. Su autora es Helena Matute.

Pseudociencias y medicinas alternativas

Pseudociencias son todas aquellas prácticas y creencias que pretenden convencernos de que son científicas pero que no están basadas en la evidencia. Afectan a farmacéuticos y a psicólogos, a economistas y a maestros, a médicos y a políticos. Afectan también al alcalde que declara su ciudad libre de transgénicos, y al que la declara libre de wifi. Hay casos recientes. Muchos. Afecta también a padres que declaran a sus hijos libres de vacunas. Muchos, también, por desgracia. Niños que mueren aquí, en Occidente, de enfermedades que hace tiempo que habían desaparecido en nuestra sociedad “del conocimiento”. Sus padres son inteligentes y cultos, pero confían en la pseudociencia más que en el conocimiento científico.

Un ejemplo es la medicina alternativa. Se llama alternativa porque no ha demostrado ser eficaz, no ha pasado las pruebas que tiene que pasar para ser reconocida como medicina. Pero se vende en farmacias y eso le da credibilidad, aunque, si nos paramos a pensar un poco, no todo lo que vende la farmacia son medicamentos. El problema es que a veces no se separa bien la zona de farmacia de la zona de supermercado y de parafarmacia. Y eso lleva a error, porque asociamos unos con otros y nuestra memoria lo mezcla todo. Llega un momento en que escuchamos la palabra homeopatía y la asociamos con la palabra farmacia, y con medicamento, y de ahí con eficacia, y con basado en la evidencia. Las asociaciones mentales a veces nos llevan a error.

En nuestro grupo de investigación estudiamos las asociaciones mentales y los sesgos cognitivos, y muy especialmente algo que conocemos como la ilusión causal. Se trata de una ilusión que ocurre cuando nos da la sensación de que dos sucesos tienen una relación de causa-efecto, pero esta relación no es real, es ilusoria. Suelen coincidir en el tiempo, pero es pura casualidad. Si, además, el primero de esos dos sucesos es nuestra propia conducta, lo llamamos ilusión de control, pues tiene el añadido de que nos parece que con nuestro comportamiento somos capaces de controlar aspectos incontrolables de nuestro entorno.

El ejemplo clásico son las antiguas danzas de la lluvia. Cuando nuestros antepasados no sabían cómo producir lluvia se dedicaban a inventar métodos para lograrlo. Y alguien descubrió la danza de la lluvia. Lo curioso es que solía coincidir. Si un día bailaban, normalmente llovía el día siguiente, y si no el siguiente, o a lo sumo quizá hubiera que repetir el ritual al cabo de unas semanas, pero al final llovía. Así es, más o menos, como funciona nuestro sistema de asignación de causas a efectos. El primer día coincide por puro azar el evento deseado con algo que acabamos de hacer. Por tanto, repetimos esa conducta y antes o después volverá a coincidir, por lo que la asociación (ilusoria) entre nuestra conducta y el resultado esperado se irá fortaleciendo.

Causalidad y fiabilidad

Así es como funcionan también muchas pseudociencias. Alguien nos comenta que determinado medicamento alternativo le ha curado. Lo probamos y nos funciona. Pero no nos damos cuenta de que cuando decimos “me funciona”, si solo tenemos un caso, dos, unos pocos, no es fiable. Lo único que podemos decir es: “ha coincidido”. Eso no es causalidad.

Para saber si A causa B debemos conocer con qué frecuencia ocurre B cada vez que ocurre A, pero también con qué frecuencia ocurre B cuando no ocurre A. Cuando un supuesto medicamento no acaba de ser reconocido oficialmente como medicamento, es porque no acaba de demostrar que la probabilidad de curarnos cuando tomamos ese medicamento sea mayor que la probabilidad de curarnos cuando lo que tomamos es un placebo.

Un placebo es un producto inocuo (por ejemplo, una pastilla de sacarina), pero si nos lo dan de forma que parezca un medicamento efectivo (por el envase, el tamaño, el precio, y otra serie de factores que hacen que aumente la percepción de eficacia), y si además nos lo recomienda alguien en quien confiamos, tiene un efecto beneficioso, ante dolencias leves, y a menudo reduce también el dolor. Este efecto es psicológico, es real y está bien comprobado. También funciona con animales y con bebés. Un producto que no demuestre ser mejor que el placebo no puede ser reconocido como medicamento. Pero a menudo nos los venden en farmacias. La ley lo permite.

Afortunadamente, muchos farmacéuticos se están ya negando a vender productos alternativos. También hay asociaciones de estudiantes de medicina que luchan contra la medicina no basada en la evidencia, y algunos colegios de médicos que empiezan a enfrentarse por fin a la medicina alternativa, como también hay universidades que empiezan por fin a suprimir sus másters de homeopatía, o de grafología, por mencionar solo algunos de los estudios que muchas universidades habían ido incorporado en sus planes anticrisis durante los últimos años. Pero todavía quedan muchos profesionales y muchas universidades y ayuntamientos y farmacias que siguen proclamando las virtudes de utilizar técnicas pseudocientíficas frente al conocimiento científico, o “como complemento de este”.

Las víctimas de las pseudoterapias

Cada vez llegan más casos a los periódicos de personas que caen en manos pseudocientíficas, a veces con consecuencias graves. Desde aquellos que están despiertos en mitad de la noche, solos, o enfermos, o arruinados, y la televisión les ofrece de madrugada las mejores técnicas del tarot para superar sus problemas, hasta aquellos que al recibir un diagnóstico de una enfermedad grave acaban cayendo en manos de personas sin escrúpulos que les prometen una curación milagrosa y lo único que hacen en realidad es retrasar su ingreso en el hospital cuando es demasiado tarde. Esto no afecta solo a personas sin cultura o sin inteligencia. Nos afecta a todos. Tenemos una mente con tendencia al pensamiento mágico, una mente que evolucionó para la vida en caverna y que se vuelve especialmente crédula cuando estamos débiles. En esos momentos necesitamos que la ley nos proteja.

Sería deseable un pacto de Estado contra las pseudociencias. Un pacto que permita sacar las pseudociencias de las farmacias, de los colegios, de las universidades, de los ayuntamientos y de todas las instituciones que les otorgan credibilidad. Legislar. Y educar. Mucho. Desde la más tierna infancia.

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5. La homeopatía no funciona: consenso en la comunidad científica.

FUENTE: Huffington Post

 

 

El profesor Edzard Ernst (Wiesbaden, Alemania, 1948) probablemente sea el mayor experto mundial en terapias alternativas. Entre otras cosas, porque este médico que empezó trabajando en una clínica homeopática fue el primer catedrático en medicina complementaria del mundo e invirtió más de veinte años en estudiar científicamente aquello se conoce como medicina alternativa. Así comienza la entrevista que le hizo hace unos meses Guillermo Orts-Gil, y que ha sido publicada en el Huffington Post. Recordamos que ya publicamos una reseña del libro de Ernst en el número 407 de InfoRIES.

Sin embargo, los resultados no fueron los esperados, sobre todo para aquellos que financiaban los estudios de Ernst: la gran mayoría de las terapias alternativas no solo demostraban no tener ningún poder curativo, sino que además podían poner en riesgo la salud de los pacientes. El trabajo de Ernst quedó plasmado en cientos de artículos científicos pero, paradójicamente, cuando el gobierno británico le pidió a Ernst un informe sobre sus investigaciones, éste no solamente no fue premiado, sino que se vio inmerso en un calvario personal.

A partir de ese momento, el mismísimo príncipe de Inglaterra se convirtió en su acérrimo enemigo, hasta conseguir que lo despidieran de su cátedra en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido. Ernst explica su historia personal en el libro A Scientist in Wonderland y nos concede su tiempo para hablar sobre terapias alternativas, ética, ciencia, racionalidad y empatía.

- Usted dice que el debate está cerrado: la homeopatía no funciona...

- Sí, hace unos años que llevo diciéndolo. Pero más importante que mi opinión es el consenso que existe dentro de la comunidad científica, en casi todas las partes del mundo. La prestigiosa revista The Lancet publicó un artículo hace ya más de diez años anunciando “El fin de la homeopatía”. Hoy en día, tan sólo la propia homeopatía se niega a reconocer que el juego ha terminado, pero supongo que ellos no deben de ser el grupo más objetivo al respecto.

- ¿Y qué me dice del Reiki, la acupuntura o la plata coloidal?

- Cada terapia alternativa debería ser evaluada de forma independiente y justa. El Reiki es algo del todo inverosímil, no funciona mejor que el agua con azúcar. En el caso de la acupuntura, las pruebas no son siempre tan negativas. Por lo que respecta a la plata coloidal, creo que es un sinsentido, algo casi criminal. Pero, en general, casi todos estos tratamientos alternativos conllevan riesgos: incluso en la acupuntura se conocen muchos casos en donde pudo tener consecuencias muy graves para la salud. Y, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente no cuenta sus experiencias negativas, esto podría ser solo la punta del iceberg.

- Cuando los científicos ponen en tela de juicio la eficacia de las terapias alternativas, o las pseudociencias que se esconden tras ellas, es común que se les acuse de partidistas, de trabajar para la industria farmacéutica. Éste no fue su caso...

- ¡Para nada! De hecho, mi primer trabajo como doctor principiante fue en un hospital homeopático. Un poco más tarde, empecé a aplicar métodos científicos para estudiar la medicina alternativa, proyecto que me llevó nada más y nada menos que veinte años de mi vida. Para mi sorpresa y desasosiego, los hechos mostraban repetidamente lo siguiente: sólo en casos muy aislados, las terapias alternativas generaban más beneficios que daños para la salud. Y claro, como científico responsable, sólo me quedó una opción: hacer públicos todos estos resultados.

- Lo cual, si no tengo mal entendido, tuvo nefastas consecuencias para su carrera...

- Así fue, contar la verdad sobre la homeopatía supuso una fuente interminable de problemas para mí. Las quejas continuadas del mismo Príncipe Carlos (ferviente seguidor de la homeopatía y de otras terapias alternativas), me acabó costando el trabajo.

- Cuesta creer que en el país de Newton, Darwin, Hawking y Bacon pasara esto...

- El problema, tal vez, sea que alguna gente ve la medicina alternativa no como una posible forma de asistencia sanitaria, sino como casi como una religión. Esta podría ser la razón por la cual resulta, en ocasiones, tan difícil tener discusiones racionales sobre estos temas. En mi caso, en lugar de criticar mis argumentos, hubo muchos que se dedicaron a lanzar ataques personales contra mí. Con esta forma de actuar se puede hacer mucho daño, como le comentaba antes, pero no se es capaz de rebatir ni de convencer a nadie. Para mí, esos ataques solamente fueron una constatación de que mis interlocutores no tenían argumentos válidos.

- Boiron, la mayor empresa que comercializa homeopatía en España, dio una rueda de prensa en Barcelona. Algunas afirmaciones crearon revuelo...

- Sí, creo que la frase en cuestión fue: no sabemos cómo funciona la homeopatía. Yo digo: ¡Pues claro, es que esos remedios homeopáticos están tan infinitamente diluidos, que no tienen efecto ninguno!

- La Universidad de Barcelona decidió cancelar un máster en homeopatía, argumentando que no hay evidencias de apoyen la eficacia de ésta. La pregunta es: ¿cómo es posible que en una de las mejores universidades de España ofreciera este tipo de máster durante años?

- Siéndole sincero, la verdad es que no conozco muy bien el sistema universitario español, pero le contaré algo sobre el británico: allí las universidades funcionan como una fábrica de coches, sólo que no tan eficientemente. Quiero decir que ¡el dinero manda! Es por ello que, si la universidad ve oportunidad de negocio con la homeopatía, entonces ofrecen el curso. Llevándolo al extremo, podría pasar que las universidades ofrecieran algún día másteres en bungee o speed-dating, imagínese...

- Recientemente se me ocurrió que tal vez los científicos necesitemos un poco más de empatía a la hora de hablar con los seguidores de las terapias alternativas, a veces parece que no seamos capaces de ponernos en su lugar...

- Completamente de acuerdo: no deberíamos olvidar los valores centrales de la medicina: compasión, empatía, tiempo para atender al paciente, etc. Si permitimos que los charlatanes o curanderos se apropien de estos valores, nos estaremos equivocando del todo.

- Tal vez estemos de acuerdo en que más cultura científica pueda ayudar a que sucedan menos casos graves de negligencia pero, ¿está tal vez dentro de la naturaleza humana el creer en cosas que no son racionales?

- Estoy de acuerdo con usted, como seres humanos, en ocasiones necesitamos o queremos ir más allá de los límites de la racionalidad. Y la medicina no es una ciencia pura, absoluta. Es por ello que, para tener una asistencia sanitaria buena de verdad necesitamos combinar la ciencia con el "arte" de la medicina. Eso sí, si un tratamiento no tiene base científica ninguna, entonces no debería tener cabida en la medicina moderna.

- Para terminar, en su libro A Scientist in Wonderland usted explica en más detalle muchas de las cosas que nos cuenta hoy. ¿Para cuándo la edición en español?

- Estoy encantado con la buena acogida y críticas que está teniendo el libro. La revista Nature lo ha descrito como "ferozmente sincero y autobiográfico". La verdad es que nos han llegado varias ofertas para publicarlo en español, pero no sé cómo van las negociaciones. En cualquier caso, no se preocupe, usted será el primero en saberlo.

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6. No se ha probado la eficacia de ningún medicamento homeopático.

FUENTE: Iagua

 

 

El portal Iagua ha publicado un artículo titulado “Mitos y timos del agua: Homeopatía”, que reproducimos a continuación por su interés. Su autor es Luis Martín Martínez, director de Hidrología Sostenible, que tiene como actividades la comunicación y creación de contenidos especializada en el mundo del agua, y la realización de proyectos para un uso sostenible del agua en el entorno urbano.

Según admiten sus valedores, en los “medicamentos” homeopáticos no existe ni una sola molécula del principio activo original, curan gracias a la memoria del agua. ¿Pero qué es eso de la memoria del agua? Vamos por partes, primero vamos a ver en que consiste un medicamento homeopático.

Sus fundamentos

La homeopatía fue desarrollada por Samuel Hahnemann, un médico alemán, en 1796. Se basa en una creencia, que lo similar cura lo similar. Es decir, que lo mismo que nos provoca unos síntomas, es capaz de curarlo. Por ejemplo, si tenemos una hinchazón como la que nos provocaría una picadura de abeja, podemos bajar una inflamación con veneno de abeja (aunque no esté provocada por una picadura). O si tenemos problemas de insomnio, podemos usar cafeína como somnífero.

Para preparar un “medicamento” homeopático lo que se hace es diluir el principio activo y agitarlo. De esta forma, se cogería 1 parte del veneno de abeja, se disolvería en 99 partes de agua y, esta es la parte importante, se agita enérgicamente. Es lo que se denomina “sucusión”.

Una vez hecho esto ya tenemos lo que se llama una disolución 1CH (concentración de Hahnemann). El proceso se repite, cogiendo de nuevo una parte de la dilución, disolviéndola de nuevo en 99 partes y agitándola. Si hacemos esto 6 veces tendríamos un dilución 6CH, muy común en los medicamentos homeopáticos modernos, pero considerada de baja dilución. Los de dilución media pueden llegar a 30CH y los de alta dilución hasta los 200CH. Por último se cogen unas pastillas de sacarosa y lactosa y se empapan con esa disolución.

Hagamos algunos números

En una disolución 6CH, para encontrar un miligramo del principio activo necesitaríamos 1.000 toneladas de disolución. En una disolución 30CH, para encontrar una sola molécula, necesitaríamos tanta disolución que formaría una esfera de radio igual a la órbita de la tierra alrededor del sol.

Y en el caso de la disolución 200CH, como es el caso del conocido “Oscillococcinum”, en el que se disuelve hígado y corazón de pato para combatir los síntomas de la gripe, en todo el universo conocido hay 10^80 (10 elevado a 80) moléculas por lo que para encontrar una sola molécula necesitaríamos 10^320 universos como el nuestro.

¿Por qué funciona?

Los valedores de la homeopatía al menos reconocen (en algunos casos) que efectivamente no quedan moléculas del principio activo. Lo que argumentan es que el agua tiene memoria, recuerda las sustancias con las que ha estado en contacto, reestructurando las moléculas, y la dilución continuada no hace más que multiplicar ese efecto positivo.

La explicación de cómo el agua es capaz de tener memoria o almacenar la información de haber estado en contacto con la sustancia elegida se basa en la agitación, sin la cual al parecer nada de esto tendría efecto. Esta agitación, generan unas microburbujas cuánticas alrededor de las moléculas de agua, que almacenan la información.

La existencia de estas estructuras en el agua no se ha demostrado ni es posible detectarlas. Es imposible diferenciar un agua “estructurada” de una “desestructurada”, me pregunto cómo sabrán que el proceso ha tenido éxito, que la estructura es la adecuada y aguanta con el paso del tiempo. Si te estabas preguntando como se lo “borra la memoria” al agua para que no recuerde las sustancias con las que ha tenido contacto desde que se formaron las moléculas, al parecer esto sucede cuando el agua se evapora.

Y lo mejor de todo es que la homeopatía no tiene efectos secundarios, no existen ni siquiera la sobredosis, puedes tomarte 20 veces la dosis diaria recomendada y no te pasará nada. Esta experiencia ya la han realizado algunos críticos con la homeopatía usando tranquilizantes, en lo que se ha denominado como un suicidio homeopático (afortunadamente sin ningún tipo de consecuencia negativa). Es normal que no tenga efectos secundarios si ni siquiera tiene efectos primarios.

En contra de todo lo que conocemos

Las bases del funcionamiento de los medicamentos homeopáticos van en contra de todos los conocimientos científicos que tiene la humanidad sobre física, química, biología, fisiología, etc. Esto por sí solo no tiene por qué ser una prueba en contra de la homeopatía, que no conozcamos algo no quiere decir que no exista, pero sin duda son afirmaciones extraordinarias. Y afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.

Muchos expertos e incluso fabricantes de homeopatía admiten que no se conocen aún bien cuáles son los mecanismos por los que estos medicamentos funcionan, cómo estas sustancias reestructuran las moléculas de agua, como son los mecanismos de transmisión de esta información, etc.

Que no se sepa cómo, tampoco quiere decir que no exista. Hasta Newton, no entendíamos las leyes que regían la gravedad, pero sabíamos que si tirábamos una piedra caería siempre hacia abajo, no nos hacía falta Newton para comprobar que una catapulta funcionaba. Luego llegó Einstein y lo complicó todo mucho más, pero las leyes de Newton, aplicadas a una catapulta, siguen funcionando.

Los medicamentos homeopáticos no curan

Van en contra de todo lo que sabemos de la ciencia e implican mecanismos que nunca se han descrito científicamente pero… ¿funcionan? Para saber si un medicamento es eficaz debe someterse a estudios científicos rigurosos y replicables que prueben que su efecto no va más allá del placebo. Los defensores argumentan que estos medicamentos funcionan también con animales y con plantas, y que en ellos no es posible el efecto placebo.

Estos estudios con animales a menudo también tienen fallos metodológicos importantes, el más básico y habitual es no usar la técnica del doble ciego. Para ello el paciente no debe saber si se le está dando el medicamento real o un placebo (en el caso de los animales esto da igual) pero el que realiza el experimento tampoco debe conocerlo para evitar sesgos inconscientes.

Este es el principal problema de la argumentación de los médicos homeópatas, ellos están convencidos de que funcionan porque se los dan a sus pacientes y mejoran, pero esa relación causa (medicamento homeopático) -efecto (curación) que ellos establecen está contaminada por sus propios sesgos cognitivos, que por muy médicos que sean, no pueden evitar. Resumiendo, no existen estudios científicos suficientemente extensos, rigurosos y replicables que hayan sido capaces de probar la eficacia de ningún medicamento homeopático. Los estudios, que los hay, que han dado resultados favorables, o tienen graves fallos metodológicos o no han sido replicables.

Si se hace una búsqueda de trabajos en Pubmed, el mayor buscador de estudios clínicos, para Oscillococcinum, el principio homeopático estrella para prevenir la gripe, salen 18 resultados. Si en lugar de este producto se busca paracetamol, aparecen 22.467 resultados. En lo que a la ciencia respecta, la homeopatía no tiene efecto más allá del placebo, y los supuestos efectos beneficiosos entran ya en el terreno de la fe y la magia.

Un peligro para la salud

Los medicamentos homeopático en si no tienen ningún efecto nocivo para la salud, en realidad no es más que azúcar. El problema viene cuando se sustituyen tratamientos médicos con eficacia demostrada por este tipo de medicamentos. Si en lugar de tomar un medicamento normal para la gripe tomas uno homeopático, los resultados en una persona joven y sana no serán muy graves. El problema viene con productos como las vacunas homeopáticas, no solo no estamos protegiendo a la persona de la enfermedad, sino que estamos poniendo en riesgo a las demás personas.

Y es que cobrar por algo que no cura es un timo, una estafa en toda regla, basada en el engaño. Ya el presidente de la cadena de farmacias británica Boots admitió ante el Parlamento que la homeopatía no funciona, pero aun así la siguen vendiendo. En Estados Unidos, la principal compañía fabricante de productos homeopáticos, la francesa Boiron, ha sido condenada a pagar 12 millones de dólares por publicidad engañosa y a especificar en sus etiquetas que no han demostrado que esos medicamentos curen.

En España los productos homeopáticos son los únicos “medicamentos” que no tienen por qué aportar pruebas de su eficacia, están fuera de la regulación y gracias a eso siguen embolsándose dinero. Pero hasta que la administración ponga cordura en todo esto y decida prohibir la venta de homeopatía como medicamento, lo mejor que podemos hacer es informarnos, informar a los demás y no comprarla. Y no estaría mal hacer un esfuerzo e ir a algunas de las pocas farmacias éticas que se niegan a venderla, si consigues encontrar una.

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7. El gobierno francés rechaza las “vacunas homeopáticas”.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

A la homeopatía le queda, cada vez, un margen de credibilidad más pequeño. Si recientemente la autoridad sanitaria norteamericana determinaba que estos productos debían especificar en su etiquetado la falta de evidencia científica, el último revés llega desde Francia. Y es que el país galo, cuna de Boiron –principal compañía dedicada a la fabricación de estos productos–, ha derribado el mito de las llamadas ‘vacunas homeopáticas’ al rechazar su equiparación con las terapias aprobadas por la agencia del medicamento.

Ante la proliferación de farmacias en los que se oferta homeopatía como alternativa a la vacunación antigripal, el organismo gubernamental determina que ningún tratamiento homeopático “puede ser considerado una vacuna”. Esta medida supone un grave varapalo para Boiron, y más concretamente para su Influenzinum –comercializado como Homeomunyl-, al que el laboratorio francés presenta como “tratamiento preventivo del estado gripal”.

Ante la aparición de casos de prescripción de este tipo de productos por parte de médicos y recomendaciones en oficina de farmacia, la Agencia Nacional de Seguridad de los Medicamentos y Productos de Salud (ANSM) ha señalado que en Francia solo hay tres vacunas incluidas en la campaña de vacunación estacional de la gripe en 2016, descartando de este modo cualquier tipo de equiparación con la vía homeopática.

“No debe haber ningún tipo de confusión en la población sobre estos productos”, ha indicado la ANSM antes de resaltar la importancia de la vacunación contra la gripe, especialmente en el caso de los grupos de riesgo: personas mayores de 65 años, embarazadas y afectados por enfermedades crónicas. El revés para la homeopatía en general, y para Boiron en particular, adquiere una dimensión aún mayor por llegar desde Francia, uno de los países más permisivos respecto al uso de estos productos. Muestra de ello es que, pese al rechazo a la comparación con las vacunas, reconoce su posible indicación para la prevención o tratamiento del virus, si bien aclara que “no tienen indicaciones terapéuticas”.

Durante el periodo comprendido entre julio y septiembre, las ventas de Boiron alcanzaron un montante de 159 millones de euros, cifra un 5,1 por ciento inferior a la registrada durante ese mismo periodo en 2016. Como viene siendo habitual en estos años, los ingresos provienen mayoritariamente de Francia, que pese a mejorar un 1,1 por ciento sus resultados interanuales, ha experimentado un retroceso del 3,6 por ciento respecto a los niveles de crecimiento el trimestre anterior.

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8. La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria se desmarca de la homeopatía.

FUENTE: SEFAC

 

 

Reproducimos a continuación el comunicado publicado el pasado 28 de noviembre y que resume la posición de Sefac en relación a la homeopatía.

En relación a la homeopatía la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) quiere señalar una serie de hechos:

1. La legislación vigente en la Unión Europea -y por ello en España- considera medicamento homeopático de uso humano o veterinario el obtenido a partir de sustancias denominadas cepas homeopáticas con arreglo a un procedimiento de fabricación homeopático descrito en la farmacopea europea o en la Real Farmacopea Española o, en su defecto, en una farmacopea utilizada de forma oficial en un Estado miembro de la Unión Europea. Un medicamento homeopático podrá contener varios principios activos. (Art. 50 RDL 1/2015; Directiva 2001/83/CE).

2. En concreto, los homeopáticos se clasifican como medicamentos especiales, ya que el legislador entiende que este tipo de producto tiene una débil concentración de principios activos y dificultades para aplicar la metodología estadística convencional sobre ensayos clínicos. Por ello crea un procedimiento de registro simplificado, diferente al de otros medicamentos, y establece la posibilidad de registrar medicamentos homeopáticos con o sin indicación terapéutica aprobada.

3. En España a fecha actual solo hay un medicamento homeopático evaluado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), con varias presentaciones, sujeto a prescripción médica y sin indicación terapéutica aprobada. Sin embargo, desde 1995 se vienen comercializando varios miles de referencias homeopáticas al amparo de una disposición transitoria que les permite estar en el mercado sin un análisis previo de su calidad, seguridad y eficacia por parte de la Administración.

4. Las farmacias comunitarias están obligadas a suministrar o a dispensar los medicamentos y productos sanitarios que se les soliciten en las condiciones legal y reglamentariamente establecidas (Art. 3 RDL 1/2015).

5. Diariamente se producen miles de consultas y solicitudes de este tipo de productos en las farmacias de toda la Unión Europea. Muchas de éstas vienen prescritas por médicos y veterinarios legalmente capacitados. De hecho, en algunos países de nuestro entorno la prescripción homeopática tiene una larga tradición y estos medicamentos son financiados por varios sistemas públicos de salud.

6. En el vademécum coexisten distintas presentaciones que se denominan homeopáticas que conjugan principios activos que realmente son fitoterápicos, alopáticos… lo que añade mayor confusión a la hora de valorar la eficacia de estos productos.

7. Actualmente los pacientes disponen de los medios y la autonomía necesarios para informarse, solicitar opiniones de los profesionales sanitarios y decidir sobre la utilización o no de estos productos. El debate sobre el uso de la homeopatía, a pesar de no estar financiada, también tiene como origen la percepción favorable de una parte de los pacientes sobre sus supuestos beneficios.

8. A día de hoy no existen evidencias científicas suficientes para demostrar la supuesta eficacia de la medicina homeopática, ni se ha podido explicar de forma convincente su mecanismo de acción, según los procedimientos de la metodología científica de referencia internacional, con la que ha sido evaluada.

A partir de estos hechos, tras un profundo análisis técnico y escuchado un gran número de aportaciones de muy diversa sensibilidad, Sefac quiere realizar estas valoraciones:

1. El debate relacionado con la homeopatía debe plantearse en los foros adecuados y en todas sus dimensiones, pues, además de los aspectos científicos (que dejan clara la ausencia de evidencia suficiente de la homeopatía a día de hoy), también incluye elementos profesionales, normativos, sanitarios… a los que hay que dar respuestas no solo desde la farmacia comunitaria.

2. Sefac no está de acuerdo en que se autorice como medicamento ningún producto sin indicaciones terapéuticas aprobadas, tal y como permite la legislación vigente, ya que esa regulación contradice la propia naturaleza del medicamento y puede generar confusión en la población. De hecho, Sefac demanda, tanto a las autoridades españolas como europeas, que toda sustancia que pretenda su autorización como medicamento deba acreditar previamente su eficacia y seguridad en beneficio de los pacientes y para no generar controversias que pueden poner en duda la labor de los profesionales sanitarios.

3. El farmacéutico comunitario se encuentra una vez más ante una situación que no ha generado. Pero como profesional responsable de la dispensación debe cumplir la legislación y, en condiciones normales, dispensar los medicamentos prescritos, contribuyendo a su uso adecuado. No obstante, cuando se trate de recomendar estos productos Sefac respalda la decisión de los profesionales que, libremente y en virtud de la objeción de ciencia, desaconsejen su uso.

4. La utilización de la homeopatía en la terapéutica actual también está sometida a diversos intereses, a favor y en contra, que condicionan y enturbian el adecuado proceso de evaluación, autorización y uso de estos productos. SefacC considera necesario que los profesionales sanitarios sean conscientes de esta realidad y, de acuerdo con sus códigos deontológicos, antepongan siempre el bien del paciente, tal y como se recoge también en el Código ético para la farmacia comunitaria editado por Sefac.

5. Las sociedades científicas implicadas en la atención al paciente deberían ir de la mano y coordinadas con la Administración sanitaria para unificar en la medida de lo posible vías de actuación en este campo, como sucede en otros muchos.

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9. Homeopatía: la única superchería que es ejercida por científicos.

FUENTE: El País

 

 

El diario español El País ha publicado recientemente un artículo de Rafael García Maldonado titulado “Homeópatas, arúspices y nigromantes”. El autor, novelista español, es también licenciado en Farmacia y máster en Salud Pública. Ejerce esta profesión y ha sido vocal coordinador de Formación y Atención Farmacéutica en el Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Málaga. Lo reproducimos a continuación.

En la antigua Roma continuaban existiendo los arúspices, sacerdotes cuya principal virtud era contemplar el futuro en las vísceras de animales muertos. Técnica ésta ya vieja por aquel entonces, proveniente de los etruscos, y a cuyos expertos se les consultaba en privado sobre todo tipo de cuestiones, ya fuese la campaña de Aníbal en Italia o la fertilidad de la casadera de un aristócrata de Brindisi. El arúspice, examinando el color, la forma y el olor de las vísceras del animal en cuestión –sobre todo el hígado– predecía el éxito de la batalla, el estado de la matriz de la mujer o la duración de la vida de un cónsul. Con la llegada del Imperio, la anexión de Grecia y su logos, el arúspice acabó siendo un hazmerreír para individuos cultos.

El mundo y la vida son pura incertidumbre. Es hasta cierto punto comprensible que la población, tan ignorante en su mayoría, se echase en brazos de la magia para explicar no solo lo inexplicable, sino para no sucumbir al horror cotidiano. Así, una vez desaparecida la influencia de Roma en Europa, vinieron con los pueblos germánicos otros mitos y otras soluciones para soportar lo que era difícilmente soportable, para sobrellevar una existencia penosa y miserable. Roma y sus oráculos dejaron paso a la nigromancia y la brujería. Un Medievo inquisitorial obsesionado con el temor de Dios y la presencia constante del demonio. Más tarde, las hogueras de la Inquisición dieron el testigo a los cazadores de brujas y hechiceros.

En Etruria, en Roma, en la Navarra medieval y en la Sajonia moderna había motivos para recurrir a la magia, hoy ya no hay, o no tantos. La vida y el mundo siguen siendo complejos, inexplicables y peligrosos, pero lo son mucho menos cada vez, gracias entre otras cosas al triunfo de la razón, el mayor tesoro que nos dejó la vieja Hélade. La magia, la superchería, no van a dejar de existir mientras el alma humana siga atormentada por su condición de desamparo y sinsentido, pero es bueno que, si ha de seguir, siga como siguió en tiempos de los césares, es decir, proscrita, fuera del Estado, la razón y la ley. Hoy día es así en casi todo y para casi la totalidad de los charlatanes y videntes, que viven en submundos clandestinos y desprestigiados, pero no para la homeopatía.

La homeopatía es la única de las supercherías mitológicas, acientíficas y pseudomilagrosas que no solo merece las risas de la gente –Catón decía que los arúspices no se podían mirar sin reírse de ellos–, sino que es ejercida por científicos (médicos, farmacéuticos, químicos) y que ha conseguido, sin demostrar absolutamente nada, vender que es una ciencia. La homeopatía no es una ciencia. Dejemos esto claro. Ni una medicina alternativa.

Es un invento de un médico alemán a comienzos del siglo XIX de nombre Samuel Hanhemann, que dijo que lo semejante cura a lo semejante. Él no aclaró nada, por supuesto, y sus millonarios sucesores de la industria siguen sin hacerlo. No se sabe cómo actúa, ni si actúa de alguna forma, y no se puede hacer nada con ella atendiéndonos al método científico. Es agua con azúcar, un cuento, una estafa diluida infinitesimalmente. Su único efecto es el placebo, la sugestión, la creencia del que la toma en su sanación, exactamente la misma que la del legionario romano que preguntaba al arúspice si moriría en la batalla de Accio o no.

Magia y superstición que se prescribe y dispensa por profesionales de la salud con años de estudios científicos, sin que un solo ensayo clínico haya demostrado algo que no sea la fe en un futuro mejor. La homeopatía está actualmente en las farmacias y muchos nos preguntamos el porqué. Se ha dejado en manos de un experto en los medicamentos una cosa que no lo es, de la que la inmensa mayoría recelamos y que no sabemos manejar a tenor de la dificultad en su prescripción, que –por supuesto, como en la vieja Roma– solo conoce el experto prescriptor-arúspice, que a veces es médico y muchas no.

Tengo entendido que cada vez más homeópatas venden sus pócimas milagrosas diluidas en los consultorios donde tratan con el doliente, y es bueno que así sea, porque así ha sido siempre, desde la noche de los tiempos. Pero que dejen los hospitales, las clínicas y las farmacias para las medicinas, la ciencia y la razón.

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10. México: avanza el uso de la homeopatía en la sanidad pública.

FUENTE: Notimex

 

 

Entre la población mexicana han perdido fuerza los mitos que existían sobre la homeopatía, y se comienza a ver como un modelo médico diferente, económico y eficaz, que incluso recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), según explica un artículo de Notimex que ensalza esta pseudoterapia, y que recogemos como ejemplo de difusión y propaganda de la misma. El director del Hospital Nacional Homeopático, Fernando Ochoa, explicó a esta agencia que la homeopatía es un modelo completo, donde el medicamento ejerce una influencia sobre el organismo, es decir, manda una señal.

Con ello, el cuerpo humano con todos sus mecanismos de regulación, homeostasis y recuperación de la salud, induce a la curación. "El medicamento homeopático ha hecho eso desde que fue creado", refirió. Al respecto, la catedrática e investigadora de la Escuela de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional (IPN) Elizabeth Rodríguez abundó que la homeopatía considera aspectos integrales enfocados específicamente en el paciente y sus reacciones a determinado medicamento.

Se centra en el individuo y no en la enfermedad en sí misma, aunado a que considera no sólo la enfermedad como un hecho aislado, sino aspectos periféricos como el estado de ánimo de las personas y su exposición al medio ambiente. Al respecto, Ochoa expuso que uno de los aspectos importantes de la homeopatía es que funciona como inmuno estimulador, "pone el sistema en mejor eficiencia, de resistencia a las enfermedades".

Además de las diferencias en cuanto a tratamientos, la homeopatía ofrece a las personas una alternativa económica para recuperar la salud, refiere a su vez la especialista del IPN. Ello, dijo, ya que está elaborada en micro dosis de elementos naturales, lo que además fomenta una menor exposición a agentes tóxicos, aunado a que una consulta cuesta menos de 100 pesos y ya incluye dos medicamentos. En ese contexto, el director del Hospital Homeopático, adscrito a la Secretaría de Salud federal, refirió que en dicha institución existe una cuota de recuperación de 78 pesos, en la que se incluye una consulta de un médico especialista.

"Cuánto cuesta un fármaco antihipertensivo de última generación en comparación con lo que nosotros estamos haciendo", se cuestionó. Incluso, dijo, un medicamento promedio en una farmacia homeopática está en alrededor de 60 pesos u 80 pesos según la formulación, pero es en realidad muy barato, un 75% más barato que la medicina convencional", anotó.

En cuanto a la idea de que la medicina homeopática es un tratamiento de largo plazo, ambos especialistas coincidieron en que tarda "lo que tarda el organismo en recuperarse", por lo que puede ser muy variable, es decir, los resultados solo pueden ser determinados por cada paciente. Así, Ochoa indicó que "la homeopatía puede ser tan rápida como sea el desequilibrio; no es tan rápido, ni tan violento como lo puede hacer un fármaco químico que tiene efectos inmediatos prácticamente".

Abundó que la medicina convencional o farmacoquímica elimina el síntoma, sin embargo, "no eres tú el que está intentando regular, no eres tú el que lo está haciendo, es el fármaco, en cuanto dejes de tener el fármaco encima ¿qué puede suceder si no corriges la causa subyacente, la causa que lo está provocando?". Al respecto, la experta del Instituto Politécnico resaltó que la medicina homeópata ya está integrada en el sistema de salud en el país, sin embargo, es necesario dar a conocer más sus beneficios e invertir en materia de investigación.

En tanto, el director del Hospital Nacional Homeopático abundó que además de la difusión se requiere divulgación médica, "nosotros tendríamos que llegar a diferentes foros". Sin embargo, señaló que existen avances en comparación con tres décadas atrás, pues la comunidad médica poco a poco está entendiendo que somos otro modelo terapéutico, otra forma de prescribir que desafortunadamente se adelantó a su tiempo.

Añadió que hasta ahora que se están haciendo estudios realmente de avanzada, y la gente comienza a creer, incluso los médicos ya consideran medicinas alternativas como homeopatía y herbolaria, "eso es muy bueno, porque al final de cuentas ese es el concepto de la medicina integrativa".

En México, el Hospital Nacional Homeopático, el Hospital Higinio G. Pérez y la Clínica de Homeopatía de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional, ofrecen alternativas públicas que centran su práctica en la homeopatía. Sin embargo, se han sumado más nosocomios con la apertura de consultorios con esta forma de tratamiento, como el Hospital General de México, el Hospital Juárez y el Manuel Gea González, que en conjunto atienden a alrededor de cinco mil pacientes al año.

Ochoa detalló que la homeopatía podría coadyuvar a mitigar los principales problemas de salud pública, es decir, si se trataran las enfermedades básicas con terapéutica homeópata, el sistema de salud pública se podría ahorrar mucho dinero, pues el medicamento tradicional es de mayor costo. Ello, aunado a que se fortalecen las defensas del cuerpo humano, impidiendo la aparición de enfermedades recurrentes, que al final cuestan al Estado, señaló.

"Cuántos miles de consultas se dan en el país por infecciones de problemas respiratorios, sobre todo virales y se utiliza todo un armamento de farmacoquímica, de medicamentos convencionales costosos", anotó. Resaltó que la homeopatía basta para tratar entre 80 y 90 % de las enfermedades, aunado a que representa un equilibrio en el costo-beneficio adecuado para que las personas puedan curarse de manera segura, económica y eficaz. La homeopatía, que cuenta con más de 200 años de existencia, utiliza el principio hipocrático basado en que lo semejante se cura con lo semejante, para así fortalecer el cuerpo y lograr que éste cuente con las herramientas para sanarse a sí mismo.

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.