La Misa de Apertura oficiada ayer tarde marcó el inicio oficial de la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013. La celebración estuvo presidida por Dom Orani Tempesta, Arzobispo de Río de Janeiro y presidente del Comité Organizador Local (LOC) JMJ Rio2013 y el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, el cardenal Stanislaw Rylko. Más de medio millón de asistentes, según los datos de las autoridades locales, estuvieron presentes en esta Misa de apertura.
El Arzobispo de Río de Janeiro animó a los jóvenes a escuchar la llamada a la misión durante esta JMJ incidiendo en que el mejor regalo que podemos dar a los demás es la presencia de Cristo que nos llena y nos impulsa a amar y dar. “Habéis venido de diferentes partes del mundo para participar juntos en la fe y la alegría del discípulo. Esta felicidad nos fortalece y nos invita a acercarnos a otros jóvenes, para hacernos misioneros en todas las naciones”.
Por su parte, el cardenal Rylko también dio la bienvenida a los jóvenes a la final de la celebración y subrayó la importancia de los jóvenes en la Iglesia: “¡Cristo precisa de vosotros, jóvenes!¡Necesita vuestra fe joven, llena de alegría y entusiasmo misionero! Cristo cuenta con cada uno de vosotros”.
Dom Orani Tempesta subrayó el protagonismo de los jóvenes en la construcción de un nuevo mundo que nace de la unión “del testimonio de una vida auténticamente cristiana, con las consecuencias sociales del Evangelio. En esta línea, animó a los jóvenes a construir un nuevo mundo, para dar testimonio de la solidaridad, la participación y la aceptación del amor de Cristo Redentor: “Es hora de despertar la confianza y la esperanza de que se conviertan en actitudes hacia un mañana de luz. “Tenemos muchas injusticias y los obstáculos a superar. Vamos a construir puentes en lugar de muros y obstáculos “. Asimismo destacó la importancia del acompañamiento espiritual en este camino misionero.
Aludiendo a la figura del Cristo Redentor del Corcovado, el Arzobispo de Río afirmó que la JMJ es una oportunidad ideal para que los jóvenes se dejen abrazar por Cristo y le confíen todas sus aspiraciones y sueños.
Durante la santa Misa se recordó a los jóvenes fallecidos en la Guayana Francesa durante la Semana de la Misión y en Santa Maria.