El santo padre Francisco rezó este domingo la oración del
ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia la Plaza
de San Pedro, delante de miles de fieles, peregrinos allí
reunidos
Texto completo
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El evangelio
de hoy está formado por dos parábolas muy breves: la de la
semilla que germina y crece por sí, y la del grano de mostaza
(cfr Mc 4,26–34).
A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús
presenta la eficacia de la palabra de Dios y las exigencias de
su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de
nuestro empeño en la historia.
En la primera parábola centra atención sobre el hecho que
la semilla echada en la tierra, prende y se desarrolla por sí
misma, sea que el campesino duerma o esté despierto. Él confía
en la potencia interna de la misma semilla y en la fertilidad
del terreno.
En el lenguaje evangélico la semilla es símbolo de la
palabra de Dios, cuya fecundidad es invocada por esta
parábola. Así como la humilde semilla se desarrolla en la
tierra, así la Palabra obra con la potencia de Dios en el
corazón de quien la escucha. Dios ha confiado su Palabra a
nuestra tierra, o sea a cada uno de nosotros, con nuestra
concreta humanidad.
Podemos tener confianza, porque la palabra de Dios es
palabra creadora, destinada a volverse 'el grano lleno en la
espiga'. Esta parábola si es acogida, trae seguramente sus
frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través
de caminos que no siempre podemos verificar y de una manera
que no conocemos. Y de una manera que no sabemos.
Todo esto nos hace entender que es siempre Dios, que es
siempre Dios quien hace crecer su Reino. Por esto rezamos
tanto, 'Qué venga tu Reino'. Es él quien lo hace crecer, el
hombre es su humilde colaborador, que contempla y se alegra de
la acción creadora divina y espera con paciencia los frutos.
La palabra de Dios hace crecer, da vida. Y aquí quiero
recordarles la importancia de tener el Evangelio, la Biblia al
alcance de mano. El Evangelio pequeño en la cartera, en el
bolsillo, de nutrirnos cada día con esta palabra viva de Dios.
Leer cada día un párrafo del Evangelio o un párrafo de la
Biblia. Por favor no se olviden nunca de esto, porque esta es
la fuerza que hace germinar en nosotros la vida del Reino de
Dios.
La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza.
Si bien es el más pequeño de todas las semillas está lleno de
vida y crece hasta volverse 'más grande que todas las plantas
de huerto'.
Así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y
aparentemente irrelevante. Para entrar a ser parte es
necesario ser pobres en el corazón; no confiarse en las
propias capacidades sino en la potencia del amor de Dios; no
actuar para ser importantes a los ojos de mundo, sino
preciosos a los ojos de Dios, que tiene predilección por
simples y los humildes.
Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza
de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una
realidad que hace fermentar a toda la masa del mundo y de la
historia.
De estas dos parábolas nos viene una enseñanza importante:
el Reino de Dios pide nuestra colaboración, si bien es
sobretodo iniciativa y un don del Señor. Nuestra débil obra
aparentemente pequeña delante de los problemas del mundo, si
se inserta en la de Dios y no tiene miedo de las dificultades.
La victoria del Señor es segura, su amor hará crecer cada
semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la
confianza y al optimismo a pesar de los dramas, las
injusticias, y los sufrimientos que encontramos. La semilla
del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque lo hace
madurar el amor misericordioso de Dios.
La Virgen santa, que ha acogido como 'tierra fecunda' la
semilla de la divina Palabra, nos sostenga en esta esperanza
que nunca nos desilusiona».
El papa Francisco ha rezado el ángelus y
después ha dicho las siguientes palabras
«Queridos hermanos y hermanas, hoy es la Jornada mundial de
los donantes de sangre. Millones de personas contribuyen de
manera silenciosa para ayudar a los hermanos en dificultad. A
todos los donantes les expreso mi aprecio e invito a los
jóvenes a que sigan su ejemplo.
Saludo a todos ustedes, queridos romanos y peregrinos:
grupos parroquiales, familias y asociaciones. En particular
saludo a los fieles que llegaron desde Debrecen (Hungheria),
de Malta, de Houston (Estados Unidos) y de Panamá. Y de Italia
a los files de Altamura, Angri, Treviso y Osimo. Un
pensamiento especial a la comunidad de los rumanos católicos
que viven en Roma y a los jóvenes de la confirmación de Cerea.
Saludo al grupo de recuerda a todas las personas que han
desaparecido y les aseguro mi oración. Y estoy además cercano
a todos los trabajadores que defienden de manera solidaria el
derecho al trabajo, que es un derecho a la dignidad.
Como ya ha sido anunciado, el jueves próximo será publicada
una Carta Encíclica sobre la defensa de lo creado”, e invitó
“a acompañar este evento con una renovada atención a la
situación del degrado ambiental, pero también de recuperación
de los propios territorios.
Esta encíclica está dirigida a todos. Recemos para que
todos puedan recibir su mensaje y crecer en la responsabilidad
hacia la casa común que Dios nos ha confiado».
Y a todos ustedes les deseo un buen domingo, y por favor no
se olviden de rezar por mi. Y concluyó con su “buon pranzo e
arrivederci”.