Monseñor Antoine Camilleri, Subsecretario para las
Relaciones con los Estados ha participado en la 58ª
Conferencia General del Organismo Internacional de Energía
Atómica (OIEA) que se celebró ayer lunes en Viena. Nada
más comenzar su intervención destacó que la Santa Sede valora y
apoya todas las actividades del Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA) que contribuyan a un auténtico desarrollo
humano y fomenten la paz y la prosperidad en todo el mundo. De
igual manera considera que para sensibilizar a la opinión sobre
esta cuestión – y difundir la labor de la OIEA- es necesario
emplear mejor los medios de comunicación actuales y fomentar una
cooperación más profunda con las autoridades civiles y
políticas. Es más, la Santa Sede cree que las actividades de la
OIEA son compatibles con el llamado del Papa del
Francisco por la fraternidad que se articula en su
Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.
El
prelado reiteró que la ”prevención de la proliferación de las
armas nucleares es de suma importancia para toda la humanidad.
Sin embargo, el logro de este objetivo no puede ser la última
palabra en lo que respecta a la paz: hay que poner un énfasis
especial en el desarme nuclear en todo el mundo; un punto clave
para todos los estados, especialmente para aquellos que poseen
armas nucleares o que quieren desarrollarlas o adquirirlas.
Además, es un objetivo que no adolece de falta de realismo.”
Indudablemente -dijo- la realidad de la paz requiere un cambio
de rumbo alcanzable mediante la toma de decisiones claras y
firmes, y la voluntad de buscar y lograr el desarme nuclear”.
Como en años anteriores, la Santa Sede exhorta a los gobiernos y
a los científicos que participan en el campo de la defensa
militar, ”a trabajar con perseverancia de cara al desarme” y
recuerda que este año se conmemora el centenario del inicio de
la Primera Guerra Mundial y el septuagésimo quinto de la Segunda
Guerra Mundial, cuyas terribles repercusiones siguen sintiéndose
en nuestros días.
Monseñor Camilleri habló del gran interés mundial del accidente
en la central nuclear de Fukushima (Japón) en marzo de 2011 y de
la reflexión que esa catástrofe llevó aparejada acerca de las
garantías y el incremento de la seguridad nuclear. ”Hay que
hacer todo lo humanamente posible para evitar accidentes en las
instalaciones nucleares y minimizar las consecuencias en caso de
accidente. Este es el camino que se debe perseguir:”
Antes
de finalizar, el Subsecretario para las Relaciones con los
Estados, afirmó que la delegación de la Santa Sede alienta y
apoya los enfoques innovadores y los esfuerzos que se refieren a
la gestión y la eliminación segura de los residuos radiactivos,
y reiteró la gran importancia que concede a la fructífera
cooperación del OIEA con otras organizaciones de las Naciones
Unidas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO)