Tribunas

Kiko desnuda su alma

José Francisco Serrano Oceja

Hasta ahora contábamos con un relato autorizado de una parte significativa de la vida de Kiko Argüello, iniciador, junto con Carmen Hernández y el P. Mario, del Camino Neocatecumenal: la experiencia en torno a los comienzos en las chavolas de Palomeras de esta realidad de la Iglesia. Relato publicado en el libro “El Kerigma. En las chabolas con los pobres”, editorial Buenas letras.

Es cierto que por estos predios se editó también una biografía de Kiko que no era para tirar cohetes.

Esta semana, el iniciador de este catecumenado postbautismal nos ha sorprendido con un libro íntimo, a modo de diario espiritual, en forma de pensamientos numerados. Una tradición que se asentó en la época moderna de la espiritualidad con “Camino” de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

“Anotaciones 1988-2014” es un aldabonazo para un cristianismo burgués, adormecido por los encantos de los enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne. Es un libro, editado por la BAC, imprescindible para conocer a Kiko Argüello y la mística del Camino. Y, una vez más, comprobar que Dios actúa en la historia a través de lo humano, a veces, demasiado humano y no suficientemente divino. 

Las Anotaciones son descargos de una conciencia que considera que la vida del cristiano es un combate; la oración un discernimiento; y la humildad, el reconocimiento del coloquio interior con Cristo muerto y resucitado que nos coloca a la sombra de la cruz y de la luz.

Un libro algunas veces desgarrador por su sinceridad: “He cogido este cuaderno y escribo: hoy, 9 de julio del año 2001. Estoy saliendo de una prueba o tentación terrible. He conocido el dolor de sufrir la calumnia, la traición y la mentira. Me han denunciado con falsedades…”(n. 337). 

Engancha también por la belleza y originalidad de su pensamiento, por la experiencia que contiene y que da sentido: “Hoy me viene a la memoria las palabras del arzobispo de Madrid, don Casimiro Morcillo, refiriéndose a nuestras comunidades neocatecumenales: “Ya quisiera yo que en cada calle de Madrid hubiera una comunidad cristiana”. (n. 320)

Este texto, además, nos trae algunas narraciones sobrecogedoras, como el relato de la experiencia del exorcismo sobre China (n. 369) o la insospechada persecución que sufrió con motivo de las pinturas del ábside de la catedral de la Almudena (n.386). Un caso sobre el que escribe: “La primera acusación que me hizo mucho daño fue que yo era un principiante y no un profesional, acusando sobre todo al cardenal Rouco. La segunda fue que las pinturas… “ y así un vía crucis de iniquidad.

Un libro, al fin y al cabo, que servirá, a partir de ahora, de ayuda en la oración para cientos de miles de personas. Una novedad editorial que hace historia.

 

José Francisco Serrano Oceja